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Durante 30 años, nuestra ciudad ha tenido como director del Museo Municipal a un arqueólogo de prestigio internacional: Francisco Giles Pacheco. Nacido en Toledo en el año 1944, donde estudia bachillerato, para trasladarse a Madrid a estudiar en las Universidades Complutense y Autónoma, Historia Antigua, Prehistoria y Arqueología.

En sus primeros años como estudiante, y posteriormente como arqueólogo, participa en varias campañas de excavaciones arqueológicas en España, recordando su salto al Mediterráneo para participar en excavaciones en Heracleópolis (Egipto) y otros lugares del norte de Africa: Sáhara Occidental y el Magreb, y además Mauritania y Sudán, entre otros países y su posterior paso por el Museo Arqueológico Provincial de Cádiz. Desde finales de los años 70 y principio de los 80 del siglo pasado, toda su labor profesional la continúa desarrollando por la provincia de Cádiz, casándose con la jerezana Ana Guzmán Sigler, profesora de Latín y Griego, que durante años hasta su jubilación ha sido Directora del Instituto Padre Luis Coloma, de Jerez, fijando su residencia en Jerez de la Frontera, hasta que en el año 1981 gana la plaza de Director del Museo Municipal de El Puerto de Santa María, trasladándose a vivir a nuestra Ciudad en 1982.

Paco Giles en el Museo Municipal de El Puerto, en 1983.

Combina la dirección del Museo con la investigación arqueológica, tanto local, como regional y nacional. No es este el foro para tratar la faceta investigadora de Paco Giles, pues necesitaríamos mucho espacio ya que es autor de más de 100 publicaciones. Algunos de estos  estudios publicados tratan sobre la arqueología de nuestra ciudad, como excavaciones, prospecciones, o materiales arqueológicos. Lo último hasta el momento que ha publicado sobre nuestra ciudad, año 2.011, y en colaboración con otros autores, es el libro “La Huella de Al-Ándalus en El Puerto de Santa María, Cádiz” (ver nótula núm. 969 en GdP).

Como siempre en el campo, enseñando y señalando, como un capitán,  a sus jóvenes seguidores, en este caso se ubican en el yacimiento Paleontológico de La Florida (hoy desaparecido), acompañados del historiador Enrique Pérez Fernández a su izquierda, y José Ignacio Delgado Poullet, Nani, en el año 1984.

De visita a Doña Blanca en el año 1986. A su izquierda los arqueólogos Hermanfrid Schubart, --el técnico municipal Juan José López Amador--, Diego Ruiz Mata, y Ángel Muñoz, entre otros.


En el yacimiento Prehistórico del Aculadero,  junto al pueblo marinero de Puerto Sherry, en año 2.008, recogiendo muestra para datación, acompañados de sus amigos los investigadores Manuel Santonja y Alfredo Pérez González.

En la imagen de la izquierda, portada del 'Cuaternario y Arqueología. Homenaje a Francisco Giles Pacheco', editado por la Diputación Provincial de Cádiz y coordinado por Esperanza Mata, donde sus amigos no solo han publicado artículos de investigación, sino que además, la gran mayoría han contado sus inolvidables experiencias vividas con el homenajeado. "Un gran maestro que ha creado escuela y un arqueólogo de campo". Esta frase y otras parecidas en las que se reconoce su talento como investigador y su valía personal.

Hace tres años se jubiló como Director del Museo, sus amigos le hicimos una despedida (como funcionario) en un acto en Las Beatillas, donde centenares de admiradores nos reunimos con el hombre que por su fantástica personalidad, lo mismo anima una excavación que una cena como esa. Allí también se terminó de fraguar un merecido libro homenaje, que con tanto esmero y esfuerzo prepararon desde la Asociación Profesional del Patrimonio Histórico-Arqueológico de Cádiz (ASPHA), “Cuaternario y Arqueología. Homenaje a Francisco Giles Pacheco”, donde participan más de 40 investigadores de toda España, especializados en estudios sobre el Cuaternario. Giles es miembro de la junta directiva de la AEQUA (Asociación Española para el Estudio del Cuaternario).

Enseñando su querida cueva del Higueral, en Arcos de la Frontera, en una reunión de AEQUA, junto a él, y a su mano derecha su hijo Francisco.

Actualmente continua con su labor investigadora, que los últimos años está cobrando especial relevancia por publicaciones como en las prestigiosas revistas, Natura o Quaternary  Science Reviews, sobre los neandertales del extremo sur europeo en la Cueva de Gorham, en Gibraltar,  donde es Codirector de un ambicioso proyecto en colaboración con el director del Museo gibraltareño Clave Finlayson. Aunque no el único, ya que está desarrollando estudios en la comunidad autónoma gallega, en el Parque Natural de Doñana, y en distintos lugares de la provincia de Cádiz, entre otros.

Recibiendo del que fuera alcalde de El Puerto, el desaparecido Fernando Gago, un recuerdo de El Puerto con motivo de su jubilación.

En boca de todos está que se trata de un arqueólogo de campo, que con su jubilación laboral, ha recobrado su mayor dedicación y vocación, en palabras suyas, la ‘arqueología dura’. Así pues no se extrañen encontrarlo dando una conferencia en cualquier pueblo o ciudad, o en mitad del monte caminando, o a lomos de un burro. Felicitaciones por todo y que continúes siendo esa gran persona como la que es.   (Texto: Gerión).

A José Luis Tejada y Manuel Martínez Alfonso

Arcos. Arenas. Aurora.
La de la Capillería.
De las Cruces. La cruz Verde.
De la Chanca. Los Meleros.
La del Durango. Espelete
y la de Jesús Cautivo.
La Larga. La de la Luna,
de los Descalzos y la
de las dos Misericordias,
vieja y nueva. La Mostaza.
Calle de las Neverías.
Del Palacio —o los Palacios—.
De la Palma. De los Pozos
Dulces... (¡De los Pozos Dulces!)
De Pozuelo. De la Rosa.
De la Ribera del Río.
La de San Bartolomé.
La de San Juan. Sebastián.
Santa Fe. Santa Lucía.
La de la Santa María.
La del Sol. La de Valdés.
La del Vicario y la Yerba.
De la Zarza. Del Castillo.
(Ya plazas.) De las Galeras.
La Plaza de la Herrería.
La Iglesia. La del Peral
y aquella de los Jazmines.
La del mercado de abastos,
la de la Pescadería,
la plaza del Polvorista,
la otra de San Francisco.
Paseo María Cristina
y la ronda del Vergel.
Viejo barrio de la Guía.
El ejido de San Juan,
el otro de San Francisco.
La Cocina. La Marina,
los muelles y el Portalón
marinero, y la Victoria...

...Estos nombres componen el poema,
se han ensartado unos con otros
como manos de romeros en fiesta.
El pueblo les nombró con lo que tiene:
cielo, pozo, alba, cruz, luna, sol, yerba…
Los otros son los nombres temporales,
pero esta es la feliz nomenclatura,
los nombres quietos como las chumberas
detrás de los tapiales, frente al mar,
por sí mismos se cantan en un trino invariable.
Pájaros los destejen por las mañanas suaves,
redes les aprisionan por las tardes doradas,
ancianos los encalan de luz con la memoria,
muchachas y chiquillos repiten como besos,
poetas los mastican como la yerbabuena...
¡Calles del Puerto! ¡Nombres en cadena,
antiguo puerto de la sal, espacios
que son versos escritos en el aire!

Él fue quien dijo, el pueblo, y se quedó
diciendo para siempre, como dijo el poeta
de Moguer. Se recogen como peces: cielo, alba,
cruz, luna, sol, estrellas...
Se agrupan en el labio, se confunden,
los decimos despacio, enarbolados
hacia el lugar que habitan las cigüeñas.

Pilar Paz Pasamar.

Frasquita Larrea (Cádiz 1775-El Puerto 1838), cuyos restos mortales reposan en la iglesia del Colegio de las Carmelitas.

Francisca Javiera Ruiz de Larrea y Aherán, más conocida como Frasquita Larrea, fue una gaditana que nació en 1775 y que con tan solo 21 años ya le dio el "sí quiero" a un alemán de Hamburgo, casi "rubio como la cerveza" pero sin tatuaje, con el que había mantenido un largo intercambio epistolar. (Ahora se tardaría un poco más en pasar por el altar y, sobre todo, sería impensable que una pareja joven se comunicara por carta…, y no me digáis que tengo 'guasa'). Frasquita y Juan Nicolás Böhl de Faber se casaron en Cádiz. El viaje de novios fue a Alemania, a casa de la familia de él, donde Frasquita se encontró como pez en el agua y su suegra la mar de contenta. Y no era para menos, Frasquita pertenecía a una familia culta, de comerciantes acomodados y hablaba inglés y francés con tal facilidad que traducía a Lord Byron, a Mary Wollstonecraft y a quien hiciera falta. Ella iba de luna de miel. ¡Vamos!, de viaje de placer, no a buscar trabajo. Sin embargo, el emigrante era su marido, que había recalado en Cádiz con intención de hacer fortuna porque, lo que son las cosas, aquí había más posibilidades.

Placa instalada en 1976 por el Ateneo de Cádiz en la calle Rafael de la Vesca, 6, domicilio de Frasquita Larrea en Cádiz.

Las personas que han estudiado la vida y milagros de la pareja coinciden en que el éxito de Frasquita en Alemania no agradó a Juan Nicolás. Es más, se opuso a que a la vuelta del viaje su esposa organizara una tertulia en su casa como había visto que se hacía en Alemania. Frasquita se salió con la suya. Era una mujer de armas tomar, pues tenía una personalidad fuerte y rebelde. No era humilde, ni dócil, ni obediente, ni complaciente. No lo digo yo, lo dejó por escrito su propio marido. Claro que no ser humilde, ni dócil, ni obediente, ni complaciente, puesto en boca de un marido recién separado, puede parecer más una virtud que un defecto en ella. A pesar de las diferencias de criterios y de las separaciones también tenían parcelas de sus vidas en las que coincidían, como por ejemplo la literatura: el alemán fue el introductor de las ideas románticas en España, con la colaboración de su esposa.

También coincidieron en sus cuatro hijos: Cecilia (1796), Aurora (1799), Juan Jacobo Antonio (1800) y Ángela (1803). Cecilia Böhl de Faber llegaría a ser más conocida como Fernán Caballero y merece un artículo aparte. (ver nótula núm. 573 en GdP) Ahora indicaré tan solo dos apuntes: que coincidía con su madre en su actitud rebelde y en su tendencia política conservadora, y que su obra más conocida era 'La gaviota'. /Cecilia Böhl de Faber, imagen propiedad de la Universidad de Sevilla.

EN EL PUERTO.
El matrimonio se reconcilió y después de varios traslados acabó en 1821 en El Puerto de Santa María. Aquí quería llegar. En esta ciudad pasaron prácticamente el resto de sus vidas Frasquita y Juan Nicolás. En esta ciudad encontró Aurora, la segunda hija de los Böhl de Faber y Larrea, a Tomás Osborne, con quien se casó en 1826. En esta ciudad también residió Cecilia con su esposo Antonio Arrom. En esta ciudad se guarda la historia manuscrita de la familia en formato epistolar. Importante ciudad para esta familia.

La descendencia de Tomás y Aurora fue muy amplia, pero yo me voy a detener en Rafael Osborne Fernández. (Ver nótula núm. 460 en GdP). A principios de octubre estuve charlando con él. Lo primero que me dijo fue: "Hace cincuenta años que no nos veíamos". Es cierto. Habíamos estudiado bachillerato en los Marianistas de Jerez en los primeros años de la década de los sesenta. ¡Cómo pasa el tiempo! Pero él prácticamente no ha cambiado. Lo recordaba pausado, inspirador de confianza y de una exquisita amabilidad. Y sigue igual. Los cincuenta años de paréntesis no habían entorpecido nuestra conversación que pasó de manera fluida por algunos recuerdos y nombres de nuestros años escolares y por las figuras, para él familiares, de Frasquita, Cecilia y Aurora. Mi esposa, el libro 'Fernán Caballero (Algo más que una biografía)' y numeroso material de trabajo que llenaban su despacho, fueron testigos de nuestra agradable charla.

En junio de 1962 Rafael Osborne tuvo la amabilidad de invitarnos a visitar la bodega de su familia. Éramos los alumnos de 1.º B de bachillerato de los Marianistas de Jerez acompañados por Bonifacio Andrés y el mismísimo 'Paul Anka'. Ahora, pasados los primeros días de octubre de 2012, el mismo patio que fuera escenario de las bromas y comentarios de aquellos jovencísimos estudiantes, escucha con indolencia el final de nuestra conversación y nos emplaza a vernos…, antes de que pasen otros cincuenta años. (Texto: Juan Luis Sánchez Villanueva).

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Querido Salvador, la muerte de Juana Cortés Jiménez, tu Juani, me ha dejado sin palabras. Con rabia y dolor, he marcado el número de teléfono de tu casa, pero la llamada se ha perdido por el aire de los cables, sin posibilidades de retorno ni aviso. Ahora no sé dónde depositar esta pena que me consume y acompaña todo el día. Como sabes, estoy lejos, imposibilitado de darte un abrazo y empaparme para compartir contigo ese amargor que cierra tu garganta impidiéndote respirar.
A pesar de quererlo con todas mis fuerzas, no tengo para el amigo el consuelo de la palabra que tranquiliza, y desconozco cómo hacer para que se obre el milagro de devolvértela que es lo que tú quisieras ahora. Ni siquiera sé cómo llenar ese inmenso vacío que te consume en estos momentos. Me resisto a rezar al Dios que ha consentido que la Muerte te la arrebate tan joven y tan llena de esperanzas; ahora, justamente ahora que empezabais a revivir… Lo siento, no deseaba traer a tu memoria recuerdos que sólo portan amarguras. Espero vernos pronto para abrazarte con fuerza, y pedir juntos que allá donde quiera que esté, ella siga iluminando tu vida, que continúe dando los consejos de esposa, madre y abuela. Ella ya es libre. Somos nosotros los que seguimos esclavizados en el día a día. Ya descansa en paz y brilla en ella la luz eterna de la verdad. Que así sea. (Texto: Alvaro Rendón Gómez).


Durante la presentación del libro de Salvador Cortés Núñez ‘el Chigüi’, vemos a  su mujer Juana Cortés Jiménez a la derecha de la imagen, junto a Luis Suárez Ávila que prologó el libro ‘Alma Gitana’ en las Bodegas Colosía, en enero de 2010. En la instantánea, familiares y amigos del matrimonio, junto a Manolo Pico, presidente de la Academia de Bellas Artes, el cantaor Pansequito y el alcalde de la ciudad, Enrique Moresco.

Salvador y su mujer Juana han trabajado como vendedores ambulantes, oficio que no es ajeno a los gitanos. En la puerta de Simago, en la calle doña Blanca de Jerez, planta sus reales, como vendedor. Luego en los mercadillos semanales de Jerez, Cádiz, San Fernado, El Puerto, Sanlúcar. Su mercancía son las medias de señora. Con las medias ha logrado llevar su casa adelante y tener de su matrimonio con Juana, cuatro hijos que le siguen en los negocios: Esperanza, con tienda abierta en la calle Santa Lucía, Rocío, con establecimiento en la calle Ganado; Francisca con tienda en Valdelagrana y Salvador que atiende a los mercadillos, tiene puesto en la Plaza de Abastos y, sobre todo tiene una exclusiva de Alonso para vender camisetas en los Campeonatos del Muno y en ls concentraciones moteras. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Verano de 1973, mis padres deciden que irnos a vivir a España es lo que más desean. Así que se organiza el viaje y emprendemos destino a El Puerto de Santa María desde Oberhausen (Alemania), una gran ciudad de la cuenca minera del Ruhr en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia.

Mi padre era oriundo de El Puerto. Nos acababan de escolarizar a mi hermano y a mi en Alemania. Allí las clases empezaban unas semanas antes que aquí. Pero fue por poco tiempo. Cuando llegamos a El Puerto, la intención de mi padre era que mi hermano Dirk fuera al colegio de los Jesuitas y yo al de las monjas de la Calle Cielo. Pero afortunadamente no había plazas. Y digo afortunadamente porque eso supuso aterrizar en el Colegio Nuestra Sra. de la Merced. Sin hablar castellano y comparando mi colegio de Alemania con el de aquí, tengo que decir que me quedé impresionada. Literalmente mi alma se cayó a los pies.

Lo primero que ves del colegio es el portón de entrada que impresionaba. Cuando se abría se veía el gran patio y al fondo unas escaleras que subían a las clases de arriba. En el patio se impartían las clases de párvulos. A la clase se llegaba cruzando la azotea. Las paredes de la clase eran de grandes piedras tipo adoquín, con rendijas entre ellas, donde alguna vez podías encontrar trocitos de gomas de borrar o pequeños lápices. Una pizarra cubría la pared. Una tarima de madera sobre la que se situaba la mesa y la silla de la Srta. Nena, con su baby impecable, sus mejillas sonrojadas y su fuerte caracter.

A mi hermano y a mi nos sentaron lo más alejados posibles para impedir cualquier comunicación. Supongo que la idea era que aprendiéramos español lo antes posible. Había tres filas de bancos-mesa de color rojo. En cada banco-mesa se acomodaban dos alumnos. A mí me tocó sentarme en la primera fila en la punta de delante, justo frente a la Srta. Nena y como compañera tuve a una chica, que creo recordar que se llamaba Paqui. A mi hermano lo ubicaron en la tercera fila y al fondo, o sea, en la otra punta de la clase. /Susana y Dirk Villarreal Wittich

Pese a estos principios aparentemente desoladores, tengo que decir que poco a poco me fui adaptando. Aprendí el idioma, empecé a relacionarme con mis compañeros y a sentirme orgullosa de poder pertenecer a un colegio mixto, cuando la mayoría de niños y niñas que vivían en mi barrio, asistían a colegios segregados. Si no recuerdo mal, en segundo curso se realizaron las reformas en el colegio, adquiriendo las aulas un aspecto moderno más parecido a lo que había visto en Alemania. Las mesas y sillas pasaron a ser individuales. Había grandes ventanas en las clases que le daban mucha claridad, así como las paredes pintadas de blanco y lisas. Fue una mejora espectacular.

Pero también hubo un cambio en la plantilla brutal al poco tiempo. Ya no estaban la Srta. Nena ni la Srta. Rafaela, la que nos vendían golosinas a la hora del recreo así como lápices, gomas de borrar o sacapuntas y cuadernos para "emergencias". Una mañana de 1975 nos encontramos las puertas del colegio cerradas. Una profesora informaba a los padres que Franco había muerto y que el colegio no abriría sus puertas ese día.

Colegio La Merced. Promoción 1992/99.

Estábamos en tercero y nuestro profesor era Don Manuel. Lo recordaré siempre por el profesor que dividió la clase entre voces blancas y voces negras. Yo pertenecí prácticamente todo el curso a las voces negras, el canto nunca fue lo mío. Una vez conseguí pertenecer al coro de las voces blancas y ahí comprendí el fundamento del playback. Hacía como que cantaba en la mayoría de las ocasiones, no quería perder mi nuevo estatus que tanto me había costado conseguir. Pero no me duró mucho. Acabé volviendo al grupo de voces negras. Ja. Pero ahora lo recuerdo con cariño. En 4º de E.G.B. le tocó al profesor Paco Jaén darnos clase, al que todos llamábamos con mucho respeto Don Francisco. Era un profesor grande y con barba y la verdad es que impresionaba mucho. Pero a medida que iba dando clases me percaté de que en el fondo era un buenazo. Me permitió en una ocasión dar clases de alemán a mis compañeros en clase. Pero me temo que no conseguí retransmitir muchos conocimientos. Al final de curso y por razones laborables de mi padre, dejamos el colegio y la ciudad que nos había acogido para marcharnos a Barcelona.

A principios de 1980 regresamos a El Puerto y mis padres nos volvieron a matricular en el mismo colegio. Era mediado del curso de 7º de EGB. Ahora las asignaturas estaban diversificadas de forma que ya no era un mismo profesor quien impartía todas las clases. Teníamos a la Srta. María que nos impartía Ciencias Naturales y Matemáticas, la Srta. Milagros que nos impartía Inglés y Lengua y Don Antonio que nos daba Religión. Ciencias Sociales y Dibujo. Si hubo clases de gimnasia, ya ni lo recuerdo, alguna que otra vez subimos a la azotea para hacer una tablas de ejercicios, pero no recuerdo que fuera con asiduidad. Y quizás esté equivocada, pero puede que dejaran poca huella en mí.

En 8º realizamos actividades y ventas de boletos para poder recaudar dinero con el fin de organizar un viaje fin de curso. Se ve que debimos ser malísimos organizándolo, porque el viaje consistió en una excursión en autocar hasta Algeciras, tomar el ferry en dirección a Ceuta, pasar el día allí, volver al ferry y de vuelta en autocar hasta El Puerto. Como anécdota, comentar que en una parada de Algeciras a El Puerto, en una gasolinera para estirar las piernas, comprar alguna golosina e ir al baño, nos dejaron a mi amiga Manoli y a mí atrás. Vimos con estupor cómo el autocar se alejaba sin nosotras. Menos mal que a alguien le dió por hacer el recuento de alumnos y se percataron de que faltábamos las dos. Así que fuimos recogidas y aquello se convirtió en una anécdota divertida.

Conservo muy buenos recuerdos de aquellos años. Seguro que hubo momentos malos, tristes, incómodos. Pero me quedo con los buenos recuerdos que son los que inclinan la balanza de mis percepciones. (Texto: Susana Villarreal Wittich)

Más información del Colegio de la Merced en GdP

En el Crucero Baleares, en la imagen inferior, de izquierda a derecha los portuenses, Diego Utrera Sánchez, José Domínguez Nieto, Manuel Arjona Cía y Tomás Cólogan Osborne (marqués de la Candia). Estos dos últimos murieron en el hundimiento de dicho barco el 6 de marzo de 1938.

El crucero Baleares fue gemelo del Canarias, que era el cabeza de clase. Conformaron la Clase Canarias. Este crucero entró en servicio aun sin terminar, en diciembre de 1936 al servicio de las tropas sublevadas de Franco, montándose su cuarta torreta de artillería en el verano de 1937. El 6 de marzo de 1938 el crucero Baleares fue hundido por la flota republicana en la batalla del Cabo Palos por torpedos procedentes del destructor Lepanto. Los destructores ingleses HMS Boreas y HMS Kempenfelt acudieron a ayudar al salvamento de los náufragos. Rescataron a 435 hombres; 786 desaparecieron.

El crucero Baleares, gemelo con el crucero Canarias.

En El Puerto de Santa María la embarcación ‘Crucero Baleares’ tiene una calle comprendida entre el Paseo de los Enamorados y la calle Aurora. Manuel Arjona Cía tiene una calle a continuación de Crucero Baleares, entre las calles Maestro Juan Pinto (colegio Luisa de Marillac) y el Pase de los Enamorados . En la localidad vasca de Ondárroa y en Palma de Mallorca se erigieron sendos monumentos a la memoria de los fallecidos.

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José María Martín Díaz nace el día 13 de Julio de 1942 en Almonaster la Real, pintoresco pueblo de la provincia de Huelva enclavado en la comarca  que  actualmente  se denomina Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche  y distante de aquella población famosa por su Gruta de las Maravillas, unos 30 km. y de la frontera con Portugal unos 42 km. Sus padres se llamaban Jose María, maestro de pala de oficio, perteneciente a una familia de artesanos panaderos y María hija de un minero que perdió la visión, según le contaron en su infancia,  en un accidente laboral ocasionado por un barreno cuando trabajaba en una de las numerosas minas de la cuenca minera de Huelva. Es el mayor de cinco hermanos cuyos nombres son por orden de edad, Maria del Carmen, Emilio, Rafael y Maria Josefa.

...continúa leyendo "1.545. JOSE MARIA MARTIN DIAZ. Graduado Social y Gestor Administrativo"

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El Puerto de Santa María… no tengo claro si es un pueblo o una ciudad, pero cargado de recuerdos, memoria, historia, letras, flamenco, cárcel y galeras. Según cuentan, en su castillo de San Marcos, el mismo Alfonso X  tuvo una aparición  que le invitaría después a escribir sus Cantigas a la Virgen.

Carceleras de El Puerto, por Pasión Vega.

Años después, en ese mismo castillo, Cristobal Colón planificaba uno de sus viajes hacia  el nuevo mundo. Fue al Puerto y a Cádiz donde llegaron los primeros barcos de las Indias, cargados de oro, especias, probablemente también esclavos…
Con la densidad de tráfico marino, y la necesidad de remeros y demás operarios para los barcos transatlánticos, no tardó en convertirse en el destino más frecuente para aquellos que intentaban jugar con la ley, y perdían. Famosas fueron sus cárceles, y sus condenas a galera; en ellas fueron a terminar muchas vidas.

Carceleras de El Puerto, por Imperio Argentina. Español.

Esta condición provocó que no tardase El Puerto en convertirse en ciudad refugio para los gitanos. No hay muchas ciudades de este tipo. En ellas, los gitanos que hayan cometido algún crimen o traición a su ley, podían refugiarse allí, protegidos, sin ser castigados. En consecuencia, se convirtió el puerto en un hervidero de cantos, llantos flamencos y populares.

Carceleras de El Puerto, por Imperio Argentina. Alemán. Las ‘Carceleras de El Puerto’ pieza emblemática de Oliva y Mostazo, y que hizo popular Imperio Argentina en 1939 en la película "Carmen de Triana", tuvo también su versión en alemán, tanto la película como la copla. Y es que fueron rodadas en Alemania, durante la contienda civil española. Muchas otras artistas la cantaron después, entre las que se encuentran Concha Piquer, Rocío Jurado, Pasión Vega o Sara Montiel.

Carceleras de El Puerto, por Concha Piquer.

Allí mismo nacieron y crecieron Pedro Muñoz Seca, quien nos dejó un teatro lleno de un humor que sólo un gaditano podría crear, y uno de los poetas más conocidos de la generación del 27, Rafael Alberti. En ese mismo 1927, nacía José Luis Tejada Peluffo. Todos cantaron al mar, al río… Si se alejaban, mostraban, de una u otra forma, su añoranza al Puerto, a ese olor a mar, pescado y marisco, vino… y, pues lo habían mamado, todos tocaron, de una forma u otra, el flamenco.

Carceleras de El Puerto, por Sara Montiel.

Ese José Luis no tardó en convertirse en un jovenzuelo conocido como poeta, que bebía de toda esta tradición. Iba acompañado con frecuencia de una carpeta llena de recortes y anotaciones de versos… paseaba por El Puerto en busca de inspiraciones, bebiendo de lo más profundo de su gente.

Carceleras de El Puerto, por Rocío Jurado.

Esas carceleras de El Puerto fueron, en definitiva, un lugar de sufrimiento, pero a la vez un lugar de encuentro de músicas y composiciones, fuente viva del flamenco, en la ciudad del vino y el mar, paredes blancas y pasión por la vida. (Texto: Kaze).

Carceleras de El Puerto, por Antoñita Peñuela.

CARCELERA DE EL PUERTO.
letra: De la Oliva y Mostazo.

Mejor quisiera estar muerto,
mejor quisiera estar muerto,
que preso para toda la vida,
en ese penal del Puerto,
Puerto de... Puerto de Santa María.

Centinela, centinela,
tu has tenido la culpita,
que pase la noche en vela,
que pase la noche en vela.

¿A donde ira ese barquito
que cruza la mar serena?
Unos dicen que a Almería,
y otros que para Cartagena,
unos dicen que a Almería,
y otros que para Cartagena,
y otros que para Cartagena.

Carceleras de El Puerto, por Alejandra Rodríguez.

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,
barquito de vela,
que viene de Cádiz,
que viene de Cádiz,
por esa bahía,
que viene de Cádiz,
por esa bahía,
y no llega al Puerto
y no llega al Puerto
Puerto de... Puerto de Santa María.

Mejor quisiera estar muerto,
mejor quisiera estar muerto,
que preso para toda la vida,
en ese penal del Puerto,
Puerto de... Puerto de Santa María.

Carceleras de El Puerto, por Sandra Cabrera.

Centinela, centinela,
tu has tenido la culpita,
que pase la noche en vela,
que pase la noche en vela.

¿A donde ira ese barquito
que cruza la mar serena?
Unos dicen que a Almería,
y otros que para Cartagena,
unos dicen que a Almería,
y otros que para Cartagena,
y otros que para Cartagena.

Ay, ay, ay, ay, ay, ay,
barquito de vela,
que viene de Cádiz,
que viene de Cádiz,
por esa bahía,
que viene de Cádiz,
por esa bahía,
y no llega al Puerto
y no llega al Puerto
Puerto de... Puerto de Santa María.

Carceleras de El Puerto, cantadas por el artista porteño, Nicolás García, triunfador  en el concurso de la RTVA 'Se llama Copla', en Canal Sur TV.

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Ruy González de Clavijo (? - 2 de abril de 1412) nacido en Madrid, fue camarero del rey castellano Enrique III quien le encomendó la tarea de establecer una embajada con la corte de Tamerlán (actual Uzbekistán, ex república de la URSS) con la intención de crear una alianza para guerrear contra los turcos. /En la imagen, grabado idealizado de Ruy González de Clavijo.

González de Clavijo ‘el Vaginaro’ partió desde El Puerto de Santa María el 22 de mayo de 1403 en compañía del maestro teólogo Fray Alonso Páez de Santamaría –que ofició además de intérprete-, el Guarda del Rey Gómez de Salazar, Mohamad Al Qazl y el séquito correspondiente. La expedición navegó hasta Málaga, Cartagena, Formentera y Mallorca. El 18 de Julio, cerca de Strómboli, padecieron una tormenta tras la que observaron las ‘Luces de San Telmo’ en lo alto de los mástiles y que fueron consideradas de buen augurio.

Navegaron hasta Rodas y desde allí hasta Constantinopla, donde fueron recibidos con todos los honores por el Emperador Manuel II Paleólogo (1391- 1424). Después de costear por el sur el mar Negro desembarcaron en Trebisonda y cruzaron por Armenia, Persia y Turquestán (tierras que hoy son de Turquía, Iraq e Irán).

Tras su llegada a la corte de Tamerlán en septiembre de 1404, González de Clavijo presenció la partida del guerrero en su campaña contra China, pero Tamurbec (como el castellano llama al mongol) murió en febrero de 1405 antes de entrar en China, y su muerte puso fin prematuro a su viaje con la incautación de los bienes y presentes que González de Clavijo había llevado para agasajar al mongol durante las purgas posteriores a la muerte de Tamerlán; así que, en la práctica, la embajada de los castellanos fue un fracaso.

En estos días, el conocido escritor, motero y aventurero Miquel Silvestre se está planteando repetir la singladura, partiendo desde El Puerto de Santa María hasta el mítico lugar de Samarcanda.

Se detuvieron en las ciudades de Khoy y Tabriz, y pasaron por Soltania, hasta llegar a Teherán desde donde partirán hasta Dagum y Nisapur –donde falleció el Guarda Real Gómez de Salazar- cruzando la frontera de Turkmenistán y el desierto de Karakum hasta llegar a Bujara (actual Ubezkistán) , para entrar, dieciséis meses después, el 8 de septiembre de 1404, en Samarcanda, la Perla de la Gran Ruta de la Seda.

No obstante, el mismo hecho de haber llegado y vuelto es un éxito desde el punto de vista de que un reino tan periférico como Castilla tuviese presencia en un asunto tan ambicioso. El fracaso es relativo para el propósito de la misión, que era provocar una "pinza" estratégica contra los musulmanes en dos frentes alejadísimos en un momento muy delicado, en el que los turcos otomanos se hallaban en un interregno desde 1402 y los mamelucos, con presencia en Próximo Oriente, estaban sufriendo los ataques de Tamerlán, con el que se entrevistó Ibn Jaldún en 1401, en este caso en el sitio de Damasco, antes de su muerte en 1406.

Ruta de Ruy González de Clavijo, una singladura no valorada en la actualidad dadas las facilidades con las que hoy se realizan los viajes.

Decepcionado, González de Clavijo, regresaría a Castilla donde arribó en marzo de 1406. Tras su viaje González de Clavijo siguió al servicio de su rey, aunque más tarde volvió a Madrid donde murió, siendo enterrado en la iglesia de San Francisco el Grande. La casa de González de Clavijo en Madrid se ubicaba cerca de la Plaza de la Paja y con el tiempo pasaría a formar parte de la familia Vargas y actualmente todavía lleva el nombre de estos últimos.

El relato de los viajes de González de Clavijo hasta Samarcanda entre los años 1403 y 1406, escrito por el propio viajero y recogido bajo el título Embajada a Tamorlán es una de las joyas de la literatura medieval castellana, y es en muchos aspectos comparable al célebre "Libro de las Maravillas" del italiano Marco Polo escrito casi un siglo antes.

EL LIBRO: EMBAJADA A TAMORLÁN.
Embajada a Tamorlán es un libro de viajes medieval escrito en 1406 por Ruy González de Clavijo cuyo contenido es una relación completa y minuciosa de la embajada que este autor realizó, junto con el dominico Alfonso Páez de Santamaría a Samarcanda ante el rey Tamerlán por decisión diplomática del rey Enrique III de Castilla.
En 1403 el monarca Enrique III decidió enviar una embajada al poderoso emir (gobernador) turco-mongol Tamerlán el Grande, que perseguía estrechar relaciones diplomáticas con este gran conquistador para conjurar la amenaza turca, que occidente personificaba en la expansión del sultán del Imperio otomano, Bayaceto I. Al frente de esta expedición marchó Ruy González de Clavijo y un dominico experto en lenguas y culturas extranjeras, Alfonso Páez de Santamaría. El viaje se prolongó por espacio de tres años desde la salida de los embajadores. A su retorno en 1406 hubo de ser escrita la relación.

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'Memento mori’ es la frase que, en la Roma antigua le decían a los generales que, desfilando victoriosos por sus calles, llevaba junto a él a un esclavo que se encargaba de recordarle que él también era un mortal, a pesar de momento que saboreaba en el desfile triunfal. La traducción no es otra que ‘Recuerda que has de morir’.

Este es un día para recordar a familiares  y amigos que se han ido. En este año, sin ir mas lejos, el ex alcalde Fernando Gago (ver nótula núm. 974 en GdP), el hostelero Vicente Sordo (ver nótula núm. 014 en GdP), el artista Faelo Poullet, (ver nótula núm. 266 en GdP), el político de la transición Miguel Marroquín (ver nótula núm. 220 en GdP). Y tantos otros anónimos entre las gentes de El Puerto. En mayor o menor medida unos pasarán a le memoria de la historia y otros al olvido de los años. Todos han hecho su parte, con su microhistoria, para la historia de El Puerto. /Fotos: Manolo Morillo.

Nichos vacíos en el cementerio campal de El Puerto.

'Beate mortui qui in Domino moriuntur'.

En la cultura mediterránea, el ciprés era considerado como un árbol capaz de repeler hechizos malignos, por ello se usaba para cercar villas y caseríos. Para el filósofo Platón, el ciprés representaba la inmortalidad del alma. Para los romanos, este árbol era el símbolo sagrado de Plutón (dios de los difuntos), cuya frente se coronaba con esta conífera. Además su raíces crecen de forma vertical, no levantando lápidas ni enterramientos, desprendiendo su resina un olor carácerístico que repele a los depredadores.

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El primero de noviembre de 1738 no solo se celebraban en El Puerto ‘los Tosantos’ y se rendía culto a los familiares difuntos. La autoridad no tenía otra cosa que pensar, y se dedicaba a… molestar a los jornaleros --en definitiva, a los pobres-- que no podían vestir seda ni terciopelo. Podían confundirse con los nobles. ¡Faltaría más! Veamos este interesante documento que transcribimos:
POR DETENCION POR INFRACCION DE LAS REALES PRAGMATICA A SANTIAGO DE PAZO.- NOBLEZA

AUTO
«En la muy noble y leal ciudad, Gran Puerto de Santa María, en primero día del mes de Noviembre de 1738; El Sr. don Francisco de Vargas Albarracxin, caballero del Orden de Calatrava, corregidor y superintendente de rentas en ella, dijo sea dado noticia que Santiago de Pazos, vecino de esta ciudad y que ha ejercido en ella de oficio de enterrador en contravención de las Reales Pragmáticas de S.M. publicadas y mandadas observar en todos sus Reinos y señoríos, anda públicamente con un vestido de seda que llaman de terciopelo, rico ropaje que no puede usar y para proceder contra el referido como trasgresor  de Leyes Reales para que le sirva de escarmiento y para otros de ejemplo, mando que don Tomás Bandosel, Teniente Alguacil Mayor de la Ciudad para quien  (sic) comisión en forma solicite la persona del susodicho y encontrándolo con otro vestido (sic) otro de igual calidad, lo asegure y ponga preso en la cárcel pública, donde le despoje de dichos vestidos y los deposite en persona abonada; y hecho el presente escribano ponga a continuación testimonio de dicha Real Pragmática, para en vista de todo dar la providencia consecuente Y por este su auto, así lo pronuncio, mando y firmo: don Francisco de Bargas Albarracin, Firmado, Simón de Urilla, escribano mayor del Cabildo».

DILIGENCIA
«En la ciudad y Gran Puerto de Santa Maria, en el dicho día primero de noviembre del dicho año, don Tomas Jose Bandosel, teniente Alguacil Mayor por S.M. de esta Ciudad en cumplimiento de lo mandado por el auto antecedente en asistencia de mí el escribano y ministros paso a la plaza de la Carnecería de esta ciudad y bajando por la calle de Ganado se encontró en ella a Santiago de Pazos, contenido en dicho auto de que traía un vestido de casaca y calzones de terciopelo negro que llaman fondo rizo y chupa de persiana de seda celeste y blanca, forrado uno y otro en tafetán, camisa con vuelos de Olan (holanda) en los puños y espadín de plata, en cuya forma y en consecuencia de los prevenido en dicho auto por dicho teniente alguacil mayor se mando a los referidos ministros, asegurasen, como aseguraron, la persona del dicho Santiago de Pazos y con asistencia del dicho teniente alguacil mayor y de mi el escribano se puso preso en la cárcel pública con la mayor custodia y en su cuadra se le despojó de dicho vestido, casaca, chupa y calzón según y en la forma que por dicho auto se ordena y para que así conste lo pongo por diligencia que firmo».

La ropa se le entregó en depósito a Bartolomé Laganda, vecino de esta ciudad, con tienda de fruta seca en la calle Larga.

Este escandaloso proceder de las autoridades locales, amparadas en una pragmatica que regulaba el uso de ropas de seda, limitándola a determinadas clases y oficios, tuvo una rápida resolución del Concejo de S.M., que mandaba dejar libre y sin cargos al infeliz de Santiago Pazos, multando al procurador con una cantidad considerable por abuso de poder, mas o menos. Este escrito esta fecha en Madrid el 25-11-1738. Finalmente, el 2-12-1738 recobró la libertad y sus ropas, en cumplimiento de la sentencia antes mencionada. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

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