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La Cruz de San Sebastián, entre las calles Santa Fe y Durango, en la actualidad y antes de la remodelación del espacio a finales del siglo pasado.

Tal es el título de la conferencia impartida en la noche del pasado jueves en el Palacio de Araníbar, por Miguel Ángel Caballero, técnico municipal de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento. La conferencia puso de relieve los numerosos elementos religiosos y espacios que se localizaban en el casco urbano, --algunos aún permanecen como reliquias, otras mas activos-- y en todo el territorio del municipio porteño, que hacen que se pueda hablar “de un espacio sagrado o territorio sacralizado”.

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En la imagen, al fondo, las murallas del Castillo de Santa Catalina, antes de la construcción de Puerto Sherry en 1984. En el solar que ocupan los restos del castillo de Santa Catalina se sabe que hubo una villa romana, con su alfar. También se encontraba la Ermita de Santa Catalina, de la cual no podemos establecer la fecha de fundación, si bien hay documentos que la mencionan en el año 1525.

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La Ermita de Santa Clara, según una interpretación de Faelo Poullet.

Miguel Ángel Caballero un detallado estudio de todos estos elementos, entre cruces y ermitas, que abarca un periodo comprendido entre el siglo XIII hasta el siglo XVIII. La charla se apoyó en la proyección de imágenes y dibujos esquemáticos. Entre los ejemplos que citó el ponente se encuentran varias ermitas, como las de San Cristóbal, Santa Catalina y a recientemente restaurada Santa Clara, entre otras muchas del término portuense.

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En un lamentable estado de abandono y deterioro, aún pueden verse hoy día los pilares de Las Cruces, en las proximidades de la entrada a los Depósitos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. de la Sierra de San Cristóbal. Las Cruces, entre las que discurría el viejo arrecife de la antigua línea de costa portuense, marcaban la separación de los términos municipales de Jerez y El Puerto y, al llegar a este punto, los viajeros procedentes de Jerez tenían a la vista el hermoso paisaje de las tierras de Sidueña  con la Bahía de Cádiz como telón de fondo. En las cercanías de Las Cruces, el Castillo de Doña Blanca. /Texto y Foto: García Lázaro.

En relación a las cruces, se nombraron la Cruz de Guía, las Cruces de la Sierra Cristóbal y la Cruz de San Sebastián --entre las calles San Sebastián y Durango, que aún perdura, casi desapercibida desde que fue apeada del soporte original--. La teniente de alcalde delegada de Patrimonio Histórico, María Antonia Martínez Valera, agradeció al público su participación en esta convocatoria y ha recordado que “la charla divulgativa de Migue Ángel Caballero también se ofrecerá durante el mes de agosto”, como otras programadas en dicho espacio cultural y turístico.

 

Para los porteños, como le gusta decir al amigo Morillo, que no residimos todo el año en El Puerto aunque si en la época del veraneo, que en mi caso se alarga casi a tres meses, El Puerto es una ciudad más atractiva que para sus residentes habituales y, a veces, no comprendemos las críticas que algunos hacen a su urbanismo: que si el deterioro del casco antiguo, que si la degradación de algunas zonas, que si los aparcamientos, etc. Antes al contrario para nosotros algunas de las peculiaridades de su urbanismo resultan curiosas y, a veces, atractivas  por singulares y se nos hacen muy ostensibles cuando paseando o en bicicleta las vamos constatando: porque no hay un Puerto, sino, al menos, cuatro.

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Vista aérea de la Tonelería de Huerta, en primer plano, el Hospitalito y la Prioral, en el casco antiguo. Valdelagrana no se había expandido aún, ni el muelle comercial estaba ampliado. /Foto: González y Hernández. 19 de junio de 1970.

En primer lugar, El Puerto de siempre, es decir el de nuestra niñez que queda dentro de un perímetro cuyos lados quedan acotados por la ribera del Rio, la calle Valdés, lo que era el ejido de San Juan con el límite que representaba el ferrocarril a Sanlúcar y, finalmente,  la antigua carretera general a Cádiz y la zona  de la Victoria. Es El Puerto de la cuadrícula y las calles a cordel, cuyos nombres son pura poesía cuando no son recuerdos de nombres de santos o de personajes ilustres, algunos paisanos.

Luego viene el Puerto crecido más allá de la Plaza de Toros –toda esa zona que llamamos Crevillet- y que, como reflejo de un urbanístico complejo de Edipo, abomina de la línea recta prefiriendo la curva y aun la quebrada y en el que, para seguir con los quiebros, resulta, además, habitual encontrase con una señal de contramano sin otra justificación que obligarnos a cambiar de dirección. Es el Puerto de nombres de calles casi imposibles de recordar por el noble deseo de perpetuar la memoria de gente corriente que fueron portuenses contemporáneos.

Nada tienen que ver los Puertos anteriores con la expansión por la costa Oeste y por el Norte, caminito de Jerez. Una nos recuerda el urbanismo anglosajón norteamericano y a veces pensamos si no estaremos pedaleando por un algún rincón del Estado de Florida; la otra es más bien de impronta hispanoamericana  y nos trae a la memoria las zonas periféricas de México distrito federal, aunque para que el parecido fuese más auténtico haría falta una maraña mayor de cables aéreos.

Y luego viene El Puerto de la otra banda, Valdelagrana, aunque próximo tan lejano que hasta tiene un obispo distinto y que no será de verdad El Puerto hasta que esté ultimado el cordón umbilical de esas pasarelas que debieran haber sido realidad desde hace medio siglo.

No hay un solo Puerto, sino cuatro o aun cinco. Cuando esa variedad ocurre en una gran urbe, su extensión hace que el fenómeno quede desapercibido. Cuando sucede en una ciudad mediana no hay lugar para el aburrimiento contemplativo. Por eso nos lo pasamos tan bien cuando callejeamos  por El Puerto. /Texto: José Luis García Ruiz

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Aunque el local existía antes con otro nombre, el cocinero vasco Juan Antonio García Hernández, natural de Guetaria (Guipuzcoa) abrió el establecimiento en el número 21 de la Avda. de la Paz, en el año 2010. Antes ya había tenido también en la urbanización de Valdelagrana, donde llegó hace 8 años, “La Caleta”. Este Bar Restaurante es un elegante establecimiento con barra y después un pequeño salón comedor completamente acristalado. Está situado a escasos metros de la playa de Valdelagrana. En todo el establecimiento tienen la misma carta en la que hay algunas tapas, también pinchos al estilo vasco, medias raciones y raciones. De todos modos se puede comer perfectamente por 15 euros, una relación calidad precio excelente teniendo en cuenta el nivel gastronómico del establecimiento.

García Hernández, que atiende personalmente a los comensales,  tiene algunas especialidades de cocina vasca como la merluza del Cantábrico a la bilbaína, la porrusalda (una especia de sopa que tiene el puerro como ingrediente principal), las alubias de Tolosa guisadas o el ajo arriero. También hay especialidades madrileñas, los callos, ya que el cocinero estuvo también allí muchos años. Lo demás variado y original. Tienen también tostas y cordero lechal. Los postres son también caseros. La carta varía por temporadas y tienen también sugerencias con productos frescos.

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ENSALADILLA DE COLIFLORES.
Ya teníamos informes coincidentes de varios tapatólogos sobre la calidad de este establecimiento situado en Valdelagrana. Uno de ellos hacía mención a esta original tapa que te conquista desde el primer contacto porque tiene ya un olorcillo que alimenta y porque las coliflores adornadas con los pedacitos de pepinillos y alcaparras ya le dan su toque. La composición es bien sencilla. Unas coliflores cocidas con un magnífico punto y luego un aliño compuesto por mayonesa, en porción bastante generosa y luego un picadito que lleva alcaparras, pepinillos, aceitunas, perejil y unos trocitos de otra tapa a probar en esta casa, el bonito en escabeche. El primer gran punto es la temperatura a la que se sirve la tapa, fresquita, pero sin caer en el “heladismo” de esas ensaladillas que parace que vienen del Polo Norte de los frías que están. Esta se sirve a la temperatura perfecta y luego la armonía en la que la coliflor se deja ver pero no manda en el plato. Los piquitos se pueden mojar incluso en la mayonesa y los tropezones, a modo de “divertimento” tapatológico.

Recomendamos, además, las papas alioli, la tortilla de cebolletas, el pinchito de cordero, el bonito (o albacora si es temporada) en escabeche  y la tarta de manzana. Abre todos los días en horario de almuerzos y cenas. Cierra los domingos por la noche y los lunes completos. En el mes de noviembre cierra por vacaciones. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

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carlosnevatey_puertosantamariaExtremo ofensivo que aprovecha su velocidad y técnica para asistir a los delanteros. El futbolista zurdo, recién llegado al equipo Juvenil B, del Real Madrid, procedente del Recreativo Portuense, destaca por su creatividad y habilidad para deshacerse de los contrarios. Su padre, Juan Carlos Neva, jugó al Rugby en el Club de Rugby Atlético Portuense, CRAP o ‘Portu’. Se define como un “jugador rápido y vertical”.

Su trayectoria pasa por el SAFA-San Luis (2008-2011) y el Recreativo Portuense (2011 hasta mediados de año, en el que se incorporó al equipo juvenil del Real Madrid. Ha sido convocado por el Real Madrid en 9 ocasiones, en las que ha jugado como titular 7 veces, habiendo marcado dos goles sin contar con ninguna sanción en su haber.

El alcalde de El Puerto, Alfonso Candón, recibía en su despacho a Carlos Neva Tey, que acudió a la cita acompañado de su padre, Juan Carlos Neva y de dos representantes del Recreativo Portuense, su presidente, Antonio Flor, y el entrenador, Juan Carlos Camacho, club del que salió Carlos hacia Madrid. Camacho ha señalado que “es muy difícil que un ojeador se haya fijado en un deportista que estaba militando en regional preferente, añadiendo que, desde el equipo, están muy  ilusionados por el hecho de que haya un representante de El Puerto en el Real Madrid, por lo que le animan a continuar trabajando duro”.

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Carlos Neva Tey y Alfonso Candón, en el despacho de la alcaldía de El Puerto.

Neva Tey le contó al alcalde cómo es su día a día en la capital de España, explicando la disciplina a la que está sometido en sus entrenamientos, así como las ganas e ilusión que le está poniendo a una máxima que el equipo blanco lleva a cabo, que continúe con sus estudios. El primer edil le deseó grandes éxitos al deportista portuense en el Real Madrid, confiando en que “tengas los pies en el suelo para poder llegar lejos, porque la vida profesional de un futbolista puede ser fructífera o corta por una lesión o por no conseguir los resultados que se esperan de tí”. Candón ha recibido de Carlos Neva una camiseta y una foto junto a Zinedine Zidane firmadas.

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Salvadora Galán, natural de Olvera, reside desde hace muchos años en El Paso (Tejas) EEUU a donde se fue por amor, y pasa sus vacaciones de verano, desde hace varios años en El Puerto de Santa María en la calle Postigo, en  la casa de su amiga Catalina Arana. Su particularidad reside en que ella misma se acompaña al cante, con la guitarra.

--¿Cómo nació en ti esta conjunción de cante y guitarra?, Salvaora.

--Quizá fue por la admiración que sentía por Enrique Montoya; un artista de Utrera que tocaba la guitarra a la vez que cantaba canciones aflamencadas, y yo me propuse hacerlo con el flamenco. También por el amor que le tengo a la guitarra, y más que nada empezó por mi padre. Yo le escuchaba cantar, y fue quién me inculcó la afición al flamenco. No era un cantaor profesional, pero cantaba muy bien. Me pasó algo curioso por estas tierras: llegó Roque Montoya "Jarrito" a Juárez (México), y trabajamos juntos, y al decirle quien era mi padre, resulta que sabía de él, y como en aquellos tiempos casi nadie tenía radios, pues venía con su hermano y se juntaban y aprendían. Esto al escucharlo tan lejos me llegó muy adentro, y lo mío fue eso: la conjunción de guitarra y cante, pero yo no me considero cantante ni nada... 

--Te fuiste por amor, no lo dudaste, ¿cogiste tu guitarra y dijiste: adelante?

--Si, me costó mucho abandonar algo tan importante para mí. Asi que una vez que me quedé viuda lo retomé inmediatamente, y hago cosas por estas tierras americanas; recientemente he empezado a hacer algo en España. He participado en programas de televisión y en peñas flamencas. 

--Dejar tu país y acostumbrarte a otro tan distinto debió de costarte, pero representarlo cuando te reincorporaste en tu arte, ser la portadora de lo que habías dejado atrás, el cante y la guitarra que lo llevas tan dentro, debe de ser una satisfacción. Como decía Concha Piquer en la copla: "qué bien sabe ese vino (en este caso el cante), cuando se bebe lejos de España..."

--¡No sabes cuanto me costó...! La verdad es que llevo con mucho orgullo algo tan grande como es nuestro flamenco. Me ha pasado a veces, que se me ha acercado alguna americana y me ha dicho: "señora, no entiendo las palabras, pero me ha hecho llorar..." eso es algo muy emotivo para mi.

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--El Paso tiene el "country", esa música tan bella, con sentimientos también populares del sur de EE.UU. ¿te has identificado con ella, te has sumergido alguna vez en sus compases?

--No, me gusta la música country, pero pienso que el blues tiene más en común con el flamenco porque es una música muy espiritual. Pero yo me considero tradicional, cuando canto flamenco no quiero perder la pureza, no tengo ninguna influencia, ni flamenkito, ni nada...

--¿Vives del flamenco?
--No, no, es pura afición.

--Me envías frecuentemente - cosa que me encanta y agradezco- noticias de tus actuaciones en las que veo que estás solicitada y aplaudida, así como en tus estancias aquí. Este año has recibido en Andalucía un homenaje y entrevistas de radio. Estos encuentros con los tuyos ¿diríamos que te cargan las pilas para continuar en la distancia?

--Hago lo que puedo por estas tierras, ahora me han invitado a hacer algo en Houston y Chihuahua... Y en mi última estancia en el verano en España, me hicieron un homenaje, como tu dices, en el Ayuntamiento de Olvera, el pueblo donde nací; cosa que llevaré siempre en mi corazón, y además tres programas de televisión, y en Onda Cádiz, Onda Jerez, y en Sanlucar de Barrameda.

 

--Te he visto retratada con Fernanda y Bernarda de Utrera, además de otros grandes de una época gloriosa. Has tenido la suerte de convivir con ellos ¿qué recuerdos guardas de entonces?

--Como te digo, yo nací en Olvera, un pueblo precioso de la serranía de Cádiz, y fui a Utrera donde crecí, esto fue muy importante para mí, es donde pisé mi primer escenario porque le dieron un homenaje a Fernanda y Bernarda, allí le toqué la guitarra a mi hermano (él hizo la película de Los Tarantos de Carmen Amaya), y a mi Juan Peña El Lebrijano, que por entonces era guitarrista. También estuvo La Perla de Cádiz y Bambino. Después compartí escenario con las hermanas de Utrera en un tablao de Madrid muy emblemático que se llamó Las Brujas. Y por supuesto que conviví con ellas.

--Me hablas de tu hermano; él es Aurelio Galán "El Estampío", que en Los Tarantos, entonces un niño, hace de hermano de la protagonista Sara Lezana, también muy joven, por cierto preciosa... Todavía la vi en Madrid hará unos seis años; con mucho más tiempo encima, que gran bailaora, es de las que más me ha gustado. Actuó en el Teatro Español, y luego cuando esperaba yo el autobús en Sol pasó ella sola, como si no fuera nadie... Cuando ya solo la veía de espaldas le grité: "bravo, Sara" y se volvió y me dijo: "gracias". Fue todo tan rápido e inesperado que cuando reaccioné ya estaba lejos para poder acercarme a charlar con ella. Al recordar el arte que todavía tenía, me hace preguntarme por qué hay figuras que no logran todo el nombre que se merecen.Tu hermano ¿ de mayor siguió en el baile?

--Sí, continuó trabajando con su espectáculo hasta hace siete años, en las Islas Canarias. Estoy muy orgullosa de él. Por un tiempo estuve cantándole para bailar hasta que me casé.

--Te casate y lo dejaste, como tía Anita La Piriñaca, La Pelota y quizá tantas más. Pero ahora volvemos a tenerte y que muchos años nos dediques tu arte. /Texto: Ramona G.F.

Entrebares, un establecimiento de tapas que ya sacó también una colección de salmorejos, presenta un surtido de cinco minihamburguesas con panes de diferentes colores y sabores elaborados por la pastelería Momentos (ver nótula de Jesús María Fernández Ruiz, núm. 1.724 en GdP), también de El Puerto.

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Jesús Matilla con sus hamburguesas de colores.

Las hay verdes, negras, colorás, amarillas y…hasta color pan. Se han utilizado colorantes alimentarios y diversos condimentos para darle un color diferente a cada pan. Luego en el interior, cada hamburguesa es de un sabor diferente y lleva guarniciones distints. Es el último arranque creativo del cocinero Jesús Matilla (ver nótula núm. 1.721 en GdP), el propietario de Entrebares que ya sorprendió a la clientela cuando abrió su establecimiento en el centro comercial de Vistahermosa con una colección de salmorejos diferentes que ha ido ampliando y de los que tiene permanentemente 20 en carta de un total de 50 sabores que tiene su recetario y que va variando todas las semanas.

Lo de las hamburguesas se le ocurrió viendo el interés que hay ahora en el público por estos productos. Así que diseñó cinco tipos de hamburguesas diferentes, fijó para cada una de ellas su guarnición y luego se fue a ver a su amigo el maestro pastelero Jesús María Fernández de la pastelería Momentos para que le diera el toque final que han logrado con una serie de panes de colores.

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Las minihamburguesas de colores de Entrebares

La que está teniendo más éxito es una hamburguesa de carrillada ibérica que va condimentada con pimentón de la Vera para darle un llamativo color rojo. Por encima una capa de cebolla caramelizada y para cubrilo todo un pequeño pan aromatizado con tomate. Todos los panecillos llevan por encima un poco de sésamo. La más clásica de las hamburguesas, la de carne de buey, también tiene muchos adeptos, según relata Matilla. Esta lleva un pan normal, sin ningún sabor especial y dentro un poco de cebolla y pimiento a la plancha.

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Jesús María Fernández Ruiz, de Pastelería Momentos.

Todos los panes son realizados por la pastelería Momentos. El más llamativo es uno de color verde. Lleva albahaca en su composición, una hierba muy aromática típica de la cocina italiana. Dentro acoge una hamburguesa hecha con atún, además cebolla pochada en salsa de soja y una mayonesa de wasabi, un condimento japonés con un toque picante. No le va a la zaga en exotismo la de cordero que lleva como condimento un curry de inspiración india, unas finas láminas de puerro frito y un pan también aderezado con curry. La colección la completa una hamburguesa de chocos con cebolla confitada y alioli que va con pan hecho con tinta de calamar.

No son hamburguesas para bañarlas de kepchup y mostaza ya que llevan sus propios condimentos. Matilla señala que “hemos escogido el formato mini con la idea de que se puedan probar más de una o incluso compartir las cinco”. Todas se venden a un precio de tres euros.

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Chicharrones de Atún que hizo famosos en El Puerto el desaparecido Bar El Rempujo.

La carta de Entrebares, un bar que se inauguró en el año 2013 tiene también otras sorpresas como un gallo frito cuya harina de fritura se mezcla con un polvo de algas de Suralgae, la empresa gaditana que se dedica a la recolección de este producto, o unos chicharrones de atún, una tapa que en El Puerto de Santa María hizo famosa el bar El Rempujo (ver nótula núm. 1.610 en GdP). De todos modos la estrella de la casa son los salmorejos que se sirven en copa de cocteles y con sabores muy llamativos. Así, además del típico cordobés, sin vinagre, aclara Jesús, que es natural de allí, une sabores éxoticos como el de tinta de chocos o algunos que se complementan con frutas. /Texto y Fotos: Pepe Monforte.

 

Manda la actualidad. La de las excavaciones arqueológicas que la semana pasada se han retomado en Pozos Dulces como trabajos previos a la construcción del discutido aparcamiento subterráneo.

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Detrás del tablero del puente colgante de San Alejandro (1846-1877) el espacio que ocupó la ermita de Consolación. A la derecha, una bodega y el convento del Espíritu Santo. / Fotografía de Jean Laurent, 1867. Biblioteca Nacional de España

Por supuesto, nada diré de los vestigios que se han exhumado al realizarse las catas arqueológicas que ahora, dado su interés histórico, se amplían. Al frente de la intervención están dos profesionales  –María Ángeles Navarro y Juan Miguel Pajuelo- de constatada solvencia y serán ellos, tras los estudios pertinentes y en su tiempo y forma, quienes informen a la ciudadanía de los hallazgos descubiertos y por descubrir.

Lo que yo quiero contarles son los antecedentes históricos que conozco del espacio de Pozos Dulces inmediato al antiguo puente de San Alejandro, en el que –de momento- no se ha intervenido. Y ya puesto, también haré memoria de algunas otras historias de tan destacado enclave urbano a orilla del Guadalete.  

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A la derecha, junto al desaparecido estribo del puente, la casa de Francisco Ciria. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

BAJO LA CASA DE CIRIA

Recordará el lector la casa-bodega que existió junto al puente de San Alejandro, la que se derribó hará una década y que habitó Francisco Ciria y Vergara de la Concha, el padre de quien fuera alcalde de la ciudad (1948-1952) Eduardo C. Pérez (ver  nótulas 330 y 1313 en Gente del Puerto). Un ascendiente suyo, el presbítero José Pedro de la Concha, la mandó construir en 1828. En el memorial que para ello presentó al Ayuntamiento decía: “Que deseando adquirir un sitio donde poder construir una casa y bodega, he fijado la atención en el terreno de Consolación, próximo al puente de San Alejandro, donde antiguamente estuvo fabricada la ermita de aquel nombre. El terreno de que se trata está ocupado hoy según es notorio, por un montón de escombros y basura, por llevarlo allí los carros destinados para la limpieza, y fuera de lo perjudicial que es esto a la salud por el mal olor que exhala aquel sitio, es evidente lo deformado que en aquel paraje está el aspecto público, mucho más cuando por aquel lado hay un tránsito de personas muy frecuente.” El terreno donde se construyó el inmueble -en donde, reiteraba el solicitante, “en lo antiguo hubo en él construida una ermita, arruinada esta  y demolida hasta sus cimientos”- tenía 1.144 varas cuadradas (44 varas de longitud por 26 v de ancho = 36 x 21 metros), fijándose su venta en 1.152 reales de vellón.  

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La flecha roja marca la ubicación de la casa de Ciria en una imagen tomada hacia 1962 (el actual puente, entonces en construcción, se inauguró en 1963). / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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El entorno de Pozos Dulces en 2012, con el espacio aproximado (en rojo) que ocuparía la ermita y escuela de Consolación. / Foto, Google.     

ERMITA Y ESCUELA DE NIÑOS POBRES

La de Nuestra Señora de Consolación fue una de las cinco capillas o ermitas que durante la Edad Moderna se levantaron a orilla de la ribera del Guadalete, con estas advocaciones: Santa María de Guía, Santa María del Socorro (posterior de San Antón), Santa Ana, la Virgen de la Concepción en la capilla de las Galeras y la que nos ocupa, frente a las calles Caldivilla (sic) y Ángel Urzáiz (en tiempos de la ermita, calles de Ginés de la Fruta –un célebre pescador porteño del siglo XVI- y de la Plata).

Poca información tengo de esta ermita, cuya advocación está vinculada al ‘consuelo’ que para los cristianos encierra el advenimiento del Apocalipsis. Sobre su origen,  se conoce que ya estaba edificada en 1738, no siendo probable que se remontara a muchos años atrás. El 19 de abril de aquel año se presentó en el Ayuntamiento un memorial de su Hermandad titular solicitando que se le permitiera ampliar la ermita con el fin de establecer una escuela que cubriese la instrucción de los niños pobres de la zona, de antiguo, el barrio de los pescadores, “por haber enardecido la devoción de bienhechores que se dedican a edificar escuelas competentes para enseñar primeras letras y doctrina cristiana a niños pobres de solemnidad, hallándose la hermandad con distintas cantidades depositadas con condición de que no se entreguen si no es para el dispendio y distribución de dicha obra”.

pozosdulces5_puertosantamariaA los pocos días, los munícipes concedieron lo solicitado, en estos términos: “...que arreglándose en la obra que pretende a seguir en línea recta por la parte del río y de tierra en la escuela que ha de ejecutar [...] acordó el conceder como desde luego concede a dicha capilla de Consolación y a sus hermanos en su nombre, licencia en forma para que ejecuten la obra que pretenden”.

Con toda seguridad, en 1807 la escuela ya no existía, según apuntó Hipólito Sancho, y acaso tampoco la ermita, suerte que corrieron las restantes emplazadas en la ribera. La de Consolación fue una de las tres cofradías de carácter docente que se establecieron en El Puerto durante el siglo XVIII, junto a la de Nuestra Señora del Rosario de la Aurora (desde 1706) y la de Jesús, María y José.  /En la imagen de la izquierda, Convento del Espíritu Santo. A la derecha, el cuadro de la Virgen de la Consolación que presidió la ermita de su nombre. / Foto, Alberto Díaz (web El Hachón Cofrade).

El maremoto del 1 de noviembre de 1755 afectó a la ermita de este modo, según vio y contó José Miguel Bernal: “…vimos salir el río de madre e inundarse todas las casas de la ribera desde Guía [Bodegas Gutiérrez Colosía] al Matadero [ex sede del Imucona], en donde vararon muchas embarcaciones y se inundó todo aquel sitio y Pozos Dulces, librándose solamente el convento del Espíritu Santo, adonde no llegó el agua. La ermita de Consolación se anegó y subió hasta fin del altar el agua y, asimismo, todas las casas de enfrente.

Por el padrón vecinal de 1782 se conoce que la ermita era un edificio exento, con dos puertas, “una para el uso de la ermita y otra a la parte de la iglesia que está en alberca, sin habitar persona alguna”. A la altura de 1797 asistía en ella el capellán José Santaella, un clérigo de menores órdenes, de 40 años de edad.  

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La ribera del Guadalete hacia 1962. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato

LA CALLEJUELA DE CONSOLACIÓN Y EL MOLINO DE ACEITE  

El padrón de este año de 1797 también menciona la existencia en linde con la ermita de la callejuela de la Consolación, con seguridad alineada con la calle de la Plata (Ángel Urzáiz desde 1916 y de antiguo también nombrada Sarmiento, Curtidores y de la Fuente Chica); tramo viario –frontero al espacio que ocupó el varadero de Pastrana- que perduró hasta que en nuestros días se derribó el frente de las bodegas de Pozos Dulces.

Al otro lado de la callejuela en 1782 se levantó un molino de aceite, propio de Antonio de Vicuña y Juan Felipe Oyarzábal, sobre el terreno que once años antes -1771- habían heredado de un tío del primero, Jacinto José de Barrios San Juan, quien fuera uno de los más importantes comerciantes y cargadores a Indias portuenses. Probablemente tuviera la traza, como era propio de la época, de una torreta cuadrangular  similar a la del molino que se descubrió en 1994 en el solar que ocupó el huerto del convento de San Antonio de Padua.

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Frente al Ayuntamiento, Nevería y la plaza Peral, el molino de aceite del convento de San Antonio, ya semiderruido. Su hallazgo y demolición fue un visto y no visto.

Aparentemente, según se aprecia en la tercera foto de está nótula más arriba (señalado con la flecha verde), el molino de Vicuña y Oyarzábal se conservó completo en su alzado –integrado en el inmueble anejo- hasta que fue derribado hace unos años. Su ubicación coincide plenamente con la que se marca en viejos planos de la ciudad. Esta hipótesis que planteo se confirmará –o no- durante la intervención arqueológica.

Molinos aceiteros del último tercio del siglo XVIII –con sus trojes, la viga, el husillo, las molinetas, el alfanje- como los que tuvieron los Winthuissen  y José Miguel de Huerta en la Ribera del Río, Luis Lorenzo Rodríguez Cortés en la plaza de la Pescadería, el marqués de Villapanés junto a la Casa de las Cadenas o Juan José Reinoso en la calle Santa María.

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A la derecha, en una vieja imagen, la casa de Agustín J. de Vergara y la puerta de la vieja taberna, la Tienda de Consolación. / Foto, colección de Gaspar Veneroso.

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El nombre de la ermita también la llevó una taberna, la Tienda de Consolación, en 1826 propia de Fernando Mendoza, que antes fue, ya en 1782, una tienda de montañés de Bernardo García, quien la mantenía abierta en 1804. Se encontraba esquina a Caldivilla, frente por frente a la ermita, en la casa que en el siglo XVIII levantó el regidor y mayordomo de la ciudad Agustín José de Vergara, cuyos portales –los que están decorados en sus pilares con bonitos motivos geométricos- se construyeron en 1782 (al tiempo que el molino) para ampliar la casa y, según leo en su solicitud, “para la comodidad de aquel desamparado sitio y a beneficio del tránsito público, a cuyo fin están constituidos los demás portales de aquel sitio por la hostilidad de los temporales.” La vieja tienda de Consolación nunca perdió, hasta el día de hoy, su actividad como establecimiento hostelero. Aún recordarán muchos portuenses en su solar, mediado el pasado siglo, el Bar Puente, de Manuel Muñoz Jaén.

LOS POZOS DULCES

Yo no sé qué ocurrirá cuando la tuneladora horade –hasta 8 metros de profundidad- el terreno de Pozos Dulces. Seguro que brotará en abundancia el nivel freático del río, tal como se ha constatado en todas las obras y excavaciones arqueológicas que se han practicado a lo largo de la ribera y sus inmediaciones. Y no sé si también manará el agua dulce de los pozos que dan nombre a la calle.

Pozos dulces de la ribera del Guadalete en los que en 1736 ocurrió, tras una pertinaz temporada de lluvias, lo que también contó José Miguel Bernal, ahora testigo de este otro fenómeno: “Este año ha sido tan copioso de aguas que desde San Andrés [6 de noviembre] del año antecedente hasta abril no ha cesado de llover con grande abundancia, y ha sido tan copiosa la lluvia que en esta ciudad por la ribera, desde la calle de la Chanca hasta las monjas del Espíritu Santo y Pozos Dulces, han reventado muchos manantiales de agua, que corrían hasta el río, cosa bien particular y que los más antiguos no la han visto ni oído decir a sus pasados.

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Pozos Dulces inundado a comienzos de los 70. / Foto, Rafa. Archivo Municipal.

De estos pozos, el ilustrado portuense Juan Luis Roche dejó escritas en 1771 estas interesantes apreciaciones: “…mientras más inmediatos al agua salada, son más dulces, y cuanto más desviados más salobres y profundos; porque en aquellos apenas se necesita soga para sacar el agua, y en estos últimos es necesaria una de muchas varas. Algunos Pozos crecen y menguan con las mareas, y debajo del agua salada en las menguantes se ha visto fluir agua dulce.

EL BALNEARIO DE SAN JOSÉ  

Detrás del terreno que ocupó la ermita y la casa de Ciria, junto a la orilla del río que en 1954 ocuparía el varadero de los hermanos Pastrana (ver nótula 713 en Gente del Puerto), entre 1881 y 1923 Felipe Losada y su hijo José mantuvieron abierto un pequeño establecimiento de baños que llamaron  Balneario de San José.  En su origen, una caseta de madera cubierta a dos aguas y compuesta de un departamento para vestuario (3 metros  x 2’40 de ancho) y un espacio para las inmersiones acotado con listones de madera hasta la línea de bajamar, sólo aprovechable durante una hora antes y otra después de la pleamar en las pequeñas mareas y tres horas durante los aguajes.

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Plano de la reforma de 1906 de los baños San José. / Archivo Municipal.

En 1906 José Losada reformó y amplió las instalaciones. La caseta, pintada de blanco, pasó a tener 7’75 m de frente, 6 de lado y 2’50 de altura, mientras que el cerco de los baños se amplió hasta 20 metros, formándose con estacas de pinos (4’50-5 m), tablazón y riostras con regatones de hierro colocadas de estaca a estaca. Con ello, Losada pretendía que los baños se tomaran entre las cuatro horas de las mareas muertas y las seis de los aguajes,  “dando más tiempo –decía en su solicitud- para que la clase pobre, que es precisamente la que los utiliza, pueda aprovechar y disfrutar los beneficios de los baños de mar, que tanto se recomiendan”. En 1916 el uso de la instalación costaba 10 céntimos a los adultos y 5 a los menores de diez años.

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El varadero de Pastrana, cerrado en los años 80, en el lugar que ocupó los baños San José. 

La costumbre de tomar baños en la ría del Guadalete, que comenzó en 1816, cuando se instalaron los primeros baños flotantes junto al puente de barcas de San Alejandro (1779-1839), fue desapareciendo con los trabajos de canalización y dragado del río que se verificaron durante el primer tercio del siglo XX y ante el progresivo deterioro de la salubridad de sus aguas (en lo que no poco influyó la construcción en 1897 por la Azucarera Jerezana de una corta junto al Portal). Sólo permanecieron en el río, como una reliquia, los baños de San José.

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El corro de bolos de Pozos Dulces, el 'Corribolo' hacia donde hoy está la glorieta de acceso a la ciudad. Lanzando, el montañés Manuel Gil de Reboleño. / Foto, Antonio Gil Insúa.

LOS CORROS DE BOLOS  

Felipe Losada, en 1868, trece años antes de abrir los baños, estableció en Pozos Dulces, a la espalda de la destilería de aguardientes de Ramón Jiménez, frente a la iglesia del Espíritu Santo, un ‘corro de bolos’ público formado con un malecón de madera. Aquí lo mantuvo hasta 1891, cuando lo trasladó junto al puente de hierro de San Alejandro (1883-1977), donde permaneció hasta que a los cuatro años, en 1895, tuvo que desalojar el lugar al crearse el Parque Calderón. Y de nuevo volvió a instalarse en su primer lugar, donde continuó, en manos de su hijo José, hasta fecha incierta. Pero la tradición del lugar como bolera perduró hasta mediado el siglo XX. Hoy, la peña carnavalesca El Corribolo, ubicada frente a la bolera del puente, recuerda en su nombre su pasada existencia. / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Nonabox nació hace apenas dos años y desde entonces son líderes en Europa gracias a su modelo de suscripción online para embarazadas y bebés. Él nació en Mallorca pero ha vivido toda su vida en El Puerto de Santa María. Ella es madrileña pero residió tres años en esta misma ciudad. Ambos, Ramón Sánchez e Izanami Martínez, son los fundadores de Nonabox, una empresa líder en Europa en suscripción online para embarazadas y bebés de hasta dos años.

La idea surgió hace poco más de dos años cuando la hermana de Izanami "se quedó embarazada. Acababa de terminar un máster y estaba trabajando, por lo que iba a tener poco tiempo para ponerse a investigar todos los productos que le harían falta a su bebé. Así que se nos ocurrió crear una empresa para que las mamás con poco tiempo pudieran conocer qué producto era el más adecuado para cada etapa de la vida de su bebé y durante el embarazo", explica Izanami.

El funcionamiento es muy sencillo: sólo hay que suscribirse a través de su página web, rellenar un perfil detallado con el mes de gestación o edad del bebé, sexo, gustos, etc, y por 25 euros al mes se recibe en casa una caja con entre "7 y 9 productos a tamaño real y que nunca se repiten. Algunos de ellos son sorpresa, pero siempre nos adaptamos a las necesidades de la madre y del bebé", afirma Izanami.

NONABOX"Nos aseguramos que los productos sean útiles. Solemos incluir 2 o 3 artículos de marcas conocidas y algún otro de marcas más pequeñitas, pero de calidad, para que las madres de ciudades pequeñas o pueblos tengan acceso a ellas". El valor real de cada caja es "de 70 u 80 euros" y cuentan con 5.000 suscriptores.

Comenta Ramón que además de en España están presentes "en Italia, Alemania, Austria y Reino Unido y en junio estaremos en Francia. Somos líderes en Europa porque cuando empezamos no había ninguna empresa de este tipo que se dedicara a los bebés". El rápido éxito de Nonabox no les asusta, más bien al contrario. "Es emocionante ver como con mucho trabajo estamos obteniendo tan buenos resultados", finaliza Ramón. /Texto: Maribel Gutiérrez.

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Aurelio Díaz García, aunque natural de Cádiz, lleva afincado en El Puerto desde 1970, donde se casó con Dolores Dandi y con quien tiene tres hijos, ya criados. Profesional de la hostelería, trabajó durante 20 años con Alexis Ruiz –hoy presidente de Discotecas y Salas de Fiestas de Horeca Andalucía--, en sus negocios de April Discoteca en Rota, el Bora-Bora en Jerez, y en El Puerto, en las Discotecas Safos del Hotel Puertobahía y Eclipse, en el Centro Comercial de Vistahermosa. Antes de montar el Bar ‘La Señora’ regentó el Bar Tiburón, en la Barriada de las Nieves.

El Bar ‘La Señora’ en la calle Vicario, --en una accesoria de la casa de los Monge Reinado-- fue durante muchos años un negocio regentado por Juanito Ceballos, que hoy conserva en sus paredes una estética cofrade, pues son fotografías y composiciones de todas las vírgenes de las cofradías y hermandades portuenses las protagonistas que dan razón de ser al nombre del establecimiento hostelero, muy concurrido, por cierto.

ALEVANTE.

Aurelio es un virtuoso de la cocina. Con muy pocos ingredientes y con poquísimos medios, organiza, a puerta cerrada, todos los miércoles unas cenas pantagruélicas, con entradas, dos platos y postres. Se han hecho proverbiales sus degustaciones gratuitas de guisotes,  de tortillitas de camarones, de cartuchitos de camarones…Su gazpacho, todo el año, tiene fama en el barrio alto y, en Navidad, lo anuncia como “gazpacho migado con polvorones” todo un plato de vanguardia.. La mojama, el queso variadísimo, la chacina de Manolo Ortega, de la Sierra de Cádiz, de Badajoz o de Burgos campan por sus respetos en el local. Este miércoles, sin ir más lejos, puso mano a la obra de un bacalao a la vizcaína que resultó para chuparse los dedos.

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Su cocina es clásica, de andar por casa, asequible para los que tienen levante y telarañas en los bolsillos, por eso a su  sección de cocina la ha llamado “ALEVANTE”, como un antónimo de “APONIENTE”, que siempre ha habido ricos y pobres. Su política es poner los platos llenos. Es decir, que no pone una cosita en el centro y santas pascuas. Por eso la prestigiosa firma de Ricardo el de las Gomas, “Vulcanizados Ricardo”, le ha galardonado con cinco estrellas. La noticia de este reconocimiento le ha valido gran afluencia de  clientes y curiosos que, dado el aforo de ocho personas humanas que tiene el local, Aurelio se ha visto obligado a frenar. A su fama han acudido verdaderas avalanchas de público de diversas regiones españolas. Precisamente del País Vasco, con la fama que tiene de cocina, Aurelio mantiene a familias fijas todo el año y por temporadas. De Alemania, de Hungría, de Holanda, de Francia, del Reino Unido, de China y hasta de Andorra tiene clientes asíduos, no sólo en el interior, sino en la calle., porque es que no se cabe. Desde esta página, felicitamos a tan ingenioso industrial y a la firma otorgante de las cinco estrellas.

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La Asociación de las Artes Escénicas de Andalucía entregó ayer en la Feria de Teatro de Palma del Río, en Córdoba, los segundos Premios del Teatro Andaluz, un certamen organizado en colaboración con la SGAE y en el que participan críticos y profesionales del sector de toda Andalucía. Como ocurriera el año pasado, el palmarés constituye una oportunidad necesaria para poner nombres y apellidos a quienes hacen teatro en Andalucía, en unos tiempos en que la realidad escénica nacional aparece cada vez más ajustada (con todas las trampas que ello conlleva) a las virtudes de Madrid y Barcelona; pero también de saldar cuentas respecto a lo que ha dado de sí la última temporada, reflexionar sobre lo conseguido y lo que queda por conseguir y conocer por dónde van los tiros en lo que a creación y producción se refiere.

lagloriademimare La Choni Compañía Flamenca recabó dos reconocimientos gracias a La gloria de mi mare, uno para el porteño nacido en el número 31 de la calle Santa Clara, Juan José Macías Rodríguez, al mejor intérprete masculino y otro a Nacho Sánchez a la mejor iluminación. Es muy conocido por el papel que representó de Desastre en el programa de Canal Sur, La Banda del Sur. Ha colaborado en programas de televisión como Hola Raffaela, Generación XXI o Buenaventurados. Actualmente junto a la sevillana Paz Alarcón realiza espectáculos musicales y humorísticos. Juanjo Macías recibió el premio al Mejor Intérprete Masculino de Teatro 2011 en los Premios entregados por la Asociación Escenarios de Sevilla por su papel en 'Las Gracias Mohosas' de Teatro Velador.

'Choni' que hace de una joven artista,  trabaja mano a mano junto al polifacético actor Juanjo Macías que, en el papel de Gloria, la madre de la virtuosa, asume el peso dramático de la historia y en clave de humor, va conduciendo al espectador a través de la historia de su propia hija. La propuesta que Choni Cía Flamenca presenta, es un homenaje  a la figura de la madre de la artista, a todas las madres y a todas las artistas.

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Juanjo Macías (la madre) y Asunción Pérez Choni (la hija), en un momento del espectáculo. / Foto: A.Sanz

Así, esta relación entre madre y artista es el hilo conductor de un espectáculo que traslada al espectador a los años 30, época en la que el flamenco comenzaba a salir del entorno privado de las familias pudientes del momento para llegar a los cafés cantantes, abriéndose así a toda la sociedad y contribuyendo a la universalización del cante flamenco.

 

 

 

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En la mañana de hoy miércoles las hermanas Adelaida y Milagros Pérez Navarro han recibido de manos del alcalde, Alfonso Candón Adán, un diploma de reconocimiento municipal por el interés que muestran por todos los actos que se celebran en la Ciudad así como por su asistencia a los mismos. Ningún acto que se precie en El Puerto se puede celebrar sin que esas hermanas estén presentes en el mismo.

El primer edil les ha hecho entrega de un diploma enmarcado, insistiendo en que “sois muy queridas por la ciudadanía de El Puerto y hemos considerado que sois merecedoras de este diploma, porque hacéis de embajadoras de todo lo que acontece en nuestra Ciudad”. Además, Candón hace hincapié en que “os habéis convertido en parte de los organizadores de todos los actos, nos acompañáis allí donde vamos y a todo lo que os llega, y por eso entendemos que os habéis ganado este diploma”.

Un diploma que estas hermanas (ver nótula núm. 1.299 en GdP) han recogido mostrando su agradecimiento y entusiasmo, dando las graciasal alcalde y confirmando que seguirán acudiendo a todos los actos que se celebran y felicitando al primer edil por la amplia programación de actividades que se realizan en El Puerto, especialmente en verano, tanto de parte de la administración local como de las empresas o entidades que se suman a la misma.

Asimismo, el alcalde las anima a seguir acudiendo a todos los actos y actividades que se celebran, “porque se aprende mucho con esta programación a la que podemos asistir. Es bueno que otros portuenses os tomen como referencia y asistan también a todas las actividades que se ponen en marcha, porque estamos seguros de que es una oportunidad única de aprender, culturizarnos y conocer nuestra Ciudad”.

 

 

La UCD que lideraba en El Puerto Víctor Unzueta ganó las elecciones pero no llegó a gobernar Conocidos portuenses formaron parte de aquel proyecto político. El reciente fallecimiento del ex-presidente del Gobierno Adolfo Suárez es una buena excusa para echar la vista atrás y rememorar aquellos años de la Transición en los que el partido creado por el político abulense, la Unión de Centro Democrático (UCD) sirvió de revulsivo para que muchos ciudadanos de a pie se interesasen por la política activa en un ambiente de grandes cambios y sobre todo de mucha ilusión por el futuro.

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Un retrato de Suárez presidía la sede local del CDS. En la foto están Antonio Morillo presidente provincial del partido, diputado a Cortes y alcalde de Vejer, Gerardo Harguindey, Francisco Moreno, Enrique Bartolomé y Manolo García Campos.

En El Puerto, la cara visible de UCD en aquellas primeras elecciones democráticas de 1979 era Víctor Unzueta Gabiola, conocido abogado que encabezó una lista integrada por portuenses muy conocidos pertenecientes a todos los ámbitos. En esa lista estaban, entre otros, Antonio Nogués Ropero, Manuel Pacheco Albalate, Victorina Arrobas Vila, Antonio Ariza Albaiceta, Carlos Campoy López, Ramón Bayo Valdés o Enrique Miranda García...

El programa electoral con el que UCD concurrió a aquellas municipales puede ser calificado de progresista. Bajo el lema 'Un programa real para un Puerto actual', contemplaba entre otras propuestas la recuperación medioambiental del río Guadalete -una lucha que después harían suya los ecologistas-.

Algunas de las propuestas recogidas en aquel programa resultan hoy tremendamente actuales, como la necesidad de mejorar la asistencia sanitaria y acercar los servicios de la Seguridad Social a la ciudad para evitar a los portuenses los desplazamientos a otras poblaciones; la mejora del servicio de transportes; la promoción del asociacionismo; la mejora de los centros de enseñanza o el fomento de las inversiones en la ciudad apostando por la creación de empresas y coorperativas, así como el desarrollo del sector turístico, entre otras medidas.

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El abogado Victor Unzueta lideró la formación centrista en El Puerto.

Aunque en las elecciones de abril de 1979 la lista de UCD resultó ser la más votada, obteniendo ocho concejales (4.902 votos) los juegos malabares de la política hicieron que finalmente ese primer gobierno municipal de la recuperada Democracia estuviera presidido por un alcalde comunista, Antonio Álvarez, tras el pacto suscrito entre las fuerzas de izquierdas con la suma de los concejales del PCE, el PSOE y el PSA.

No sabemos qué hubiera pasado si en aquel momento hubiera gobernado la lista más votada, quizás mediante un pacto con el PSA que no llegó a cuajar.

Enrique Bartolomé, ex-militante primero de UCD y después del Centro Democrático y Social (CDS), recuerda que aquella primera lista con la que él colaboró en principio como un jóven simpatizante que ayudaba a pegar carteles, con apenas 20 años, era una candidatura "de personas que estaban por encima de las ideologías. Creo que Víctor Unzueta podía haber sido un buen alcalde", afirma, y lamenta que a pesar de aquel pacto "el PCE, el PSOE y el PSA no tenían nada en común y el único motivo para pactar fue quitarle la Alcaldía a UCD".

Tras aquel primer contacto con la política, Enrique Bartolomé profundizaría más adelante su relación con UCD y llegó a ser, algunos años después, vocal del comité ejecutivo nacional de las Juventudes Centristas, un cargo que le permitió conocer de cerca al entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez, con quien llegó a estar incluso una vez en el Palacio de la Moncloa, junto a otros 13 jóvenes que formaban parte de aquel comité.

Tras la caída en desgracia de Suaréz y su dimisión como presidente del Gobierno, Bartolomé pasó luego a integrarse en el CDS, la nueva formación creada por Suárez, y llegó a ser número 4 en la lista al Congreso por esta formación en las elecciones generales de 1986.

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Candidatura UCD elecciones municipales 1979 (1)

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Candidatura UCD elecciones municipales 1979 (2)

En aquella campaña electoral fue, además, uno de los responsables de prensa del CDS, por lo que realizó varios viajes en autobús con el presidente del partido, del que recuerda que era "una persona encantadora. Vino cuatro veces a la provincia de Cádiz y recuerdo de él la prodigiosa memoria que tenía. Cuando íbamos a visitar una ciudad pedía un par de folios con datos de algunos de los personajes más conocidos de la localidad. Quería estar al día también de los asuntos de actualidad en cada momento y del contexto histórico de cada población. El resultado era que cuando hablaba con la gente lo hacía tan bien que parecía que conocía perfectamente ese lugar... Era una persona muy cercana y a la que sobre todo le interesaba el consenso. Una de sus máximas era decir que él no quería vencer, sino convencer". También recuerda Enrique Bartolomé cómo le gustaba a Suárez viajar charlando con los periodistas en el autobús de dos plantas en el que realizaban los desplazamientos de campaña, a pesar de que sus asistentes le reñían recordándole que tenía que descansar. "No comía nada, se alimentaba de tortillas francesas y era un fumador empedernido", recuerda.  Lo que no consiguió Bartolomé, que también fue concejal del CDS en El Puerto entre 1987 y 1991, fue que Suárez llegara a visitar la ciudad. Una 'espinita' que no se le ha olvidado. /Texto: Teresa Almendros.

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