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2.753. Ricardi y Chamaco

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Cada vez que escucho que debiera estar fuera de discusión que siempre habrá condenas erróneas y, en consecuencia, inocentes condenados, me acuerdo del caso de Rafael Ricardi Robles (ver nótula núm. 938 en Gente del Puerto) y, por ello, me pregunto cuántos inocentes hay en las cárceles y qué es lo que se está haciendo por ellos.

Rafael fue puesto en libertad en 2008, después de que se comprobara que había pasado 13 años encarcelado por dos delitos de violación que no había cometido. Fue condenado por el testimonio que aportó una de las víctimas. Sobre esto último, relató la joven en el juicio, que no tenía duda ya que su mirada ‘era muy característica por estar distorsionada por un defecto congénito`. De modo textual dijo que tenía ‘un ojo a la virulé’. Y, efectivamente, Ricardi padecía un estrabismo severo. Pero, como comentaba Ricardi, llegó a consumir drogas, pero jamás hizo daño a nadie.


Su tocayo, Rafael Romero Arana, conocido por la marinería como ‘Chamaco’ (ver nótula núm. 183 en Gente del Puerto), tuvo mejor suerte. Fue denunciado porque según relataban por una zona oscura y poca concurrida de la Feria sacaba un machete y amenazaba de muerte, incluso acorralando a las víctimas contra unos coches. Digo que tuvo mejor suerte porque cuando la policía se personó en su domicilio no lo encontraron y, días después, se pudo comprobar que cuando ocurrieron los hechos se encontraba en la mar.

‘Chamaco’, como ya he contado en alguna ocasión, era muy dado a las escenas surrealistas y siempre buscaba notoriedad pero jamás lo vi que portara un machete o navaja grande, solamente desenfundaba unas imaginarias pistolas en un duelo igualmente imaginario. Un poco pesado y cansino con su famosa divagación, pero inofensivo. Pero quedó demostrado que fue otra persona con idéntico parecido la que en la Feria atemorizó y amenazó de muerte a los denunciantes.

Muchas veces me he preguntado qué habría pasado si ‘Chamaco’ no hubiera estado en la mar porque el mundo de la cárcel debe ser muy duro y más aún si eres inocente. /Texto: Antonio Carbonell.

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