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Acerca de Gente del Puerto

Gentes y Habitantes de El Puerto de Santa María (España). Caras conocidas, caras anónimas, la savia del Rey Sabio.

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El pasado domingo fallecía Ana  Aranzazu Torre Caldevilla a la edad de 47 años.  Poca gente la conocía por este nombre  pese a ser vecina de nuestra ciudad desde hace siete años. Si añadimos que la fallecida es Ana, la de Luz y Luna, la de la protectora,  entre los círculos de la gente que ama a los animales empezaremos a darnos cuenta que acabamos de perder a alguien que hizo mucho por una sociedad más digna de ser llamada humana. Cuando la crisis golpea a los seres humanos, los que están aún más abajo, mas abandonados, los animales, se enfrentan a una existencia mil veces más terrorífica.

Ana nació en Santander y acabo en El Puerto tras rodar muchos años por Madrid y alguno que otro por Puerto Serrano ya acompañada  por su inseparable Pilar. Desde que llegaron a nuestra ciudad, pusieron su vida, su hogar y sus recursos  al servicio de los animales abandonados.  Si como dijo Ghandi , “La grandeza de una sociedad de mide por el trato que da a sus animales”,  no cabe duda que su trabajo hizo mejor  nuestro pequeño mundo, más respirable nuestro aire cruel.

Hace cuatro años decidieron dar forma legal  a su proyecto y fundaron la Asociación Protectora de Animales Luz y Luna. Desde entonces cientos de perros y gatos abandonados o maltratados han podido tener una familia,  una esperanza. Decenas de voluntarios y voluntarias nos hemos formado y crecido  a su lado y se han llevado a cabo campañas de mentalización sobre la convivencia con animales  e incluso trabajo terapéutico con colectivos de personas con diferentes discapacidades, sobre todo niños y niñas apoyados en animales.  En la actualidad, su esfuerzo mantiene un refugio con más de 120 animales salvados de la calle y la muerte, sin ningún apoyo de las diferentes administraciones local o autónomica.

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Ana y Pilar, disfrutando del cariño de los animales.

Hace dos años le fue diagnosticado un cáncer muy agresivo. Durante este período ha luchado como pocas personas lo han  hecho dejando en quienes la acompañábamos  otro imborrable ejemplo de humanidad.

El domingo a las 8 de la mañana expiró  dejándonos a su amigos la mejor de las herencias: el ejemplo de una vida dedicada a cambiar el mundo, a hacerlo más digno, más habitable.  El apoyo a Luz y Luna, la continuación de su proyecto, será la mejor forma de homenajearla.

En su funeral, la gente que hemos trabajado con ella hemos leído este texto. Su lectura  dará una idea de su legado, de su tamaño, de su altura :

Hola, Ana:

Somos tus niñas, así nos llamaste. Daba igual que algunas fuéramos mayores en edad a ti, éramos tus niñas. Daba igual hasta nuestro sexo: algunos compañeros  también se han  sentido tus niñas hasta hoy porque así nos has nombrado y así nos recordarás.  Somos los voluntarios y voluntarias de Luz y Luna.

anatorrecaldevilla3_puertosantamariaHemos aprendido mucho de ti ¿sabes? No sólo a quitar garrapatas y a curar heridas del cuerpo.  Aprendimos que el amor  - de dos o de cuatro patas - es la mejor medicina para el cuerpo y para el alma. Aprendimos que la grandeza no es una medida del cuerpo sino una dimensión del corazón. Y lo aprendimos de ti porque si tu cuerpo era grande, tu alma era, es infinita.

Nos regalaste tu alegría. Y cuando te tocó el dolor, no te rendiste y, de nuevo, nos obsequiaste el más maravilloso de los ejemplos de vida y lucha. En esa batalla, te acompañamos y crecimos juntos. Nosotros fuimos menos enanos pero tú te hiciste gigante.

Pero no nos pidas que pasemos página, que te olvidemos. Seguiremos adelante, si, cada cual en la medida de sus fuerzas, pero tu tesón, tu amor y tu sonrisa, no se irán de nuestro lado.  Estarás con nosotros cada vez que nos asomemos la mirada melancólica de Ghandi, cada vez que Valentín nos abrace o cada vez que Wally baile nervioso al vernos acercarnos a su patio.  Quizás debía pronunciar ahora un millar de nombres de los que hoy, descorazonadoramente nerviosos, han comido poco y mal y han ladrado o maullado más de costumbre. Pero no creo que sea necesario. Están aquí, repartidos entre nosotros, en las huellas que dejaron en nuestras ropas de trabajo o de domingo.

Descansa, “jefa”. Te lo has ganado. Si ya estás en algún lugar desde donde nos ves, ya sabes que necesitamos tus manos o,  como  algunos dicen ya, tus alas.

Si te despiertas, Ana, una mañana
y el cuerpo no te sobra ni te duele
la pierna o la cadera como suele
y corres como antaño a la ventana.

Si, Ana , suena en tu oído una campana
que una brisa tranquila hace que vuele
y no encuentras cheniles ni te huele
a éter, ni a morfina. Y ves a Hanna

corriendo a pintarte de colores
y tras ella dichosa la manada
de aquellos que por ti tuvieron vida

y a lengüetazos te borran los dolores.
Si sonríes y cantas ya sanada:
¡Llegaste al arcoíris! ¡Bienvenida!

 Juan Rincón Ares. In memoriam.

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blas_simon_enrique_puertosantamariaComo introducción a mi reflexión sobre la Hostelería y  Restauración debo de transcribir el comentario que me dijo, uno de los tantos directores, con los que he tenido el placer de aprender y trabajar. Decía así “En la Restauración lo más importante es tener y aplicar el Sentido Común” ya que podemos desarrollarla prácticamente sin conocimientos, (de ahí el intrusismo dentro de la misma) pero no sin Sentido Común.

Esta reflexión va dirigida sobre todo a los nuevos hosteleros. Cada vez mas en una ciudad como la nuestra, El Puerto de Santa María, donde la industria brilla por su ausencia, se abren nuevos establecimientos, algo que hay que agradecer por lo menos por parte de los que nos dedicamos a ello, estos nuevos establecimientos en la mayoría de los casos sus propietarios son personas que han sido ajenas a la Hostelería. Tienen lo mas importante que es el dinero para montarlos y en algunos casos también buenas ideas, los montan y decoran perfectos otra cosa es que después sean fáciles para trabajar y llega lo importante la “apertura” y ahí empieza el calvario.

Cuando he empezado hablando de la importancia Sentido Común es por lo siguiente: El Sentido Común nos dice que lo que es pequeño para mí es pequeño para el Cliente, que si la carne está dura para mi está dura para el Cliente, que si el mantel está mal tirado, arrugado, las copas sin repasar etc.. para mí también lo están para los Clientes, lo que pasa que los Cliente son prudentes se callan y no vuelven, cuando tenemos un plato que funciona ese plato tiene que estar siempre igual, lo que se llama estandarizar las recetas para que, esté quien esté, siempre sea igual para el Cliente.

Los camareros tienen que estar informados de todo lo que hay y de lo que no hay. La cocina tiene que tener suficiente preparación (mise en place) para tener bastante autonomía de trabajo. Que no se pude pasar dos veces por delante de un Cliente y no hacerle ver que sabemos que está a través del saludo.

Que las funciones de los camareros tienen que estar bien definidas para agilizar el servicio y así un mayor rendimiento. Que es mejor que un Cliente insatisfecho nos lo diga en el establecimiento a que lo cuente fuera de el. Que los que pagan las nóminas son los Clientes, sin Clientes no hay negocio por muy buena que sea la gestión.

Alguien tiene que tomar la responsabilidad tanto para cuando hay un problema con un Cliente o entre los propios trabajadores. Al Cliente hay que darle el máximo de información posible a través de las cartas, pizarras e indicadores. Bueno al final nos damos cuenta que el Sentido común es el menos común de los sentidos. El Camarero es la imagen del establecimiento. La Hostelería son Señoras y Señores al servicio de Señoras y Señores. Un Cliente se tarda en fidelizar meses y se pierde en segundos. /Texto: Simón Blas Martín.

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Antonio Beato era oriundo de Trebujena pero nacido en El Puerto de Santa María. Trabajó en la bodega de  Cuvillo, y fue siempre representante de los trabajadores, desde los antiguos enlaces sindicales hasta después Delegado Sindical en democracia. En esta empresa sufrió y luchó su reconversión y cierre allá por mediados de los ochenta del siglo pasado. Formó parte en varias ocasiones de la negociación de los convenios colectivos de la Vid. Perteneció al comité locas de la UGT de El Puerto, miembro de le Ejecutiva Comarcal de Jubilados y Pensionistas de la UGT Comarca de Jerez, Miembro de la Ejecutiva Provincial de la misma Federación, e incluso a nivel Regional, y miembro del Comité Estatal de la citada Federación. Por este motivo viajó por toda España aunque primordialmente a Madrid. Organizó varios viajes al Congreso de los Diputados de España, al Parlamento Europeo, y mantuvo una continua relación con los sindicatos alemanes de jubilados de la región alemana de Hann.

Se nos ha marchado. Se nos ha ido Antonio Beato, El Peseta, como cariñosamente todo el mundo lo conocía. Ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar, como escribiera Antonio Machado. Así lo quiso él.

Sin riquezas ni honores, ni prebendas o privilegios, sin medallas ni trofeos, humildemente como vivió. Sí, se dirá, como otros muchos ciudadanos y ciudadanas. Es verdad. Pero él, en la "nave que nunca ha de tornar", la llevaba llena de corazones. De los corazones de miles de trabajadores: de las bodegas de Cuvillo, de los trabajadores de la Vid, de esta comarca bodeguera jerezana, de los trabajadores de El Puerto, de la provincia de Cádiz, de Andalucía, de España.

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Camión con botas de la desaparecida Bodegas Cuvillo.

Recorrió las tierras de esta comarca con los Convenios de la Vid para repartirlos, explicarlos, debatirlos, pelearlos, negociarlos… Vivió de cerca, en sus propias carnes, la larga y dura reconversión industrial de las bodegas. El cierre de la suya propia: Cuvillo. Ayudaba además a los otros trabajadores, ya fuesen del mar, de la industria, de los servicios, del campo… No tenía preferencias. Siempre con su sindicato, siempre con la Unión General de Trabajadores. En la clandestinidad y en la transición con la Unión Sindical Obrera. Siempre en el sindicalismo socialista. Socialista hasta la médula aunque sin afiliación política. ¿Extraño? No. Él no necesitaba demostrar sus pensamientos con carnet. Pero allí estaba para lo que hiciera falta, como muchos militantes de la vieja escuela: darlo todo sin pedir nada a cambio.

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En la Casa del Pueblo de la UGT de El Puerto en una convivencia con Esteban Caamaño y su esposa Lola y a el compañero Francisco Guerrero

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Congreso de los Diputados. El Peseta, en la escalinata derecha, en el último escalón con afiliados de la Unión de Jubilados y Pensionistas de la UGT de Cadiz.

Y en su jubilación, jubilado del trabajo que no de la lucha. Y allí en la vieja y nueva estación de ferrocarril de nuestro pueblo lo podíamos encontrar casi todas las mañanas y muchas tardes camino de la sede provincial de los Jubilados y Pensionistas de la UGT. O camino de Sevilla, o de Madrid, o de Murcia, Valencia, Zaragoza... ¡que sé yo! No paraba. Tuvo fuerzas hasta muy cercana la muerte. Cuando muchos compañeros abandonaban por la edad, enfermedad, cansancio, desilusión, o se los llevaba la parca, él continuaba casi hasta los 90 años en que nos ha dejado.

hermanolobo_1983Estaba para todo. Estaba tanto "para un roto como para un descosido". Los primeros de mayo, los congresos, reparto de propaganda, la pegada de carteles, la ayuda en movilizaciones de otros colectivos, o los suyos propios, u organizar las fiestas de navidad, las visitas de los jubilados alemanes, la entrega de premios o regalos para otros... Pero siempre con esa disciplina admirable, difícil de entender por las nuevas generaciones, de que lo manda el secretario general y basta, aunque previamente lo haya debatido e incluso no lo viese muy claro. ¡Vieja escuela, pero tan necesaria!  /En la imagen de la izquierda, portada de la revista satírica y de humor 'Hermano Lobo', que fue secuestrada en alguna ocasión de los kioskos.

Has dejado un rastro de ejemplaridad de vida. Nos has dejado sin aspavientos, humildemente, sin ruidos, rodeado de tus gentes, tus amigos, tus conocidos, tus compañeros. Pero tus alforjas van llenas de corazones agradecidos, de lucha por los demás, de constancia, de fe en tu clase, de filantropía, palabra que es posible que no la entendieras. No importa: la practicabas. Si existe un Dios bueno, y no sé si creías o no, nunca lo confesabas, seguro que está rodeado de personas como tú. Vivirás eternamente en los corazones y en la mente de los trabajadores. ¡Adiós Antonio, adiós Peseta, hasta siempre! /Texto: Elias Py Rodríguez.

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Salvo los jóvenes nacidos a partir de la última década de los 90, todos conocimos durante toda nuestras vidas, apostado frente al paseo central del Parque Calderón y a la fuente de la Canastilla, el Kiosco de Pasage (donde hoy está un tiovivo), aquél que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado; que se instaló en 1933 y en sus últimos años fue la sede del Club Taurino Portuense.

En 1991, el Ayuntamiento, en razón a que hacía años que estaba cerrado y que presentaba un pésimo estado de conservación, siendo ocupado por drogadictos, decidió desmantelarlo. Medida, a mi parecer, apresurada y equivocada dado su interés patrimonial –se construyó en Sevilla para ser un establecimiento de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929- y sentimental, porque se tiende a tener querencia y apego por los locales que se han pisado y por los que se ha pasado toda la vida, nosotros y quienes nos precedieron. En aquel venerable establecimiento el Ayuntamiento entró como un elefante en una cacharrería. Dijeron entonces que lo almacenarían para recuperarlo el día de mañana, pero me juego el millón de euros que no tengo que el Kiosco de Pasage desapareció para siempre. Pero ha quedado en nuestras retinas y recuerdos, también para siempre.

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La Mezquita y su terraza en los años 40. Enfrente, la taberna Los Maeras. A la derecha, el espacio que en 1949 ocuparía el Bar Santa María. A la izquierda, no visible, el Bar Buenavista. La farola central se instaló en 1914.

LA MEZQUITA

El kiosco que recordamos fue el segundo que la familia Pasage estableció en el Parque.  El primero se inauguró en abril de 1914, ahora hace un siglo. Ambos fueron sucursales de La Mezquita, el bar que con el mismo nombre, transformado, sigue abierto en la calle Luna esquina a Jesús de los Milagros, que antaño –con sucesivos arcos dispuestos al modo de una mezquita- se prolongaba hasta la plaza de las Galeras. 2

fernandopasagesanchez_puertosantamariaViejo establecimiento, pues se conoce que el 5 de agosto de 1897 se hizo con el negocio, ya existente con el nombre de La Aurora, Miguel Llamas, cocinero que había sido de La Alegría, el popular restaurante que existió en la calle Nevería esquina a Ricardo Alcón, cerrado en 1961. Lo de Aurora se le puso por la inmediata calle así nombrada, cuando se prolongaba hasta las Galeras, rebautizada en 1922 como Micaela Aramburu en homenaje a esta señora entonces fallecida, benefactora que fue del frontero Hospital de San Juan de Dios.

Pero los mejores años del local comenzaron a partir del 4 de agosto de 1905, cuando reinauguró el negocio, bautizado como La Mezquita, Fernando Pasage Blandino, que antes, en 1902, había abierto el Bar La Española en Larga esquina a Palacio. Al paso de los años, hacia 1932, Fernando dejó el negocio a sus hijos Manuel y Fernando Pasage Sánchez, quienes lo mantuvieron, especialmente Fernando, toda la vida. Eran sucesores del primer Passage  (con dos ‘s’) que se asentó en El Puerto en 1742, italiano, pese al apellido francés.

Mediados los 60, Fernando Pérez Pasage, sobrino de los hermanos Pasage, abrió en la parte del local frontera a las Galeras la Cervecería Marítima, que de inmediato se convirtió en el centro de reunión de la marinería porteña. Al paso de unos años se derribó el inmueble, y en el nuevo, José Álvarez, yerno de Fernando Pasage, abrió otra cervecería también llamada Marítima, que cerró a fines de los 70.

LA CASETA DE MARTÍNEZ (1896-1909) 

En 1895, cuando se creó el Parque Calderón, el arquitecto que lo diseñó, Miguel Palacios (atinado apellido para un arquitecto), habilitó un espacio entre la Herrería y Javier de Burgos (entonces Sardinería) para ser ocupado por un establecimiento de bebidas, donde al paso de los años se ubicarían los kioscos de los Pasage.

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El Parque Calderón en el proyecto de Miguel Palacios (1894). En rojo, el espacio reservado para un ‘café’. / Archivo Municipal.

Entonces, el industrial Manuel Martínez García, un burgalés que de niño se asentó en nuestra ciudad en 1878, solicitó al Ayuntamiento, y se le concedió, ocupar el espacio con una cervecería-restaurant: cuadrangular, de 6 metros de longitud por 3’10 m de altura, de madera, con techo de cotonía (lona de cáñamo con trama de algodón) y rodeando el local 12 paños de barandas con 20 pedestales para macetas.

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Alzado del salón de la Caseta de Martínez (1902). / Archivo Municipal.

El local abrió sus puertas en febrero de 1896 y las cerró una vez concluyó el verano de 1909. Fue conocido por todos como ‘la caseta de Martínez’, siendo costumbre que cuando la Revista Portuense se refería a ella, que lo hacía frecuentemente,  intercalara el epíteto de popular: ‘la caseta del popular Martínez’ (sobre su hermano Daniel, ver  nótula 656 en Gente del Puerto).

Durante esos años se convirtió en un popularísimo centro social, donde se celebraron  numerosas reuniones políticas, familiares, deportivas..., y en su salón fue habitual que se ofrecieran audiciones de gramófono, conciertos de música, que actuaran artistas de variedades, prestidigitadores, agrupaciones carnavalescas, cantaores y bailaores flamencos...  Como botón de muestra, por su singularidad, citaré el concierto que el 10 de agosto de 1901 ofreció el virtuoso joven -25 años- Esteban Juez, anunciado como ‘el Sarasate de la guitarra’, que además de ser ciego de nacimiento tenía el mérito añadido de que posicionaba el instrumento sobre las rodillas y al revés, con el mástil a la derecha. Desde Almería, donde residía, media vida se llevó recorriendo España tocando música española: piezas de zarzuelas, pasodobles, guajiras, rondeñas…

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Acceso al Parque por el Vergel en 1903, con el paseo flanqueado de plátanos. A la derecha de los pedestales que daban acceso a la fuente de la Canastilla, apenas perceptible su cubierta, la Caseta de Martínez. / Foto, archivo de Luis Suárez.

Tras cerrar la caseta del Parque en 1909, al año siguiente Martínez abrió una cervecería en la calle Larga –junto al hoy Bar Vega- a la que llamó Sin Nombre. En el solar que su popular caseta ocupó en el Parque Calderón, cinco años después la familia Pasage establecería su primera sucursal de La Mezquita.

kioskopasage7_puertosantamariaEL PRIMER KIOSCO (1914-1932)

El 25 de abril de 1914, mientras se realizaban reformas en el Parque Calderón, que comenzaron en enero y culminaron en junio, Fernando Pasage Blandino solicitó al Ayuntamiento y se le concedió en detrimento de otras ofertas, “establecer –decía en el escrito- en la parte izquierda de lo que fue paseo del Vergel, hoy prolongación del Parque Calderón, entre el primer grupo de jardines y el limitado por las palmeras que forman un cuadrado, frente a la fuente que el pueblo llama Canastilla, un kiosco permanente para la venta de refrescos, vino y café”. Un pequeño kiosco, añado, de madera, confeccionado por el carpintero Antonio Reina y pintado por Julián Suárez, “que es sin temor a equivocarnos -decía la Revista Portuense- el primer kiosco de esa clase que se instala en el Puerto, y aun en la provincia, dando mucho atractivo al paseo, que en nada perderá con su colocación; antes al contrario, embellecerán las obras en él realizadas.” /En la imagen, el primer Kiosco de Pasage en el Parque, anunciado sobre el tejadillo, hacia fines de los años 20. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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A la izquierda, tapado por el arbolado, el kiosco, con un porche delante, en 1917. A su lado, la caseta La Sombrilla que entonces instaló Pedro Morro Jiménez. El paseo, desde 1914, ya con las palmeras. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Y de inmediato el kiosco se convirtió en centro de reunión de propios y extraños. Su espléndida ubicación lo propició. Y también que el Ayuntamiento organizara durante los veranos, los jueves y domingos,  frente al local, en los jardines de la Canastilla, conciertos de la Banda Municipal (la que entonces dirigía José Joaquín Barba Rocafull). Pero en 1917, cuando la Corporación decidió trasladar a la Rotonda de La Puntilla los conciertos, Fernando Pasage, para paliar la falta de música y de ambiente que giraba en torno a su kiosco, decidió ofrecer por su cuenta algunas actuaciones musicales. Como las que entre el 23 y el 31 de julio de aquel año dieron, entre las 9 y las 11 y media de la noche, un terceto de violín, bandurria y guitarra dirigido por el violinista portuense Lorenzo Luna, quien también actuaría durante todo el mes de agosto formando dúo con el paisano y pianista José Luis Benítez, tocando piezas de zarzuelas, óperas, operetas y valses. Actuaciones del dúo que volverían en 1918 y que se interrumpieron al siguiente, cuando falleció Luna, mientras daba recitales en el malagueño pueblo de Arriate.

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Sede de la Academia de Santa Cecilia en 1901, calle Larga nº61. Sentado a la derecha, José Luis Benítez. En el centro, el presidente de la institución, Adolfo Barra. A la izquierda, el maestro Caballero, Francisco Javier Caballero y Maldoqui (1853-1933), excelente músico y compositor que murió en la indigencia.  / Foto, Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

En el Paseo de la Victoria 

José Luis Benítez Rey, que de oficio era profesor de piano en la Academia de Santa Cecilia desde su fundación en 1900, continuó en solitario ofreciendo conciertos en el Kiosco de Pasage del Parque, y también en el Paseo de la Victoria, donde se instaló algunos años el kiosco al celebrarse la Feria de la Victoria, durante la segunda quincena de agosto. En la siguiente foto, tomada hacia 1923, vemos el precioso local apostado junto a la verja de la Avenida de Rodrigáñez (donde hoy pasa la carretera), el piano de Benítez y creo que al propio Benítez, que parece ser quien está sentado al fondo junto a dos músicos de la Banda Municipal.

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El primer Kiosco de Pasage en el Paseo de la Victoria. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

En un rincón tan bonito y acogedor como éste, un servidor hasta se tragaría un concierto de piano, a cuatro manos, de Richard Clayderman y Mari Cruz Soriano. (¡Ay, Paseo de la Victoria, quién te ha visto y quienes no te ven! Aprendan quienes tengan que aprender cómo se conforma un parque, a la inglesa, no eso que hoy tenemos, un espacio fantasmal y un agujero negro que parece que no existe, un pequeño desierto que no se atrevería a cruzar -para qué- el mismísimo Lawrence de Arabia.) 

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Otra imagen del kiosco tomada el mismo día. En la mesa, tras una jornada de caza. Apoyados en la verja, los paneles de cierre del establecimiento. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

El kiosco de música de la Canastilla 12 y 13

kioskopasage_12_puertosantamariaLa música, como vemos, tal como lo fue para la Caseta de Martínez, fue un ingrediente importante para que el Kiosco de Pasage y su terraza tuvieran la afluencia de público que tuvieron, un aliciente más de las veladas y las Ferias celebradas en el Parque Calderón y en el Paseo de la Victoria. Destacaría también los conciertos que la Banda Municipal –tras el paréntesis de 1917- daban junto a los parterres de la fuente de la Canastilla y, especialmente, las que como marco escénico se ofrecían en el llamado ‘kiosco japonés’ o ‘caseta de la Canastilla’, el original kiosco de música de quita y pon que se construyó en 1905 y que desde entonces se instalaba en ‘las cuatro esquinas’ de las calles Larga y Luna –espacio para el que se diseñó- y junto al restaurante de la Rotonda de la Puntilla, en el Paseo de la Victoria y en el Parque Calderón; aquí, en ocasiones –consta que al menos en 1927- elevado sobre la misma fuente de la Canastilla, como el pueblo bautizó, en referencia al kiosco de música, al espacio ajardinado frontero al Kiosco de Pasage.  /En la imagen, el kiosco de la Canastilla en el crucero de las calles Larga y Luna al comienzo de los años 20. / Foto, archivo de Luis Suárez.

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En la esquina izquierda, en los jardines de la fuente de la Canastilla, la cubierta del original kiosco de música. Enfrente, el Kiosco de Murga y en la Ribera una parada de coches de caballos y puestos ambulantes junto al caserón que a mediados del siglo XVIII levantó Juan Carlos de Rivas (hoy Romerijo). / Foto, archivo de Luis Suárez.  

Lo habitual era que se tocaran –por tradición, los jueves y domingos- fragmentos de zarzuelas, pasodobles, habaneras, valses, polcas, chotis, aires regionales, marchas triunfales... Y a fines de los años 20, la música de la radio, que comenzaba entonces a escucharse en los domicilios de algunas privilegiadas familias y en algunos establecimientos públicos, como el Kiosco de Pasage, donde en 1927 se instaló un receptor superheterodino Grillet de ocho válvulas, marca que en nuestra ciudad representaba Severiano Ruiz-Calderón Pulito, sobrino del alcalde fundador del Parque.

En otro lugar y otras manos 

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El antiguo kiosco de Pasage, emplazado frente al Kiosco de Murga (el que se levantó –después del primero que se instaló en 1922- en 1927, que antes estuvo en el muelle de Cádiz). La pérgola, construida en 1935, la derribó un temporal en 1965. / Foto, archivo de Luis Suárez.

La familia Pasage llevó el pequeño kiosco del Parque Calderón durante 18 años, hasta 1932, cuando presentaron un proyecto para levantar en su lugar otro de más porte. El primero, el establecido en 1914, continuó siendo propio de la familia pero explotado en régimen de alquiler por otros industriales, hasta comienzos de la década de los 60, cuando por último fue un puesto de venta de helados. A partir del año 32 cambió de ubicación, instalándose en el tramo del antiguo paseo del Vergel, entre el Kiosco de Murga y el Bar Santa María.

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El kiosco, frente a la terraza del Bar Santa María. Las farolas del paseo se instalaron en 1935 y se quitaron en 1960. A la derecha, entre el Vergel y el Parque, el tablado de música de la Banda del maestro Dueñas. / Foto, archivo de Luis Suárez en copia de J. M. Nieto. 

EL SEGUNDO KIOSCO (1933-1991)

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La fachada principal del segundo kiosco en dibujo que en 1932 levantó José Maure Cerquero. Frente a la puerta, el mostrador central. / Archivo Municipal.

El Kiosco de Pasage que todos conocimos se inauguró el 2 de julio de 1933. Fue adquirido por los hermanos Pasage en Sevilla, donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó. La Revista Portuense se hizo eco de su apertura en estos términos: “En la tarde del pasado domingo tuvo lugar la inauguración del artístico kiosco que han instalado en el paseo del Parque Calderón nuestros estimados amigos los acreditados industriales señores don Manuel y don Fernando Pasage Sánchez. El citado kiosco, que constituye en sí una muy bonita instalación, viene a hermosear aquella parte del paseo, dándole una hermosa perspectiva. Al dar la noticia de esta nueva instalación y felicitar a dichos señores por el gusto artístico que preside la misma, hacemos voto porque el éxito más lisonjero corone su empresa.” Y ciertamente, dada la longevidad que tuvo el establecimiento y su raigambre en la ciudad, así fue. En planta tenía 10 metros por 6 m, estructura a la que se añadió, a la espalda de la fachada principal –donde se instaló la cocina- otra de mampostería (6m x 2m).

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Fernando Pasage  desgranó en 1976 en el Diario de Cádiz algunos de sus recuerdos del kiosco: “Aquello tuvo un éxito impresionante. Don Jesús Arbilla me decía que yo era el dueño del Parque. Ponía ciento cincuenta mesas y tenía doce camareros, más dos que sólo se dedicaban a servir café y dos chiquillos encargados exclusivamente de ir llenando de agua las cantarillas de barro que había en cada mesa. Siempre estaba lleno. Había familias que mandaban a la muchacha o a los niños para coger sitio hasta que llegaban todos. Entonces el café costaba quince céntimos. Fíjese cómo sería la cosa que tuvimos que hacer un sótano debajo del kiosco para guardar las gaseosas, que era lo que entonces se tomaba. Tenía seis metros de largo por dos de alto; lo llenábamos hasta arriba y lo cubríamos de hielo y todos los días se vaciaba. En aquel kiosco instalé la primera gramola que hubo en El Puerto para que la oyera el público. Todavía conservo aquí su armazón, que es de caoba. La gramola era de manivela, claro. También la primera radio, que era de baterías. Allí también trabajé lo mío. Siempre ha sido así, porque he tenido mucho amor propio y una gran fe en todo lo que he hecho.

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Los jardines de la fuente de la Canastilla y el kiosco al fondo. 

El Club Taurino 

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El local, atiborrado de ambiente taurino, con el joven José Luis Galloso como protagonista. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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El kiosco de Pasage como tal permaneció abierto durante 36 largos años, hasta que en 1969 se reconvirtió,  por iniciativa de Fernando Pasage, Manuel Almagro y Luis Prieto, en la sede del Club Taurino Portuense, inaugurada el 25 de noviembre. Cerró sus puertas, después de unos años de decadencia, a comienzos de los años 80.

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29 de marzo de 1970. Sentado, segundo a la derecha, Fernando Pasage Sánchez. A su izquierda José Cuevas ‘el Aguja’. Al otro lado de la mesa Luis Prieto. De pie, entre otros no identificados, Rogelio Sánchez, Fernando Camacho, Francisco Bernal ‘Paco Ragel’, Tadeo Sánchez, Victoriano Martínez  y Francisco Abadía. / Foto, Rafa; copia de Vicente González Lechuga.

Aquí lo dejo, no vaya a ser que mi amigo José María Morillo me diga, con razón, que me alargo mucho. En sus propios recuerdos, lector y lectora, continúa la historia del entrañable Kiosco de Pasage, el que desapareció, porque así lo quiso el Ayuntamiento, hace 23 años. /Texto: Enrique Pérez Fernández. Dedicado a Cristina y Manolo Pasage.

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En el ABC del 6 de Agosto de 1974, en una crónica referente a la IV Fiesta del Cante de los Puertos, organizada por Luis Suárez Ávila con el patrocinio del Ayuntamiento de El Puerto, acto que se dedicó a la memoria de Perico Frascola y al cante de Sanlúcar de Barrameda, escribía Jose Luis Manfredy lo siguiente:

cantedelospuertos_1974_puertosantamaria«La más joven generación estuvo representada por Juan de los Reyes, cantaor con voz ronca parecida a la de Agujetas, poseedor de un buen estilo; Pepe Sanlúcar, aunténtico prodigio de voz y compás, camino de ser figura importante y Rancapino, un cantaor que no conviene perder de vista porque es muy posible que haya que contar con él en un futuro inmediato para poder hablar de cante.»

 

Rancapino canta con el alma en la mano, con mucho sentido pese a su voz ronca y ténue a la que le saca la máxima sentimentalidad y rendimiento. Su cante duele y sabe a rancio. Hay misterio en su eco tortuoso, melismático y profundo; Alonso, es un compendio de su maestro Aurelio Sellé, Talega, Caracol y Niño de la Calzá, es eso y mucho más, pues atesora grandes conocimientos de los que soy puntual testigo, pese a su asombrosa cortedad para presumir de ello.

Alonso Núñez Nuñez, 'Rancapino', nació en Chiclana de la Frontera en 1945, desde niño fue conocido con el apodo de 'Rancapino', toda vez que un gitano de Barbate apodado 'El Mono', al verlo tan 'renegrío' le dijo que parecía 'un pino quemao', aunque como él suele alegar 'no arranca ni yerbabuena'.

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Chaquetón, Rancapino, José de los Reyes 'el Negro' y Chano Lobato.

Alonso proviene de familia de artistas, hijo de Manuel (a) 'Orillo' al que apenas conoció porque falleció cuando Alonso tenía tan solo cuatro años, nieto de Ramón Núñez Heredia 'El Obispo' y de la cantaora Antonia García Moreno 'La Obispa' Hermano de Ramón Núñez (1932-2004), (a) 'Orillo del Puerto', también cantaor y bailaor, el cual estuvo muchos años en la compañía de Antonio Gades.

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Rancapino y Camarón.

Admirador acérrimo del cante de Manolo Caracol, Aurelio y de su inseparable amigo José Monge 'Camarón'. En una entrevista publicada en la Revista Candil (nº 22- 07/1982) declaraba lo siguiente con respecto a Aurelio Sellé: «Bueno, yo de Aurelio tengo muchos recuerdos. Cuando yo trabajaba en el tablao, en Cádiz, por las mañanas me iba al 'Español', que era donde estaba Aurelio tomando café, y me hablaba de Caracol, del que era un enamorao. También me hablaba de 'Hermosilla', de Espeleta, de la madre de La Perla. En fin, que hablaba mucho con él de cantes y de artistas antiguos».  /Texto: Antonio Barberán.

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Pititi del Puerto, Antonio Barberán y Rancapino. La foto es del verano del 2011 en la Peña Juan Villar. Fue una comida entre amigos en la cual estuvo presente su sobrino Manuel de los Ríos 'Pititi del Puerto', estableciéndose entre los dos cantaores el consiguiente 'mano a mano'. El guitarrista que brindó la sonanta, no era otro que mi amigo Ignacio Álvarez y en medio de ambos cantaores, Perico 'El Melu'.

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De izquierda a derecha, Manuela Ojeda, casada con Manuel Ruiz-Calderón López, Dolores López, suegra de la anterior casada con Severiano Ruiz-Calderón Pulito, Ana Martín Tejada, casada con Severiano Ruiz-Calderón López y Francisca Sanabria, conocida como la Tata Paca. Detrás, mirando a la cámara. el sobrino de doña Boni, vecino de caseta de los Ruiz-Calderón. Los niños son Mariló Ruiz-Calderón Ojeda, Ana y Miguel Ángel Ruiz-Calderón Martín y Severo Ruiz-Calderón. Principio de la década de los sesenta del siglo pasado.

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Severiano Ruiz-Calderón López, --descendiente del que fuera alcalde de El Puerto en cuya memoria se rotuló el Parque con su nombre-- era un gran aficionado a la caza de la tórtola y así, solía para los veranos entre Constantina (Sevilla) donde el aire era muy saludable, Chipiona por el gusto de su madre Dolores López y El Puerto que era su pasión, heredada por su hija Ana María.

Severiano se casó con Ana Martín Tejada y se fueron a vivir a Sevilla donde estuvo destinado como práctico del puerto comercial, pero constantemente regresaba a su tierra y los veranos no dejaban de ir a la casa de los abuelos en la calle Larga.

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Enrique Garrucho Laural ha desarrollado toda su vida profesional en el mundo de la hostelería. A sus 86 años, de formación autodidacta, con la mente muy bien amueblada, nuestro protagonista quiere compartir un sueño que ha tenido, y que desea ver hecho realidad en El Puerto.

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1928.
En 1928 era alcalde de El Puerto, Alfonso Sancho y Mateos. Pedro Muñoz Seca estrenaba ocho obras de teatro, entre ellas ‘El Teniente de Alcalde de Zalamea’. El 10 de febrero de dicho año se fundaba el Racing Football Club de El Puerto, celebrándose los primeros encuentros en la Plaza del Polvorista. El maestro Antonio de la Torre González era aquel año Secretario de la Sección Juvenil de la Cruz Roja de Medina Sidonia.

enriquegarrucholaural_joven_puertosantamariaEl 2 de abril de ese año es nombrado Hijo Adoptivo el benefactor local Elías Ahuja y Andria. Antonio Cruzón Moreno, patrón del Vapor ‘Cádiz’ se cayó al agua desde el cantil del del muelle a primeros de junio. Nacía en Cuba el banderillero Paco Cossío ‘el Mejicano’ o ‘el Escayolista’.

Enrqiue es hijo de Manuel Garrucho y de Laura Laural , nació en 1928. Empezó a trabajar desde muy niño, lo que no le permitió estudiar y lo que sabe lo aprendió por su interés y por su cuenta. Sabe hasta un inglés coloquial. Con apenas 10 años empezó a trabajar en El Cafetín, propiedad de Angel Sordo, quien le, en sus palabras, «le salvó de la calle» al fallecer su madre. Aquella circunstancia le hizo prometer un difícil juramento para alguien que ha estado durante tantos años en la hostelería: no probar nunca ninguna bebida alcohólica, algo que mantiene en la actualidad. En aquel entonces vivía en la calle San Sebastián número 18. Con 16 años entraría a trabajar en La Concha --el bar del desaparecido Teatro Principal-- con Prudencio Rábago de Celis, que antes había sido encargado en El Cafetín. /Enrique, en una imagen de 1953.

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Enrique, en el Bar La Concha. Vemos una máquina de hacer helados. La fotografía está fechada en 1963, año en el que Juan Lara pintó uno de los carteles de Feria que aparece en la imagen.

Y de ahí montó en sociedad con Rábago de Celis el Bar La Braña, en La Placilla, entre la tienda de calzados Heredia y donde hoy se encuentra Marcos Selma, local que en la actualidad es una tienda de ropa. Se jubilaría en 1975, no sin antes haber sacado un buen pellizco en la lotería, que le permitió afrontar de mejor manera la vejez que hoy disfruta. Estuvo casado con María Marroquín Sanchez, hasta el fallecimiento de ésta, con quien tuvo un hijo de nombre Enrique.

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Dos imágenes del Bar La Braña, en La Placilla. En la imagen de la derecha, aparece Enrique junto a su hijo, asomado a la ventanilla.

EL SUEÑO TAURINO.
Enrique que no se considera aficionado a los toros, pero si amante de lo español, ha tenido un sueño que ha querido compartir en Gente del Puerto y que ha trasladado a representantes de las Bodegas Osborne, a algunos miembros de la corporación porteña, así como a la presidencia de la Real Plaza de Toros. Pero quiere comunicarlo organizando en El Puerto un encuentro de la Unión de Criadores de Toros de Lidia así como de la Federación de Escuelas Taurinas. Para ello ha solicitado a los anteriormente citados señores con los que ya ha mantenido una reunión, que insten al alcalde de la Ciudad a propiciar dicho encuentro.

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Enrique quiere contar una nueva forma de hacer la tauromaquia, con algunos cambios de sus elementos, que el público no vería, pero que cambiaría sustancialmente los modos del arte del toreo. Algo tan revolucionario como cuando se le pusieron los petos a los caballos y evitaron la muerte trágica de tantos caballos destripados en las plazas. Algo que Enrique se reserva, pero que avanza en secreto a sus contertulios, porque considera que el sueño que ha tenido le ha sido revelado por una instancia superior, que será bueno para la Fiesta Nacional, y que quiere presentarlo en El Puerto. Dicho queda. /Texto: José María Morillo.

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De estos dos bailaores, solo vive Manuel Suárez López, nacido en Jerez, el 30 [sic] de Febrero de 1930, su hermano Antonio, se presentó en Jerez, el 18 de Junio de 1931,  y partió con los que no vuelven el 12 de Diciembre 2009, en El Puerto. Fueron conocidos como 'Los Hermanos Vargas' o 'Los Hermanos Suárez'.

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Foto tomada en la Peña el Chumi. En ella está de izquierda a derecha: Desconocida, Fernando de los Reyes, 2 desconocidos, Juan Güelfo y José Jurado “Capacha” (guitarristas) y Paco Navarro cantando. Al baile, los hermanos Suarez López, el de la izquierda es Antonio y el de la derecha Manuel. Les hicieron un homenaje a los Hermanos Suarez, en la peña El Chumi, en 27 de Mayo de 1994, actuando en este evento Manolito de los Ríos, Pepe Moreno, Paco Navarro, Antonio Aguirre y Joaquín Albert.

En 1937, emigraron de Jerez a El Puerto, toda la familia de los Suárez López, se domiciliaron en  calle la Rosa y posterior Lechería. Este barrio fue la academia de baile de estos dos artistas. El patriarca de este clan, Fernández Suarez Gómez, lebrijano de nacimiento, vendedor y repartidor de pan, recorría la campiña de esta zona, en aquellos años rudos de los treinta, para sacar el sustento familiar.

Manolo, no llegó a profesional, lo dejó para colocarse en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en la que trabajó durante más de cuarenta años. Antonio, si fué profesional o vivió de este magisterio. Estos dos hermanos actuaron en teatros, salas de fiestas y peñas, de Andalucía.

Me comentó Manuel: “A los diecisiete años yo y mi hermano Antonio con dieciséis  hicimos nuestra presentación en el Teatro Principal d El Puerto, con la bailaora Manolita Valladares, Paco Rodríguez, Guarino, Anzonini y Jose Matiola “el Mono”, Joaquín Albaiceta, Roberto Iglesia, Rafael Gitano y Julio Rodríguez “el del Ocaso”, este era yerno de Tío Alonso “el del Cepillo”, fue un estupendo guitarrista, tiene registrado en autores una composición de guitarra. En estas fechas en el Cine Macario, Manolo gana un concurso de baile flamenco obteniendo el primer premio, el segundo para Rafael Gitano y el Tercero para Jose Maria Otero “el Cojo Farina”.

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Manuel Suárez, acompañado a la guitarra por Joaquín Albaiceta.

En los años cincuenta participó con su hermano Antonio, en muchas fiestas privadas para los señoritos de aquellos tiempos, con artistas como Anzonini, Fernando Terremoto, Tío Borrico, Fernando Gatica, Diamante Negro, Rafael Gitano, Jose Matiola “el Mono”, Manolito Barrera, Roberto Iglesia, Palomito, Joaquín Albaiceta, y me dejo a muchos en el tintero. Siempre actuaron conjuntamente estos dos vástagos.

En 1950, fueron contratados para el Teatro Chino, de Manolita Chen, recorrieron gran parte de Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla la Mancha. Antonio recorrió con este circo ambulante varios años, Manolo, regresó a El Puerto, a los seis meses, dejando la vida artística, por motivos que no quiso comentar. En este coliseo montaron en escena; la parodia bailable de “La Muerte de Manolete”.

Los Hermanos Vargas actúan en mil novecientos cincuenta y dos, en el Teatro Ambulante López Rueda, en Rota, con el cómico Angeline de Cadiz, Felix de Utrera y El Peste, entre otros artistas, durante varios meses.

Formaron parte de la compañía de Francisco Rodríguez, también conocido como Paquito “el Maricón” para los amigos, en el año 1954, con: los Hermanos Vargas, Luis Moreno, Manolita Valladares, Juan Cristo “el Portugués”, Jose Valladares, Jose Matiola “el Mono” Antonio Fernández, Antonio Cruz de Puerto Real, Manolita de Jerez, Las Hermanas Villares, Doña Virginia y el rapsoda Manolete. Ensayaban en el sindicato vertical, edificio que años anteriores fue el Hotel Vista Alegre, ubicado en la avenida Aramburu. Con este espectáculo de variedades recorrieron toda la Sierra de Cadiz, Málaga y el Campo de Gibraltar. Estos datos lo aporto en la biografía de mi tío Juan Cristo Charneco “el Portugués”

Se presentaron al concurso de baile flamenco que organizaba la Compañía de Teatro de Raúl Perice, con Rafael Gitano y Roberto Iglesias, Guillermo Aguilar y los Hermanos Varga, no se acordaba Manuel, de las fechas.

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Programa de mano de 'Cabalgata de Estrellas' 1953, en el Cine Macario.

En el tiempo que tuvo El Cangrejo Rojo las puertas abiertas al público, actuaron los Hermanos Suarez, con Pansequito, Jose Matiola “el Mono”, Luis Moreno, Chano Suarez, hermano de Luis Panete, Luis Gatica y Manolo Moreno. Tuvieron dos nombres artísticos, en sus comienzos, Hermanos Vargas y posteriormente Los Hermanos Suarez.

En los años sesenta, se monto una Academia de Baile en la juventudes femeninas de la Acción Católica, en este periodo dirigía esta asociación cultural, el cura Don Ramón, como profesor Manolo Suarez y los cantaores Luis Panete, Luis Moreno, Antonio Núñez y Joaquín Albert.

En El Teatro San Fernando, de Sevilla el 14 de Diciembre de 1968, obtiene el carnet de artista, Manuel Suarez López, de la mano del maestro Mera, de Cádiz, pianista ciego, y un grupo de artistas  de la provincia, estos fueron: Antonio Cruz, Luis Moreno, Roberto Iglesia,  Joaquín Albert y Antoñita Maera. Estaba de presidente de este jurado Pepe Pinto, marido de Pastora Pavón “Niña de los Peines”.

Manuel, fue un bailaor estupendo, pudo vivir del baile, pero tomó el trabajo seguro antes que la aventura del artisteo. Ramón Orillo, llego a comentar: “Es un bailaor con mucha técnica, dominando muchos palos del flamenco, por fiesta tenía el sello del baile autóctono del Puerto”.

Manolo, lo comenta con orgullo: “En una feria de Jerez, con diecisiete años, en presencia de dos artistas como fueron Tío Parrilla y el patriarca de los Moraos, baile por bulerías de tal forma que estos dos hombres me felicitaron y me abrazaron, esto para mi es de las cosas más bonita que me ha pasado en el Flamenco”.

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El carnet de artista de Manuel, otorgado por el Sindicato Nacional del Espectáculo.

En 1953, en un espectáculo flamenco, con el titulo de Los Novatos, promotor El Marques del Merito, en este evento participaron: Fernando Terremoto, El Cipote, Manolito Barrera, Fernando Bulla, El Diamante Negro y Antonio Suarez, con Anita Leonardo, de pareja de baile.

Antonio Suarez López, marcha al Campo de Gibraltar, a finales de los cincuenta con dos artistas portuenses del baile flamenco, Fernando Gatica y Luis de Valle Rey, “Palomito”, esposo de la famosa bailaora granadina “La Golondrina”, de nombre María Fajardo Amaya. Hoy en día vive nuestro paisano Luis, en estado de viudez y retirado en Marbella, a sus ochenta y seis años de edad.

En aquel tiempo había en La Línea de la Concepción un poderío económico relacionado con el contrabando de tabaco, café y la penicilina, que sacaban de Gibraltar, de esta injusta colonia Inglesa. En esta ciudad de los llanitos, se reunían los mejores cantaores, guitarristas y bailaores de aquellos años.

suarez_albaiceta_puertosantamariaAntonio Suarez López, hoy en día lo recuerdan aficionados viejos de esta zona del Campo de Gibraltar, como un buen bailaor, la familia del Flecha, los Chaquetas y los Cortes, emparentado con  Chiquetete. Actuó con muchos artistas del baile y el cante de estas fechas, como fueron: Antonio el Chaqueta, Adela la del Chaqueta, Chocolate, Jarrito de Jerez y los guitarrista, Félix de Utrera, el Niño de los Rizos y me dejo a muchos fuera del tiesto. En estas fechas Antonio estuvo ligado a una bailaora de nombre Dolores Cortés. /En la imagen, Manuel Suárez, acompañado a la guitarra por Joaquín Albaiceta.

Antonio estuvo dándole clases de baile a una hija de Don Camilo, militar de alta graduación que vivía en la calle Larga, esta chica ganó varios concursos de baile en los años setenta.

Yo que he tenido la suerte de ver en muchas ocasiones en los años sesenta, a estos dos hermanos por el barrio, en bautizos y toma de dichos, bailando, puedo decir que fueron dos bailaores de un corte propio, no copiaron a nadie, por bulerías tenían el sello de los viejos históricos de El Puerto, con gotas del perfume de los Coquineros, Pepe Hano, Anzonini, Pepa Campo, la Angustia, Rosa la Chiva y Ana la Loza, ¿hay quien de mas?

Dejó el baile y se embarcó en los pesqueros de esta ciudad como motorista. Fue delegado sindical de los marineros y barrenderos del El Puerto. Me hubiera gustado entrevistar a mi amigo Antonio Suarez López, y casi siempre lo dejábamos para otro día, quedamos en que me iba aportar fotos de sus correrías artísticas por ese mundo tan fantástico del flamenco, no pudo y por azar no llegó el momento. Le doy las gracias a mis amigos Manolo y Antonio allá donde estén. /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

mary_ward_puertosantamaria La Congregación de Jesús (CJ), o el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (IBVM), conocida en España como Madres Irlandesas o de Nuestra Señora de Loreto, es una congregación femenina religiosa católica fundada en 1609 por la británica católica Mari Ward./En la imagen de la izquierda, la fundadora de la congregación, Mari Ward.

Un grupo de ocho religiosas irlandesas y una de Gibraltar fundaron en El Puerto de Santa María, en el año de 1888, el primer convento de Loreto de España, asentándose en la casa número 68 de calle Larga, aledaña al Palacio Oneto, en la que posteriormente estuvo la sede social de Acción Católica y actualmente es un edificio de pisos de nueva construcción, inmueble en el que abrieron un colegio internado para señoritas. El apelativo de “Irlandesas” añadido al término “Madres” con que se designan a las profesas de dicha congregación se lo pusieron los portuenses, según el erudito local Luís Suarez (nótula 301 de GdP) y con este nombre son conocidas y reconocidas en los diversos centros que mantienen en España en la actualidad.

Si bien es cierto que este convento de El Puerto es el considerado fundacional de la Congregación en España, anteriormente, en 1845 realizaron un primer intento, abriendo un colegio en Cádiz capital con religiosas establecidas en Gibraltar, a petición de algunos gaditanos, institución que no cuajó, retirándose y disolviéndolo una década después.

convento_loreto_puertosantamariaEn el padrón de habitantes, correspondiente al año 1889, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal figuran censadas en la casa número 68 de calle Larga: M. Wardy Feane, de 40 años, natural de Dublin; M. Colohan Sydney, de 32, de igual procedencia; M. Flood Cody, de 30, dublinense igualmente; Charlotte Mc Mullan Mc Alloy, 29 años, de Belfast; M. Oshea Rosuez, 22 años, de Carlon; M. Oneuz Oneill, 30 años, de Wieblon; M. Byne Connor, 28 años, de Wexford y J. Córdoba González, 20 años, de Gibraltar.  Falta la Madre Superiora, Juana Murphy y Gould, que aunque no figura censada por estar continuamente de viaje por toda la amplia comarca del Valle del Guadalquivir promocionando el colegio y buscando mecenazgo para el mismo, dirigía la comunidad y figura en la historia del IBVM de España como su fundadora. En esa fecha tenía 48 años y pocos meses después de estar establecida cambió su firma, signando como “M. J. Estanislao Murphy” adoptando el nombre de religiosa “Madre Stanislaus Morphy”. /En la fotografía, la casa núm. 68 de la calle Larga, en 1978. Foto: Rafa.

Para el ambicioso proyecto educativo de estas religiosas, la casa de calle Larga, siendo espaciosa y amplia, no bastaba en sus tres plantas para albergar a la comunidad, un oratorio, comedores y otros servicios, aulas y alojamientos para las alumnas. Estaban, pues, de forma provisional hasta trasladarse a un lugar que cumpliera los requisitos requeridos para la labor docente que pretendían desarrollar.

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A la izquierda los terrenos que ubicaron la basílica de San Juan de Letrán, el Hospital y cementerio de Galeras. A la derecha el pilón de San Juan, operativo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, que surtió de agua potable a los vecinos del barrio que no contaban con dicho servicio en sus casas.

Las gestiones de la Madre Stanislaus dieron su fruto, obteniendo de la Armada la cesión de un solar de su propiedad de casi cinco mil metros cuadrados de superficie, situado en el Ejido de San Juan, con frente a la calle de ese mismo nombre, en el que estuvo ubicada la Basílica de San Juan de Letrán y el Hospital y cementerio de Galeras. Dos años atrás había salido a pública subasta por un precio inicial de 6.680 pesetas, sin que se admitieran posturas por debajo de esa cantidad. Nadie se presentó y el solar continúo formando parte del patrimonio del Ministerio de Marina.  El solar en cuestión estaba rodeado de un alto tapial que se conservaba en algunos tramos y aunque algunas de las dependencias se mantenían todavía cubiertas, estaban en estado de ruina y lo que fue iglesia se encontraba en alberca, es decir solo los muros sin techo. Aún así, las irlandesas no se desanimaron, iniciando una campaña de búsqueda de benefactores, empezando por el ayuntamiento, en donde encontraron un gran valedor en Ramón Ameneiro y en otros ediles a los que la instauración de un colegio femenino les pareció una idea excelente.

escritura_loreto_puertosantamariaEn los primeros meses de 1889 el ayuntamiento accede a la petición de piedras para construcción, tomando el acuerdo de ceder todos los materiales que le correspondiese de las concesiones de extracción de las canteras de la sierra de San Cristóbal. /En la imagen, documento que atestigua lo actuado.

Y la campaña de recaudación empezó a funcionar, registrándose varias donaciones importantes, lo suficiente como para realizar un primer proyecto, aunque la culminación no sería a corto plazo.  Pero, milagrosamente, cuando estaban en estos trámites las Madres Irlandesas recibieron una propuesta para adquirir un amplio palacio en la calle Real de Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla. Lo llamaban de Hernan Cortés porque en él afirman que murió el conquistador de México. Varias décadas atrás lo habían adquirido los duques de Montpensier que lo dieron, formando parte de su dote, a su hija María de las Mercedes cuando contrajo matrimonio con Alfonso XII. En esa época, por tanto, era propiedad de la Princesa de Asturias, María Mercedes de Borbón, menor de edad.

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El Palacio que adquirieron las Madres Irlandesas en Castilleja de la Cuesta, lo que hizo desistieran de continuar con su obra en El Puerto.

Negoció la Madre Stanislaus con la Reina Regente María Cristina la cesión y alquiler del palacio y aunque llevaba varios años deshabitado en poco tiempo y con poco coste estuvo en condiciones de ser utilizado, pasando allí algunas de las religiosas de este convento y las alumnas que entonces tenía, colegio de Castilleja de la Cuesta al que siguieron acudiendo hijas de familias portuenses de clase media y alta, clausurándose este.

madres_irlandesas_logoEn muy poco tiempo IBVM abrieron nuevos colegios en Sevilla, Madrid y Zayas (Vizcaya) adquiriendo un gran prestigio como enseñantes. (A título de curiosidad diré que Ana Botella, a actual alcaldesa de Madrid realizó su enseñanza primaria y secundaria en un colegio regentado por las Madres Irlandesas). La fundadora del convento portuense y de todos los demás citados, la Madre Stanislaus Murphy, Superiora Provincial con residencia en Sevilla, falleció a los 79 años de edad de un a angina de pecho el 19 de julio de 1919 en Dublín ciudad a la que había acudido para asistir al Capítulo para elección de la Superiora General del Instituto. A su entierro asistieron, según relata la prensa madrileña, jesuitas, dominicos, franciscanos, más de medio centenar de sacerdotes seculares y un enorme gentío, dando fe de la popularidad y estima que gozaba no solo en nuestro país sino también en su patria natal. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

Como viene siendo ya costumbre, y por dieciocho años consecutivos, desde la celebración de su XXV Aniversario, los antiguos alumnos de La Salle de la Promoción de 1971 celebraron una nueva reunión y cena logrando con ello seguir uniendo lazos y apoyando nuevos proyectos. La cena se celebró el pasado sábado 7 de junio, a partir de las 21.30 horas, en el Restaurante Santa María (Parque Calderón).

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Fila superior, de izquierda a derecha: Pedro Jiménez, Antonio Vaca, José Luis Aragón, Paco Llamas, Fco. Fdez. Lores, Fernando Ahúcha, Luis Miguel Rosso y Eduardo Blanca. Debajo de izquierda a derecha: Martín Delgado (prof.), Antonio Villar, Nicolás Jiménez, Casimiro García, Chano Rodríguez, Rafael Camacho, José M. Sánchez Caballero, Manolo Morillo. Agachado: Antonio Oliva. En recuadro: Andrés Daza. Faltan en la foto: Juan Borrás y José Luis Gallardo que habían ido a cambiarle el agua al canario.

Bajo la tutela y testigo recogido por el antiguo alumno y ahora profesor del Colegio don Nicolás Jiménez Aragón, se reunieron una veintena de compañeros y ptofesores manteniendo viva la llama del recuerdo de los años mozos que no volverán pero que sirvieron en su momento para labrar un estilo de vida que logra reunirlos todos los años con agrado y ganas de repetirlo durante muchos años más.

Hay que recordar que este acto ha adquirido ya solera en nuestra ciudad y que es pionero de otras muchas generaciones de estudiantes que han recuperado sus contactos a través de esta iniciativa.

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En esta ocasión uno de los componentes del grupo, concretamente Fernando Ahúcha Poullet conocido entre sus amistades por "Benito", pronunció unas emotivas palabras para aquellos compañeros que ya no están físicamente con el grupo pero que indudablemente su huella seguirá siempre presente en cada convocatoria. /Texto: Manolo Morillo.

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Ana Ramírez de Piña, en la Librería de Ferrocarriles. /Foto Col. María Jesús Vela.

Ana y María Ramírez de Piña eran naturales de Montanchez (Cáceres), el pueblo de los buenos jamones y los vinos de pitarra, que vinieron a El Puerto junto a su hermano Francisco --funcionario municipal y padre de Francisco Ramírez Tallón ‘Koki’--, dado que su padre, José María Ramírez de Hoyo, funcionario que fue de la cárcel de mujeres situada donde hoy se encuentra el Hotel Los Cántaros, había sido destinado a El Puerto. Aquí regentaron la Librería de Ferrocarriles de la antigua Estación Tren.

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Ana Ramírez de Piña, en la Librería de Ferrocarriles. /Foto Col. María Jesús Vela.

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María Ramírez de Piña, con el kiosko mas actualizado. /Foto: Ana María Brea.

 

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Ricardi, en el balcón de su casa en los soportales de la Ribera. /Foto: Jaro Muñoz.

El pasado miércoles Rafael Ricardi se fue a dormir la siesta y no se despertó. Murió aparentemente tranquilo tras una vida marcada por muchos dramas y un episodio traumático. Pasó 13 años de la cárcel acusado de una violación que no había cometido. Pudo salir y cobrar algo más de un millón de euros, la indemnización más alta que se ha concedido en España por un error judicial. Con ese dinero compró la casa en la que falleció durmiendo.

La vida de Ricardi nunca fue fácil. Nació en 1960. En El Puerto le conocían como El Caballito por su forma de caminar, derivada de un accidente que había tenido de joven. Era drogadicto y deambulaba durmiendo muchas noches en la calle. Esa condición de bala perdida fue fundamental para incriminarle en un delito en el que nunca participó. La noche del 12 de agosto de 1995 una joven de 18 años fue violada y la Policía le detuvo tras descubrirle durmiendo bajo un puente. Él negó todo pero la mujer le identificó.

Empezó la cadena de errores. Un informe del Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla sobre restos de semen detectó algunos genes de Ricardi. La Audiencia Provincial le condenó a una doble pena de 18 años de cárcel. Aún siendo inocente, fue encarcelado. La Policía esperaba que con su encierro se acabara la oleada de violaciones en la zona. Pero no fue así. Continuaron y una inspectora, Raquel Díaz, se puso al cargo de la investigación. En el 2000 un estudio sobre el mismo semen determinó, con mejores técnicas, que no pertenecía a Ricardi pero la Audiencia no cambió su pena porque consideraba fundamental la declaración de la víctima.

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El inocente tuvo que esperar a que en 2007 fuera detenido uno de los verdaderos autores, un hombre de 53 años, bajito y con un defecto en la visión. Igual que Ricardi. Fue detenido por otra causa y, al extraerle ADN, coincidió con el encontrado en cuatro violaciones, una de ellas, por la que él había sido detenido. La Policía resolvió poco después el caso con la detención de otro hombre. Tras destaparse el caso, la Asociación Proderechos Humanos de Andalucía llevó su defensa para sacarle de prisión, algo que ocurrió en 2008, y poder cobrar una indemnización por aquel grave error, que cobró en 2010 con medio millón de euros. Mientras tanto malvivió con una ayuda de 421 euros. Ricardi se llevó después la alegría de otra sentencia de la Audiencia Nacional que duplicó su indemnización hasta superar el millón.

Durante su estancia en prisión, Ricardi nunca recibió visitas de familiares, de los que se había alejado a causa de la droga. Sus parientes explicaron que había sido un hombre perdido, de incierto destino, y que, al menos, la cárcel le sirvió para desintoxicarse y tener un plato siempre por delante. Al salir le arroparon en esta nueva oportunidad que le daba la vida. Pero le quedaban aún algunos dramas.

Su hija Macarena, que llegó a aparecer en los platós de televisión, advertía de que su padre estaba siendo manipulado. “No se toma su medicación y va a acabar muy mal”, advirtió en 2012. Tras conseguir la indemnización, abrió un procedimiento judicial para intentar declararle incapacitado y gestionar ella esa nueva fortuna. Alertaba de que en poco tiempo, tras comprar una casa, conseguir pareja y retomar su actividad, apenas quedaban 60.000 euros en su cuenta. El juzgado que, durante unos meses, le retuvo el dinero, determinó en la sentencia que desestimaba aquella declaración de incapacidad que era “comprensible” su deseo de recuperar la vida.

Ricardi había rehecho su vida con una mujer y había recuperado la relación con otros hijos, con los que estuvo trabajando en una caseta de la feria de El Puerto celebrada hace apenas dos semanas. Según publicó Diario de Cádiz, tenía previsto casarse pronto. “Siempre tuvo una sonrisa, a pesar del drama que sufrió. Fue un ejemplo de lucha”, destacaba su abogado Juan Domingo Valderrama. Ricardi siempre decía que nadie le pidió perdón por el error cometido con él pero que, transcurrido todo este tiempo, tampoco lo quería. Quienes le han tratado estos últimos meses han coincidido en señalar que parecía un hombre tranquilo y feliz. Murió con 54 años, aunque sólo 41 años los vivió en libertad. /Texto: Pedro Espinosa.

Más de Rafael Ricardi en GdP: Nótula núm. 938  

Diversas han sido las ocasiones en las que S.M. el Rey Don Juan Carlos ha estado en El Puerto de Santa María, desde su proclamación como Rey de España en noviembre de 1975,  unas de forma oficial, otras apoyando la fiesta de los toros, visitando en su casa de Las Viñas al desaparecido poeta Rafael Alberti el 2 de junio de 1998, comiendo en un restaurante, o en visita privada en algún domicilio de Vistahermosa. 

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Manuel Martínez Alfonso, alcalde de la Ciudad, recibiendo a S.M. el Rey el 1 de abril de 1976, en la Plaza de los Jazmines, frente al Paseo de la Victoria, en el primer viaje que realizó por España recorriendo los diferentes pueblos, tras su proclamación como Rey

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Fernando Gago, concejal entonces de Presidencia y Plaza de Toros, con S.M. el Rey Don Juan Carlos, momentos antes de acceder a la Real Plaza de Toros, para la corrida de toros en la que se daría por inaugurado el Palco Real. De testigo el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y el Delegado del Gobierno, Manuel Torres Hurtado. En el palco se descubrió una cerámica obra de Pepita Lena, con la leyenda: "Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I inauguró este palco regio el día 2 de agosto de 1998", en la que figura el escudo de armas de la Casa Real junto a dos banderas españolas en forma de gallardete y a un forjado de hierro que representa la plaza de toros. 2 de agosto de 1988.  “Siempre apoyaré la Fiesta. Ya soy algo mayor, pero estaré al frente del timón mientras el cuerpo aguante”. 

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Los diestros protagonistas durante la corrida de toros en la que se inauguró el Palco Real fueron Emilio Muñoz, El Litri y El Cordobés, rodeando a S.M. el Rey Don Juan Carlos. A la derecha Manolo Vázquez Garcés. El niño que aparece en la imagen es el hijo de Emilio Muñoz. El cuarto por la izquierda es Manuel Rodríguez ‘El Mangui’, de la cuadrilla de El Litro. 2 de agosto de 1988.

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Adrián Ferreras León, presentando a S.M. el Rey el cuadro que pintó para la Corrida de Toros del Bicentenario. 11 de agosto de 2012.

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Don Juan Carlos, en el palco, acompañado por el entonces ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete y el alcalde de El Puerto de Santa María, Enrique Moresco García. En el festejo, el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y los diestros Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera lidiaron toros de las ganaderías de Fermín Bohórquez, Ana María Bohórquez y Santiago Domecq. 11 de agosto de 2012.

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Luis Benjumeda Arrobas y su 'Brut de Mar'. /Foto: Pepe Monforte.

Dos siglos después, El Puerto de Santa María recupera la elaboración de vinos espumosos. La firma Cala y Arrobas comercializará en unas semanas un brut realizado de forma artesanal con la intención de crear el “brut de mar”, un espumoso característico de la provincia.

La idea de Luis Benjumeda Arrobas, empresario, farmaceútico, comercializador y elaborador de vinos no es crear un simple espumoso, sino crear lo que el llama el “brut del mar”, la marca con la que saldrá en el futuro el espumoso que elabora de forma artesanal en El Puerto de Santa María. Su historia, que tiene un toque romántico, enlaza a la perfección con la del bodeguero Ramón Jiménez Varela que, a finales del siglo XIX, sacó al mercado el Champagne Continental, un espumoso que dejaba descansar en unas cuevas que había preparado para ello en la finca El Caracol donde también envejecían jereces. La historia la sacó hace dos años  el historiador Javier Maldonado Rosso, toda una enciclopedia en la historia de los vinos del marco. (ver nótula núm. 1.285 en Gente del Puerto).

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Publicidad del ‘Gran Champagne Continental’, en un periódico local de la época.

Dos siglos después, a principios del siglo XXI, Luis Benjumeda intenta el mismo proyecto de Ramón Jiménez. Lleva ya trabajando en él varios años, desde el año 2006 cuando vendimió, para sorpresa de los bodegueros, unas partidas de uva palomino, la que se utiliza para los jereces, antes de lo habitual. Lo que desconocían era que Luis iba a destinar el mosto a la elaboración de un espumoso, una idea que por entonces era completamente pionera en la zona. Luis trabajó mano a mano en el proyecto con otro bodeguero de los que siente pasión por los vinos, el jerezano Genaro Cala, que también lleva a cabo otro proyecto innovador y con toque romántico, el de recuperar la elaboración de vermouth en el marco de Jerez.

Benjumeda señala que “Genaro tiene una paladar excepcional para los vinos y me ha ayudado mucho a ir afinando nuestro brut (así se denomina a los tipos de espumoso en función del tanto por ciento de azúcar que lleven)”. En estos años Luis Benjumeda ha ido afinando su producto hasta que este año ya se ha decidido a comercializarlo. Ya se han hecho algunas catas en Jerez, en el tabanco El Guitarrón de San Pedro o en la tienda Calidad en Boca. En ambos, casos, dada la buena impresión que dejaron tras las pruebas, se han quedado en las estanterías para venderlo al público. De todos modos la salida oficial del Brut y el Brut Nature (los dos tipos de espumoso que sacarán al mercado) no está prevista hasta el próximo mes de agosto. Saldrán a la venta 540 botellas a un precio que andará sobre los 15 euros, según los cálculos de Benjumeda.

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Champán Continental y y otro reclamos publicitarios de Jiménez Varela, que han sido recuperados para la colección de Antonio García, de quien es la fotografía.

Pero la firma trabaja ya en un nuevo lanzamiento aproximadamente para la campaña de Navidad. Entonces ya el producto lucirá nueva imagen y también nuevo nombre “Brut de mar”. Luis Benjumeda señala que “en este nombre hay mucha filosofía. Aunque utilizamos para elaborar el vino el método champenoise, el mismo que se utiliza para elaborar los champagnes franceses nuestra idea es crear un espumoso con la personalidad del Sur, algo diferente, algo propio que se identifique con nosotros. Nuestra idea es que se animen más bodegas y dado que todos los expertos coinciden en que la uva palomino es buena para la elaboración de espumosos, podríamos crear una nueva línea de vinos en este campo”.

El proyecto de Benjumeda comenzó en una rebotica, en la trastienda de la farmacia de la familia en la plaza Juan de la Cosa en El Puerto. Allí, en unas condiciones de humedad y temperatura optimas, han descansado las botellas hasta su punto óptimo de consumo. La última versión del espumoso, la que saldrá a la venta en verano, es una combinación (coupage se le denomina en el argot) de uvas palomino, la propia del marco, Viura de Extremadura y Zalema de Huelva. Benjumeda señala que “agregar estas dos uvas a la Palomino le da mucho frescor al producto”.

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Las botellas con el espumoso de Cala y Arrobas. /Foto: Luis Benjumeda

La elaboración es compleja ya que se emplean en la mezcla distintas añadas de vinos de uva palomino, que se mezclan, antes del embotellado con el vino del año de la Viura y la Zalema. Benjumeda, aunque prefiere no concretar la mezcla exacta señala “que las cantidades de cada una están muy equilibradas. No predomina ninguna”. El método champenoise es el que se utiliza para la elaboración de los champagnes franceses y también los cavas catalanes. En la provincia de Cádiz también emplea este mismo método la firma sanluqueña Barbadillo que ya comercializa también un brut que se realiza con uvas palomino y chardonnay.

La elaboración de espumosos en la provincia de Cádiz es una idea que cuenta en la actualidad con muchas expectativas. Esta “idoneidad” se confirmó el pasado año con el encuentro que hubo en Sanlúcar entre los elaboradores artesanales de champagnes de Francia y bodegas de jereces donde se intercambiaron ideas sobre la elaboración de este tipo de vinos en la provincia. Benjumeda señala que la idea de Cala y Arrobas es aumentar la producción en próximos años “aunque sin abandonar nuestro caracter artesanal”. La empresa también elabora vinos blancos, aunque estos se venden en el extranjero, especialmente en el Reino Unido donde opera esta empresa gaditana. /Texto: Pepe Monforte.

Escena histórica, obra del pintor José Aparicio Inglada, que representa el desembarco de Fernando VII y la familia real en El Puerto de Santa María de Cádiz el 1 de octubre de 1823.

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En primer término la falúa real y en el muelle multitud de personajes. En el centro, el Monarca y el duque de Angulema estrechan sus manos. A ambos lados de ellos, personajes de la Casa Real y detrás, representantes de la nobleza española, generales franceses, así como el clero y personalidades del Ayuntamiento de la Ciudad. Al fondo, la Aduana (Real Fábrica de Aguardientes y Licores) y el Castillo de San Marcos, y otros edificios, en cuyas terrazas y balaustradas se agolpa la muchedumbre. 

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Vista de El Puerto de Santa María, desde el Castillo de San marcos. Los soldados al mando del Duque de Angulema, en el Patio de Armas del Castillo, al fondo Cádiz y los barcos que traían libre a Fernando VII, después de liberarlo en Cádiz, para llegar a los muelles de El Puerto. (Colección L.S.A.)

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) Fernando VII se vió obligado a jurar la Constitución de 1812 y aceptar, por lo tanto, el modelo liberal y constitucional al que era contrario. La Santa Alianza, formada por los países que defendían el modelo absolutista en Europa, deciden en el Congreso de Verona de 1822 intervenir en España para restablecer el absolutismo en la persona de Fernando VII y, para ello, Luis Antonio de Borbón y Saboya, duque de Angulema, se puso al frente del Ejército de Los Cien Mil Hijos de San Luis. Ante el avance inminente de las tropas francesas hacia Madrid, las Cortes liberales deciden trasladar al Rey a Cádiz, reteniéndole en el Palacio de la Aduana (sede de la actual Diputación Provincial). Pero el duque de Angulema avanzará imparable hasta El Puerto de Santa María, situándose frente al edificio en el que se encontraba el Rey, por lo que las Cortes liberales no tuvieron más remedio que capitular y liberar al monarca de su cautiverio. Así, el  1 de octubre de 1823 Fernando VII embarca en la falúa real para realizar la travesía marítima más larga de su vida, y cruzar la Bahía de Cádiz. El cuadro constata este hecho histórico que, en  definitiva, significa el fin del Trienio Constitucional y da comienzo a la denominada “Década Ominosa” (1823-1833).

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“Llegada de Fernando VII en una falúa al muelle de El Puerto de Santa María”. Litografía. (Colección de Antonio Osborne Vázquez en 1959)

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Los personajes de la familia real son claramente reconocibles, gracias a que José Aparicio dejó por escrito, en un documento, la descripción del cuadro, aclarándonos entre otras cuestiones el asunto y los nombres de los personajes representados en el mismo. Así sabemos que a la izquierda del Rey aparecen: la Reina María Josefa Amalia de Sajonia; la infanta Luisa Carlota llevando de la mano a su hija mayor, su esposo don Francisco de Paula, la infanta Princesa de Beira, María Teresa de Braganza y, delante de ella, su hijo el infante Don Sebastián Gabriel, sobre cuyo hombro apoya la mano. A continuación los otros infantes niños, en brazos de sus amas de cría vestidas con trajes provinciales y en el extremo de la falúa, un guardiamarina y varios muchachos subidos a los palos, con el fin de llamar la atención con sus gritos. Los personajes a la derecha del duque de Angulema son los siguientes: los infantes María Francisca de Asís y Carlos María Isidro que lleva de la mano a su hijo el infante Carlos Luis, conde de Montemolín. Detrás y sobre la escalera aparecen varios sacerdotes y figuras eclesiásticas cubiertas con capa pluvial y bajo palio, entre ellos aparece el arcipreste de El Puerto, con el Limnum Crucis, la Cruz de Cristal de Roca y el Palio que en la se continúan conservando en la Iglesia Mayor Prioral. A continuación y algo más alejado, se ve a la comitiva del Ayuntamiento con sus maceros y, en la parte más baja, vemos a varios generales franceses y militares españoles.

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Grabado que representa una escenas del  desembarco del Rey Fernando VII y su familia en El Puerto de Santa María el año 1823, retenido en Cádiz por los liberales por sus veleidades absolutistas.  J.P. Wagner sobre dibujos de Andreas Rossi. Siglo XIX. (Colección J.S.A. Bruselas).

Texto del Grabado: «DIA 1 DE OCTUBRE DE 1825. SSMM DESEMBARCAN FELICEMENTE EN EL PUERTO DE S: MARÍA, CON SSAARR LOS YNFANTES.
SAS el S Duque de Angulema el SS Duque del Ynfantado y todas las Autoridades los reciben á su desembarque y un inmenso gentío con aclamaciones de gozo veneran al deseado FERNANDO. Segun lo dispuesto por Exmo S. Capitán General de los Reinos de Andalucía se dedica a todos los Españoles Religiosos honrados, amantes y fieles a su amable Soverano el S. D. FERNANDO VII Q.D.C.

El lienzo principal que ilustra esta nótula, que tardó cinco años en realizarse, reproduce el lienzo de gran formato (7 x 4 metros), destruido en el incendio del Convento de las Salesas Reales de Madrid en 1915, donde se encontraba instalado el Tribunal Supremo. José Aparicio, como pintor de Cámara de Fernando VII, había pedido permiso al Ayuntamiento de Madrid para representar en un monumental cuadro el acontecimiento aquí narrado. De este modo, una vez concluida la obra en 1827, el Ayuntamiento obsequió con este lienzo al Rey y pasó a formar parte de las colecciones reales del Museo del Prado y éste a su vez, lo depositó en el Tribunal Supremo en 1883. Además nos consta que los Ayuntamientos de El Puerto de Santa María y el de Jerez de la Frontera solicitaron sendas copias del mismo, sin embargo la historiografía considera que el cuadro que se conserva en el Museo del Romanticismo sería otra obra reproducida por Aparicio una vez ya concluido el primigenio, de 82 x 115 cms.

jeancharlesdavillier_puertosantamariaEn 1862, el pintor y dibujante Gustave Doré (1832-1883) convence al barón Jean Charles Davillier (1823-1883) para emprender juntos un largo viaje por España, [en cuyo periplo recalaron en El Puerto]. Davillier, que había visitado la Península Ibérica en varias ocasiones, era a la sazón un competente hispanista, interesado principalmente en la cerámica, materia en la que llegó a convertirse en el mayor experto europeo de la época. Doré, animado por Davillier, acariciaba ya la idea de realizar una edición ilustrada del Quijote en Francia (actualmente, quizá la más conocida de cuantas circulan por el mundo) y, durante el extenso periplo por España, tomó centenares de excelentes bocetos. Davillier y Doré recorrieron en su travesía casi todo el país. Sus impresiones quedaron recogidas en un libro que apareció con el título L`Espagna en 1874 y los grabados se publicaron entre 1862 y 1873. (Gustavo Doré & Charles Davillier, Viaje por España (1874), vol. 1, Madrid, Ediciones Grech, 1988).

EN EL PUERTO.
«Salimos de Cádiz una fresca mañana en una de esas barquitas de mástil corto y larga vela latina que los andaluces llaman falúas y que estaba adornada por delante con dos grandes ojos pintados de rojo como un speronare siciliano. Un fresco viento hinchó pronto nuestra blanca vela, y la falúa surcó rápidamente las aguas azules y transparentes de la bahía de Cádiz. El Puerto, donde debíamos desembarcar, solo está a dos o tres leguas  de Cádiz. Ya divisábamos sus casas, que se dibujaban como una línea blanca entre el azul del cielo y el del mar, y más lejos, en la costa, Rota, célebre por sus vinos. Pronto dejamos a la izquierda la Puntilla y la batería de Santa Catalina, y unos instantes después abordaba nuestra falúa en el muelle, lleno de barcos cargados con toneles de todos los tamaños.

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El Puerto, que también llaman Puerto de Santa María, está situado en la desembocadura del Guadalete, que va a verter sus aguas en la bahía de Cádiz. Es el almacén y el puerto de embarque de los vinos de Jerez. La ciudad, que es blanca, alegre y limpia, es como un Cádiz diminuto. Visitamos sus bodegas, grandes cuevas anticipo de las de Jerez, y su plaza de toros, una de las mejores de toda España y mucho más frecuentada por los aficionados que la de Cádiz.

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Los toros del Puerto es el título de una canción andaluza, popular en toda España y que pinta maravillosamente el entusiasmo de los habitantes de Cádiz por la fiesta nacional:

¿Quién se embarca para el Puerto?
Tal es el estribillo de la canción.
¡Que se larga mi falúa!,
grita el marinero; después, dirigiéndose a una joven andaluza que va a entrar en la barca:

voyageenespagne_puertosantamariaSeñorita,
         levantusté esa patita
         y sartusté a este barquito!
         No se le ponga a usté tuerto
         el molde de ese moniyo!»

Como escribía Antonina Rodrigo en El País, en un artículo publicado en1983: «los dos viajeros franceses iban, a recoger la última versión de la España romántica. El pintoresquismo que habían descubierto y explotado sus antecesores: Chateaubriand, Washington Irving, Prosper Merimé, Richard Ford, Henry D. Inglis, Mathew Gregory Lewis, David Robert, Teophile Gautier..., cambiaba de signo. El ferrocarril empezaba a. extender sus dominios, y poco a poco derrocaba a la diligencia, a la tartana, a la galera ... Los caminos ofrecían más seguridad y, para los amantes de lo imprevisto, era incierto el encuentro Con la folklórica partía de bandoleros. El traje típico se relegaba al pueblo llano, y pronto los obreros cambiarían de estilo con la proletaria blusa y la alpargata. Pero lo que, en plástica, iba a dar el cerrojazo al romanticismo era la imagen como documento». /Texto: C.d.C.

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josefasanchezllebret_puertosantamariaDe la familia marinera compuesta por el matrimonio entre José Sánchez Romero (1852), de profesión de la mar y guarda del Vapor, como consta en el padrón de habitantes de 1911, y Dolores Llebret Pellicer (1858), nacieron siete hijos, que relacionamos a continuación por orden de fechas de nacimientos: Manuel (1864) José Benito (1866),  María Dolores (1871-1956), Josefa (1874-1935?), los gemelos Manuel y Ramón (1877) y José Joaquín, (1883-1958), todos nacidos en El Puerto de Santa María.

María Dolores Sánchez Llebret, estuvo casada con Fernando Pasage Blandino, (dueño del Bar “La Mezquita” y del kiosco de bebidas del Parque,  que luego fue Club Taurino). Tuvo tres hijos: María Dolores,  Manuel y Fernando Pasage Sánchez. Este último, contrajo matrimonio con María Martínez Dopeso y tuvieron cuatro hijos: Asunción, Fernando, María Cristina y Manuel, que viven aún en nuestra ciudad.

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El kiosko de Fernando Pasage Blandino, que luego fue Club Taurino, y que despareció por el expedito método de la piqueta en la última década del siglo XX.

El hermano pequeño de Josefa se llamaba Jose Joaquín, fue tipógrafo y realizaba los carnés de propaganda veraniega, patrocinados por el Ayuntamiento del El Puerto. Se casó con Eloísa Artola Ortiz y tuvieron seis hijos: Alberto, Carlota, Josefa, Dolores, Joaquín y Eloísa. Aún viven Dolores,  Eloísa y sus descendientes.

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Carnet oficial del Verano de 1927.

La protagonista de este escrito, Josefa María de los Dolores Sánchez Llebret, como consta en su partida de bautismo,   nació nuestra ciudad en la calle Los Bolos nº 2, el día 22 de Octubre de 1874.

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En el número 2 de la calle Bolos, en el entorno de las Siete Esquinas, nació nuestra protagonista.

Sus primeros comienzos artísticos  los realizaría muy joven en la provincia de Cádiz, actuando en cafés cantantes. Posiblemente,  emigró a finales del siglo diecinueve a Sevilla. En estas fechas partían a la ciudad de la Giralda, todas las jóvenes que soñaban con ser artistas, como lo hicieron nuestras paisanas “Las Coquineras”. Pudo tener como profesor de baile a  Manuel Díaz Rueda, portuense nacido en 1807. Este maestro de la danza  era familiar por parte materna de Las Coquineras. (Ver nótula núm. 1.042 en GdP). 

Josefa partió  de El Puerto con el oficio  del cante y del  baile bien aprendido. Según su nieta Josefa Cárcamo Sánchez, también tocaba la guitarra y en muchas ocasiones se acompañaba con ella. En el padrón de habitantes de Madrid en 1914 figuraba como corista y en el de 1925 tenía la profesión de artista.

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Café Cantante a finales del S. XIX en Sevilla.

Estuvo unida sentimentalmente a un guitarrista flamenco de nombre Antonio Moya, andaluz de nacimiento, probablemente sevillano,  con el que tuvo dos hijas,  a las que no inscribieron en el registro civil,  cuyos  nombres eran  Pilar y Julia. He buscado a Antonio Moya en los padrones de la capital de España,  desgraciadamente sin ningún resultado.  Como última opción me dirigí a los amigos artistas y a algunos aficionados mayores, muy ligados al flamenco de esta ciudad, pero no me dieron datos aclaratorios, aunque sí habían oído hablar de él.

A principios del siglo XX,  Antonio Moya acompañó con su guitarra a Josefa durante diez años por cafés cantantes y representando  sainetes cómicos andaluces por  los teatros de la Península Ibérica. Su fecha de fallecimiento podría haber  tenido lugar entre los años 1927 y 1930, pues en 1926  Josefa y Antonio habían visitado a su hija Pilar con motivo del nacimiento de su nieta Josefa, mientras que en 1930 cuando nace otro nieto, Luis, la abuela Josefa ya era viuda.

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Ilustración de un Café Cantante en Madrid. 

Josefa actuó en muchas ocasiones como actriz y corista, fue una mujer que tocó todos los palos de los espectáculos escénicos. Su óbito no he podido tampoco localizarlo en Madrid, donde creo que dio su último suspiro de vida. Me informó su nieta Josefa de que su abuela falleció cuando ella tenía 5 ó 6 años, por lo que creo que esto pudo ocurrir entre los años 1932 a 1935. Fue una mujer que pisó los escenarios durante cuarenta años de carrera artística.

En el padrón del año 1925 se hospedada en una pensión de la calle Jardines nº 14, con su hija Julia Moya y un grupo de artistas. En esta rúa madrileña tuvieron Pepa Oro y Antonio El Macareno, una casa de huéspedes  en el primer tercio del siglo veinte.

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Según los estudiosos del arte flamenco la calle de los Jardines, número 21, albergó el mejor y más conocido de los cafés de cante tanto de la Villa como del resto del país. El café de la Marina fue escenario del inicio y presentación en Madrid de muchas carreras profesionales con proyección internacional de baile, cante y toque de guitarra con sus diferentes estilos o “palos”.

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Calle de los Jardines en Madrid, donde estuvo el Café de las Marinas y, posteriormente el cine Bello. Hoy es un restaurante. Como podemos apreciar en cuestión de cables en las fachadas: "en todas partes cuecen habas"

Josefa les metió el veneno del artisteo a sus dos hijas, las preparó para vivir de la farándula, fueron a academias de baile flamenco y de escuela bolera,  en estas fechas  muy de moda en nuestro país.

En la Ciudad del Gato, moraron muchos artistas del El Puerto, entre los años 1880 a 1920. Alguno de estos fueron: Antonia y Josefa Gallardo “Las Coquineras”, María del Carmen Gallardo “La Gaditana”, bailaora, cantaora y tía de las Coquineras y madre de la bailarina y bailaora Amparo Pozo Gallardo; Rafael Bermúdez Castro Rivas, el gran actor portuense y galán del teatro de su tiempo, José Talavera Gabriel polifacético actor, director de teatro, cantor de zarzuelas y cantaor conocido en El Puerto, por Talavera o Julepe, Los Monge Antúnez, conocidos por Los Chaquetas, artistas del flamenco y Teresita Mazzantini, nombre artístico de Teresa Ros Uceda o Teresa Uceda, nacida en El Puerto en los años setenta del siglo XIX a la que  he buscado en los archivos de Cádiz, Jerez, Sanlúcar de Barrameda, Madrid y también en nuestra ciudad sin ningún resultado. Hay mucha leyenda detrás de esta dama del cante. He escuchado comentarios de viejos aficionados portuenses que dicen falleció en Sudamérica y fue trasladada a España y enterrada en Madrid, ¡vaya usted a saber!

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Pilar Moya Sánchez (o Pilar Sánchez Llebret) durante una actuación en Méjico.

Pero volvamos a Josefa Sánchez Llebret. Ésta fue una mujer valiente y liberal, pues tener cinco hijos naturales en aquellos tiempos era una verdadera locura y estaba mal visto por la sociedad.

La primera de sus hijas fue Salvadora Sánchez Llebret,  de la que no conocemos el lugar de nacimiento, aunque suponemos que pudo ser en El Puerto. Falleció de tuberculosis en nuestra ciudad el 23 de noviembre de 1914, con tan solo 21 años en El Puerto de Santa María. La noticia sobre su sepelio aparece en las páginas de Revista Portuense de 25 de noviembre de 1914.  Su acompañamiento estaba formado por todas las clases sociales y presidieron el duelo Manuel y Fernando Pasage Sánchez, sus primos, y sus tíos José Joaquín y Manuel Sánchez Llebret. Se dio la circunstancia de que  Salvadora, que aparece en la prensa con los apellidos Tey Sánchez, se había comprometido y tomado de dichos el 22 de agosto de ese mismo año 1914 con el joven empleado de los Ferrocarriles del Norte Manuel García Robiou, con el que desgraciadamente no pudo llegar a celebrar su matrimonio.

María Sánchez Llebret, fue la segunda, pero no se ha localizado la fecha de nacimiento ni tampoco la de su óbito. Por la información obtenida a través de las nietas de Josefa, conocemos que estuvo internada en un convento de monjas donde se dedicaba a bordar un manto para la Virgen. Allí le sobrevino la muerte.

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En la imagen, las dos hijas de Josefa: de izquierda a derecha Pilar, su marido Antonio Cárcamo y Julia Sánchez Llebret (o Moya Sánchez).

Pilar Moya, nombre artístico de Pilar Sánchez Llebret, fue su tercera hija,  nacida en Zaragoza, el 25 de Abril del 1903. Falleció muy joven en Madrid  en 1933. En la calle Gravina nº 11, según el padrón de 1925 de Madrid, vivía con su esposo e hijos. De profesión artista, recorrió con su madre y su hermana Julia, los teatros de todos los rincones de la Piel de Toro y del Norte de África. Estuvo casada con el artista de teatro Antonio Cárcamo Cañizares, nacido el 21 de Julio de 1899, en La Laguna, estado de Santa Catalina (Brasil). Tuvieron tres hijos: Antonio Cárcamo Sánchez,  Josefa Cárcamo Sánchez y Luis Cárcamo Sánchez.

En los años 1922 y 1923, actuaron Antonio Cárcamo y Pilar Sánchez por varias provincias mejicanas. En 1926 cuentan que se produjo un incendio en el Teatro Pavón mientras actuaba Antonio con su esposa, interviniendo éste en la extinción del fuego.  En el año 1927 actuaban en  el Teatro Alcázar de Madrid.

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El Teatro Pavón, en la Revista de la Construcción Moderna. Año 1925.

Julia Sánchez Llebret, cuarta hija de Josefa,  también tomo el apellido de su padre, Antonio Moya, como nombre artístico. Fue una estupenda bailaora. Nació en la villa de la Línea de la Concepción, el 11 de Julio de 1904 y  muere el 3 de Noviembre del 1968 en Madrid. Esta mujer en sus comienzos artísticos fue bailaora, bailarina y corista, acompañó a su madre y formo dúo con su hermana Pilar. En sus diez últimos años de vida fue actriz de teatro. Julia Moya conoció a su esposo el actor Manuel Trujillo, trabajando en la compañía de Lola Flores. Hay personas mayores que la recuerdan como una gran bailaora y en el mejor momento de su carrera artística abandonó el baile, pasándose a la interpretación. También formó parte de la compañía de El Niño Marchena y  de Valderrama. Del matrimonio  nacería una niña  que recibirá el  nombre de  Julia y será también actriz, de ella hablaremos más adelante.

El quinto y último hijo de Josefa y de Antonio Moya fue José Sánchez Llebret, madrileño que nace el 20 de Mayo de 1914 en la calle Ruda nº 14.  Su muerte ocurrió en 1995 en Dreux, Francia. Estuvo casado con Leonor Quel Martínez, nacida 1924 en Ambite de Tajuña (Madrid). Tuvo tres hijos: Ángel (1945 en Orusco de Tajuña, Madrid) Maria de los Ángeles (1947 en Orusco de Tajuña, Madrid) y María Dolores (1954 en  Madrid).

Josefa, llego actuar con sus hijas Pilar y Julia en  numerosas ocasiones.  Las dos hermanas formaron un dúo conocido como Las Hermanas Moya. También fueron coristas de la compañía de teatro de Celia Gámez, la gran vedette de revista de los años treinta y cuarenta. En la Revista Baleares de 20 de Agosto de 1918, pagina nº 8, dice literalmente: “Todas ellas hicieron las delicias de la escogida concurrencia, pues con gracia sin igual las hermanas Moya y la señorita Pazzi Pons, bailaron unos boleros con grandes aplausos de los asistentes”.

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Pilar Moya aparece actuando en la compañía de Celia Gámez, en su revista musical 'Las Leandras'. Mundo Gráfico. 17.11.1931.

La joya de la corona, Julia Trujillo Sánchez, nieta de Josefa Sánchez Llebret, es una de las grandes cómicas del teatro de este país. De casta le viene por parte de sus abuelos,  Josefa Sánchez Llebret y Antonio Moya, y de sus padres Julia Sánchez Llebret y Manuel Trujillo Carrasco, actor de teatro y guionista. Se dejó caer por la capital del reino un 3 de Mayo de 1923 y se fue con los que no vuelven el 27 de Agosto de 2013. Es una de las grandes actrices española, del siglo veinte. Sus actuaciones son numerosísimas en el cine, en el  teatro y en la  televisión. Debutó en el teatro de la mano de sus padres con tan solo 14 años de edad.

En 1980 fundó junto a Manuel Canseco, la Compañía Española de Teatro Clásico, estrenó obras de Calderón, John Murrel, Salom, Paso y Miras, representó también  a Mihura y a Valle Inclán y ha fallecido a los 81 años en la capital de España. Fue expuesta su capilla ardiente en el Teatro la Victoria,  del mismo modo en el que son despedidas las grandes actrices de la escena de este país.

juliatrujillomoya_o_sanchezllebret_puertosantamariaLa Trujillo, tenía el premio a la mejor actriz de habla Hispana de Estados Unidos, entre otros reconocimientos. En televisión, entre los años 1965 y 1980, llego a los hogares españoles actuando en los “Estudio Uno”. /En la imagen, Julia Trujillo Sánchez (o Sánchez Llebret).

Durante dos décadas fue una de la protagonista de la Compañía Nacional de Teatro de María Guerrero, que bajo la dirección de José Luis Alonso, estrenó obras de Valle Inclán, Pirandello, Gorki, Bertolt Brecht y Galdós. Fue presidenta de la casa del actor, a la que dedicó sus últimos años de vida. En muchas ocasiones visitó y actuó en la tierra de su abuela. Recuerdo haberla visto en el hotel Los Galgos de Madrid en 1988 durante la presentación del Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, de Editorial Cinterco,  allí estaba charlando con el poeta granadino Luis Rosales, presentador del libro de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz. Fue una noche muy bonita para todos los que colaboramos en esta obra.

Esta breve semblanza de las vidas de la portuense Josefa Sánchez Llebret  y de su saga, hubiera sido imposible sacarla a la luz sin la aportación de tres mujeres, a las que hay que agradecerles su ayuda, principalmente,  a Josefa Cárcamo Sánchez, hija de Pilar Sánchez Llebret, a María de los Ángeles Sánchez Quel, hija de José Sánchez Llebret,  y a mi amiga Ana Becerra Fabra.  /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

 

pablomora-figueroa_puertosantamariaEn los últimos años ha hecho irrupción en el mercado una nueva categoría de refrescos –tónicas sobre todo, siguiendo la estela de la moda del gintonic–, elaborados de acuerdo a unos preceptos cualitativos mucho más rigurosos que los que guían a los productores de bebidas carbonatadas industriales. Ni siquiera los consumidores más optimistas de estas bebidas 'premium' imaginábamos hasta qué punto se pueden perfeccionar los procesos de producción para que los mixers, o como quiera que se llamen estos benditos brebajes burbujeantes, se diferencien de sus semejantes y seduzcan a los paladares más exigentes. /En la imagen, Pablo Mora-Figueroa. Foto: Luis de Alas.

Incluso quien firma estas líneas, cuando se dirigía a El Puerto de Santa María para ser testigo de la elaboración de las bebidas que han llegado al mercado recientemente bajo la marca Indi, suponía que se encontraría con grandes depósitos de acero inoxidable. En ellos unos cuantos operarios echan unos polvitos de esencias saborizantes, luego incorporan carbónico a la mezcla y embotellan el líquido resultante en unas botellas de bonito diseño.

Nada de eso. La sorpresa fue mayúscula cuando –conducido por Pablo Mora Figueroa (Sevilla, 23 de junio de 1968), presidente de Casalbor, ‘madre’ de los refrescos Indi traspaso el portal de una antiquísima destilería (las de Cacao Pico, ver nótula núm. 721 en Gente del Puerto) en el centro de la ciudad gaditana para descubrir lo inimaginable: unas arcaicas instalaciones donde tiene lugar un proceso de elaboración estrictamente artesanal, concebido con pasión y guiado con rigor, con la voluntad de crear las mejores bebidas carbonatadas del mercado.

indi_cola_puertosantamariaTRADICIÓN REIVINDICADA.
Mora Figueroa explica: «Ya hace tiempo nos habíamos planteado cómo podían fabricarse refrescos de alta gama, con ingredientes estrictamente naturales, pero no teníamos la certeza de que existían consumidores dispuestos a pagar casi el triple de lo que cuesta una bebida carbonatada industrial». El presidente de Casalbor no tiene reparos en reconocer que el inesperado éxito del lanzamiento de la versión tónica de Indi en la categoría premium con extractos naturales le animó a ampliar el proyecto a otros sabores. Sobre todo, porque Mora Figueroa y su equipo tomaron nota de la utilización de extractos naturales de botánicos para ir aún más lejos. «Nosotros decidimos redoblar la apuesta empleando los extractos naturales, pero procesados durante seis semanas», afirma. /En la imagen de la izquierda, el nuevo sabor de cola amplía la línea de refrescos 'INDI&co' suma ya cuatro variedades: "tonic water", "lemon tonic" y "sevilla orange".

Así, con lo primero que uno se topa cuando recorre la destilería de El Puerto son unos botellones donde se maceran en alcohol botánicos seleccionados: yuzu japonés, kalamansi filipino, piel de naranjas sevillanas, kewra de la India... «No es casual que todos estos ingredientes coincidan en El Puerto de Santa María», prosigue Mora Figueroa. «Los puertos de Cádiz han sido lugar de encuentro de las especias, frutas y muchos otros productos procedentes de Asia y América», al recordar cómo la Casa de Contratación de Sevilla era el punto de llegada a Europa en el siglo XVI del quino, la vainilla y otras tantas materias primas

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Los alambiques, en una imagen de 1928.

ALAMBIQUES CENTENARIOS.
Por tanto, el nacimiento de Indi en tierras gaditanas reivindica ese papel que han tenido los puertos gaditanos en la introducción de las especias exóticas en el viejo continente. Una vez macerados los botánicos, el alcohol que han retenido sus aceites esenciales se somete a un proceso de destilación, para refinar la expresión organoléptica y eliminar impurezas.

Esto tiene lugar en los ocho alambiques de cobre de distinto formato y tamaño... ¡e incluso cada uno bautizado con nombre propio! El maestro destilador los conoce y trata como si fueran sus hijos: «‘Los mellizos' son los que más trabajan; 'El currillo' tiene sus mañas y hay que saber llevarlo; 'El chico' consume más leña...».

Estos alambiques centenarios se abastecen únicamente de madera y emplean agua para destilar los aguardientes según la técnica tradicional del baño María. «Es una destilación a baja temperatura, que permite preservar los aromas naturales de los botánicos con mayor precisión», explica el presidente de Casalbor.

Tras la destilación de cada botánico por separado, se realiza la mezcla según la fórmula de cada refresco. «Somos muy exigentes. Realizamos muchos ensayos antes de dar con una fórmula definitiva. El de limón, por ejemplo, tuvo 13 versiones previas a la definitiva». Luego, el coupage de los distintos macerados y destilados se mezcla con agua y zumos naturales para armonizar el conjunto. El último de los refrescos en sumarse a la familia Indi, bautizado Seville Orange, incorpora hasta un 31% de zumo natural de naranja, algo inaudito en la industria de las bebidas carbonatadas.

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Una imagen de los alambiques en la actualidad.

TECNOLOGÍA.
Por fin, antes del embotellado se añade el gas carbónico, proceso en el que también el equipo de Indi ha llevado la exigencia al límite. «No se trataba sólo de que nuestras bebidas tuvieran una burbuja fina», explica Mora Figueroa, «sino que aspirábamos a tener, en alguno de los sabores, la mayor y más apropiada carbonatación posible, y en los demás sabores, la mejor. Para alcanzar ese objetivo, tuvimos que adquirir maquinaria de última generación». Tanto trabajo tiene premio.

En España Indi compite con un gran número de refrescos 'premium', pero en mercados como el estadounidense, la marca tiene una excelente acogida. "Los americanos valoran mucho el hecho de que seamos exigentes e innovadores", reconoce el responsable de Casalbor, que no puede ocultar el entusiasmo por los espaldarazos recibidos por parte de la prensa especializada anglosajona.

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La entrada a las destilerías de la calle Cielos.

La web de 'Diffirdsguide', de 'Class Magazine' (noviembre 2012), señaló a Indi Tonic como la mejor tónica en una cata con todas las marcas de referencia. Sin pretender restar importancia a estos reconocimientos, lo cierto es que cuando se toma cualquiera de las cuatro Indi que ya están en el mercado, las medallas sobran.

Son bebidas de calidad soberbia, ricas en su expresión de aromas naturales y con un magnífico equilibrio entre dulzor y acidez. Se trata de refrescos concebidos para adultos porque rehúyen las notas empalagosas que triunfan entre los niños. Y porque son idóneos para combinar con destilados, ya que se pueden disfrutar solos, sin añoranzas etílicas. /Texto: Federico Oldenburg. 

Los jóvenes deportistas porteños José Luis Lechuga de 9 años y con un peso menos de 40 kilos en unión a Alejandro Rivas de 13 años y con un peso menos de 45 kilos, ha resultado Subcampeones del Mundo de Kick Boxing ISKA, obteniendo la Medalla de Plata.

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Estos deportistas fueron previamente llamados por la Selección Andaluza de Kick Boxing al estar en posesión del título de Campeones de Andalucía 2014. El mundial se ha celebrado en la localidad de LLoret de Mar (Gerona) durante los días 29 de abril al 3 de mayo, en el que participaron37 países. Estos portuenses pertenecen al Club Deportivo Team Lechu de El Puerto siendo su entrenador José Luis Lechuga. Este galardón se viene a sumar a otros logros conseguidos por estos dos jóvenes portuenses: en menos de un año han podido llevar diversos trofeos a las vitrinas del club con sus victorias, siendo esta última la más importante de todas, algo no conseguido hasta ahora por ningún deportista portuense.

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