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El Cádiz tras la explosión en el muelle del Vapor. Detrás, en el centro, el Hotel Vista Alegre.

Ocurrió  a las doce y cuarto de la noche del 9 de julio de 1929. Tenía que haber sido una noche más, pero el destino quiso que para el vapor Cádiz fuera la última. Estando atracado en el muelle del Vapor, su caldera explotó al quedarse sin agua. Tres embarcaciones pesqueras, además del vapor, se fueron a pique, ocasionando el estampido el repentino susto a más de medio Puerto así como graves desperfectos en los tablones y herraje del muelle y la muerte a Joaquín Cano Paz, Carichi, un popular vendedor de coquinas que en la Plaza de Abastos se buscaba la vida y que en el Cádiz acostumbraba pernoctar. Se recogieron trozos de maderas y cristales del vapor a más de 50 metros del muelle. En noviembre una grúa pontona extrajo los restos de la embarcación, costando la operación 3.000 pesetas.

El suceso lo reflejaron los Niños vestidos de corto en el Carnaval de 1930. Así decía  la copla de Joaquín Suano: “Cádiz de mis entrañas, vapor del Puerto, Dios lo tenga en la gloria al pobrecillo que se quedó muerto. Estábamos en el Parque con papá Suano, y venían los tablones, las planchas y los pasamanos. Los pasajeros que ahora se embarcan no se marean, ya no molesta el humo que echa la chimenea. Del mismo susto mamá Gatica se desmayó, se le retiró la leche y nos cría a biberón.

Más allá del funesto percance, la explosión del Cádiz conllevó el fin de un largo periodo y el comienzo de la saga de los Adriano. Después de 89 años surcando la bahía para cubrir ‘la carrera’ (como se llamaba, ya en el siglo XVIII, a la travesía entre El Puerto y Cádiz), los vapores de pasajeros dejaron de cumplir para siempre su tradicional función. Al Cádiz le tocó ser el último vapor. Todo comenzó a fines de 1840…

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El Real Fernando en dibujo de Antonio Fitz, 1819. Museo Naval de la Torre del Oro de Sevilla.

EL BETIS

El 12 de diciembre de 1840 el Ayuntamiento otorgó la primera concesión del ya denominado muelle del Vapor –en el mismo lugar que hoy- a la gaditana Sociedad de Retortillo (promovida por José María Retortillo Imbrech) para el embarque y desembarco de pasajeros y cargamentos de su vapor Betis; que llevaba tras de sí una destacada historia, pues fue, con el nombre de Real Fernando con el que fue bautizado, el primer barco de vapor abanderado en España.

Construido en Triana, en el astillero de Los Remedios, se botó el 30 de mayo de 1817 por la Compañía de Navegación del Guadalquivir  para cubrir la línea entre Sevilla, Sanlúcar y Cádiz. Su casco era de madera, achatado, de poco calado y revestido con planchas de cobre. La máquina, inglesa, impulsada por ruedas de paletas situadas en los costados le permitía navegar a 6 nudos. La chimenea se alzaba en la mitad del casco, y debajo estaba el compartimento de la maquinaria, aislado con una cámara rellena de serrín para disminuir el calor que desprendía la combustión del carbón. El flamante vapor costó 20.000 pesos.

vapores1_3_puertosantamariaAl paso de los años, el Real Fernando o el Fernandino, rebautizado como Betis, cambió las aguas del Guadalquivir por las del Guadalete. En ellas seguía en julio de 1843, cuando en él embarcó un ilustre pasajero: el español más conocido de su tiempo, el general Baldomero Espartero, que alcanzó la más alta instancia del Estado en mayo de 1841, cuando asumió la Regencia. Su gobierno, caracterizado por una decidida política progresista y un talante cesarista, le granjeó en los tres años que duró su mandato la enemistad de muchos. Sublevados al general algunos compañeros de armas (Narváez, Serrano…), comenzó la huida de Espartero hacia el sur…   /En la imagen de la izquierda el general Espartero retratado por José Casado de Alisal. Congreso de los Diputados.

La noche del 29 de julio de 1843, perseguido por una columna militar, entró, a caballo, en El Puerto, siendo aclamado por sus incondicionales en el Café Nuevo, en la calle Larga. Aquí pernoctó, en la casa de doña Manuela del Castillo (la misma en la que en octubre de 1823 se hospedó Fernando VII), y al amanecer, acompañado de sus más fieles seguidores (entre ellos, el alcalde, Francisco Nicolau), en el muelle del Vapor embarcó en el Betis para Cádiz, de donde partiría, en el navío Malabar, rumbo a su destierro en Inglaterra. Lo contó Pérez Galdós en el relato Bodas Reales (cap.V) de sus Episodios Nacionales: “Espartero llegó al Puerto de Santa María sin más ejército que su escolta, sus ayudantes y un grupo de fieles amigos […] Refugiados en el vapor Betis, firmó el Regente su protesta, último resuello de un poder expirante”.

LOS VAPORES DE LASERRA Y DEL CORRAL

vapor1_4_puertosantamariaEl Betis fue remplazado en marzo de 1844 por el Veloz, propio del vecino de Cádiz Rafael Laserra. Pero el negocio no prosperó –los altos impuestos del Ayuntamiento- y a los tres meses el vapor se fue a Sevilla. Lo sustituyeron en agosto del 45 dos vapores de Pedro del Corral, de fabricación inglesa, el Andaluz y el Infante Don Enrique. Éste llegó desde las rías gallegas, donde cubrió la línea La Coruña-Ferrol (la misma que casi un siglo después realizó el Adriano I antes de su arribo al Guadalquivir y a la bahía de Cádiz). En él embarcó, en noviembre de 1846, el autor de Los tres mosqueteros, Alejandro Dumas, de cuya travesía dejó constancia en su libro De París a Cádiz (1847). Ambos fueron sustituidos en 1848 por un tercer vapor del mismo empresario, el Nerea, que continuó haciendo las travesías durante dos años y para el que se construyó una casilla de despacho de los ‘boletines’ al lado del muelle, frente a la recién inaugurada Posada de Vista Alegre.  /En la imagen de la izquierda, Alejandro Dumas (1802-1870).

LOS AÑOS DE GONZÁLEZ DE PEREDO, 1847-1872

vapor1_5_puertosantamariaLa corta permanencia de estos primeros vapores cambió a raíz de la concesión del servicio que el Ayuntamiento le otorgó en junio de 1847 al santanderino, avecindado en Cádiz, Juan González de Peredo. Durante un cuarto de siglo, hasta 1872, sus dos vapores, el Hércules y el Relámpago prestaron la función de forma simultánea e ininterrumpida. Antes, por encontrarse en ruina, Peredo sufragó la construcción de un nuevo muelle a cambio de su uso exclusivo. Y en la calle Puerto Escondido instaló los almacenes y la fragua de su empresa, y enfrente (antes de que se ganara al río el espacio que en 1895 ocuparía el Parque Calderón) en 1854 levantó otro muelle. Este año, en agosto del 54, recaló en El Puerto otro escritor francés, Antoine de Latour, que hizo la travesía en uno de los vapores. Lo contó en su obra La Bahía de Cádiz: “...a cierta distancia de la desembocadura, se eleva el Puerto de Santa María, o, como lo denomina la gente, el Puerto. Se comunica con Cádiz mediante un servicio de vapores que hacen el trayecto varias veces al día, siguiendo el horario de las mareas. El único obstáculo que encuentran es la barra del río cuya movilidad es a veces peligrosa para las barcas pero que sólo constituye un obstáculo y retraso para los vapores. [...] El vapor, cargado de pasajeros hasta zozobrar no es suficiente para tal número de curiosos; [...] Como ya dije, del Puerto de Santa María se va a Cádiz en un vaporcito que hace la travesía en menos de una hora. Cuando el tiempo es bueno y el mar está en calma es un agradable paseo, sobre todo si algún guitarrista quiere amenizarlo con sus canciones.” /En la imagen de la izquierda, Antoine de Latour (1808-1881).

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Y proseguía contando en verso su experiencia de aquella jornada en el Hércules o el Relámpago cuando un joven ciego acompañado de una guitarra cantó algunos romances y coplas de tono picante de las que circulaban por la Baja Andalucía a mediados del XIX. Debió pagar Latour 5 reales si hizo el viaje en popa, o 3 rs. si ocupó la proa, que entonces eran los precios de los boletines.

LA FAMILIA MILLAN, 1872-1929

Recién disuelta la empresa de González de Peredo, el 28 de octubre de 1872 comenzó la que andados los años se convertiría en la etapa más prolongada -57 años continuados- de la historia de los vapores de pasajeros entre El Puerto y Cádiz, por obra del emprendedor y naviero gaditano Antonio Millán Carrasco, fundador de la ‘Línea de vapores Millán’. Primero solo y luego con sus cuatro hijos (Antonio, José María, Salvador y Federico M. Núñez, bajo la sigla comercial ‘Antonio Millán e Hijos’) conformó, desde sus oficinas de la gaditana calle Nueva esquina a San Juan de Dios, una amplia flota de vapores que empleó en distintas rutas: en la bahía, además de la indicada, de Cádiz a Puerto Real, a La Carraca y al Dique de la Trasatlántica; con destino a otros puertos andaluces: Algeciras, Gibraltar, Sanlúcar, Sevilla y Huelva; a otros puertos peninsulares por las rutas del Mediterráneo y del Cantábrico; a las plazas norteafricanas de Ceuta, Tánger, Larache, Mogador y Casablanca; y a las Canarias. Al fallecer el fundador hacia 1916, los hijos continuaron  su labor agrupados en la sociedad ‘Herederos de Antonio Millán’.

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La plaza de las Galeras desde el muelle del Vapor de Millán. La caseta a dos aguas de la derecha era un urinario público.

En 1891 se instaló en la margen izquierda del río, frente a la calle Valdés, un varadero-emparrillado para la reparación y limpieza de los vapores. Y en 1901, tras largos e infructuosos intentos siempre paralizados por la burocracia municipal, consiguió construir un nuevo muelle del Vapor (el que destrozó el Cádiz en 1929) que remplazó al viejo y destartalado que levantara Glez. Peredo en 1848.

Fue tradicional que la llegada de los vapores al Puerto se anunciara con dos pitadas, al pasar por la plaza de la Pescadería y al atracar al muelle. Y cuando partía a Cádiz, con tres sonoras pitadas, tal como lo continuaron haciendo -¿a que las oye todavía?- los Adriano.

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Que me conste, ocho fueron los vapores de la familia Millán que se emplearon en la línea Cádiz-El Puerto. No siendo posible aquí hacer una detallada historia de cada uno, me limitaré a apuntar la relación de los sucesivos vapores que se incorporaron a la travesía, no sin antes decir que en los primeros años, entre 1874 y 1879, la empresa de Antonio Millán tuvo la competencia de la llamada ‘Vapores del Puerto’, del gaditano Simplicio José Navarro –que había sido su socio-, quien puso en servicio el vapor Luisa, expresamente construido para cubrir la travesía y de la que fue patrón el portuense Andrés Montes.

DE EL PUERTO A CÁDIZ. 

El servicio entre El Puerto y Cádiz lo inauguró en octubre de 1872 el San Antonio, cubriéndolo hasta 1883. Ocupado luego en otras líneas en la bahía, continuaba activo en diciembre de 1902, cuando entró en el Guadalete remolcando una balandra cargada con maquinaria para la fábrica de cervezas de los hermanos Tosar de la calle Larga.

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Imagen propiedad del Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

El Emilia (el nombre de la esposa de Millán) prestó la función, siendo su patrón el portuense Joaquín Gómez Roldán, entre 1883 y 1895, compartiendo los viajes a partir de 1888 con el Puerto de Santa María, que continuó hasta 1921, cuando dejó de surcar la bahía transportando pasajeros para reconvertirse en una gasolinera mercante.

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El Vapor Cádiz. /Foto: Archivo Luis Suárez Ávila.

En 1895 se incorporó a la flota el Cádiz, acaso el más emblemático de los vapores de los Millán, el del trágico fin en el verano del 29. (Un año antes sucedió en él otro suceso: al acceder al vapor su patrón, Antonio Bruzón, resbaló, se dio un golpe en el vértice de la cabeza y pereció ahogado. El cadáver se recuperó a los tres días, frente a Luja.) El Cádiz se botó en el gaditano astillero de Vea-Murguía el 6 de marzo de 1894, por iniciativa del naviero gaditano Modesto Martínez Escauriaza, pero no pasó a manos de Antonio Millán, por compra al extractor de vinos jerezano Ricardo Ivison, hasta abril del 45. Tenía 30 metros de eslora, 5 de manga y 2 de puntal, desplazando 183 toneladas con motores de 200 caballos. Fue diseñado por la empresa londinense ‘Novelli y Cía’. Al principio tenía capacidad para 210 pasajeros: 150 en dos cámaras (de primera en popa y de segunda a proa) con dobles hileras de bancos, y 60 bajo una toldilla central con bancos corridos. En 1917 fue reformado íntegramente, pasando a tener cabida para 320 (el Adriano III, con 5 metros menos de eslora, podían ocuparlo 200 pasajeros).

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 A bordo del Vapor Cádiz. /Foto: Archivo Luis Suárez Ávila.

vapores_anuncio_1903_puertosantamariaEn marzo de 1901 comenzó a navegar el Puerto Real, también construido en el astillero de Vea-Murguía y con diseño basado en el Cádiz, aunque algo menor: 27 metros de eslora, 5 de manga y 1’88 de puntal, desplazando 100 toneladas. Tenía la particularidad de que los interiores de las cámaras se decoraron con motivos árabes. Muy bonito, sí, pero sus prestaciones dejaron mucho que desear, originando frecuentes quejas de los viajeros, especialmente por su limitada y desesperante velocidad. Al año de botarse, en abril de 1902 se incorporó a la travesía el Mercedes (el nombre de una hija de Millán), hasta entonces dedicado a la línea  Algeciras-Gibraltar, que al contrario que el Puerto Real, por su comodidad y rapidez contó con el beneplácito de los viajeros. Ambos dejaron de hacer la travesía ya mediado los años 10. /En la ilustración de la izquierda, anuncio del Vapor en la Revista Portuense, año 1903.

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El vapor Cádiz. /Foto: Colección Miguel Sánchez Lobato.

En 1914 se sumó a la flota el Violeta, que no era un vapor, sino un barco con motor de explosión alimentado con gasolina, aunque, por la tradición acumulada, se le continuó llamando vapor, como continuaría ocurriendo hasta nuestros días con las motonaves de los Adriano. Aún cubría la travesía en el verano de 1926, al tiempo que las compartía con el Cádiz y, sólo en ocasiones puntuales en la década de los 10, especialmente cuando en el coso portuense se celebraban corridas de toros, con el Cristina.

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El Cádiz, el último vapor. /Colección Manuel Pacheco Albalate.

Tradicionales fueron aquellos auténticos DÍAS de toros de antaño, cuando la bahía se poblaba de todo tipo de embarcaciones para asistir a los espectáculos. En ocasiones, los vapores –por ejemplo el Infante Don Enrique en 1846- remontaban el río –ay, Guadalete- hasta el embarcadero de El Portal para recoger a los aficionados jerezanos, al igual que lo hacían con los isleños en el puente Suazo.

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A bordo del Cádiz con sombrero jipi japa. /Foto Colección Miguel Sánchez Lobato.

Larga historia la de los vapores de pasajeros entre Cádiz y El Puerto, como después fue la de los Adriano, pero no tan dilatada como la de los legendarios ‘barcos del pasaje’, la de los faluchos que cubrieron la carrera antes de los vapores. De ellos escribiré en una próxima entrega. /Texto: Enrique Pérez Fernández. 

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La pastelería y obrador de pasteles y pan ‘Karpatos’ abrió el sábado 26 de octubre. La iniciativa es de Los hermanos Joana y Pablo Nowak, nacidos en Polonia y que han traído hasta El Puerto algunas especialidades de esta país con alternan con las locales. Ella se encarga de atender al público y el, pastelero profesional, un oficio que aprendió en su Polonia nata.

Es un pequeño establecimiento de estilo funcional situado en la zona de La Belleza, al principio de la carretera de Sanlúcar, en la calle Luis Suárez Rodríguez. Cuentan con obrador propio en el que hacen dulces y pastas.  La oferta se centra en dulces tal como los hacían en Polonia. Así tienen hojaldres rellenos con natillas o también con crema. Cuentan con dulces de bizcocho con una original crema de queso fresco y nata y cubiertos con melocotón. Otros llevan cremas y cobertura de chocolate. Realizan un dulce típico en Polonia y que se llama paczki que recuerdan a la masa de los donuts. Por dentro van rellenos de mermelada. Hacen una adaptación del macarrons francés, también merengues y pastas de nueces, una fórmula polaca. Los precios están entre el euro y el euro cincuenta la unidad.

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EL PAN POLACO Y EL PAN NACIONAL.

En un sector en el cada día hay más pan que viene ya hecho y tan sólo se calienta en el punto de venta, la puesta en marcha de un nuevo obrador de panadería artesanal es una buena noticia. La pastelería Karpatos ha puesto en marcha desde el pasado noviembre un obrador de panadería en el que elabora las piezas que venden en el propio despacho. La masa la elaboran ellos mismos y es el  maestro pastelero de la casa Pablo Nowak el que se ocupa de hornearlo.

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A diario elaboran barras tanto de estilo andaluz como de estilo gallego como piezas, también de este último tipo y molletes. Asimismo se pueden encontrar pan payés y pan alemán. Este último, que se hace con cobertura de cereales, se elabora los martes, jueves y sábados, aunque se vende todos los días ya que se mantiene más días en perfectas condiciones.

La idea de Karpatos es ampliar también la oferta a panes realizados con avena. Joana Nowak destaca que se trata de un pan artesano y que realizan cada día, incluidos los domingos. Además cuentan también, además de los dulces, con bollería como bollos de leche o un pan de leche, un bizcocho de grandes dimensiones ques se hace con una masa parecida al brioche.

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En dulces recomendamos el paczki relleno de mermelada, el hojaldre relleno de natillas, la tarta del chef  (hojaldre relleno de crema) y el dulce de queso fresco con melocotón. /Texto: Pepe Monforte.

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images"El ruido acompasado de la imprenta, el olor de la tinta, todo eso, oído y olido desde la calle, me recuerdan otros olores, al pasar: el del vino de las bodegas; el zumbido de la fábrica de harinas; el olor a resina y el sonido cortante de las sierras de la Aserradora Pastor, o el de las Aserradoras de las cajas de pescado; o el olor a brea de la Bajamar…" Luis Suárez Ávila.

Pregones antiguos de cemitas, arropías, aceitunas, currucos, higos chumbos 'al buen higo -albuhigo-, ... Y algún desvergonzado vendedor de higo que le dice a alguna mozita: 'Niña, ¿te pelo el jigo-?. O cuando te metes por el Mercado de Abastos y los pescaeros te interpelan para que te lleves su mercancía, 'un rancho', al final de la jornada... El sonido de las bocinas de las sirenas de las bodegas para entrar, salir o descansar: las de Terry, Osborne y la de Caballero que todavía funciona.

El graznido de una gaviota en el Guadalete: algo parecido a un 'cacacacacaacaca'. Me recuerda una canción que empezaba con murmullo de mar y sonido de gaviotas: "Aquí viene el paso caliente" de Ini Kamoze ("Here comes the hot stepper"). El sonido, ya desparecido, del Tren de la Costa -el tren de Rota y Chipiona- que iba paralelo a la Avenida de Sanlúcar, el Molino Platero, la Variante de Rota, y aquellos comentarios: 'Me cago en la leche que mamó el tren de Rota', por su potente silbato.

El campanario de la Prioral por la Patrona o Domingo de Ramos tocando a Gloria. Y el crotorar de las cigüeñas -'tra trac'-. La voz de Merche Macaria cantando el Ave María de Caballero, todos los años por la Patrona. El silencio. El silencio de la Procesión del Nazareno. El sonido antiguo de la Lonja del Pescado subastando la pesca -de madrugada-. El grito de un capataz mandando un paso de Cristo o Virgen de la semana santa. Una saeta de Aroa Cala. Los clarines de la Plaza de Toros. El acompasado ruido de un coche de caballos camino de la Feria. El sonido al entrechocar unos catavinos con fino de El Puerto. El viento contra las velas en una regata. El bocinazo del Vapor que, se ha cogido un respiro, quizás para no volver. /Texto: José María Morillo.

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tomascologanosborne_puertosantamariaTomás Cólogan Osborne nació en El Puerto de Santa María, el 4 de mayo de 1920. Era hijo de Antonio Cólogan Zulueta y de Elisa Osborne Vázquez. Tenía seis hermanos más siendo Tomás el mayor. Su infancia la disfrutó en la casa paterna de la calle Pagador frente a la Iglesia Mayor Prioral, que ahora la ocupa el Museo Municipal.

Del él solo se guardan unas pocas fotos y su breve y triste historia que nunca olvidaremos en mi familia. Sólo tenía dieciocho cuando su vida se terminó y lo hizo de una manera cruel e inhumana. Su muerte cayó como un mazazo en su familia. Moría el hermano mayor, el guía para sus hermanos más pequeños y el orgullo de sus padres. Después de su muerte en 1938 ya nada fue igual.

En la madrugada del 6 de marzo de 1938, Tomás se encontraba embarcado en el crucero nacional Baleares, que navegaba acompañado de los navíos de igual clase Canarias y Almirante Cervera, todos bajo el mando del contralmirante Vierna. En el momento en que la flota partía de Palma de Mallorca se produjo un encuentro fortuito con la flota republicana, procedente de Cartagena, a las 00:45 horas de la noche. La flota republicana estaba formada por el crucero Libertad, el Méndez Núñez y dos flotillas de destructores, que representaban una fuerza superior a la nacional y necesitada de victorias, pues su inactividad estaba ocasionando un debilitamiento de la moral en su bando. A las dos de la madrugada, tras varios contactos entre ambas flotas, se encontraron a tan solo unos 2.000 metros de distancia, abriendo fuego, inicialmente, el crucero Baleares e iluminando con bengalas a la flota republicana. A este ataque respondió el crucero Libertad, y tras él, los destructores Sánchez Barcaíztegui, Antequera y Lepanto lanzaron una andanada de torpedos que impactaron en el Baleares. Inmediatamente se divisó una columna de humo de más de 1.200 metros de altura. Tras el impacto, el almirante republicano González Ubieta, ordenó el alto el fuego y ambos bandos abandonaron el combate.

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Dos destructores británicos, el Boreas y el Kempenfelt, que observaron la explosión, se dirigieron a toda máquina a la zona de combate. A las 3:50 h, el crucero Baleares seguía en llamas y se distinguía a los hombres en el agua. Cuando el Canarias intentó ir al rescate, el Baleares ya se estaba hundiendo, arrastrando a 788 hombres, pereciendo todos sus jefes, la casi totalidad de sus oficiales y la marinería. Solo se salvaron 460 hombres gracias a la ayuda recibida de los buques británicos. Fue el mayor desastre ocasionado en un buque de guerra en la historia de la marina española. A las 07:20 horas, reaparecieron los cruceros nacionales, iniciándose el traslado de los heridos. El Canarias permaneció con las máquinas en marcha y no arrió ningún bote, en previsión de otro posible ataque, que efectivamente se produjo a las 08:58 horas, cuando una formación de nueve Tupolev SB-2 Katiuska bombardearon los buques, llevándose la peor parte el Boreas, en el que se produjo un muerto y cuatro heridos. Triste tributo para una acción tan desinteresada.

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Tomás escribió en 1937 la siguiente carta desde el crucero Baleares y a sólo cinco meses del trágico hundimiento: A bordo 5 de octubre de 1937. ¡Viva Cristo Rey! ¡Arriba España!. Sr. D. Juan Lamamié de Clairac: Querido amigo: Como verás te escribo desde el invencible Crucero «Baleares». Por fin pude embarcar y aquí me tienes en Ferrol paseando por cubiertas y sollados o por las calles de esta simpática ciudad. Estoy muy contento, ya que es la primera vez que estoy haciendo algo por la patria en un puesto de vanguardia. Creo que dentro de unos 10 días nos darán permiso a los andaluces para ir a casa, yo me figuro estaré entre ellos, si no es así el día que llegue a esa te pondré un telegrama para que vayas a la estación y podamos charlar un rato. Yo iré con un muchacho del Puerto y  pensamos parar en las principales ciudades para aprovechar la ocasión y poder verlas, así es que espero que irás y nos enseñes algo de Salamanca.  Y de tu familia, ¿tienes buenas noticias?, espero que sí. Me he encontrado aquí a un muchacho de [...] muy amigo de Semprún y que estuvo en Curia el primer año, se llama Maríano Sachamargo, quizás le conozcas.  Bueno Juan, pues hasta pronto, porque espero que me den permiso aunque no me puedo hacer muchas ilusiones. Un abrazo muy fuerte de tu mejor amigo. (Tomás Cólogan Nº 566. Crucero «Baleares». Biblioteca. Ferrol) /Texto: Carlos Cólogan Soriano.

Más información en GdP: Nótula 1.545 Cuatro portuenses en el Crucero Baleares.

juanjosecorderogallardo_puertosantamariaJuan José Cordero Gallardo, de 35 años, quien ejercía de árbitro en la División de Honor de Fútbol Sala fue nombrado el pasado 10 de noviembre árbitro internacional de dicha modalidad deportiva por la FIFA (Féderátion Internationale de Football Association, en francés) a partir del 1 de enero de 2014, siendo uno de los cuatro jueces de esta disciplina deportiva existentes en España.

La propuesta, realizada por la Comisión Técnica Nacional de Árbitros de Fútbol Sala, la sustenta el ya árbitro internacional en "mucho trabajo, dedicación y aprendizaje de reglamento", además de cuidar su preparación física y mantener la "misma ilusión que siempre" ha tenido.

El colegiado porteño, que pertenece al Comité Técnico Andaluz de Árbitros de Fútbol Sala, lleva 21 años dedicado al arbitraje, desde que comenzara en los Juegos Deportivos Municipales de El Puerto de Santa María, ascendiendo  hace diez temporadas a Primera División. En la máxima competición nacional, ha arbitrado junto a su compañero Manuel Linares varias finales de la Liga, finales de Copa y Supercopa.

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Juan José Cordero se une a Roberto Gracia (Madrid), Raquel González Ruano (Castellón), Francisco Peña Díaz (Granada) y Fernando Gutiérrez Lumbreras (Madrid), los otros internacionales españoles. Recién estrenada su internacionalidad, Juan José Cordero espera la primera designación para lucir en el uniforme la escarapela FIFA 2014 que, "seguramente", ha comentado, "será un partido amistoso", aunque de momento no sabe "nada".

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Últimamente ando un poco pensativo sobre una cuestión local y social que veo en El Puerto y a la que no se da solución, aunque todos los porteños la conocéis bien. Es una lástima que en el siglo y en la era en la que estamos pasen este tipo de cuestiones, os hablo del ‘problema Juan Garrucho’ en la calle Luna, que ya va para mas de tres años.

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Vamos a verlo noche tras noche y en estas fiestas que te incitan a meditar y reflexionar sobre nuestra humanidad. Veo que no hay solución a este problema… pasa el tiempo y nada, el frío, la lluvia, sus paisanos pasan; le dan para un café, un cartón de leche, todo el mundo le da lo que puede, incluso se de buena tinta que particulares han intercedido por él para ingresarlo en una Residencia para que este bien. Pero ¿que pasa? que el sujeto se niega a vivir en la comodidad, en la decencia y la dignidad humana y prefiere vivir en un cajero de La Caixa de la calle de la Luna…

Bueno esto puedo entenderlo, porque esta persona tiene un problema, está enfermo, supongo que no estará en sus cabales. Pero lo que no me cabe en la cabeza, es ¿que se pregunta la administración local? A que esperan para ayudar a esta persona, ¡es un ser humano! Si él no quiere la ayuda habrá que mover el estado de derecho para ingresarlo en un sanatorio, en alguna institución que lo acoja para que le quite ese calvario que es su vida, ¿por que el área de Bienestar Social no actúa de oficio? Es muy fácil, pongo un ejemplo: hay fortunas que se ven mermadas cuando los propietarios no están en plenas facultades psíquicas y físicas, hijos que se han visto sin ver las propiedades de sus seres queridos por que se le han “inhabilitado de voluntad” jurídicamente...  Ya está bien, a ver si de una vez la Administración  toma cartas en el asunto y le da a este hombre cobijo;  es un ser humano, aunque él no quiera su cabeza esta inerte, ha perdido su capacidad de raciocinio, su evasión es el alcohol. Échenle una mano. Cualquier noche de estas será demasiado tarde y todos nos lamentaremos y Diario de Cádiz tendrá una página más que cubrir. Es  una pena vivir lo que tiene que estar viviendo esa persona, que se ponga el Equipo de Gobierno de el Ayuntamiento de El Puerto en sus zapatos y camine un solo cuarto de hora de su  vida... sin demagogia porque creo que se puede hacer mas de lo que se rumorea en los mentiremos de la Ciudad...  /Texto: Kiko González Fuentes.

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   Desde que una tarde lluviosa de invierno te sentaron en la bodega de Osborne encima de un señor con falda con pintas de no haber pisado jamás una barbería, y que amablemente te entregó un paquete grande envuelto en papel de embalar, ya nunca te abandonó la intuición de que, hubiera lo que hubiera dentro, eran la magia, la ficción y el juego los verdaderos regalos que debías cuidar con esmero el resto de tu vida.

Poco importó que años más tarde un día de fin de año descubrieras por casualidad un paquete parecido encima del mueble de la cocina, confirmando lo que el listillo de la clase había venido propagando desde el inicio del curso: que los reyes no eran tres, sino cinco, y que una de ellos era reina. Aquella primera pérdida de la inocencia cambió para siempre tu manera de mirar el mundo, pero con el tiempo te alegraste porque esas dos nuevas incorporaciones al cortejo real humanizaron aún más el establo de Belén. De hecho, aquellos magos,  que no venían de Oriente sino de una infancia de pan negro y tuberculosis, también tenían poderes sobrenaturales. Con un sueldo miserable, cuando lo había, hacían, nunca mejor dicho, unos números prodigiosos. Pucheros que aumentaban el tamaño de la olla; prendas que traspasaban armarios al inicio de cada estación; cuentos y tebeos que crecían y se multiplicaban en el liberato de Casa Juana, la biblioteca pública de la época.

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Fachada de la Biblioteca Pública, en 1971. Estaba situada junto al Ayuntamiento, sobre la Comisaría de Policía. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

En lo sustancial, eres el mismo mocoso que espera con ansiedad que le cuenten buenas historias con las que poder seguir iluminando las habitaciones oscuras de la infancia. El adulto que, a pesar de los achaques, acude cada sábado con sus compañeros al patio del recreo a echar un desafío aunque sea de portero y que sigue gritando mientras corre hacia el centro del campo que penalti gol es gol. El que subido a la torre más alta del Exín Castillos se reconoce sin avergonzarse en el niño que juega abajo con sus amigos a las chapas, al boli o al trompo. El que colorea los días grises de la madurez con el estuche de lápices Alpino.

Nadie envejece por dentro si sigue creyendo a pies juntillas en la magia, la ficción y el juego, esos regalos antiguos que, si se cuidan bien, duran toda la vida. /Texto: Pepe Mendoza.

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dionisiogomezcarvajal_casa_puertosantamariaDomingo López de Carvajal vivió y murió en El Puerto, aunque nace en el pueblo gallego de Santa María de Duancos en 1697, emigra tras la muerte de su padre a México, regresando a finales de la década de los 30, para establecerse en nuestra ciudad, donde desarrolló su actividad comercial como Cargador a Indias.

Ya en El Puerto se casó con Margarita Carrión Benavides, perteneciente a una familia de la nobleza media urbana de caballeros de hábito. Domingo López asciende socialmente y solicita la hidalguía. Pasó la mayor parte de su vida en El Puerto, donde es recibido como 'hijodalgo' por el Cabildo local. En cuanto a su residencia en nuestra ciudad ocupó la casa que se encuentra junto al actual instituto de Santo Domingo, donde hasta hace poco se ubicaban unas oficinas del Área de Bienestar Social del Ayuntamiento. Perteneció a la alta burguesía de negocios, constituida por cargadores a Indias, aunque de una manera peculiar pues se interesa en la inversión en propiedades inmobiliarias y bienes muebles, siendo propietario en El Puerto de un buen número de fincas. /En la imagen, casa blasonada de Domingo López de Carvajal, en la calle Santo Domingo, donde en el siglo XX estuvo la Academia de Bellas Artes, los Juzgados y el Área de Bienestar Social.

Aunque su actividad comercial apenas ha sido investigada, el profesor Juan José Iglesias dice de él que "estaría entre los tres únicos cargadores que superan o igualan la cantidad de 100.000 reales", comparándolo con Diego Vizarrón. De la documentación consultada no parece que Domingo López fuese naviero además de cargador, más bien tienden a corroborar que cargó las mercancías en barcos que no eran de su propiedad.

domingolopezcarvajal_expediente_puertosantamariaFUNDACIÓN DE ALGAR.

López de Carvajal, vizconde de Carrión y marqués de Atalaya Bermeja funda en 1773 la villa de Algar con el nombre de Santa María de Guadalupe. Dicho noble adquirió las tierras al Ayuntamiento de Jerez por 155.000 ducados. Se dice que lo hizo para cumplir una promesa al naufragar durante un viaje desde México a España. La donación se establecía con arreglo al reparto de 25 fanegas de tierra, una yunta de vacas y casa para cada uno de los 90 pobres de solemnidad reclutados entre las poblaciones de Bornos, Ubrique, Benaocaz y Villaluenga del Rosario. Los favorecidos habrían de abonarle al fundador la octava parte del producto anual, incluyendo ganado, y sembrar la mitad cada año. Algar significa cueva en árabe, y es posible que ello derive de las muchas que existen en su dominio. El pueblo de Algar mantiene una relación especial con el virreinato, ya que ostenta el patronato, único en España, de la Virgen de Guadalupe de México. /En la imagen, portadilla de su expediente de nobleza que se conserva en el Archivo Histórico Municipal.

Aunque la leyenda relaciona la creación de Algar con una promesa realizada por su fundador a la Virgen de Guadalupe, lo cierto es que la iniciativa de López de Carvajal coincidió con la política de colonización y explotación de nuevas tierras, emprendida por la administración.

Sea como fuere, decidido López de Carvajal a establecer una nueva población, compró en 1757 las dehesas de Algar y Mesa de Sotogordo al Concejo de Jerez. Poco después, en 1766, solicitó permiso al gobierno para instalar a 90 colonos con sus familias. El proyecto, que contemplaba la cesión de una casa y un lote de tierra a cada colono -que debería entregar a cambio una octava parte de la cosecha-, fue aprobado por Real Provisión de 13 de octubre de 1773.

virgenguadalupe_puertosantamariaEl nombre está compuesto del artículo 'al' y el lexema 'gar' que significa concavidad o cueva en árabe. Este sustantivo puede deberse a la cantidad de cuevas que existen en sus proximidades. En Algar, el proyecto de López de Carvajal fue haciéndose realidad, siendo completado por sus sucesores, que dotaron al pueblo de casas capitulares, pósito, cárcel, carnicería y posada. Desde un primer momento, sus habitantes se dedicaron a tareas agrícolas y ganaderas, actividades que se combinan en la actualidad con otros sectores económicos como la industria de la piel, el trabajo de la madera y las cooperativas agrícolas y ganaderas. Fue artífice también de la fundación del municipio gallego de Castro de Rei, en 1776.

VIRGEN DE GUADALUPE.

López Carvajal dejó la impronta de su viaje a México fundando Algar y extendiendo en la ciudadanía portuense su admiración por la Virgen de Guadalupe azteca. De muestra, las representaciones guadalupanas de los conventos de las Concepcionistas o Capuchinas o los desaparecidos Monasterio de San Miguel Arcángel o de las Madres Agustinas. Octogenario, vital y perseverante, fallece en El Puerto un hombre que se debatió entre sus universos mentales y materiales, dejando a medias el sueño por cumplir, la consolidación del municipio de Algar, buen ejemplo de la aportación portuense al entorno más cercano. /Texto: Enrique Bartolomé.

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Foto en el hall de entrada del Colegio La Salle. Fila superior, de derecha a izquierda, Hermano Francisco, Manuel Vargas Dodero, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos, Hermano Manuel en el siglo Hermano Salvador Juan quien fue director del Centro, Miguel Castro Merello alcalde de la Ciudad de El Puerto a finales de los cincuenta del siglo pasado, Hermano desconocido, el Hermano Fernando, el Hermano Miguel y Hermano desconocido.

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Sentados, de izquierda a derecha, Isabel Terry Merello, Hermano Visitador, Isabel Merello, Viuda de Terry, Ignacio Osborne Vázquez, conde de Osborne, Hermano Ignacio Javier fundador del Centro, el Hermano Fulgencio de Andrés, primer director y hermano desconocido.

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Ramón Pinto, en el Laboratorio del departamento de Cardiología en el Hospital Universitario Royal Sussex County  en la localidad Inglesa de Brighton, donde trabaja.

Ramón Pinto Garrido nace en el Puerto el 5 de Mayo de 1959. Sus padres Ramón Y Josefa ya fallecidos  eran hijos  del Puerto. Ramón es el séptimo hijo de ocho hermanos, Antonio, Manuel, Milagros, María Josefa, Rosario, Elisa, Ramón y Vicente todos vivos y con buena salud. En 1959 Pier Paolo Pasolini publica su novela ‘Una vida violenta’; fallece Carlos Saavedra Lamas político y jurista argentino, premio Nobel de la Paz en 1936. Natalicio de Karl Marx.

Ramón nació en la casa que la familia habitó durante muchos años en la calle Ángel Pérez Rodríguez, conocida como la barriada de la playa. Más tarde se muda al  número 97 de la calle Larga donde reside por unos cuantos años para luego mudarse a la calle Cruces.

ramonpinto_comunion_puertosantamariaEstudió EGB en el colegio de la calle Gatona conocido como ‘Protección de Menores’, y lueto ‘Manuel Siurot’, desaparecido hoy día y ocupado en su día por grupos e inspiración anarquista. Más tarde pasaría por los Instituto de la Victoria, Instituto Santo Domingo y, en  el colegio SAFA-San Luis pasará a formar parte de la  primera promoción del Módulo de Técnico Especialista Superior en Educación Infantil, para luego realizar estudios de Magisterio en la Universidad de Cádiz.

Ramón gana un concurso de Méritos para la Guardería Municipal de la localidad zaragozana de Fuentes de Ebro donde se traslada teniendo que renunciar por motivos económicos, --el salario resultaba insuficiente para vivir en esa localidad--. Realiza estudios en la Fundación Ferrándiz de Barcelona en Quiromasajista y rehabilitación así como curso de Quiropráctica y terapias naturales

BBAA Y BELENISMO.

Mas adelantes completa su formación y gusto por el arte con unos cursos de Pintura en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, y un curso de Modelado y Escultura en la Escuelas de Artes y Oficios de Cádiz, impartidos por el imaginero de San Fernando Alfonso Berraquero. Es socio fundador y fue el primer Presidente de la Asociación Belenistas Portuense Ángel Martínez, durante 10 años, asociación con la que sigue muy conectado, donde actualmente está colaborando con varios proyectos para la celebración del 25 Aniversario de la fundación de la citada entidad.

Nuestro protagonista pertenece a la tristemente famosa generación X: los parados mejores preparados y con mas estudios.

ramonpinto_graduacion_puertosantamariaINGLATERRA.

Cuando su padre muere --su madre había fallecido  unos años antes-- decide marcharse a Inglaterra en 1999 para perfeccionar el idioma y probar suerte. Después de realizar distintos trabajos y cursos consigue una plaza de técnico asistente en el departamento de Cardiología en el Hospital Universitario Royal Sussex County  en la localidad inglesa de Brighton. El hospital le ofrece una plaza de estudiante donde estudia en el City of Westminster college en Londres, después de 4 años y medio se Gradúa como Fisiologista Cardiólogo  por la Universidad de Middle Essex a las afueras de Londres.

EL PUERTO EN LA DISTANCIA.

En la actualidad sigue residiendo y trabajando en el mismo hospital aunque regresa a menudo a su ciudad natal, como él afirma: “Soy del Puerto y quiero mucho mi Puerto aunque como dice el refrán ‘por mejoría mi casa dejaría’”. Y eso fue lo que hizo Ramón. Dejó un El Puerto distinto al de ahora: “De la Ciudad de los Cien Palacios, donde la gente se decía buenos días y te saludaban sin conocerte, donde pagábamos con pesetas, donde teníamos un montón de tiendas ,comercios y bodegas, y coches circulando por las calles, bonitos parques, plazas y jardines,... para venir ahora a una Ciudad con muchos edificios en ruinas, casas vacías, comercios cerrados,  y con una moneda nueva que encarece todo lo que compra, con un montón de gente que no se conocen entre sí. Parques y jardines secos  con palmeras muertas, plazas enlosadas, bodegas vacías y cerradas, calles peatonales donde es imposible conducir y encontrar aparcamiento y además sin el Vaporcito…” A pesar de ello sigue viniendo a menudo y sigue teniendo su casa de la calle Cruces.

Ramón no se ha perdido ni una Semana Santa desde que se marchara en el año 1999. No ha dejado de exornar con flores el paso de ‘las Escaleritas’ del Santo Entierro, aunque regresa en cuanto puede.

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Pasarela que se adentra en el mar en las playas de Brigthon, donde atracciones y diversiones son un atractivo mas para visitar la ciudad inglesa.

CRÍTICA.

“Vivir fuera y en otro país quizás me ha abierto mas los ojos en lo que es apreciar y dar más valor  a mis raíces, el respeto por la gente, la diferenciación cultural, la riqueza cultural que El Puerto tiene y que está totalmente desaprovechada. En Inglaterra existen Museos de todo tipo y muchas actividades culturales, sabemos que con la crisis El Puerto no tiene los suficientes medios para ello pero, incluso cuando los hubo, no se tuvo en  consideración. El Puerto ha perdido el encanto de ir de compras al centro, no quedan muchos comercios donde ir, incluso los Chinos han cerrado sus comercios. Si comparamos con la vecinas localidades como Jerez don la crisis también afecta pero se puede ver los comercios en el centro así como todos los nuevos centros comerciales siempre llenos de gente, El Puerto con solo un par de Centros Comerciales, no mucha gente y muchos locales comerciales vacíos", concluye lacónico.

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En 1914, mientras el mundo se levantaba en guerra, era alcalde de El Puerto de Santa María, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Los militares porteños se negaban a participar en los desfiles procesionales de aquel año.

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Anuncio en el carné de verano de El Puerto de Santa María, donde se hace un símil entre el bar llamado Verdún, en la calle Ganado y la Antigua de Cabo. En la Batalla de Verdún, los alemanes resultaron vencidos en dicha localidad francesa durante la I Guerra Mundial. /Ilustración: Archivo Municipal.

La Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, se iniciaría el 28 de julio de 1914 finalizando el 11 de noviembre de 1918, que involucraría a todas las grandes potencias mundiales enfrentadas en dos bandos: los Aliados de la Triple Entente y las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

En los años de la Gran Guerra, nuestro país sirvió de sustento a las potencias que intervenían en el conflicto, exportando productos de primera necesidad, lo que elevó los precios del consumo interior, desestabilizando el poder adquisitivo de los trabajadores, dificultando el acceso a los mismos. En El Puerto se vivió una gran agitación social: la clase trabajadora solo veía como beneficiados a los patronos, tomando un fuerte impulso el asociacionismo sindical, pasando de 9 sociedades obreras en 1914, a más de 20 al finalizar la década.

José-Font-y-de-AntaEn 1914 Pedro Muñoz Seca estaba ya consolidado como autor teatral, colaborando con diversos autores, entre los que destacan Pedro Pérez Fernández y Enrique García Álvarez con quienes, ese año, estrenarían ‘Fucar XXI’, obra escrita en común por los tres autores.

En 1914 el pintor Joaquín Sorolla visita El Puerto de Santa María, buscando la inspiración para el que sería su sexto panel para la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, una de las cinco obras dedicadas a Andalucía, ‘El encierro’.

El pintor Enrique Estévez Ochoa, más conocido por su firma ‘Enrique Ochoa’ se traslada a Madrid en 1914, con 23 años y, desde su primera exposición el año de la primera conflagración mundial, hasta la Guerra Civil, llegará a realizar una veintena de exposiciones en España, Francia e Italia, además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño... /En la imagen foto dedicada (4/12/1914) a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia del violinista y compositor José Font y de Anta que a los 22 años conquistó el primer premio del Conservatorio de Bruselas, y que fue miembro de una generación de músicos -todos muy conocidos en su época- por sus importantes contribuciones sobre todo a la música cofrade y procesional. /Foto y pie: Academia BB.AA. Santa Cecilia.

El fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutierrez había resultado elegido diputado a las Cortes españolas en 1910, de la mano de Canalejas por el distrito de El Puerto de Santa María, por el partido liberal, causando baja el 2 de enero de 1914. Volvería a ser elegido diputado en las elecciones de 1918, --el año que finaliza la Gran Guerra-- también por El Puerto (obteniendo 2.787 votos de 4.632 votantes), cargo que mantuvo hasta el dos de mayo de 1919.

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Año 1914, en el Colegio de los Jesuitas. José Francisco Añino Gil, quien tuviera el taller de motos y bicicletas en la calle Albareda, es el primero por la izquierda en la segunda fila, con camisa blanca y corbata.

Aquel año de 1914, el Estado cedía al Ayuntamiento de El Puerto de Santa María los terrenos del solar y edificio de la basílica de San Juan de Letran –calle San Juan arriba, esquina con Santa Fe— pero con la condición de su reversión al Estado si al cabo de cuatro años no se edificaba en ellos.

En 1914, el Athletic Foot-ball Club, de El Puerto, recibía la invitación para participar en el Campeonato de Andalucía ‘Copa del Duque de Santo Mauro’, organizado por la Escuela Naval Militar Sporting de San Fernando, según recogía la revista decenal ‘Deportes’, dedicada a los aficionados a las Cienteas, Artes, Literatura, Sports y de Sociedad, que se editaba en Cádiz.

El que fuera Obispo de Kansas (EE.UU.) de la Iglesia Metodista Episcopal e inspector de las misiones de esta confesión religiosa en Europa, conservaba en su archivo privado sendas fotografías monumentales de El Puerto fechadas en 1914.

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Estación de Ferrocarril de El Puerto.

La Compañía Belga de los Ferrocarriles Vecinales de Andalucía, que tenía en servicio la línea Jerez – El Puerto de Santa María, puso en circulación en dicho tramo en 1914, un automotor térmico de dos ejes, motor de gasolina de 50 CV, que disponía de 8 plazas de 1ª clase, trece de segunda y 21 de tercera y furgón. El primero que circulaba con esas características por la vía ancha española. Había sido construido en Francia dos años antes.

Natalicios y óbitos: Nacía el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz Lozano, cuya abuela materna, era de El Puerto de Santa María; nacía, también, el industrial de frutas y verduras Agustín Vela Mariscal. Nos dejaba el músico Rafael Taboada Mantilla.

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Después de la noche, llega el día, siempre que llueve, escampa. Amanecer en El Puerto de Santa María. /Foto: Juanvi Fdez-Blanco.

En El Puerto hay noches escondidas en pinos
y relámpagos breves entre los retamales.
Hay truenos que retumban en los tejados débiles
de casas de juguetes en los campos nostálgicos.
También en los confines de las noches de frío,
hay silbidos de un viento que porta los espíritus,
de fantasmas que vagan sin encontrar cobijo,
entre los bodegones ruinosos de Valdés.
Escarceos de ladrones de almas carcomidas,
en los viejos asilos, garitos de ronquidos,
donde la muerte aguarda instalada y paciente
segura de encontrar las rebajas de enero.
En las noches en calma, con un disco de luna,
me impresionan con vértigos los cielos infinitos,
alcanzables tan solo con la imaginación,
y unos ojos de asombro por tanta desmesura.
Noches llenas de enero, largas, gélidas noches
de ausencia de los seres que quisimos un tanto,
y que se fueron raudos con los primeros fríos,
al empezar un año tan nuevo en esperanzas.
Noches de calles muertas, obscuras e infestadas,
por famélicos cuerpos esclavos de la droga,
que manchan las que fueron aquellas casas blancas,
de un barrio popular que fue pura inocencia.

Antonio Muñoz Cuenca.

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