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Yo,  que presumo de mis orígenes montañeses, como que por un lado desciendo de Coó, y, por otro, de Barriopalacios y de Torrelavega,  fui invitado el día de la Virgen del Pilar a un Campeonato de Bolos Palma, en el Complejo Deportivo La Isleta, de Valdelagrana. Allí  se reunió lo más florido de los portuenses legítimos. Porque yo no me canso de repetir que para ser portuense es preciso haber nacido en El Puerto y llevar por las venas unas gotas de sangre montañesa. Eso desde que Alfonso X repobló la antigua Alcanate con caballeros de la cornisa cantábrica. El Norte de los montañeses está en el Sur.  Siglo tras siglo, los cántabros, como en aluvión, nos han venido y se han encastrado con nuestra tierra y nos han proporcionado los ingredientes que conforman la razón de ser bajoandaluz.. Es la revelación fascinadora del talante que acaso allí tengan encubierto y que aquí aflora, se abre y se homologa como andaluz. Estoy convencido de que el carácter bajoandaluz es inexplicable sin la presencia montañesa.

Son los inventores aquí de un vino pálido, aromático y punzante que llamamos Vino Fino; han contribuido con sus “Montañesas”, al forjado de algunas formas del cante flamenco... El día 12 fue memorable. El Campeonato de Andalucía, de Bolos Palma, Ciudad de El Puerto, al que asistieron un reguero de autoridades locales y numerosos montañeses de El Puerto, lo ganó cumplidamente José Manuel García Gómez, el de “Los Caballos”. Le siguió Eladio Gutiérrez Quevedo y, en tercer lugar, Alejandro García Pérez. Al día siguiente, todo estaba de manifiesto en el periódico “Alerta” de Santander y se habla de que el año que viene habrá un Trofeo “Juan de la Cosa”, otro cántabro, de Santoña, afincado en El Puerto, que prestó la nao “La Gallega” a Colón que se convirtió en la Santa María y que, en el 1500 hizo aquí el primer mapamundi con las costas americanas. Nuestros orígenes más recientes, los del siglo XIII, son montañeses. Y los sucesivos, también.  Así pues, no nos son los montañeses gente  extraña, sino bien próxima. Decir que los llevamos en nuestro corazón es poco. Es que por nuestro corazón corre su propia sangre./Fotos: Colección Antonio Gil de Reboleño: Bolera El Corribolo. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Francisco Javier Merello Gaztelu nació en El Puerto el 23 de noviembre de 1928, único hijo del matrimonio formado por Francisco Javier Merello Docavo y Dolores Gaztelu Tirado. Siendo sus abuelos paternos Eduardo Merello Alberti y Ramona Docavo Alberti. Los fundadores de la saga familiar de este apellido fueron Julio Vicente Merello Cherisola, natural de Génova y Catalina Alberti Ravina, gaditana, que se casan en El Puerto en 1839 y aquí se instalan, dedicándose al negocio vinícola. Han sido estudiados por el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz y podemos ver dicha genealogía explicada en la nótula núm. 688. Los Merello, los Aberti y El Puerto, en GdP.

Desde muy joven, nuestro protagonista encaminó sus pasos por el mundo de la publicidad y las relaciones públicas, estudiando Comercio. Estaba en posesión del titulo de Publicidad. Trabajó para las Bodegas Osborne, fue colaborador de Diario de Cádiz y gestor en El Puerto de la Hoja del Lunes. Su compañía, Survallas Merello Española de Publicidad desarrolló campañas integrales de publicidad exterior en los ámbitos local, regional y nacional.

Enamorado de su ‘Gran Puerto de Santa María’, de su familia, alguna vez se permitía disfrutar de su afición: la cacería. Era una persona de fuertes convicciones religiosas, que practicaba con el ejemplo. Quienes le conocieron afirman que, en cierta ocasión estando de compras en Sevilla y recién adquirido un abrigo en El Corte Inglés, lo regaló a un mendigo que se cruzó por su camino. Y en esto llegó la política, de la que llegó a afirmar que “me costaba dinero”.

Inauguración de la Oficina de Turismo de Valdelagrana y de la Inmobiliaria Costa de la Luz, en el mismo y actual edificio de Turismo en el Paseo Marítimo. De izquierda a derecha, Javier Merello, Fernando T. de Terry alcalde, Jua Luis Perles Giner, Nicomedes Santos Luis, comisario de policía, y Ramón González Montaño, párroco del Carmen y San Marcos. 19 de abril de 1973. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

CONCEJAL EN 1971.
Fue concejal desde el 7 de febrero de 1971 con Fernando Terry Galarza (ver nótula núm. 749 en GdP) como alcalde, elegido como tal concejal (en elecciones indirectas) en representación del tercio de entidades económicas, culturales y profesionales. Fue designado entonces con el alcalde para las competencias de Propaganda, Playas y Turismo y con el cuarto teniente de alcalde (Manuel Rebollo) para las de Transportes Urbanos, Paradas de Taxis y Tráfico. Fue uno de los fundadores de ‘Navidad con Amor’ un programa múltiple y variado de solidaridad y ocio navideño.

De izquierda a derecha, el oficial mayor Federico Aguirre, el secretario Jaime Fernández Criado, y los concejales, Manuel Martínez Alfonso, Eligido Pastor Nimo, Pedro Prado quien fuera director del Banco de Andalucía, Juan Ponce, Javier Merello Gaztelu y Carlos del Poyo Navas. Parte de la Corporación Municipal bajo mazas, durant el Corpus de 1974 al paso de la procesión por la plaza de Isaac Peral.

...continúa leyendo "1.331. FRANCISCO JAVIER MERELLO GAZTELU. Alcalde de El Puerto entre 1977-78."

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El nombre antiguo de la calle Federico Rubio es Pozuelo. Tiene una extensión aproximada de 830 metros de longitud, naciendo en la calle Santa Fe y terminando en la calle Micaela Aramburu de Mora, aunque, en realidad, continúa hasta el río Guadalete con la denominación de calle Domingo Veneroni.

En nuestra opinión, el cruce transversal con la calle Santa Lucía, supone un punto estratégico porque en él confluyen las vistas del ya conocido palacio de Villarreal de Purullena (ver nótula núm. 1.127  en GdP) al norte, el río Guadalete al sur, la Iglesia Mayor Prioral al este y la Plaza de Toros en el centro de la plaza de Elías Ahuja. /La calle Federico Rubio vista desde la esquina con la plaza de Bizcocheros.

NOMBRES.
Pozuelo, es el nombre anterior que, según dicen los estudiosos del patrimonio portuense,  respondía a la cantidad de pozos que se encontraban dentro de los múltiples patios existentes a lo largo de toda la calle, de los cuales se abastecían sus moradores (En la imagen de la izquierda, podemos ver uno de los azujelos que dan nombre a la calle, existente en la actualidad).

Federico Rubio es el nombre actual en homenaje a Federico Rubio y Galy,  hombre prolífico y de grandes aptitudes profesionales, políticas, artísticas, personales  y humanas. (Ver nótula núm. 1.163 en GdP) .

Lo primero que nos llama la atención de la calle, es que, llamándose Federico Rubio, no aparezca ninguna placa conmemorativa en toda ella, llegando a pensar que el insigne Doctor, no habría nacido en la citada vía urbana. Para el grupo ha supuesto un autentico descubrimiento, tanto la biografía como la calidad humana de Federico Rubio y Gali, del que sólo teníamos una vaga referencia, sorprendiéndonos favorablemente la importancia de sus actuaciones en los campos político, social, literario, científico, etc. /En la imagen, dibujo de Federico Rubio.

Respecto a las construcciones, destacar las distintas casas palaciegas o de Cargadores a Indias que podemos encontrar en ella, lo que demuestra la riqueza de las familias que, con anterioridad, la habitaban. El hecho de que las construcciones más importantes se concentren en el tramo que va desde la calle Micaela Aramburu de Mora, hasta la calle Santa Lucía, nos hace pensar que, en este punto se encontraba el límite de la zona ‘noble’ de la población.

Fachada lateral de la antigua Lonja del Pescado, o Resbaladero.

Casa de los Gavilanes, con fachada revestida completamente de azulejos.

Establecimento de bebidas de Antonio Herrera que estuvo durante la primera mitad del siglo XX y tras la restauración del Castillo por Hipólito Sancho.

Esquina y fachada lateral del Castillo de San Marcos. Año 2000. /Foto Mata.

Casa y Taller de mecánica de barcos de los hermanos Prieto, que se encontraba en el lateral del Castillo de San Marcos. Luego se constituyó la cooperativa Tamarco. Despareció al cesar la actividad. En la actualidad no existe el edificio que lo acogía y se recuperó la vista actual de este lateral del castillo.

La misma esquina de la imagen anterior. Año 2002. /Foto Mata.

La panadería ‘La Pajarita’, también conocida como ‘Antiguo Horno de las Cañas’, es una establecimiento con solera de los que quedan pocos en El Puerto, a pesar de que ha vivido en sus instalaciones diferentes reformas y mejoras, desde 1925, para dar un trato moderno a sus clientes, acorde con los tiempos. (Ver nótula 1057 en GdP).

...continúa leyendo "1.330. CALLE FEDERICO RUBIO. Por otro nombre del Pozuelo."

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Instrucciones para elegir a los concejales del Tercio Familiar. Imprenta Perezpastor.

El domingo 3 de noviembre de 1963 se celebraron en El Puerto --al igual que en toda España-- elecciones a concejales por el tercio de Cabezas de Familia. La Ley de Bases de Régimen Local de 1945 establecía que los concejales debían ser designados por terceras pertes, del siguiente modo. 1. Por elección entre los vecinos cabezas de familia, lo que pasó a denominarse ‘el Tercio Familiar’. 2. Por elección de los organismos sindicales del municipio --sindicatos verticales--, lo que se denominó ‘el Tercio Sindical’ y 3. Por elección entre entidades económicas, culturales y profesionales del municipio, con una lista de candidatos propuesta por el Gobernador Civil al Ayuntamiento --no se podía elegir a cualquiera--, y que se llamaba ‘el Tercio de Entidades’.

Curiosas instrucciones, personalizadas para El Puerto de Santa María, donde se ponía de manifiesto las obligaciones que tenían los electores a la hora de votar y responsabilidades en que podían incurrir, con objeto de evitar la absetención. Imprenta Perespastor.

Si bien esta estructura estaba pensada para controlar a los ayuntamientos, a partir de los sesenta del siglo pasado, tanto el tercio de cabezas de familia como del sindical, desempeñarían cargo de concejal personas no vinculas al Franquismo,  factor que ayudaría a facilitar la transición años más tarde. Los sindicatos ilegales, principalmente CCOO se infiltraron en los aparatos sindicales franquistas, usados contra el propio régimen. Era alcalde en 1963 Luis Portillo Ruiz (ver nótula núm. 966  en GdP). 

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Una grúa manual de principios del siglo pasado presidirá la recreación en el muelle de Las Galeras de la actividad portuaria de la época.

La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, en colaboración con el Ayuntamiento de El Puerto a través de la Concejalía de Patrimonio Histórico, creará en el que fuera el primer muelle de carga de dicha ciudad, el muelle de Las Galeras (anexo al Parque Calderón) y junto al primer tinglado para almacenamiento de la mercancía, un espacio de recreación al aire libre de la actividad industrial y portuaria portuense.

La creación de dicho conjunto expositivo conlleva la recuperación de parte del patrimonio industrial y portuario de la ciudad. Estará presidido por una grúa manual de principios del siglo pasado y delimitado por la antigua barandilla del cantil del muelle. Una farola de la época, un noray y toneles de vino (que era la carga tradicional) completan el conjunto, que se erigirá junto al primer tinglado de la ciudad, actualmente conocido como La Cristalera y cuya autoría se le atribuye a un discípulo de Eiffel.

Pasos previos para la maniobra de estiba en el cantil del muelle, junto al tinglado portuario, hoy Bar La Cristalera.

Espacio expositivo en el muelle que se está acondicionando para la recreación histórica, junto a La Cristalera.

...continúa leyendo "1.327. EL PUERTO RECUPERA SU PRIMER MUELLE DE CARGA."

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El periodo de tiempo en que El Puerto de Santa María estuvo ocupado por tropas francesas, de 1 de febrero de 1810 al 25 de agosto de 1812 es, sin duda, uno de los más lamentables en la historia de la Ciudad.

'El rey José I en la Bahía de Cádiz'. La vista está tomada desde la playa portuense de Santa Catalina, al fondo Cádiz. Óleo de Augusto Ferrer Dalmau Nieto.

Puede estudiarse detalle por detalle, día a día, a través del minucioso estudio, centrado en la administración local, de la profesora de la Facultad de Derecho de Jerez, Dª Carmen Muñoz Bustillos (Rev. Historia de El Puerto núm. 3). Sus trabajos resultan imprescindibles para el conocimiento de El Puerto en esa época, por lo que por nuestra parte nos limitaremos a reseñar las vicisitudes más llamativas o acusadas.

Los mariscales de las tropas francesas, Victor y Soult, que ocuparon El Puerto.

Los casi 32 meses de dominación francesa responden a las circunstancias de la guerra y de una ocupación militar. Todo va a estar supeditado a las necesidades del ejército napoleónico y de las órdenes de sus jefes: el mariscal Victor, primero, quien establecerá aquí su cuartel general para las operaciones de asedio a Cádiz; del Mariscal Soult, después, del General Durricane, por último. De aquí que no hubiese ni lucha, ni destrozos, ni represalias. Eso sí, buen número de portuenses abandonaron la ciudad refugiándose en la Isla de León y en Cádiz y cuyos bienes, cuando se trató de personas de cierta solvencia, fueron confiscados en Diciembre de 1810, como en el caso de los Duques de Medinaceli. Tal éxodo acentuó la despoblación ya iniciada tras la epidemia de 1810, contribuyendo en gran medida al cese del comercio marítimo, uno de los principales medios de vida de la Ciudad, ya muy paralizado desde 1805, con motivo de la guerra contra Inglaterra.

La presencia del ejército invasor va a llevar consigo la ocupación de edificios y casas para soldados y oficiales: la requisa de caballerías y efectos; la imposición de tributos y gravámenes para el mantenimiento de dichas tropas. Así la contribución que se realizó desde febrero a diciembre de 1810 fué de 4.602.403 reales, superior a los cálculos previstos en el Padrón General de Enero de 1812, que escendía a 4.007.009 reales. La diferencia entre presupuestos y gastos reales, su compensaban con exacciones extraordinarias. Claro está que frente a las imposiciones contributivas de la administración ‘intrusa’ --terminología de la época-- sólo cabía la ocultación de bienes y la resistencia pasiva que se hizo a pesar de las amenzas y conminaciones de los jefes franceses. / En la imagen, documento de contribuciones especiales que debían satisfacer ciudadanos de El Puerto para cubrir los gastos de aprovisionamiento del ejército imperial francés. /Archivo Municipal de El Puerto de Santa María, Actas Capitulares 1812. Legajo 73, Tomo I, pág. 639.
...continúa leyendo "1.324. EL PUERTO BAJO LA OCUPACIÓN FRANCESA (1810-1812)."

La Fuente de las Galeras pasa por ser uno de los símbolos del patrimonio histórico portuense, pero ¿sabía que existió otra en sus inmediaciones, coetánea y de traza similar. La llamaban Fuente del Sobrante? En diciembre pasado se cumplieron 117 años de su derribo, ocurrido en 1895.

Muelle de faluchos y Fuente del Sobrante. Al fondo, el puente de San Alejandro.

Hace 152 años, las fuentes del Sobrante y de las Galeras dejaron de cumplir su tradicional función para convertirse durante unas horas en improvisadas fortalezas. Fue durante las Fiestas de San Juan de 1850. Este singular espectáculo consistió en un combate naval simulado entre dos barcos pesqueros --transformados en dos embarcaciones de guerra empavesadas-- y dos réplicas de fortalezas dispuestas en ambas fuentes.

La Comisión de Fiestas del Ayuntamiento estableció la distribución del combate así: «Dará principio arrojando las embarcaciones a las fortalezas abundantes bombas y éstas los corresponderán. Avanzarán las embarcaciones queriendo meterse debajo de las baterías. Las fortalezas arrojarán bombas, balas rojas, (las de hierro que se enrojecían al fuego para introducirlas en las piezas de artillería, usadas para incendiar), palanquetas (barretas de hierro con dos cabezas gruesas empleadas como proyectiles en la artillería de Marina), camisas embreadas (pedazos de telas impregnadas con materias inflamables) y granadas de mano. Las embarcaciones se verán precisadas a retirarse con alguna pérdida considerable, venciendo las fortalezas. La banda de música tocará y se ejecutarán varios fuegos de regocijo en las fortalezas, concluyendo la función con la elevación de dos mangas de cohetes voladores».

A la izquierda en primer término, la Fuente del Sobrante, que estuvo situada frente al actual Cocedero de Mariscos de Romerijo. Siguiendo el cantil del muelle, la Fuente de las Galeras.

El espectáculo costó a las arcas municipales 1.300 reales. La figuración de combates navales con fuegos de artificio fue un recurso empleado habitualmente como cierre a las funciones que amenizaban a las veladas marítimas que durante el XIX y principios del XX se celebraron en el Vergel del Conde y el Parque Calderón. (Texto: Enrique Pérez Fernández).

Libros de la Biblioteca de la Aurora en depósito en el Archivo Histórico Municipal. Entre ellos hay algunos ejemplares propiedad del Dr. Pariente.

En el Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María se conserva la colección Papeles Curiosos que el doctor don Antonio-Manuel Pariente Sánchez, a finales del siglo XVIII, recopiló y reunió en un numero indeterminado de volúmenes que forman parte de cuatro series distintas. Y decimos un número indeterminado porque no han llegado a conservarse las cuatro series completas. Esta colección tiene un enorme interés para la investigación. Han sido y son objeto de frecuentes consultas por parte de numerosos investigadores y estudiosos que han hallado en estos Papeles Curiosos, documentos en unos casos desconocidos, en otros inéditos o también perdidos, y que en ocasiones pueden ayudar a completar los estudios que se lleven a cabo sobre el siglo XVIII

Informe firmado por el Dr. Pariente en el que hace referencia a la viruela

Antonio-Manuel Pariente nació en Cádiz el 15 de junio de 1755. En 1783 obtuvo el título de bachiller en Filosofía y Medicina por la Universidad de Sevilla, tras haber asistido a cuatro cursos en la Facultad y realizado los dos años de práctica reglamentarios que le permitían ejercer su carrera. Este mismo año se asienta en El Puerto de Santa María y contrae matrimonio con Josefa-Rafaela Welch,  lo que le permitió entroncar con una familia de origen irlandés afincada en nuestra ciudad. El padre de su esposa, Eduardo Welch, fue vicecónsul de Inglaterra en esta población.

Recreación del sello de la Socieda Ecónomica de Amigos del País en la que pretendió ingresar el doctor Pariente, tomada esta ilustración de un trabajo de Juan José Iglesias Rodríguez

...continúa leyendo "1.322. ANTONIO MANUEL PARIENTE SÁNCHEZ. Médico de El Puerto en 1812."

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Supóngase el lector que se dirige cómodamente en el tren a Cádiz, por ejemplo, y que pasa por mi pueblo, por el Puerto de Santa María que es el pueblo más bonito de España ¿Hay quien diga que no? ¡Hombre, que salga y verá…!

Bueno, pues continúe suponiendo que al llegar al Puerto, en vez de oír vocear a un mozo zafio e ineducado aquello de «¡Puerto de Santa María, dos minutos!», escucha a un señor bien portado, sonriente y rebosando salud, grita a todo pulmón «¡Puerto de Santa María, noble ciudad, gran puerto, veinte mil habitantes, todos sanos, once mil mujeres, todas guapas; linda playa, bella campiña, agua riquísima, casas baratísimas…!»

¡Aquí engordó seis kilos don Alfonso el Sabio…! ¡Aquí se muer de viejo!… ¡Aquí no se habla de Romanones!… Y así hasta que el tren se fuese, que se iría de vacío, porque ¿quien oyera tales lindezas no se tiraba, aunque fuera por la ventanilla?

Gracias a esta idea mía, se conseguirán dos grandes cosas, que los viajes resulten instructivos, porque para aprender bien la historia y la geografía de España bastará sacar un kilométrico, y que los persuasivos y elocuentes oradores que pierden su tiempo, y el nuestro en congresos y mítines, un sitio donde puedan hacer con su oratoria algo de provecho. (Texto: Pedro Muñoz Seca. Revista Portuense. 5 de julio de 1921)

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Se cumplen hoy 100 años de la celebración de una fiesta típica andaluza en el Cortijo de ‘Las Beatillas’, organizada por el alcalde de El Puerto, en homenaje al Gobernador Civil en el que fue hasta hace unas fechas, complejo hostelero “Hacienda las Beatillas” de la Sierra de San Cristóbal, próxima al casino “Bahía de Cádiz” y al parque acuático “Aquasherry Park” era el caserío de una extensa cortijada que se extendía a los pies de la elevación apuntada, en una la zona denominada “Bellavista” en las lindes de El Puerto con Jerez.

El Cortijo de Las Beatillas antes de su restauración.

Y su edificio principal, un alcázar rústico de severa portada y amplias instalaciones interiores, viviendas de los colonos, almacén para los aperos de labrar, cuadra, establos y granero, construido sobre una plataforma rocosa que se eleva apenas cien metros sobre el nivel del mar, a la izquierda de la actual carretera general IV, yendo en dirección Jerez, altura suficiente para contemplar desde allí el cáliz azul de la bahía, al sur, la serranía de Medina y los meandros del Guadalete al este y las esplendorosas puestas de sol otoñales, empapelado el cielo de nubes malvas, por el otro extremo, lugar elegido por el alcalde portuense Luis Portillo Pineda, dos meses después de su nombramiento para homenajear al gobernador civil de la provincia, Luis López García. Al acto, prácticamente una convención política, asistieron como invitados más de un centenar de personas de diversas siglas y nomenclaturas afines a los organizadores y, en cierto modo, pudo ser el germen de la coalición electoral conservadora que unos años mas tarde se presentarían a las elecciones municipales.

FIESTA VIP ANDALUZA.
Todo estaba perfectamente programado para agasajar a los asistentes, haciéndoles agradable y entretenida su estancia, que se prolongaría durante todo el día, el tiempo que durase la luz natural, estableciéndose un servicio de transporte con el que trasladar a los invitados que podrían degustar buen cante flamenco, presenciar lidia de vacas bravas y participar en una comida campestre de hermandad, algo realmente atrevido considerando las dificultades logísticas, el número de invitados y la falta de medios adecuados en el entorno rural en el que tendría lugar circunstancias que, por otra parte, suponía todo un atractivo añadido, según nos refieren los contemporáneos, al ser un enclave natural privilegiado, tal como hoy podemos comprobar visitando las que fueron instalaciones hosteleras antes mencionadas existentes en ese mismo lugar con la única diferencia en aquellos años de que el caserío estaba rodeado de vegetación: prietas chumberas, elegantes pitas y altas retamas.

...continúa leyendo "1.314. FIESTA EN EL CORTIJO DE ‘LAS BEATILLAS’. Hace 100 años.."

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En la imagen, el alcalde Eduardo Ciria en el despacho de la Plaza de Isaac Peral. A la izquierda de la imagen, vemos una foto del entonces Jefe del Estado, dedicada.

Dedicatoria manuscrita de Francisco Franco a Eduardo Ciria, que aparece al pie de la foto del entonces Jefe del Estado, en la imagen anterior.

Eduardo Ciria Pérez, alcalde de El Puerto entre 1948 y 1952, es hijo de Francisco Ciria y Vergara de la Concha, marqués de Ciria y Piedrabuena --hay quien afirma que se apropió del uso del título-- (ver nótula 330 en Gente del Puerto), conocido como 'el marquesito' y de Amalia Pérez. El matrimonio, hasta su separación, dada las peculiaridades del progenitor de nuestro protagonista, tuvo cuatro hijos: Eduardo, Concha y Luis y Francisco.

De las vicisitudes por las que pasa la familia a raíz de la separación deberán ser otros estudiosos de la historia de éstos quienes pongan negro sobre blanco el amplio anecdotario existente sobre la vida del 'marquesito' que, en cualquier caso marcará la historia de sus vástagos y, entre ellos, Eduardo. Baste señalar que al morir la abuela de nuestro protagonista, el padre de Eduardo accede a toda la fortuna familiar que 'invertirá' o dilapidará de forma muy curiosa. Lo cierto es que Eduardo y Concha recibieron una superior formación académica, no así Luis y Paco cuya preparación fue desigual en relación a sus hermanos precedentes.

Eduardo, que permanecería soltero de por vida, viviría con su madre y hasta el fin de sus días con su hermana Concha, primero en la casa donde nació en Micaela Aramburu, esquina con Plaza de Colón (donde hoy está el Bar 'La Morería', antes 'El Genovés' y con anterioridad el Pub de Bill) y luego en los pisos de la Pescadería a partir de 1960, hasta su fallecimiento.

El día de la inauguración del monumento a Pedro Muñoz Seca, el 11 de noviembre de 1950, en la puerta del ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral, Eduardo Ciria Pérez con chaqueta blanca de uniforme, a su derecha, el ministro Raimundo Fernández Cuesta. Vemos a la derecha de la imagen a Fernando C. de Terry y del Cuvillo, apodado por su temperamento 'el Levante' que había sido alcalde de El Puerto entre 1941 y 1943.

...continúa leyendo "1.313. EDUARDO CIRIA PÉREZ. El alcalde solitario."

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De la magnífica exposición "De la aguja náutica al GPS" que se montó en el Centro Cultural Alfonso X, que recomendé a todo bicho viviente, salí un poco contrariado, porque en este Gran Puerto de Santa María se había desaprovechado la ocasión de hacer memoria y loa de un espécimen curioso y pícaro. Se trata de Felipe Guillén, nacido en 1492, boticario de esta Ciudad, donde ejerció su profesión hasta 1519 en que marchó a Portugal.

En una acotación escrita por Gil Vicente (Poeta y dramaturgo portugués, 1465-1536) copiada por Menéndez Pelayo se lee: "El año de 1519 vino a esta corte de Portugal un Felipe Guillén, castellano [así se llamaba a cualquier español], que se dice había sido boticario en el Puerto de Santa María, el cual era gran lógico y muy elocuente y de muy buena plática, por lo cual muchas personas sabidoras gustaban de oírle.

Tenía algo de matemático; dijo al Rey que le quería dar el arte de navegar de Este a Oeste, que había inventado. Para la demostración de este arte, hizo muchos instrumentos, entre ellos un astrolabio para tomar el sol a toda hora. Explicó este arte en presencia de Francisco de Mello, que era el mejor matemático que entonces había en el reino, y de otros muchos que para esto se juntaron por mandato de Su Alteza, todos probaron el arte por buena: hízole el Rey por esto merced de cien mil reales de pensión  y el hábito y corretaje de la casa de la India que valía mucho..."

    Pero la dicha no duró. "En este tiempo mandó Su Alteza llamar al Algarve a un Simón Fernández, gran matemático y astrólogo..." Así que habló con él, el Fernández comprobó que Guillén era un embustero y que sus argumentos eran falsos. Antes, Felipe Guillén se había descubierto en secreto al un tal Juan Rodríguez que se lo fue a decir al Rey. Viéndose perdido, quiso huir. Peor el Rey lo mandó prender y lo hallaron subido en un caballo  de postas en Aldea Gallega. "Siendo preso, como era gran trovador, le mandó Gil Vicente unas trovas: ...Que, sin  ver astronomía,/ él toma el sol por el rabo/ en cualquier hora del día..." Preso, fue llevado a las galeras de El Puerto donde estuvo , al parecer, de por vida. "Sic transit gloria mundi". Amén.  (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Romualdo Peña Montes, ‘Remujardo’ el aguador, había nacido el 2 de abril de 1920, --hijo natural de Dolores-- que tenía pues casi 92 años cuando, el pasado día 17 de febrero, nos dejaba en la Residencia Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, junto al recinto ferial de ‘Las Banderas’, donde vivía hacía ya muchos años.

Era una persona muy querida por todos los portuenses que le trataron. En sus comienzos como aguador solía ir descalzo y con un aro con dos cubos alrededor del cuerpo. Cogía el agua en la fuente del Hospitalito y en la de las Galeras y las repartía a las casas que no tenían. Los niños de aquel tiempo se metían mucho con él, para hacerlo enfadar, pues se enfadaba ¡y como!, pero con gracia. De Romualdo --’Remujardo’-- ha escrito el profesor Rafael Sánchez González:

«Una de las características de nuestra ciudad a lo largo de su vigencia contemporánea, ha sido la existencia de una serie de personas convertidas por el tiempo en personajes de público reconocimiento que han sabido mantener una relación interdependiente con la propia ciudadanía. Eran personas que muchas veces se encontraban con la palabrería del que pasaba junto a él, pero con el suficiente vigor para contestar a su manera a las pertinentes referencias.

Romualdo Peña Montes, se dejaba querer y he aquí en uno de los múltiples posados fotográficos, de Estudio, en los que participó. Vivía hasta su traslado a la Residencia de Ancianos en el número 70 de la calle Ganado. ...continúa leyendo "1.310. ROMUALDO PEÑA MONTES. ‘Remujardo’ el Aguador."

Francisco Guanter Espinal nació en El Puerto de Santa María en 1834 y no ejerció de guantero, como conjeturaba Fernando Quiñones, vía la información aportada por Aurelio Sellés, sino primero de barbero, y posteriormente de marinero, al igual que su padre, llamado Mariano Guanter y nacido en Valencia en 1806 y muy posiblemente dedicado a la pesca de Bou, técnica de arrastre, muy usual en la época y en donde destacaban los marineros levantinos.

Su madre Jacinta Espinal Torres, nació en Morón, --localidad muy vinculada al cantaor sevillano Silverio Franconetti--, aproximadamente en 1802 y se dedicó a labores de lavandería.

En 1844, aparecen empadronados en la gaditana calle Sopranis núm. 92 primero izquierda del Barrio de Santa María, aunque ya llevaban algunos años de residencia en la capital. Posteriormente viven en otros domicilios del mismo barrio, sobre todo en la Calle Santo Domingo, 55 y 150, respectivamente.

Faustino Nuñez, autor publica sus investigaciones sobre Paquirri en el libro de José Manuel Gamboa «Una historia del Flamenco», y localiza en el periódico gaditano ‘El Comercio’, a un joven Guanter de diez años, actuando el 28 de enero de 1847 en el Teatro ‘El Balón’ y en donde interpretó las siguientes canciones: El Currillo, El Pescador y El Polo. Igualmente localizó otra noticia del mismo año, acaecida el 13 de septiembre, donde nuevamente el joven Guanter, actúa, esta vez en el Teatro Principal --cosa inusual para espectáculos de este corte-- y en donde él mismo se acompaña a la guitarra y canta El jaleo de la Gariana, y el Polo Andaluz. Gamboa y Faustino, que tanto montan, montan tanto, ya apuntaron, la posibilidad de que "este joven Guanter", fuera el famoso y enigmático Paquirri ‘el Guanté’, aunque lo hacía de nacencia francesa o catalana. Pues bien, estos valiosos datos, me llevaron a investigar al referido sujeto en los Padrones de Habitantes de la Ciudad de Cádiz,

A partir de 1853, ya no se encuentran referencias de esta familia, aunque sí de su hermanastro Antonio Guanter Ruiz, marinero de profesión, natural de El Puerto de Santa María e hijo del primer matrimonio del padre, al cual localizo en 1906 en la calle Suárez de Salazar, 6 bajo, viviendo solo, viudo y con 82 años de edad.

FERNANDO QUIÑONES.
Fernando Quiñones en su conocido libro “De Cádiz y sus Cantes” lo suponía nacido en el siglo XVIII, con el oficio de guantero, y según sus últimos testimonios, residente en la gaditana calle Cristóbal Colón. Así mismo supuso que murió joven y en Madrid, vilmente envenenado por un marido celoso.

Concluida la primera parte en la cual se demuestra fehacientemente que no ejerció de guantero, al menos en sus primeros años y que tampoco vivió en la calle Cristóbal Colón, si he de decir que los últimos datos aportados por Quiñones, casan sobremanera con los localizados por el que suscribe, aunque con algunas diferencias.

...continúa leyendo "1.309. PAQUIRRI EL GUANTÉ. El crimen que nunca cometió."

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Los juegos infantiles de mi niñez, me refiero a los juegos de tradición, son aquellos que desde muchísimos años atrás, seguían perdurando de generación en generación, siendo transmitidos de forma oral de abuelos a padres y de padres a hijos, a veces sufriendo algunos cambios; pero transmitiendo su esencia que permanece. No existía ningún manual para su ejecución  ni en la forma de jugar, ni la jerga utilizada, porque en cada zona de España se empleada un vocabulario distinto. Es curioso que estos juegos  aparezcan y desaparecen en determinadas épocas del año, por periodos indeterminados que no se pueden explicar y  sin tener en cuenta la estación del año. Lo cierto que cuando los niños empezábamos a jugar al trompo, decíamos: «Ha llegado el tiempo del trompo», ¡hale y todo los niños a jugar al trompo!

AQUELLOS JUEGOS.
En los años cincuenta del siglo pasado, los niños nos entreteníamos aparte del fútbol,  con el juego del trompo, mocho y la billarda, juego de la palmá,  salto en búa, máquina cincel, salto de la pared, bolindres, cilin sin cerra, nicle nacle y colate, pelota al ruedo, etc. Había juegos para niños, niñas y mixtos; por describir algunos me referiré en este trabajo al juego del bolindre.

El juego del bolindre, boliche, boli o canicas, probablemente sea uno de  los juegos de niños más antiguos que  se conocen,  según algunos estudios  su origen es de postneolítico; se han encontrado canicas en tumbas infantiles en la zona del río Nilo y han  aparecido  bolitas de barro del tiempo de las cavernas.

Existía en cada lugar un vocabulario al efecto, que se empleaba cuando se jugaba; en cada sitio se  regía por  normas distintas,  incluso para la misma modalidad,  yo me limitaré sin más, a hacerlo como entonces jugábamos los muchachos en  El Puerto.


Bolis de barro 'cacho' y 'cuatro cachos'. /Foto: Manuel Cabello y Esperanza Izquierdo.

LOS BOLIS.
Lo bolis, como aquí se denominaban, eran bolitas de barro cocido, que se solían comprar en los refinos, mercerías y algún almacén de ultramarinos. Recuerdo los que vendían en casa de la Chana, el refino de Miseria, el almacén del Cañón, o el refino de Pérez Grant. Existían también  bolas de cristal, que eran los tapones de gaseosa y bolas de acero que eran poco utilizadas por lo pesadas. Los más sibaritas, se hacían a su medida  el bolindre que utilizaban para jugar, para ello iban a la fábrica de ladrillos de los hermanos Lorenzo y Manuel Cauqui Badallo –esta fábrica de ladrillos toscos, estaba situada en lo que fue el almacén de hierros de Almacenes Osca, frente de la finca “El Caracol”--  y pedían un pedacito de barro que convenientemente trabajado le daban el diámetro y la redondez necesaria a su maña, después se secaba al sol y luego se cocía al horno Existían dos tamaños de bolindres, los bolis y bolas. Las bolas equivalían a cuatro bolis pequeños; los bolis pequeños con el tiempo dejaron de fabricarse y quedaron solamente las bolas.

El bolindre pequeño o boli, equivalía en el argot del jugador a un cacho y la bola a cuatro cachos, casi siempre se empezaba jugando a dos cachos,  es decir a dos bolindres pequeños o la mitad de una bola.

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En la casa número 7 de calle Larga, cuyo lamentable aspecto actual, como el de la histórica finca que le sigue, el número 9, la mansión de los Mera-Winthuyssen (ver nótula 756) es prolongadamente indecoroso y no se entiende la desidia municipal al respecto, existió desde setiembre de 1919 hasta hace pocos años una lápida conmemorativa del nacimiento en aquel lugar, el 31 de agosto de 1895, de Juan Luis Iribarren Jiménez, teniente de Regulares que, según rezaba en el texto de la lápida, “murió gloriosamente en el combate de Beni-Hogmar, en Marruecos” cinco meses antes. Finalizaba la inscripción indicando: “La Ciudad por suscripción popular le dedicó este recuerdo a fin de perpetuar la memoria de hijo tan distinguido”. /Casa núm. 7 de la calle Larga.

El acuerdo municipal para este homenaje tuvo lugar en la sesión del 9 de abril, al siguiente día de conocerse la noticia de su fallecimiento. Presidió dicha reunión el alcalde Sr. Piury, quien comunicó oficialmente a la Corporación el fallecimiento de su joven paisano, “muerto heroicamente luchando por su Patria en la zona española de Marruecos” haciendo constar el hondo pesar de los integrantes del consistorio por “tan sensible desgracia”  dando las condolencias a su tío Javier Jiménez González y a su hermano Ramón Iribarren, compañero de concejo. Y la consumación del acto, es decir, la solemne inauguración, mejor dicho, descubrimiento de la lápida tuvo lugar el 8 de septiembre, después de la función de la Patrona, organizándose una procesión cívica con el alcalde y los ediles asistentes desde la iglesia Mayor Prioral hasta el domicilio donde nació, acompañados de la banda de música municipal, siendo recibidos en la puerta por el tío del homenajeado, Javier Jiménez González. /Casa núm. 9 de la calle Larga.

En la imagen de la izquierda, el padre de nuestro protagonista, Juan Luis Iribarren Olozarra, quien acompañó a Isaac Peral en las pruebas del submarino en aguas de la Bahía, casado con Amalia Jiménez, hija del empresario vinícola Ramón Jiménez Varela.

Juan Luis Iribarren Jiménez, al que la Revista portuense retrata como un joven “animoso, simpático y enamorado de su carrera, perteneciente a una de las más distinguidas familias portuenses” era hijo del teniente de Navío Juan Luis Iribarren Olozarra, poseedor de la Cruz del Mérito Naval Roja, de 1ª clase, por ser uno de los cinco oficiales que acompañaron a Isaac Peral en las pruebas de inmersión realizadas en aguas de nuestra bahía del torpedero sumergible de su invención y de Amalia Jiménez González, hija del empresario vinícola Ramón Jiménez Varela.

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Antonio Durán Tovar ‘Antón’, nació en Oviedo el 2 de noviembre de 1911, es decir que el pasado noviembre cumplió 100 años de edad, en plenas facultades físicas y mentales. Presidente de Honor de Dragados, firma que se fundó en Cádiz, vive en Madrid y, todavía, se pasa un par de veces por semana por la empresa de la que fue su presidente hasta enero de 1994, --hasta su jubilación--, con 83 años. /En la imagen, Antonio Durán Tovar, en una imagen de 1994.

CONCEJAL.
Vinculado con El Puerto de Santa María, fue miembro de la Comisión Gestora Municipal de El Puerto entre julio de 1944 a febrero de 1946 --equivalente a concejal durante los años de la posguerra-- y Director de la Comisión Administrativa de El Puerto --el equivalente a la Autoridad Portuaria--. El alcalde de El Puerto en 1945, Ignacio Osborne Vázquez, se refería a nuestro protagonista, según consta en el Archivo Municipal en el pleno del 22.05.1945: «A esa otra labor callada, disimulada y anónima como han de serlo las de su clase, en favor d ellos pobres, menesterosos y sobre todo de los enfermos. […] Consuelo, preocupación por los problemas de los desvalidos de cualquier clase que sean, cambiando un horizonte obscuro por otro claro y llevar, hasta el fin, remedio de salud a los que lo necesitan».

El vapor Adriano II y detrás, dos goletas, en la zona comercial.

INGENIERO DIRECTOR DEL MUELLE.
Antonio Duran Tovar intervino en diferentes obras en la provincia, pero con El Puerto y merced al desempeño de su cargo como director portuario mejoró y engrandeció los muelles comercial y pesquero, el casi total encauzamiento --vieja aspiración de los portuenses-- de las márgenes del río Guadalete en su desembocadura, sentando las bases para la mejor explotación de nuestro puerto comercial.

HIJO ADOPTIVO.
En el pleno municipal de 1945 al que hemos hecho referencia, decía el alcalde Osborne Vázquez: «Una constante y altruista labor en pro de los intereses morales y materiales d ella Ciudad, ha sido desarrollada por D. Antonio Durán Tovar, Ingeniero Director de la Comisión Administrativa del Puerto y Gestor de esta Excma. Corporación Municipal, durante su brillante actuación en ambos crgos. Huelga destacar esta labor, pues está en nuestras conciencias, y estimando que la Ciudad no puede ni quiere dejar pasar sin el reconocimiento adecuado y sentido de los grandes beneficios obtenidos por tan relevante actuación, que merece el más vivo y cordial agradecimiento de este vecindario», proponía a sus compañeros de Corporación se iniciaran los trámites para conferir el nombramiento de Hijo Adoptivo de la Ciudad. /En la imagen, el alcalde Ignacio Osborne Vázquez, en una imagen de Torres Brú, expuesta en la galería de la planta noble del Palacio Municipal.

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Grabado de Taylor & Cooker. El edificio de la izquierda es una mansión de un miembro de la familia Vizarrón y el de  la derecha, la casa propiedad de ‘los Giles’, donde estaban ‘Los Maera’ y en la actualidad está el Bar ‘La Garnacha’. La calle que nace es la calle Luna vista la perspectiva desde la Plaza de las Galeras.

Parece mentira que Cádiz y los Puertos que fueron los pilares fundacionales del flamenco, no se hayan percatado de que estamos en 2012 y que en 1812 ya bullían en Cádiz y los Puertos muchísimos gérmenes de cante, unos ultramarinos, otros de raíz propiamente gaditana, pero todos rodados por la tradición oral que venía desde antiguo. El llamado “cante de ida y vuelta”, no es cosa de un día. A los toreros, y galleros que han hecho las américas  en las postrimerías del siglo XIX y en el XX hay que sumar a las reales hembras, como Pepa de Oro que acompañó a su padre, Paco de Oro, en las campañas taurinas americanas y nos trajo su milonga.

AUSENTES EN LAS INDIAS.
Pero mucho antes, en el XVIII, no hay que olvidar a los gitanos censados en El Puerto de Santa María, en 1717 y 1783, como “ausentes en las Indias”, me imagino que como tripulación, porque no figuran en el Catálogo de Viajeros.  Y entre esos “ausentes en las Indias” están el padre y un hermano del herrero, hoy confirmado portorrealeño, nacido  en 1755, pero vecino de El Puerto, casado en  Jerez y nuevamente vecino de El Puerto,  Luis Fernández Morón, “el de la Juliana”. Y “ausentes en las Indias” son, en los documentos del XVIII, los gitanos portuenses Juan Bermúdez, Juan Francisco de Padilla y Pedro Cintado, que se “ejercitaban en navegar a Indias” y “pocos días después” del registro de 1717 hicieron  viaje  “en los navíos de Buenos Aires”. Volvieron “por carnestolendas” de 1721.  También,  en el registro de 1717, los gitanos portuenses Alonso Ramírez y Antonio Conde son “navegantes a Indias”. Gaspar de la Oliva ‘el Nene’, Agustín de Aranda  José Sierra, Diego Felipe Núñez, Domingo Francisco Díaz o Tomás Rivero, gitanos de El Puerto, figuran  como “ausentes en Indias”. Como se comprenderá, esta es una simple muestra documental muy sugerente, y, desde luego, es mucho mayor el número de los  gitanos  bajoandaluces embarcados a las Américas.

En muchos  cantes,  en las soleares apolás, en la caña –la caña dulce--, por ejemplo, o en ciertas bulerías de los Puertos y en los tangos se aprecia claramente la influencia americana. Ello sin contar con las peteneras, las milongas, las guajiras, las vidalitas...

Lugar desde el que las tropas francesas asediaron Cádiz entre 1810-1812

Toda la constelación de cantiñas que nacen en el cerco de Cádiz, al amparo del fervor popular, deben ser puestas al conocimiento del  pueblo gaditano en el 2012. Pero con rigor científico. Me temo que van a salir muchos marisabidillos que,  nos van querer sorprender, otra vez, con los “hallazgos” falsos, como siempre sucede, y se van a arrimar al poder para sacar tajada. ¡Mucho cuidado! Se impone un serio Congreso, con gente seria, que la hay, para que aflore todo el rico cante del Cádiz de 1812, fruto de trabajos de campo concienzudos y de rebuscos documentales serios. Veremos. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Pepi Gónima es una gaditana residente en Madrid que ha investigado su apellido, de origen heleno, aunque portuense y gaditano desde que, hace algo más de dos siglos, como ha documentado, se estableciera en nuestra zona.

La familia Gónima es de origen griego, dos de cuyos miembros se establecieron en España. En Málaga Rafael Gónima Llanos que emigró a las Indias, siendo el origen de las familias Gónima que habitan en aquel continente. El otro se estableció en Moyá (Barcelona) en cuyo Archivo Histórico existe documentación sobre esta familia que comienza en 1400. Un miembro de esa familia José Gónima Puig tejedor de lana, tras casarse en Moyá con Marianna Passarell, emigró a Barcelona. Tuvo numerosos hijos de los que uno, Erasmo Gónima Passarell, montó una fábrica textil, llegando a ser uno de los más importante industriales de la Barcelona del siglo XVIII. /En la imagen de la izquierda, Erasmo de Gónima.

GÓNIMA EN EL PUERTO.
Su hermano Antonio Gónima Passarell, tuvo diferencias con él, abandonando Cataluña y marchando a Cádiz donde se casa en 1776 con Gertrudis Albandéa San Martín y estableciéndose en el Puerto de Santa María como tablajero. Una de sus hijas casó con Vicente García Granados propietario de la antigua plaza de toros de El Puerto de Santa María, anterior a la actual.

CORRIDA EN HONOR DE BONAPARTE.
El 18 de febrero de 1810 organizó, por orden del Gobernador Marqués de Tamanal, una corrida de toros en agasajo al monarca José I, ‘Pepe Botella’. Sin embargo, la población, en rebeldía con el invasor francés, no a sitió al festejo a pesar de ser el acceso al mismo gratuito. José Cándido, hijo del Cándido fallecido en la Plaza portuense 39 años antes actuó en la corrida, que le costó al organizador 20.173 reales de vellón que nunca cobraría de las autoridades por falta de fondos, aunque le permitieron para resarcirse que diera otra corrida para compensar los gastos de la primera. /En la imagen de la izquierda, José Bonaparte.

'El rey José I en la Bahía de Cádiz', cuadro de Augusto Ferrer Dalmau Nieto. La vista de Cádiz está tomada desde la playa portuense de Santa Catalina.

DOMINGO GÓNIMA, ACTOR PORTUENSE.
Otro de los hijos de Antonio nacido en 1791, Domingo Gónima Albandéa,  contrajo matrimonio en El Puerto en 1839 con Josefa Gallo Bono de ascendencia genovesa, teniendo un hijo Domingo Gónima Gallo que nació en 1852 y murió en Cádiz en 1936. De oficio actor dramático, en 1904 se hallaba en la compañía de Eustaquio Salado actuando en Albacete con una obra de Joaquín Dicenta. En Cádiz le nacieron dos hijos, José y Manuel Gónima Contreras.

Teatro del Circo. Albacete.

El primero murió en 1901 a consecuencia de la caída de un andamio en la Plaza de las Flores. El segundo, nacido en 1875 y fallecido en 1852, fue funcionario y se casó en 1907 con Gertrudis Robles Francía, gaditana con ascendientes de Huelva, Jaen, Malta y Génova. De su matrimonio nacieron cuatro hijos, uno de los cuales Joaquín Gónima Robles se casó con Luisa Reyes Benítez, natural de Alcalá de los Gazules, teniendo dos hijos, Manuel que falleció párvulo y la autora de esta nota Josefa Gónima Reyes. (Texto: Pepi Gónima).

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