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Periodista de profesión y repostera en sus ratos libres. Amante de todo lo que le haga reír. Ha pasado por las trinchera del periodismo activo y ahora está al otro lado de la noticia. Trabaja en el Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de El Puerto.

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No voy a engañar a nadie. No sé cocinar, no he cocinado nunca y no suelo cocinar a menudo. Almuerzo casi todos los días en casa de “mamá”, y aunque la cocina es algo que me gusta, no sé porqué nunca encuentro el momento para preparar un “potaje”. Vivo sola, no tengo hijos y, salvo en contadas ocasiones, trabajo exclusivamente en horario de mañana. Así que la pregunta es: ¿por qué? Y lo cierto es que cuando elaboro un plato, con una receta que haya encontrado en un libro o en Internet, y sale rico, me digo a mi misma: “tienes que hacer unas lentejas pero ya”. Pero ahí se queda la cosa, en un simple propósito de enmienda.

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En fin, el caso es que descubrí el maravilloso mundo de la repostería creativa y me picó el gusanillo de pasar más tiempo en la cocina. Llevo desde febrero de 2011, que hice el primer curso de cupcakes con Laura, de Antojitos Pastelería, leyendo blogs, imprimiendo recetas, probando  ingredientes nuevos, comprando herramientas y utensilios,  conociendo a gente estupenda y maravillándome con cada novedad que descubro de este alucinante mundo de los pasteles decorados.

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Y como soy colorista, en mi vestuario, en mi casa… y me gusta ponerle color a las cosas, y me encantan las cosas bonitas, tal vez sea por eso que me entusiasma tanto este tipo de repostería tan llamativa. Por eso y porque también me gusta mucho comer pasteles, demasiado diría yo.

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Aunque algunos ya me conocéis por mi página de facebook, Sweet Obsession, ahora comienzo a escribir este blog con mucha ilusión y un firme propósito: agradecer con mis publicaciones todo el cariño que he recibido durante todo este tiempo de las personas que me siguen y que me han animado a iniciar esta aventura bloguera.

tartameli1_puertosantamaria¡Ah! Soy Meli y, como veis, la repostería creativa se ha convertido en una Dulce Obsesión para mí.

 

Joaqun-Perles-02Un avión del Delta con destino al aeropuerto de Nueva York JFK tuvo que aterrizar de emergencia el pasado día 5 de noviembre por la mañana en el aeropuerto de Madrid-Barajas tras un fallo en el sistema hidráulico que le hizo tener que volver a aterrizar, momento en el que se salió de pista.

El avión Delta B767 despegaba con destino a Nueva York cuando los bomberos avisaron a la torre de control que habían oído un fuerte ruido en el aparato. La tripulación confirmó que tenían problemas por lo que se le priorizó para su aterrizaje para la pista 32L, donde al aterrizar se salió de la pista. En el vuelo iba el porteño Joaquín Perles --productor, actor y responsable de comunicación de la empresa Carbures--. Desde su casa, afirma que tardará unos días en volver a volar. Nos ofrece este relato de los hechos, desde:

«Eran las 5.30 am cuando el viajero reparte besos a oscuras a la familia y cierra la puerta de casa para coger dos aviones que lo llevarían hasta su destino.

Seis horas más tarde, un Boeing 767 de la compañía Delta despega del aeropuerto de Barajas rumbo a Nueva York. Justo cuando empieza a elevarse, un fuerte ruido se oye en la parte derecha. Como si las ruedas hubieran pisado algún objeto en la pista. A pesar de la extrañeza, la ascensión comienza con normalidad.  Cuando se alcanza la altitud aproximada de 10.000 pies, unos 3.000 metros, una pasajera  rompe a llorar con un ataque de nervios y el viajero avisa a la azafata que tiene a mano y que aún tiene puesto el cinturón de seguridad, para que la atienda. Al mirar por la ventanilla, un agujero en el fuselaje enseña las entrañas del ala derecha, y una pieza suelta desprende un líquido que no se sabe qué es.

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A la azafata se le descompone el rostro, y acude a llamar a la cabina del piloto desde su puesto. Transcurren minutos en los que la tensión va creciendo, y la información de que algo serio está ocurriendo  se extiende entre los pasajeros. La tripulación circula por los pasillos intentando tranquilizar los ánimos, mientras reparten vasos de agua. Tras unos minutos eternos de vuelo, que se reflejan en las caras de los viajeros, se escucha la voz del capitán en inglés anunciando que se va a volver al aeropuerto para aterrizar debido a un problema en los sistemas electrónicos.

Comienza el descenso paulatino, mientras el ala sigue desprendiendo líquido. “Señores pasajeros: al aterrizar, verán cómo camiones de bomberos se aproximan al avión. Estén tranquilos. No pasa nada. Todo es normal. Está todo bajo control”. Una carcajada se escapó del viajero, como preludio de otra carcajada general. Mezcla de nerviosismo y de incredulidad ante las palabras.

aterrizaje_trenEl avión enfila la pista de aterrizaje, y al tocar suelo los dos primeros segundos son suaves, para dar paso a un estremecimiento general de toda la estructura de la nave. Ni un solo centímetro quedaba sin vibrar, mientras los gritos de susto, y los músculos tensos se multiplicaban por los asientos. La pasajera que alertó de la emergencia al principio, está totalmente contorsionada en los brazos de su pareja.

3, 2, 1… El avión se detuvo al fin saliéndose de la pista y arando con su tren de aterrizaje la zona de tierra anexa. Un olor a quemado invadió el interior. “Permanezcan en sus asientos con el cinturón abrochado, por favor. Permanezcan en sus asientos.” Sonaba una voz con acento hispanoamericano por los altavoces, sin poder disimular su nerviosismo. Desde el fondo del avión, otra voz grita “¡Señor, señor! ¡Siéntese ahora mismo! Now!” Un azafato había perdido los nervios, y vociferaba a un pasajero que se había puesto de pie, como si se tratara de un marine en instrucción.

Durante casi una hora, el pasaje se mantuvo inmóvil, mientras desde las ventanillas se veían camiones antiincendios, policía nacional, guardia civil, unidades de UVI, y bomberos con su equipo al completo acercándose y trabajando sobre el motor y tren de aterrizaje accidentados.

Tras 50 minutos de espera tensa, el ambiente tenía una mezcla de alivio por estar en tierra, de angustia por no poder salir al exterior, y de miedo al tomar plena conciencia de lo que acababa de ocurrir en el aire, lo que estaba sucediendo en la pista, y peor aún, lo que podía haber pasado, y no ocurrió.

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“A continuación vamos a abrir la puerta delantera derecha por la que saldrán. Muchas gracias por su paciencia con este incidente”, decía una voz educada. “¿Incidente? ¡Abre ya la puñetera puerta de una vez!”, se escuchó. Al abrirse, los pasajeros fueron saliendo entre precipitados, y sin fuerzas; poniendo fin a dos horas de miedo e incertidumbre. Con las caras tensas atravesando un pasillo de fuerzas de seguridad y personal sanitario que bordeaba la escalerilla, los viajeros entraron en autobuses mientras no daban crédito a la visión de un Boeing 767 cruzado en medio de la pista de aterrizaje y con el tren y el ala destrozados…

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Era pasada la medianoche cuando el viajero llegó a casa tras 6 horas en coche por una oportuna huelga de trenes y un nudo en el estómago que no se disolvió en todo el tiempo. Se asomó al dormitorio de uno de sus niños para verlo dormir, y al meterse en la cama abrazó muy delicadamente a su bebé de 9 meses y su mujer que lo esperaba con ganas. El agotamiento y el bajón de adrenalina, hicieron que finalmente se durmiera sintiendo en sus carnes esa frase que se suele decir: “Uno nunca sabe lo que le espera cuando empieza el día”. Y sí. Así es.

Cuando despertó, el viajero sintió una necesidad desde las tripas de aprovechar cada  momento, el olor de las tostadas con mantequilla, el sabor de los besos de su mujer, el tacto tierno de la piel de sus niños, el calor que entraba por la ventana de la cocina. Cuando despertó, sintió la necesidad de aterrizar de emergencia, aterrizar y no perderse nada por ir en piloto automático. Cuando despertó, ya no quería volver a dormir…" /Texto: Joaquín Perles.

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balbinasanchezrosso_puertosantamariaBalbina Sánchez Rosso, nació en 1912, el año en el que se hundía el buque de pasajeros ‘Titanic’ (nótula 1.350 en GdP).  estuvo casada con Francisco Rodríguez Ceballos (nótula núm. 1.113 en Gente del Puerto), propietario que fue del Bar Casa Paco Ceballos, con quien tuvo cinco hijos:  Milagros, Francisco, Baldomero, Robertito ya fallecido, e Ignacio. Su marido, nacido el 3 de diciembre de 1912, quien nos dejó con el fin de siglo, en el 2000 contando con 88 años de edad, hoy, como Balbina --que fallecía el pasado 7 de diciembre de 2013--, hubiera tenido 101 años.

En 1912 era alcalde de El Puerto, Luis Portillo de Pineda, padre, precisamente de quien lo fuera años mas tarde, --en la década de los sesenta-- Luis Portillo Ruiz (nótula núm. 966 en Gente del Puerto). La población rondaba los 18.000 habitantes circunscribiéndose prácticamente al casco antiguo. Rafael Alberti ingresaba en el colegio de San Luis Gonzaga. Pedro Muñoz Seca publica en Madrid, en colaboración con Pedro Pérez Fernández el sainete ‘Coba Fina. El que fuera ministro de Gobernación, Valentín Galarza Morante (nótula núm. 760 en Gente del Puerto), en 1912 Capitán de Estado Mayor, se casó en Madrid con Carmen Bemón. Y Juan Gavala Laborde (nótula núm. 442 en Gente del Puerto), muy vinculado con El Puerto, se casaba con Ana Ruiz Golluri.

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En aquel 1912 Micaela Aramburu, Viuda de Moreno de Mora, la benefactora portuense que construyó un hospital para El Puerto, encabezó una colecta pública para los obreros sin trabajo. Nacían el autor del toro de Osborne, Manolo Prieto;  el imaginero y escultor José Ovando Merino. El empresario José de la Rosa Coria, ‘El Venta’ (nótula 194 en Gente del Puerto). 

Así se expresaba ayer una vecina, la colaboradora de Gente del Puerto, María Jesús Vela, al conocer su óbito: «Esta mañana recibí una mala noticia. Balbina, esposa de Paco Rodriguez Ceballos y una maravillosa vecina de la Placilla nos ha dejado. Esta valerosa mujer, siempre tuvo una palabra amable y una sonrisa sincera para con los míos. En esta preciosa Casa de los Leones, donde vivían pasé tardes deliciosas porque no había un solo vecino que no fuera encantador. Asi puedo recordar, la bondad de Maruja, Baldomero, Lolichi, Balbina, Adela. Esa misma calidez de Pilar, Maruja e Isabel su vecina de galería. La mayoría ya nos han dejado, pero estas personas tan entrañables, siempre las llevaremos en el corazón porque, definitivamente, eran buenísimas personas y parte de la gran familia de la Placilla. Mi más sentido pésame a la familia». 

El Niño Jesús dormita en Doñana. ‘Diario de Sevilla' periódico del Grupo Joly, inauguraba el 6 de diciembre su Nacimiento popular, ambientado en la cultura rociera y la ermita de la Blanca Paloma, obra del taller porteño Sucesores de Angel Martínez.

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Vicente Rodríguez, terminando la decoración del Nacimiento rociero.

En su camino por la Raya Real, los peregrinos cantan ataviados con zambombas y panderetas al Niño Jesús, dormido en su pesebre envuelto en un batón de cristianar y ante la atenta mirada de la Virgen del Rocío vestida de Pastora. Esta peculiar escena protagoniza el Nacimiento que se inauguraba en Sevilla, en la sede de Diario de Sevilla, un belén popular compuesto por imágenes del fallecido artesano de El Puerto de Santa María Ángel Martínez, cedidas por Gonzalo Madariaga, y por figuras creadas expresamente para la ocasión por el taller Sucesores de Ángel Martínez.

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"Este año 2013 hemos querido rendir un pequeño homenaje a la Hermandad del Rocío de Triana con motivo del 200 aniversario de su fundación, de ahí la idea de ambientar el nacimiento en la aldea y el entorno de Doñana", explica Vicente Rodríguez, administrador de Sucesores de Ángel Martínez, entidad creada en el año 2000 por los herederos del artesano y el propio Vicente Rodríguez, con el propósito de continuar con la labor de Martínez, que se caracteriza por la cantidad de detalles, sobre todo de la vida cotidiana.

En el belén se pueden apreciar tres planos bien diferenciados. El primero, con figuras de 24 centímetros, destacan dos tradicionales escenas navideñas: la anunciación de los pastores y la natividad, donde destaca una Virgen del Rocío con galas de Pastora. "Son piezas populares, no hebreas. No se trata de un nacimiento histórico", admite Vicente Rodríguez.

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En un segundo plano, con figuras de la talla 16, destacan la caravana de los Reyes Magos y una serie de carretas rocieras y peregrinos que, tras visitar el Misterio, se dirigen hacia la ermita - situada en un tercer plano-, que se vislumbra en la lejanía junto a las casas de la aldea y elementos naturales propio de Doñana, como el arroyo de la Rociana y pinares. "Los coheteros, tamborileros, bueyes, caballos, mulas. Todas estas figuras tienen cabida en este belén", señala el administrador de Sucesores de Ángel Martínez, cuyas figuras también pueden verse y adquirirse en la actual Feria del Belén, concretamente en el puesto de la Antigua Cerería del Salvador sevillana. "Lo difícil ha sido combinar tantos elementos anacrónicos dentro de un nacimiento popular".

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Tampoco faltan los alcornoques y un árbol pajarera, propio de Doñana, poblado de numerosas aves, como cigüeñas y garzas reales.

Para la recreación de las montañas se ha utilizado el tradicional corcho de alcornoque, mientras que la cascada situada junto a la anunciación está hecha a base de corcho barnizo, según el propio Vicente Rodríguez. Este año destaca también la instalación de cuatro ciclos de iluminación y diversos efectos especiales, "como el de una olla con agua hirviendo, niebla real y estrellas que oscilan".

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Detrás de este nacimiento hay más de un mes de trabajo exclusivo en el taller que Sucesores de Ángel Martínez tiene en El Puerto de Santa María (Cádiz), además de los 10 días necesarios para su montaje, en el que han participado cuatro personas, junto con la colaboración de la Hermandad del Rocío de Triana, que, un año más, estará presente con el fin de recaudar fondos para la financiación de sus proyectos sociales. /Texto: Cristina Díaz. Fotos: Juan Carlos Muñoz.

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mercado_capilla_concepcion_puertosantamariaCuando llega la festividad de la Inmaculada Concepción, siempre me retrotraigo a mi adolescencia. Y es que   por el año setenta y uno, un buen día, aparecieron por la tienda, unos hombres --no se bien si eran gente del mercado, o  algún delegado de Fiestas del ayuntamiento-- para anunciarles a mis padres, que se iba a realizar la Fiesta del Mercado. /A la izquierda capilla del Mercado.

Imagino, que le pedirían su colaboración, como al resto de los  comerciantes de la Placilla.. Ese primer año, estuvo muy simpático, los carniceros, disfrazaron a algunos cochinitos y pollos, y adornaron sus puestos con mucho ingenio, así como algunos pescaderos hicieron lo propio, con el pescado. Los fruteros, expusieron  la fruta  de la mejor calidad, con un  gusto y el primor  que fue encomiable. Ese año  supongo que fue más concurrida  la celebración, de  la Santa Misa,  en la Capilla de la Inmaculada, sita en la Plaza de Abastos. Lo digo, porque la novedad de la celebración,  había sido bien acogida entre el gremio, y  se veía buena disposición en que  fuera una fiesta cuanto menos simpática.

Todo marchaba positivamente, las visitas a la Plaza de Abastos fueron muy concurridas, así que para mi opinión fue un éxito. Yo tenía mucha ilusión, porque  la fiesta continuaba por la noche, en plena Placilla, traían a un Conjunto --una Banda-- y habría  por vez primera la elección de Miss Mercado. ¡Ay, que nervios por Dios!, ¿quien se presentaría?  No tenía ni idea, pues al estar todavía en el colegio, no conocía  a  la mayoría de los comerciantes de la Plaza de Abastos, solo a los más cercanos a  nuestra familia y a nuestra tienda.

dolorescairon_1971_missmercado_puertosantamariaHabían colocado un tablao, justo delante, de la Pitilla --actual tienda de lanas y flores, que tan amablemente atienden los hijos de Nena: Mari y Dani--. A la hora convenida, apareció la autoridad, y mira por donde la Placilla, empezó a llenarse de gente. Estaba  atacada, pero no de frío, sino de  tontería, porque el pavo, aunque daba sus últimos coletazos,  no terminaba de irse, ¡que le íbamos a hacer!. fin  se procedió a la elección, una de las chicas claramente no quería presentarse, su padre, poco menos que la empujaba a subir  al tablao, o eso me pareció, la pobre lo tuvo que pasar fatal. Como siempre, aparecieron algunos enteradillos guasones,  que gritaban  que a la que ganara le regalarían una lavadora o algo así. Que monos, y simpáticos  ¿verdad?  Está muy claro, que metepatas hay en todas partes, pero… dejémoslo que le vamos a hacer; estos, ya  ni pavo siquiera,  solo serrín en la sesera y un poquito de malaje. / A la izquierda, Dolores Cairón García, Miss Mercado 1971.

Por fin hicieron la elección, y la verdad es que las chicas estaban muy lindas. Aquel primer año, Mis Mercado fue Dolores Cairón García --hija de Pedro Ventura--, una dama fue la hija de Tobalo... La fiesta naturalmente seguía, con el grupo de músicos,  amenizando la noche, y dando alegría a todos cuantos allí estábamos reunidos. La fiesta terminó, con los  premiados luciendo el diploma acreditativo y  no sé, si una compensación de nuestro Ayuntamiento, pero sobre todo dejando un buen sabor de boca, y  miras de una continuidad en esta entrañable celebración.

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De izquierda a derecha, con el micrófono, Antonio Romero Castro, Jefe de Negociado de Fiestas del Ayuntamiento, Miss Simpatía, Mariana, hija de Luchi Ganaza y nieta de Tete Ganaza; Miss Mercado, Dolores Moreno Figueras –esposa de ‘Lele el Pescaero’–, Manuel García funcionario municipal padre de Manolo García Campos, Carlos ‘Carlangas’ pescadero, asoma la cabeza el concejal Juan Ponce, la siguiente Miss, de la que no conseguimos leer su distinción, es hermana de Antonio e hija de Angelito, quien tenía la frutería junto a la Carnicería Centro, en la calle Ganado y Calzados Ramírez, y Pedro Osborne Domecq. Fiesta del Mercado, el día de la Inmaculada, 8 de diciembre de 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

El siguiente año,  todo marchaba, como las notas  de los alumnos pequeños de ahora…  Progresa, adecuadamente. Los comerciantes se afanaban para que sus puestos, tuvieran mayor calidad si cabe, y mucho  más ingenio  que el año anterior. La velada prometía ser muy agradable,  y ciertamente lo fue. Todos los comerciantes admiraban el trabajo de sus compañeros y en buena hermandad, echaban una mano si alguien se la requería.

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Unos peculiares Tip y Coll, en el mercado. Año 1974. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Al respetable, debió gustarle la celebración anterior,  pues yo diría que la afluencia, superaba en mucho la  anterior. Pero, incomprensiblemente, esta fiesta se vino abajo. No hace falta ser una ‘lumbreras’ para darse cuenta, de que los comerciantes hacían un gasto considerable al exponer su género, disfrazado o no, pues al estar expuesto, durante varios días en el caso de los productos cárnicos  y de pescados, todo eran pérdidas. En el caso de la fruta, si no toda, casi toda, y naturalmente, no se podía vender por fresca.

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Uno de los puestos, una recova, preparado para la fiesta, en 1972.  /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Los comerciantes debieron sopesar, si el coste y  las gratificaciones, o presupuestos que nuestro Ayuntamiento, aportaba para esta celebración, les merecía la pena, y probablemente se encontraran con: su gozo en un pozo y… ahí, se terminó todo. Claro que es solo una suposición mía, y puede haber otras razones de peso. Los comerciantes,  de la Plaza de Abastos, tuvieron  durante estos días, protagonismo, exponiendo calidad en sus productos, y viviendo esta fiesta con alegría. Aunque, el centro ya no es lo que era, y faltan muchos de los que hicieron posible esta fiesta, mi agradecimiento sincero a todos, los que lo hicieron posible, por su entrega y porque por unos días mi rinconcito del alma  se vistió de mayor alegría si cabe. /Texto: María Jesús Vela Durán.

El grupo de Jóvenes Voluntarios del colegio SAFA San Luis, realizó a mediado de noviembre una etapa de la ‘Vuelta Sillista’. (El Puerto de Santa María - San José del Valle).

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Los jóvenes voluntarios de El Puerto posan en el Colegio Salesianos de San José del Valle, durante el fin de semana de la 'Vuelta Sillista'.

Durante la mañana del viernes 15 algunos de los alumnos y monitores del grupo, montaron un stand como preludio a la ‘Vuelta Sillista’ y se repartió algún material de Entreculturas entre los padres y madres de la escuela. Además se publicó en la web del centro y también en algunos medios de comunicación local.

Esta etapa de la ‘Vuelta Sillista’ por parte de Jóvenes Voluntarios se enmarca en la convivencia anual que el grupo de jóvenes del colegio SAFA San Luis de El Puerto realiza para trabajar las líneas de fuerza de la Compañía. Este año la convivencia se desarrolló en las instalaciones de los Salesianos de San José del Valle, un pueblo de la campiña de Jerez a unos 50 km de El Puerto en la que participaron 53 alumnos de 2º de ESO a 2º de bachillerato; acompañaban a los chavales 15 monitores (antiguos alumnos, algún profesor y un jesuita).

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La Silla Roja, en el Cerro de la Cruz, es usada como símbolo de los 57 millones de niños y niñas que no pueden ir al colegio.

El sábado por la mañana se tuvo una marcha al Cerro de la Cruz y se subió la silla roja a lo más alto del monte, allí arriba donde el horizonte es más amplio se realizó una pequeña oración por los niños y jóvenes que no tienen derecho a acceder a la educación y por todos los niños y niñas que están en situaciones difíciles. Durante el resto de la convivencia se disfrutaron momentos de reflexión, risas, juegos y oración.

Cuantas veces habremos dicho y escuchado esta lapidaria y popular frase: «Ya no es lo que era» refiriéndonos a temas gastronómicos,  culturales, etc. y, como no, también a nuestra querida patria chica y su contenido,  comparando  lo que conocimos, degustamos o tuvimos referencias con el momento presente.

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También es verdad que frente a este pensamiento pesimista, los que piensan lo contrario suelen echar mano del socorrido: «Cualquier tiempo pasado… fue peor», frase que precisamente en estos últimos años no puede aplicarse respecto a los inmediatamente anteriores, aunque obviamente, de forma genérica, acierta plenamente en su definición.

Para conocer nuestro pasado lejano, lo que fue y como se desenvolvió la sociedad a la que pertenecieron los habitantes de El Puerto hasta el siglo XVIII, podemos bucear en las páginas de numerosos relatos históricos que nos ilustran al respecto, incluso del primer tercio del siguiente, y ya en el siglo XX, la prensa cubre ampliamente ese campo. Nos queda, sin embargo, un espacio de poco más de medio siglo, entre 1830 y 1890, en que no existe apenas material bibliográfico al que recurrir para enterarnos de nuestras cosas, de las costumbres e incidencias de los habitantes locales, de las ‘gentes de El Puerto’.

Por lo dicho, al tropezarme un buen día con una carta sin firma, anónima, que publicaba el periódico madrileño “El Contemporáneo” en una sección similar a las cartas al director actuales, llamada correspondencia particular, fechada en El Puerto de Santa María el 26 de junio de 1861, leí su contenido con avidez y quedé maravillado del peculiar punto de vista de este paisano, al que no le hacía mucho tilín el ferrocarril.

Quiero compartir con vosotros mi pequeño descubrimiento y a tal fin reproduzco con todos sus puntos y comas, el texto del escrito:

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“Después de veinte años de ausencia he vuelto al Puerto, el pueblo donde pasamos nuestros primeros años, aquellos años que no se olvidan nunca, cuya perdida lloramos como llora una madre la perdida de su hijo, aquellos años cuyo recuerdo conservamos como conserva la memoria las facciones de una mujer amada.

He vuelto al Puerto y en qué día; el 23 de junio, esto es, la víspera del día de San Juan; el día de la alegría, el día cantado por los ciegos, el día notable en la papeleta de los toros, el día pintado en los abanicos de calañas, en una palabra, el Día de los toros del Puerto.

Ni el mismo rey Don Alonso después de ganar la batalla del Salado, vería las orillas del Guadalete con más júbilo del que sintió mi alma cuando pisé, después de tan larga ausencia, las playas de mi patria.

Pero aquella no es ya la ciudad en la que habíamos pasado los años primeros de nuestra juventud; es una ciudad extranjera, pulcra y bella como una dama inglesa, pero sin la gracia de una andaluza, sin aquella gracia cantada tantas veces en los romances. Apenas puse el pie en tierra cuando tropecé con unos caballeros muy almibarados, de continente serio y grave, que iban a los toros como si fueran a una procesión y luego vi señoras con sombreros, y mujeres del pueblo con manteletas (pañuelo sobre el escote) y crinolinas (miriñaques) ahuecadas y pomposas haciendo la caricatura de las cortesanas de la época de Madame Pompadour.

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¡Íbamos a los toros, a los toros del Puerto! Pero ¿Cómo íbamos? ¡Ay, nada quedaba de aquellos toros que yo había visto tantas veces junto a ti!

En vano buscaba sin encontrar mis ojos la graciosa mantilla blanca, las flores del tiempo recogidas en negras trenzas de hermosos cabellos, el pulido pie que sujetaba débilmente el zapato encintado, el pañuelo de blanca espuma, la toquilla grana, el gracioso calañés, la alamarada chupa y el chaleco de rico tisú. Ya no resuenan en mis oído las campanillas y los cascabeles del coche de colleras, ni del ligero calesín. Ni un requiebro, ni casi conozco quien o merezca, ni quien lo sepa decir.

¿Qué se ha hecho del antiguo Puerto, del Puerto de los toreros, de los cantaores, de los caleseros y de la gente de la mar?

¿Por qué no se dicen ya, ni se oyen frases como esta: “¡Bendita sea tu alma; Vaya Usted con Dios, puñao de Gloria, sol de los cielos celestes, pedazo de mi corazón, espumita de mi cariño, entretelas de mi garlochí; alma mía, me comía esos pies encofitaos; quien se quedara enredado en esos cabellos; Ole, que tiene por ojos dos perlas negras!”

¿Cuál es la causa de este cambio? Me preguntaba a mi mismo, y entonces escuché un ruido que me traía la contestación: era el silbido de la locomotora que llegaba hasta mí como si fuese la risa sardónica de un espíritu burlador.

Entré en la plaza de toros triste, como lo está el que ha perdido un objeto querido aunque le den, a cambio, otro que valga más.

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En verdad, yo no sé que es mejor, si esta unidad civilizadora que confunde todos los pueblos y asimila todas las razas, o el antiguo carácter distintivo y la antigua fisonomía nacional. Distraído estaba con estos pensamientos cuando la presencia de la cuadrilla me volvió en mí. Los toros fueron endebles para que el espectáculo estuviera en consonancia con la frialdad de la concurrencia. Esto no quita para que después de la corrida las calles Larga y de Luna, entoldadas y adornadas con multitud de banderas y de ramos de flores, de faroles y de arañas, lucieran como antes. El paseo del Vergel estaba también adornado y se veían allí puestos de turrones, de buñuelos y otras mil golosinas y juguetes, propios todos de una feria.

Se quemaron fuegos artificiales magníficos en la playa del muelle, inmediata al paseo, pero en medio de tanta apariencia de divertimiento se respiraba una frialdad que contrastaba grandemente con la animación de otros tiempos. A la una de la noche no se veía ya ni un alma por las calles, la ciudad se quedó en silencio. Ni una guitarra, ni un cantar, ni una serenata, ni un galán en la reja. Yo me puse a escribirte estas líneas, afligido mi corazón por el recuerdo de pasadas alegrías y oyendo el silbido de la locomotora que me volvía a parecer la risa con la que se burla el egoísmo practico de los utilitarios de los que (como a él) califican de ridículos sentimentales.”

La carta, que parece dirigirla a una tercera persona imaginaria, deja bien claro la importancia y categoría de las corridas de toros en El Puerto, dos décadas antes de que se construyera nuestro coso actual. Ese año, precisamente, se  estrenaba un reglamento de 45 artículos que regulaban el uso de la plaza y las normas a seguir por los todos los que intervenían en la lidia. La plaza estaba regentada en esa fecha por los hermanos Galarza y era alcalde de la ciudad don Luis Aldaz. /Texto Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

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Comienza la temporada de galeras. Ya se pueden encontrar en el mercado las ‘pintonas’ y en diciembre han aparecido también las de coral. El Bar ‘El Pescaíto’ las ofrece en una crema.

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Los hermanos Antonio y Enrique Gago, flanqueando a la cocinera del Pescaíto, Concepción Garrido, presentando una fuente de boquerones en adobo listos para freír

Las pintonas son las primeras de la temporada. Han empezado a aparecer hace un par de semanas. Se les conoce con este nombre porque empiezan a tener algo de coral, muy poco, pero ya están llenas de carne. Son las que preceden a las de “coral”, las perseguidas por los aficionados y que contienen a lo largo de todo su cuerpo una larga barra de color naranja, las huevas, con un intenso sabor. Los hermanos Gago, que regentan el bar restaurante El Pescaíto de El Puerto de Santa María, todo un especialista en este producto esperan que las primeras galeras de coral estén disponibles a mediados a diciembre: “aunque todo dependerá de las mareas y que haya temporal. Si lo hay pronto empezarán a cogerse”.

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La crema de galeras de El Pescaíto de El Puerto de Santa María.

En el establecimiento aprovechan las pintonas para hacer una crema de galeras. “Lo que hacemos es cocer las galeras y con el jugo que sueltan preparamos una crema que tiene mucho sabor a marisco. Como toque final le ponemos unos picatostes, algo de hierbabuena y un poco  de nata, para darle un toque más cremoso”. El plato se sirve a 7,50 euros y ya, al ser temporada, lo tienen todos los días. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

Más información de ‘El Pescaíto’, en GdP, nótula núm. 585

 

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En mayo de 1976, el añorado periodista porteño Agustín Merello del Cuvillo, entrevistaba en Diario de Cádiz a la familia Troncoso, Primer Premio Nacional de Natalidad.

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Foto de la familia, Francisco y Dolores con los 18 hijos, en su casa de la Barriada Francisco Dueñas. /Foto: Rafa.

En la barriada Francisco Dueñas, en tres pisos corridos, vivían en 1975 la familia Troncoso Guisado, el matrimonio formado por Francisco peón de albañil de profesión , su esposa Dolores y sus 18 hijos. Antes había trabajado en el campo y, cuando contaban ya con 9 hijos, pasó siete meses parado y se buscaba la vida como podía: recogiendo cáscaras de ostiones en la playa, para venderlas a la fábrica de harinas de pescados. Francisco trabajaba pluriempleado y hasta los domingos, pues no le llegaba el sueldo para sacar adelante a toda la prole. Dolores, ama de casa de tantos hijos, había trabajado antes de la boda --se casó con 18 años-- desde los catorce en casa de la familia Medinilla.

troncosodominguez_boda_puertosantamariaRecordaba Dolores que a diario se gastaban 12 kilos de pan y reflexionaba: «--Mire Vd., no podrían subir las cosas de lujos en lugar del pan, que es una necesidad para vivir?». El mes mas prolífico en cuanto a partos fue enero, en el que le nacieron cuatro hijos. Y el 22 de diciembre dos, uno un año y el otro al siguiente. «--Un año nos lo pasamos en blanco y ¿sabe lo que pasó? que al siguiente nacieron mellizos». /En la imagen de la izquierda, fotografía de boda de Francisco y Dolores.

En 1976, hubo 21.574 nacimientos en Cádiz capital. La provincia tenía el mayor coeficiente de natalidad de España. 7.523 bodas en toda la provincia, de las que 1.080 tuvieron lugar en la capital. 208 alumbramientos múltiples y 456 abortos declarados.

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Recibiendo el saludo y reconocimiento del Primer Premio de Natalidad por hijos vivos, de la mano de los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, en mayo de 1976. No llevaba S.M. el Rey ni siquiera un año al frente de la Jefatura del Estado.

En la imposición del alfiler que atestiguaba el galardón, como el alfiler no clavaba en la solapa de Francisco porque se dobló el pincho, el Rey le dijo: «Yo no puedo, voy a hacer como si lo clavase para la fotografía y dile a tu señora que te lo ponga». Los Reyes visitaron oficialmente la Ciudad, --fueron recibidos por el alcalde Manuel Martínez Alfonso-- aquel año, en una gira que realizaron por España tras su proclamación.

Aquel año de 1976, Fernando Terry Galarza, ex alcalde de El Puerto de Santa María, terminaba en el banquillo de los acusados, junto con el secretario del Ayuntamiento y el jefe de la Policía Municipal, imputados por  supuestos delitos de usurpación de atribuciones, coacciones y amenazas, prevaricación, detención ilegal y exacción ilegal de impuestos. Las imputaciones no cuajaron pero la identidad de los procesados convirtieron a aquel juicio en todo un suceso, cargado de matices y de resonancias.

Aquel verano  se constituía en El Puerto un grupo político de centro derecha, el Grupo de Acción Regional, lo que vendría a ser el conato de la Unión Regionalista Andaluza, en torno a la personalidad de Luis Jaúdenes, quien se muestra a favor de la reforma política y en contra de la ruptura: “Andalucía reclama una representación proporcionada a su peso específico”, anuncia. También en El Puerto, el Partido Demócrata Andaluz tributaba un homenaje al profesor Carlos Ollero, pionero del reformismo.

El que fuera presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, entre junio de 2007 y diciembre de 2010, era ya en 1975 el concesionario del servicio municipal de autobuses urbanos, GDF, en su última etapa perteneciente al Grupo Marsans. Había empezado trabajando de cobrador en los autobuses de su padre y duró poco tiempo en la cima de la CEOE. En El Puerto viviría también el ocaso de GDF,  tras tantos años...

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De izquierda a derecha, Enrique Pedregal Valenzuela, concejal de Transportes, Jaime Fernández Criado, secretario del Ayuntamiento, Fernando T. de Terry Galarza, alcalde de la Ciudad, Rafael Plaza Checa, Jefe de Informativos de Radio Jerez y Gerardo Díaz Ferrán. La instantánea está tomada el 1 de febrero de 1975, en la inauguración de los servicios municipales de autobuses, de la que era concesionaria la empresa de Díaz Ferrán, GDF. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Gerardo Díaz Ferrán nació en Madrid el 27 de diciembre de 1942 y desde los doce años compaginó los estudios con el trabajo en la empresa familiar de transporte de viajeros, lo que no le impidió acabar la carrera de Ingeniero Técnico Industrial. En 1967 fundó, junto con su socio y amigo Gonzalo Pascual Arias, la empresa TRAP S.A. dedicada al transporte urbano en varias zonas de Madrid. En 1971 constituirían TRAPSATUR S.A., primera agencia de viajes mayorista del grupo, de la que era vicepresidente.

Desde sus comienzos mantuvo una estrategia empresarial de expansión creando nuevas empresas y participando en sectores relacionados con el turismo y el transporte. Y ocupó tantos cargos... Presidente de ASINTRA (Federación Empresarial de Transportes de Viajeros). Vocal del Comité Ejecutivo de FITUR (Feria Internacional del Turismo) y de FIAA (Feria del Autobús y del Autocar). Presidente de Seguros Mercurio SA.; de Vie Viajes; de Club de Vacaciones SA; Hotetur Club SL; Tiempo Libre SA (Mundicolor); Viajes Marsans SA; Pullmantur SA; Autobuses Urbanos del Sur SA; Transportes de Cercanías SA; Transfer Bus SA; Transportes Aura SA; de la Empresa Mancomunada de Transportes;  de Global de Spanair SA; y presidente ejecutivo y consejero delegado de Trap SA.

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En las afueras del Hotel Puertobahía se bendijo la nueva flotilla de autobuses urbanos, unos mas nuevos que otros, por el capellán de la Ciudad, Anastasio Pérez de Andrés, ante la presencia de autoridades, concesionario e invitados. 1 febrero 1975. /Foto: Garpre. Archivo Municipal.

Además fue vicepresidente de Travel Bus SA; de Autobuses de Turismo SA; consejero de Empresa de Transportes Alacuber SA; vicepresidente de PublibusSA; consejero delegado de Air Comet SA.; consejero de Caja Madrid y  presidente del Comité Ejecutivo de Ifema en calidad de Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.

El 3 de diciembre de 2012 fue detenido y acusado de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero. Díaz Ferrán es un ángel caído que muestra la soledad del apestado.

2

(Continuación). El centro urbano de El Puerto de Santa María se fue quedando sin habitantes. Los grandes palacios se van quedando vacíos. Pero ni la Administración puede, ni debe, retomar todos esos edificios para convertirlos en oficinas y espacios públicos, ni  puede haber tanta demanda de centros oficiales.

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El Palacio de Vizarrón, --la Casa de las Cadenas-- donde se hospedaron en 1729 y 1730, los reyes de España, Felipe V e Isabel de Farnesio, hoy en estado ruinoso y apuntalado. /Foto: V.G.L.

Muchas entidades bancarias han derribado edificios singulares y se han establecido en otros construidos de nueva planta sobre sus solares. El centro sestea entre bancos, bares y algún comercio, pero sin habitantes. Algún palacio se convierte en hotel, en apartotel, o es dividido en apartamentos de uno o dos dormitorios. Nada se ofrece en el centro para una familia con tres o cuatro hijos.

Y, mientras tanto, a nuestras autoridades, se les llena la boca afirmando que El Puerto es Ciudad de Historia y Turismo; que es Conjunto Histórico-Artístico; que es la Ciudad de los Cien Palacios. Y no ponen remedio, ni coto con la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico en la mano, que pueden ponerlo legítimamente. A veces hemos tenido a patuleas de inservibles vitaminados por mandatarios y así nos luce el pelo.

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El palacio de los Montes de Oca, en la calle Nevería, restaurado por el arquitecto Rafael Manzano, que fuera restaurado por los Melgarejo-Torrecillas. /Foto: F.R.L.

Alguna iniciativa particular digna de todo elogio, sin embargo, aflora: es el caso de Fernando Melgarejo Osborne y su mujer, mi prima Quiqui Torrecillas (q.e.p.d.), que, luego de haber vendido su finca de Vista Hermosa,  emprenden la labor titánica de restaurar –bajo la batuta de Rafael Manzano--, el palacio que fuera de los Sánchez Montes de Oca, en la calle Nevería. Para ellos mi aplauso.

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Casa Palacio de los O'Ryan, en la calle Larga, propiedad de Tomás Terry, arrendada a unos extranjeros. /Foto: F.R.L.

Tomás Terry mantiene el palacio de O’Ryan, en la calle Larga, aunque lo tiene dado en arrendamiento a unos extranjeros. Palacio, como el único con portada gótica que nos queda, el llamado de Torrejón, en la calle Larga, es restaurado por mis amigos José Mari Lazcaray y su mujer, Gloria Moreno, y lo mantienen espléndidamente amueblado. Pizca Romero Caballero, restaura la gran casa, con torre, que fuera de Eligio Pastor, y la amuebla y alhaja con verdaderas piezas de museo.

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La Casa de Pavón, en Larga, 23, tiene su protagonismo histórico dado que albergó al Duque de Angulema durante la ocupación francesa de 1823 y por la prolongada estancia del Infante Francisco de Paula Antonio y su familia en el verano de 1832. /Foto y pié de foto: AGR - Puertoguía.

El palacio de Pavón, en la misma calle Larga, ha sido restaurado y lo vive Juan Luis Menacho Moscoso; María Soto Osborne ha restaurado con mimo la casa neoclásica que fuera de Don Agustín del Toro, en la calle Cruces.

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Esta casa, esquina de Larga con Ángel Urzáiz fue labrada en los primeros años del siglo XIX en una parcela segregada de la finca colindante de calle Larga por Joseph Bellido, Factor de las Reales Provisiones y Víveres de la ciudad de Cádiz y Comisionado de Guerra de los Reales Ejércitos. A destacar de ella, aparte su armonia y belleza arquitectónica, que fue cuna de Angel Urzaiz. Al que ostentó en varias ocasiones la cartera ministerial, lo parió entre esos muros doña Maria Dolores de la Cuesta Nuñez, una joven viguesa, en 1856. Y la corporación local, sesenta años después,en 1916, coincidiendo con el nombramiento de este portuense de nacimiento Ministro de Hacienda, acordó poner su nombre a la calle donde está ubicada la casa, antes denominada Curtidores, Sarmiento, Puerto Chico y Plata. En 1930, al reestructurarse el callejero se ratificó esta denominación que continúa vigente. /Foto y pié de foto: AGR - Puertoguía.

El americano Mr. Thorpe, ha restaurado y vive la casa de Osborne Tosar, Larga esquina y vuelta a Plata, o Ángel Urzaiz;  Mariano Bobo y su esposa Reyes Aritio viven, han consolidado y restaurado la magnífica casa, con patio de columnas toscanas, lindera a la antigua del Marqués de Arco Hermoso, en la calle Durango; Antonio Sánchez Cortés mantiene con mucha dedicación y exquisito gusto la muy bien pertrechada casa antigua de Bish;  Milagros Osborne Domecq (q.e.p.d.) y su esposo Carlos Martell mantienen la llamada “casa de tía Joaquina”, en la calle Fernán Caballero en perfecto estado de revista y amueblada con exquisito gusto; los hermanos Osborne Domecq, las suyas en Fernán Caballero y Jesús Nazareno que, aunque de nueva planta, han utilizado materiales nobles y están repletas de obras de arte y mobiliario suntuoso; o Serafín Álvarez-Campana y su esposa Elisa Osborne Domecq, con casa en la Plaza de la Iglesia, con patio con columnas toscanas, muy luminosa y llena de objetos artísticos, cuadros y mobiliario  procedentes de sus familias, en particular de los Oneto, los Álvarez-Campana, los Osborne y los Domecq; o Catherine Lacoste, (sí, la de “les chemises Lacoste” del cocodrilo) que se ha labrado en la calle Espíritu Santo su espectacular casa, con torre, donde vive grandes temporadas.

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Patio de la calle San Juan 19, casa del matrimonio Suárez Ávila y Lena Terry. /Foto: F.R.L.

Todos, incluso mi mujer y yo mismo, somos unos pertinaces, empeñados en vivir en el centro, en nuestras casas, como un único lujo; yo, en la que nací y en la que fue de mis bisabuelos, de mis abuelos y de mis padres, como unos “últimos de Filipinas”, empeñados todos en no dejar el centro la ciudad, salir a la calle y dar los buenos días a personas que siempre has visto, o cerrar el portón de la calle y aislarnos del mundanal ruido. /Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

Ver nótula núm. 1.831 en GdP del libro de Fátima Ruiz de Lassaleta 'La Ciudad de los Cien Palacios' pulsando aquí.   Palacio.

(Continuación). Es para echarse a temblar cuando un arquitecto mete mano y se pone a crear con un ordenador y un par de revistas extranjeras de arquitectura que no sabe leer, porque desconoce el idioma.

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Vista aérea de la Plaza de Toros. Año 1940.

O cuando te plantan una cosa “clásica”, a escala de la Señorita Pepis. Los arquitectos deben tener la cautela de saber nadar por las aguas de las invariantes arquitectónicas locales, mirar y admirarse de lo que han hecho otros. Incluso crear, como los músicos, “variaciones” sobre un tema arquitectónico local y enraizado. Pero sobre todo pasar desapercibidos por donde actúen. Eso es pedir mucho, lo sé.  Yo les temo como a una vara verde. Tanto como Séneca, cuando escribió en  la Epístola moral a Lucilio: «Créeme, yo era feliz en aquel tiempo en que no había arquitectos». Y esa frase ha merecido estar escrita, en una lápida de mármol, en el Instituto del Restauro de Roma.

Sin embargo, las prestigiosas y amplias familias bodegueras, instaladas en la zona desde principios del XIX y aun a finales del XVIII, se dotaron de suntuosas viviendas y palacios. Unos, heredaron palacios que habían quedado inhabitados; otros los adquirieron y mimaron, los dotaron con ricos muebles, plata, pinturas, porcelana y pareció que las casas  volvieron a tener su anterior esplendor.

tomasosbornebolhdefaber_puertosantamariaUnos, heredaron las notables casas y fincas de recreo que fueron, por ejemplo, del hispanista Juan Nicolás Bölh de Faber, e incluso adquirieron otras muchas; otros, fueron comprando palacios y fincas que tuvieron, en otro tiempo, gran lustre. Criadores y exportadores de vinos generosos, también  fueron generosos con sus conciudadanos. El empleo de una gran mano de obra y la benéfica influencia que tuvieron en todos los órdenes de la vida, los hizo gente singular. Brillaron, unos, en el mundo de la diplomacia, de la literatura, de la arqueología, del toro –no sólo como ganaderos de bravo, sino siendo los promotores de la construcción en 1880, de la Real Plaza de Toros, sociedad que presidió Don Tomás Osborne Bölh de Faber--,  y, otros, en el mundo de las relaciones humanas, de la historia,  el arte, de los caballos y los enganches: entre los primeros, los Osborne; entre los segundos, los Cuesta, los Sancho de Sopranis, los Jiménez Loma, los Merello, los Terry y los Caballero. Y, todos en la beneficencia. /En la imagen de la izquierda, Tomás Osborne Bölh de Faber, presidente de la sociedad promotora de la Plaza de Toros.

felipe_V_puertosantamariaSi en el XVIII y en el XIX, los palacios de don Juan Vizarrón acogieron durante dos veranos (1729 y 1730) a Felipe V y a toda su  fastuosa corte, con los infantes que después fueron Luis I, Carlos III y Fernando VI; o el del Marqués del Castillo de San Felipe, al felón Fernando VII, que allí, en 1823, derogó la Constitución de Cádiz; o el Marqués de Villarreal de Purullena, en 1862, recibió, en su palacio a Isabel II y al infante Don Alfonso, luego Alfonso XII; no se quedaron atrás, Don José Moreno de Mora, que acogió en el suyo, de la calle de los Moros, a los Duques de Montpensier;  ni los Pavón recibiendo en su palacio de la calle Larga (luego de Tosar) al Infante Don Francisco de Paula de Borbón y a sus hijos, en 1832, para tomar baños de mar por prescripción de los médicos de la Corte; ni los Osborne, recibiendo a mucha nobleza de la Baja Andalucía con la que entroncó y, desde Bölh de Faber, dando cobijo y amistad a toda la intelectualidad de la Ilustración y el Romanticismo.

josecabaleirodolago_puertosantamariaO los Caballero --sobrino-nietos de Juan Ramón Jiménez, el poeta de Moguer, Premio Nóbel de Literatura--, que mantuvieron los lazos con la monarquía destronada y eran sus huéspedes los Infantes de Sanlúcar, Don Alfonso y Doña Beatriz y realizan una gran labor de mecenazgo con el castillo de San Marcos—el Santuario alfonsí de Santa María do Porto la de las Cantigas--, con la Cátedra Alfonso X y con las publicaciones sobre el Rey Sabio que van poblando los anaqueles de las universidades españolas y extranjeras; o los Terry, que hicieron ejercicio del mecenazgo y del apoyo de las bellas artes, enriqueciendo sus fincas y casas con la dirección de Don Juan José Bottaro y Palmer (ver nótula núm. cxx en Gente del Puerto) pintor, escultor orfebre, jinete, preceptor, fotógrafo, cámara aficionado y un verdadero hombre del Renacimiento, y tuvieron sus puertas y sus caballerizas abiertas a toda la nobleza de la zona y, en las grandes batidas de perdices, en El Pedroso, o en El Montañez, o en La Micona,  a Ministros del Reino y al anterior Jefe del Estado… /En la imagen de la izquierda, José Cabaleiro do Lago, fundador de Bodegas Caballero.

luismigueldominguinTambién la gente de la farándula,  la aristocracia o la de papel couché. Me vienen a la memoria Jacqueline Kennedy, la Duquesa de Alba o Bo Derek montando los caballos del hierro del bocado de los Terry, o los toreros, que se vestían de luces en las casas portuenses. Recuérdense a Currro Romero que se vestía en el Cerrillo de Rafael Osborne Macpherson o a Luis Miguel Dominguín en el palacio de Oneto, cuando lo vivió Miguel Castro Merello.

Hasta los años 1920, el veraneo portuense no era de playa, a menos que estuviera usted raquítico y que el Doctor Joaquín Medinilla Bela o el Doctor Tolosa Latour le hubieran recomendado los quince baños de mar terapéuticos, desde luego después que la Virgen del Carmen hubiera bendecido, en su día, las aguas.

El veraneo era en el campo, en los recreos. La Julia, Las Banderas, Fantoba, El Cerrillo, el Palomar, Villa Magdalena, Las Marías (que nosotros llamábamos “Ravina”), La Belleza, El Caserón, El Caracol, Wenceslao, la Carlota , La Lusiana...

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Y otros como el Recreo de los Trapos (Nuestra Señora de los Dolores), Villa Ángeles, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Crevillet, el Recreo de Haro, Los Pinos, El Pinar,  La Hacienda San Martín, Vista Hermosa, la Granja de la Misericordia, La Manuela, La Torre, La Rufana, Nuestra Señora de los Milagros (conocido como Recreo de Monís), El Almendral,  Mazzantini, El Camaleón, El Levante, Micateco,  el Recreo de Rioja, el Manantial, San José, la Huerta de Quijano, la Granja de Tejada, la Sericícola, las Huertas de Romero, de Alcántara, del Granado, de Cuesta, de Malacara, de Vinagre... y un sin fin de fincas, amén de las casas de viñas, eran el lugar de bucólico esparcimiento, durante el verano, de muchas familias portuenses que, abandonaban sus casas urbanas y se trasladaban al campo. Por el contrario, durante todo el año, los mayetos, hortelanos y viticultores, tenían en la ciudad sus “paraderos”, en algún partido de casa alquilado con su cuadra corrida para alojar a las bestias con las que se trasladaban para hacer la compra de la semana o recoger la “muda” limpia.  /Pedro y Francisco Muñoz Seca, en el portuense Recreo de los Trapos.

Sin embargo, en 1968 se produjo la urbanización de la finca de Vista Hermosa y otras adyacentes que se le incorporaron.  Con ser un proyecto urbanístico sin parangón, numerosas familias portuenses abandonan sus casas y se van a vivir allí y toda Sevilla se vuelca  construyendo sus “segundas residencias” en  Vista Hermosa. Algunas familias portuenses ya habían abandonado sus casas del centro y se habían trasladado, definitivamente a las fincas de recreo, que acondicionaron  como verdaderos palacios.

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La Casa Grande data de principios del siglo XX, erigida por miembros de la familia Osborne que residían en Sevilla, cuando fundaron la cervecera La Cruz del Campo.

Al calor de todo ello, se urbanizan El Manantial, Valle Alto y Valdelagrana. Pero surge un fenómeno mimético al que no ha habido voluntad alguna de poner coto: las parcelaciones y construcciones ilegales que han roto todo el equilibrio de nuestro paisaje rural  y causan un desagradable impacto medioambiental, pues todo el término municipal se ha convertido en  pobladitos sin infraestructura urbana, y, lo que es más grave, han contaminado, con los pozos negros, los abundantes y ricos acuíferos. (continuará). /Del Prólogo del Libro de Fátima Ruiz de Lassaleta ‘La Ciudad de los Cien Palacios’, por Luis Suárez Ávila.

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