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José Manuel Ibáñez, en la tienda de la calle Misericordia
José Manuel Ibáñez, en el Despacho de la calle Misericordia

La apuesta de José Manuel Ibáñez Castrelo -toda la vida en el negocio bancario- ha dado un giro en los últimos 11 años con la creación y mejora de un producto delicado: las Tejas de Almendras. Una exquisita galleta que está alcanzando su paroxismo en el despacho al público de la calle Misercordia.

José Manuel Ibáñez Castrelo’s chosen career – he has spent his whole life in the banking sector –has changed over the last 11 years with the creation and improvement of a delicate product: Almond Thins. An exquisite biscuit which is reaching great heights of success in the public office on calle Misercordia.

Aunque la pasta es originaria de Madrid, en El Puerto ha encontrado una nueva formulación que le da carácter de propio y que toma su nombre por la forma de teja curva. Con una nueva sociedad segregada de la anterior Panadería Gómez de Requena: Ibáñez Herrera e Hijos pretenden consolidar el destacado producto que se ha convertido en una demanda, no solo de familias y empresas de restauración de la localidad, sino que es solicitado desde Sevilla, Madrid o Bilbao, por referir algunas capitales, donde se consume el dulce, esta “delicadeza” ya portuense. Las Tejas de El Puerto, las tejas de almendras,  se pueden encontrar, además  en las tiendas de Gourmet, en los sitios de venta refinada y hasta se pueden encargar por Internet, desde la página web www.tejasdelpuerto.es La mejor noticia desde el cierre de la panadería, que seguirán invirtiendo muchas horas, con los métodos artesanos con los que las elaboran, en sacar adelante la producción ya consolidada, e inventar incluso nuevos productos: de almendras y chocolate, sin gluten, sin azucar, de piñones... E incluso ya se está haciendo popular la caja especial de  El Puerto, con dibujos originales de Humberto Parra sobre la plaza de Toros, (cuyo lateral reproducimos) y que Ana Rosa Quintana, Mariló Montero o Teófila Martínez, tuvieron ocasión de degustar durante la corrida de toros del mano a mano entre José Tomás y Morante de la Puebla, el pasado 10 de agosto. La tradición de los Gómez de Requena y el impulso de los Ibáñez Herrera, nos seguirán haciendo felices a través de la pequeña repostería, para orgullo y deleite de portuenses y devotos.

PANIFICADORA GOMEZ DE REQUENA
Hace un par de años, en mayo de 2006 escribía para Diario de Cádiz: «O mucho me equivoco o pasear por la calle Misericordia, frente al Colegio de las Esclavas, no va a ser lo mismo a partir de primeros de junio. Después de más de un siglo, la panadería que fundara un miembro de la nobleza en la segunda mitad del siglo XIX, que luego pasara a manos de Alicia González de Quevedo y que ha estado regentada por la familia y descendientes de los Gómez de Requena durante los últimos sesenta años, cierra sus puertas. No sabe uno como se lo van a tomar las piedras de la calle Misericordia –o Rufina Vergara- que ya no vaya a haber olor a masa fresca y a leña, o a otros combustibles; que desaparezca el rumor tempranero de los operarios en el obrador, que los escaparates ya no se engalanen con los productos que allí –todavía- se elaboran. Que los chiquillos, sus madres, y los vecinos de la zona, se desorienten buscando el habitual pan artesano que de sus hornos salía. Pero, nada es todo cambia, que decía el filósofo. Y los tiempos cambian. Que le pregunten a la antigua de Suárez y por su almacén, en la esquina de las calles Misericordia con Luna.
Los Gómez de Requena, hoy tres familias distintas aunque emparentadas entre sí, descendientes del Maestro Panadero jerezano José Gómez de Requena, llevan varias generaciones horneando pan para los portuenses. También en la calle Nevería y en la calle del Vicario. Pero a partir de primeros del mes próximo, la singular tienda de la calle Misericordia cerrará sus puertas. En los hoteles, en los mejores restaurantes, en las familias de gustos refinados, están ya dando vueltas sobre quien será su proveedor, donde comprar los selectos panes. ¿Acaso en el Horno de las Cañas, -La Pajarita- una de las últimas panaderías que siguen preparando el pan como antaño, mientras las demás sucumben ante los precocinados, congelados, baguettes y demás puñetes?
Ese horno de solera refractaria, como antiguamente, con base giratoria, va a dejar de funcionar en la calle Misericordia,. Los herederos del negocio enfocan sus carreras y profesiones por otros derroteros, y contribuirán a repoblar el centro de la ciudad con una promoción inmobiliaria que, parece ser, es el destino del más que centenario edificio que alberga el obrador. Pero algo va a quedar, trasladado a la zona industrial de El Puerto, quizás su producto ‘delicadeza’ más refinado y que, a la vuelta de ocho años se ha convertido en un referente del capricho gastronómico en dulce: las Tejas de Almendras».

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