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expotoro_stodomingo_puertosantamariaEn 1955 se celebraban las Fiestas de Diamante de la Plaza de Toros. Entre los actos conmemorativos, una Exposición Taurina en el Instituto Santo Domingo, celebrada en sus galerías de la primera planta, durante el verano de 1955, organizada por la Academia de Bellas Artes, a instancias del Ayuntamiento de la Ciudad, presidido a la sazón por un gran alcalde: Luis Caballero Noguera. (Portada del catálogo de la Exposición, obra de Juan Lara, cedido por F.A.Gallardo).

En el catálogo que se publicó, con dibujos de Juan Lara en la portada y contraportada, pero sin ninguna ilustración interior, se relacionaban los 369 objetos, entre documentos, carteles en papel, murales, de seda, fotografías, programas de mano, litografías, hierros de ganadería, cabezas de toro, carteles connmemorativos, trajes de luces singulares, cromos, cuadros, capotes de luces y de brega, muletas, bocetos, planos originales de la Plaza, banderillas, estoques, versos, grabados, entradas,  estribo de picador, cañera con motivos taurinos, acción de la compañía constructora de la Plaza, a la que se agregaban otros 90, que conformaban los 460 de la Exposición conmemorativa.

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Fotografía iluminada del Instituto Santo Domingo, que había sido, también, sede de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

En el catálogo de la exposición, a modo de brindis, la Academia afirmaba: «Tenía que ser la Academia, en estrecha y fraternal colaboración con el Instituto Laboral, quien tomara a su cargo el exhumar las viejas glorias del más típico escenario del Toreo de la Baja Andalucía. Y tenía que serlo --comprendiéndolo así cuantos con toda generosidad han prestado su valiosísima cooperación-- porque solo una Institución de Cultura puede descargar a nuestra Fiesta Nacional del lastre que le sobra, exaltándola y recordándola únicamente como el Toreo».

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bordador_puertosantamaria copiaEntre los objeto singulares, la cabeza de ‘Bordador’, de la ganadería de Anastasio Martín, que inauguró la Plaza. Un estribo de picador taladrado por un novillo de José Benítez Cubero, la tarde del 29 de agosto de 1943, propiedad de José Brión Piña. Una hoja de festejos del año 1846, de José del Cuvillo y Sancho. La acción número 317 de la Compañía Constructora de la Plaza y la candidatura a Diputado a Cortes por la demarcación de El Puerto de Santa María de Luis Mazaantini, propiedad de José Dosal Cumbreras. Dos entradas de la fallida Corrida Regia de 1912, propiedad de Antonio Gallardo Morón. Muchos objetos relacionados con Joselito presentaba Antonio González Rivera, uno de ellos un alamar del traje que llevaba el 16 de mayo de 1920.

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El Conde de Colombí, José María Gutiérrez Ballesteros, presentaba una amplia colección de óleos y dibujos con diferentes técnicas, así como un capote de briega de ‘El Espartero’,y un estuche conteniendo estoque de Rafael Molina ‘Lagartijo’. Francisco Lara Izquierdo presentaba un estoque de ‘El Espartero’. Juan Lara, una colección de acuarelas y temples. Alejandro León Manito dos hojas con versos exaltando la inauguración de la Plaza. José Luque Peinado una extensa colección de carteles y programas de mano desde 1880  hasta 1940. José Medina Pacheco un cartel en seda de la corrida celebrada en 1884.

inauguracion_PlazaToros_puertosantamaria-copiaAgustín del Toro y Gómez, cartel conmemorativo de la inauguración de la Plaza en 1880. La Vda. de Muñoz Seca el boceto para cartel de Beneficencia de 1900.  Manuel Nuchera González, ‘Anales del Toreo. 1868 (Cúchares y Velázquez). Bodegas Osborne un molde de escayola para adornos de la Plaza. Antnio Osborne Vázquez, varios carteles murales del siglo XIX así como el legajo contenido el proyecto de la Plaza, de 1878. El conde de Osborne el óleo de Piñera, ‘El Picador’. José Luis Osborne Vázquez, sendas cabezas de toro de 1952. Manuel Pastor, carteles de 1839 y 1841. Alfonso Peralta Pujol, dibujos de Juan Lara que ilustraban la cogida del ‘Litri’ en El Puerto en 1951. Guillermo Perea y Tomás, planos originales de la Plaza de Toros de 1880. Carmen Pérez Pastor, banderillas de la fallida Corrida Regia de 1812. Alvaro Picardo Gómez carteles de seda de 1855 7 1857. Luis Prieto Rodríguez , multitud de objetos variados, entre ellos unas curiosas cuentas de ingresos y gastos de la corrida celebrada en El Puerto el 21 de junio de 1889. José Sánchez Aguilar un cartel de seda de sendas corridas celebradas los días 7 y 8 de junio de 1835.

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Francisco Varo y José Tobío, fotografía panorámica de la Plaza. Manuel del Pino Suárez, cabeza de novillo que mató en Madrid el 21 de agosto de 1941. Miguel del Pino Suárez, capotes de luces y de brega, muleta y trajes de luces varios. Eduardo Sotomayor Criado, carteles de seda y papel del siglo XIX y un aviso del comienzo de las obras de la Plaza de Toros, del 20 de julio de 1878. Bodegas Terry hierro de la ganadería de Luis Mazzantini, cabezas de Toro y cuadros variados.

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Antonio Urquijo de Federico, carteles de seda desde 1815 hasta 1922.  José Luis Vélez Rodríguez, carteles murales. Ramón Zaldívar Muñoz, programas de mano. Enrique Astorga Casado, cartel de seda de la corrida a Plaza Partida de 1922. Ramón J. Bayo Valdés, cartel de corrida de 1882. José Brea Romero, una fotografía de Manolete y Ortega. Luis Caballero Noguera, diversos óleos. Cosme Carmé Ramírez, carteles del siglo XIX. José Gallego Rodríguez, carteles de seda de 1830. Manuel García Zamorano, abanico taurino. Gráficas Andaluzas, mesa revuelta con etiquetas de asuntos taurinos.

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Capote de briega de 'Joselito' del Conde de Colombi. Roberto Grant Pérez, un óleo de Juan Lara: 'Apartado de la corrida de Concha y Sierra, para la alternativa de Gitanillo de Triana'. Luis Lara Varela, carteles murales de los siglos XIX y XX. Eligio Pastor Nimo, sendas barajas ilustradas por Manolo Prieto.

carteltoros_1770_puertosantamaria copiaEl Museo Municipal de Córdoba el programa de la corrida celebrada el 20 de junio de 1780. Evaristo Pérez García, carteles del siglo XIX. Francisco Quijano Rosende, ‘El Toreo del Puerto’, hoja impresa el 17 de mayo de 1885. Fernando Sánchez Carrasco foto dedicada por ‘Gitanillo de Triana’. Ignacio Sánchez Mejías, capa, montera, traje de luces, y un sinfín de objetos personales así, como cuadros. Enrique Sánchez Ortega, el cartel Mural de 1 de septiembre de 1935 con la retirada de Manuel del Pino. Carlos J. de Terry y del Cuvillo, un pañuelo de Reverte.  Tomás Tocino, fotografía de Manolete y Arruza. Bodegas Cuvillo, cañera antigua de seis cañas, con motivos taurinos. Y así hasta los 460 objetos facilitados por 58 instituciones y personas.

"Como en el arte supremo en que, con todo el valor de lo reral, juegan la vida y la muerte bajo el triple significado del ritmo, del color y de la alegría" finalizaba el catálogo de la Muestra.

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Litografía de la Plaza de Toros.

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mansiionesylinajes_libro_puertosantamariaNUEVA TIRADA DEL PRIMER VOLÚMEN DE MANSIONES Y LINAJES PORTUENSES.

Ante el interés demostrado por diversas personas  y colectivos por adquirir el libro primero de la serie 'Mansiones y Linajes Portuenses', al agotarse la primera tirada de "Las Casas de Pavón",  se han editado medio centenar  de ejemplares que pueden encontrar ya, al mismo precio del anterior, (15 euros) tanto en Papelera Portuense como en las papelerías Bollullo, Vistahermosa y la libreria Zorba, en calle Larga, junto a al bar "La Perdiz".

Igualmente, se envían contra reembolso de 20 euros a cualquier destino del pais. El correo electrónico de Antonio Gutiérrez Ruiz. es: sedtel@hotmail.com

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El capitán del R.C. Portuense,  Manolín, hace entrega a su homónimo del Real Madrid, en presencia de Fernando Terry, alcalde de la Ciudad, el I Trofeo Ciudad del Puerto con el que se inauguraba el Estadio José del Cuvillo. Era el 20 de agosto de 1972.

En el caluroso mes de agosto de 1972 se dará uno de los episodios mas significativos en la octogenaria historia racinguista. No corrían malos tiempos, casi como siempre, a lo justo desde el punto de vista económico y con esperanzas en lo deportivo, en una durísima Tercera División con equipos de la talla del Xerez C.D. --por entonces "Jerez"--, Ceuta o Melilla, entre otros. Una temporada para la esperanza, la 72/73, con el abandono definitivo de un recinto que vivió el inicio del Racing en el profesionalismo del fútbol y casi un ascenso a Segunda División, el campo de Eduardo Dato. El estadio porteño se quedaba anticuado, con una capacidad de 2.500 espectadores y unas dimensiones de 100 x 65, ubicado frente a la fábrica de botellas Vidrieras Palma (VIPA), donde actualmente se asientan las viviendas verdes de la Avenida de la Constitución frente a la comisaría de la Policía Nacional. Adiós al "Dato" y una gran bienvenida al flamante 'José del Cuvillo', que quedaría inaugurado el día 20 con un partido entre el Racing Club Portuense y el Real Madrid, que congregó a unos 10.000 espectadores.

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El desaparecido campo Eduardo Dato.

LA PRETEMPORADA DE AGOSTO DE 1972.
Tras el intento fallido de ascenso a la Segunda División y dos complicada temporadas en Tercera División G.IV, el Racing afrontaba con optimismo la campaña de 1972/1973, después de una buena racha que había permitido acabar entre los siete primeros clasificados durante dos temporadas más. Diego Mendoza entrenaba al equipo y Bernardo Sancho ocupaba el cargo de Presidente de la entidad, estando muy presente el reciente fallecimiento (ver nótula núm. xxx en Gente del Puerto) de Antonio Torres Santiago, que fuera Secretario, Presidente y un activo racinguista durante muchos años.

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Construcción de la Tribuna del Estadio José del Cuvillo, el 13 de julio de 1971

EN DIARIO DE CÁDIZ.
José Palacios, responsable de deportes de Diario de Cádiz, ofrecía a diario las crónicas que surgían de la actividad diaria del Club y relataba así el inicio de la pretemporada: "Hoy inicia los entrenamientos el Portuense en Dato. El 19 se jugará el I Trofeo Ciudad del Puerto valorado en 150.000 pesetas. En la noche del 31 de Julio quedaban presentados los futbolistas a la directiva y los medios. El presidente de la entidad, don Bernardo Sancho, comentaba: En la nueva campaña, el nombre del Portuense deberá quedar a la altura del rango del Club, a base de un trabajo en bloque de todos, con el mayor empeño y entusiasmo, para que los colores racinguistas estén en la baraja de los mejores".

inauguracioncuvillo_dc_1_puertosantamariaLA PLANTILLA
La plantilla que inició los entrenamientos estaba formada por: Obregón, Fernández y Villalba (porteros); Salmerón, Lolo, Pérez-Férez, Santi (defensas); García, Arenillas, Polo (centrocampistas), Sacramento, Manolín, Pedro Vázquez, Botello, Baby, Luis Soriano, Matas y Galiñanes (delanteros). Para la etapa preparatoria, se contemplaron varios encuentros a nivel provincial: Trofeo Ciudad de El Puerto, amistoso en Jerez ante el A.D.Pilar, Hércules de San Fernando, Puerto Real C.F, Balón de Cádiz en Carranza y C.D.Rota. Y un atractivo Racing -Murcia --por aquel entonces, los pimentoneros formaban una potente escuadra de la Segunda División-- en el José del Cuvillo. El Racing logró vencer al Hércules en la Isla por 1-3, con tantos de Manolín, Galiñanes y Polo, y al Puerto Real en el Sancho Dávila (1-2), goles de Manolín y García. (En la ilustración, reproducción de Diario de Cádiz de agosto de 1972.  Reproducción foto: Diego Patrón).

EL FICHAJE DE POLO.
El fichaje de Polo protagonizó la primera semana de agosto. El jugador, extremo procedente del Villareal, había militado también en el Pontevedra, el Sevilla F.C y en el Algeciras, llegaba al Racing como uno de los candidatos a marcar la diferencia en aquella temporada, que finalmente se saldaría con una buena clasificación (4º). Además, el Racing estuvo llamado a disputar la Copa del Jefe del Generalísimo en honor al dictador, en la que participaban 80 equipos de la Tercera, con una primera eliminatoria doble los días 20 de septiembre y 4 de octubre.

1trofeo_ciudaddelpuerto_puertosantamariaEXPECTACIÓN EN LA PROVINCIA.
Desde los primeros días del mes se venía anunciando con fuerza el partido inaugural del estadio José del Cuvillo. La presencia del Real Madrid en el cartel anunciador daba mayor aliciente al acto previsto para el día 20 de agosto, que suponía la inauguración de un nuevo recinto deportivo en El Puerto, tras casi medio siglo de vida del Eduardo Dato. Veamos que dice el Diario de Cádiz, "La inmobiliaria San Estanislao S.A, dará un trofeo en forma de Catavino de plata de ley de 1 metro de altura, valorado en 150.000 pesetas, con su parte superior que llevará el escudo de El Puerto, abajo el del Racing y en la peana de madera noble, el del Real Madrid. Obra del artista madrileño, Luis Alegre. En años sucesivos seguirán las ediciones de este Trofeo, si bien a base de torneos triangular o cuadrangular y en partidos nocturnos. El I Trofeo de El Puerto, auténtica joya, está expuesto en Sevilla y en estos días se irá rotando su exhibición por las principales ciudades de Andalucía". Incluso tal era el interés que despertaba el partido, que llegó a hablarse de una prima de 12.000 pesetas "por barba" si el Racing lograba hacerse con el torneo.

PRESENTACIÓN DEL TROFEO CIUDAD DEL PUERTO.
La presentación tuvo lugar el 7 de agosto en el Hotel Meliá El Caballo Blanco, en un acto en el que Juan Moreno Ramos, Director General de la inmobiliaria San Estanislao. Hizo entrega del valioso catavino al alcalde de la ciudad, Fernando T. de Terry Galarza, con nótula num. 749 en GdP. Al acto asistió don José del Cuvillo, presidente honorífico del Racing Club Portuense, quien agradeció de forma notable y cariñosa el hecho de que el nuevo estadio llevara su nombre. A su vez,  se tributó público agradecimiento a la inmobiliaria y a la empresa constructora "Kostka S.A", encargada de las obras del recinto porteño, que quedarían bendecidas el sábado 19.

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El Diario de Cádiz recogería la inauguración del campo de deportes. (Reproducción: Diego Patrón).

DETALLES.
Poco a poco se van conociendo detalles del partido inaugural como el nombre del árbitro, colegiado de Primera División adscrito al Colegio de Sevilla, Sánchez Ríos, y  el de MªJosé Moreno Benvenuty, que realizaría el saque de honor. Tal era la expectación, que incluso en Cádiz se habilitó una taquilla en la empresa de viajes Rutastur, S.L.

20 DE AGOSTO 1972, DÍA HISTÓRICO.
"Esta tarde se inaugura el estadio José del Cuvillo. Día de gala para el fútbol portuense y en general, para el gaditano. Los esfuerzos de ese magnífico equipo que es el Racing Portuense, que aún no militó en Segunda, pero bien que lo merece y que esta temporada competirá con otros clubes de solera como son el San Fernando, Jerez C.D. y Ceuta, parecen llamados a dar frutos. Hoy tendremos en el nuevo recinto de la carretera Madrid-Cádiz a un equipo del Real Madrid con muchas figuras, así como en el palco presidencial, a su gerente, don Antonio Calderón. Habrá desfile y exhibición de las majorettes de Rota, unas 55 chicas, junto a la Banda Municipal de aquella localidad", leyeron los lectores de la prensa provincial aquella mañana del 20 de agosto. Cerca de 10.000 espectadores abarrotaron el nuevo estadio para ver la victoria madridista por la mínima (1-2) y disfrutar de una tarde histórica para nuestra Ciudad. Fleitas y Garrido anotaron los goles para el equipo blanco, mientras que Pedro Vázquez, marcó de penalti el primer gol de la historia del Racing en el José del Cuvillo.

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El presidente del Racing, Bernardo Sancho en el uso de la palabra, junto a José del Cuvillo, ante la atenta mirada del alcalde de la Ciudad, Fernando T. de Terry, otros directivos y el gerente del Real Madrid, Antonio Calderón.

En el Real Madrid jugaron: Junquera, Fernández, Heredia, César, Cruz, Ballester, Rubial, Grande, Fleitas, Marañón y Juanjo. Los racinguistas presentaron un once compuesto por: Fernández, Salmerón, Pérez, García, Santi, Matas, Polo, Arenillas, Manolín, Lolo y Galiñanes.

ALEGRÍA EN EL PUERTO Y EN EL RACING.
José del Cuvillo, en respuestas a una entrevista realizada por Diario de Cádiz, se mostraba emocionado y animaba a la afición a que apoyara al equipo durante la temporada, pues como mal endémico, la falta de apoyos al Club ha sido una constante histórica. "A los que somos portuenses y sabemos de nuestra manera de ser, no puede causarnos mucha sorpresa la falta de apoyo, aunque sí, muchas veces desalienta aún cuando llega una alegría como esta, todo se olvida", afirmaba el Presidente honorífico, que quiso agradecer a los alcaldes don Miguel de Castro y Merello, don Juan Melgarejo Osborne y a don Fernando T. de Terry Galarza sus esfuerzos para lograr construir el estadio".

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Diario de Cádiz recogía las cifras y demás detalles de la construcción del nuevo Estadio. (Reproducción: Diego Patrón).

CIFRAS.
El José del Cuvillo costó 14 millones de pesetas, la mitad sufragada por la Delegación Nacional de Educación Física y Deporte y la otra mitad por el valor de los terrenos del Club, incluyendo la iluminación, cuyo coste ascendió a los 2 millones de pesetas. La obra duró alrededor de 2 años, lográndose una capacidad de 2.000 personas sentadas en la tribuna y un total de 8.000 espectadores. Tras el partido inaugural, un atractivo Racing - Murcia supondría la presentación del Racing y con la llegada del Cádiz en octubre, se estrenaría la iluminación de un estadio que este verano ha cumplido 38 años de existencia y que va exigiendo a gritos una remodelación. (Textos: Diego Patrón Aguilera).

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re-coquinariaAl  Excmo Sr. D. Alejandro Romero Osborne, Marqués del Arco Hermoso.

"De re coquinaria". Así tituló el hispano-romano Apicio su tratado de cocina. Y se me antoja hacer etimología, un tanto macarrónica, y conectar "coquinarius" con coquina y con coquinero, que así nos llaman a los portuenses. Y no es que yo me trate de remontar al tiempo de los romanos, sino que quiero darle cierta perspectiva y un tanto de abolengo a lo que voy a comentar. Porque lo cierto es que el arte de cocinar no es cosa nueva en estos parajes: oiga Vd. al Profesor Diego Ruiz Mata y se convencerá de cómo es posible reconstruir la dieta de los fenicios y los turdetanos a partir de las fosas de basura que se han hallado en las excavaciones del poblado de Doña Blanca. Pues esos señores ya se daban sus homenajes con la dorada y la lubina a la sal, por ejemplo.

la_diana_envoltorio2_puertosantamariaYo, el otro día, me encontré a José Luis Prieto González, el hijo de Luis Prieto, uno de los más claros puntales de la "re coquinaria " portuense. José Luis me comentaba que a quién se le había ocurrido organizar esas deslabazadas jornadas culinarias. Casi ninguna de las recetas que se ofrecieron tenían nada que ver con la tradición cocinera de nuestra ciudad. Es cierto. Pero también es cierto que muchos de los cuadernos, libretas y libros de nuestros preclarísimos cocineros están o perdidos u olvidados.

A mí se me llena de sanísima envidia el cuerpo cuando veo que una cercana y pequeña villa, como Rota, acaba de publicar un libro sobre su cocina. "Pepe Ramos", José Sánchez Durán, ha escrito con mucho tino y singular sencillez un precioso libro sobre cocina de Rota. Yo le digo a Pepe, para mortificarlo, que el libro no es suyo; que el libro es de Conchi, su mujer, y de su suegro, el singular "Cascarilla", cocinero popular, ya fallecido. Pero aunque el libro no sea suyo, Pepe ha tenido la genialidad de apropiarse de los saberes que todavía y por mucho tiempo han quedado en casa de su suegro, y darlos, muy sencillamente expuestos, al publico en general, para deleite y ejercicio de los desmemoriados o de los interesados por poner sus paladares a punto con el tono culinario roteño.

guiadelbuencomerespanol_puertosantamariaAquí, en este Gran Puerto de Santa María, noto que está faltando un buen libro que reproduzca las recetas que hicieron famosos a Gloria Jiménez Loma, a Bella y a Rosarito Simeón, a Luis Prieto, a María Benítez, a Gabriel, a Pepe Ruiz Ramírez, Y estoy seguro que sus cuadernos de recetas están descansando en algún lugar de las casas de sus hijos o de sus nietos, sin pena ni gloria. Tan sin pena ni gloria que acaso poca gente, hoy, tenga memoria de los nombres de estos y de muchos otros anónimos cocineros portuenses. Y entre los anónimos, recuerdo a la larga lista de los enrolados en los barcos de pesca, que dieron un puntito especial a los guisos marineros inventados en alta mar y reproducidos en tierra firme.

La cocina portuense merece un mejor tratamiento, y ya es hora, porque se nos está colando de rondón mucha "re coquinaria" espuria.  Dionisio Pérez,en su "Guía del Buen Comer Español", publicada en 1929, hace inventario, recuento y glosa de las recetas portuenses y de los banquetes célebres.

issac_peral_uniformeEn 1891 se ofreció a Isaac Peral, en este Gran Puerto de Santa María, en el Barrio de Guía, un banquete en el que figuraron veintiún platos de pescados y mariscos todos preparados al estilo de los marineros de aquí. El 26 de febrero de 1899 se dio otro banquete al sainetero portuense Javier de Burgos que se compuso de cinco platos marineros y de muchos entremeses de igual laya.

El inefable Bonilla, marido de Manolita Ganaza, que había sido cocinero del Colegio de San Luis Gonzaga, cuando era internado, recogió  de un precioso libro llamado "Cómún modo de guisar que observan en las casas de los Regulares de la extinguida [entonces] Compañía de Jesús", 1795, unas recetas de la sopa hervida y de la sopa de tomate que el famosisimo Melquiades Brizuela ofrecía, dignísimamente a los comensales de la Compañía Trasatlántica en sus cruceros. Seguramente las mismas sopitas a que se refiere Juan Ramón Jiménez, en su carta famosa a Rafael Alberti, que el hermano enfermero le hacía a los colegiales malitos del Colegio portuense.

Este Gran Puerto de Santa María, con sus huertas, sus almendrales, su litoral sus viñas y su campiña ha proporcionado, de siempre, a los paladares más exigentes, platos exquisitos.

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Anuncio del Gran Champagne Continental de El Puerto de principios del siglo XX. Todavía se conservan las cuevas en la Finca El Caracol.

Desde el pan: las acemitas, los bollitos preñados, las rosquitas, los cundi, las bobas, las medias bobas; hasta los vinos: el fino, el oloroso , el amontillado, el Pedro Ximénez, hasta los brandíes, el champán (no se olvide, que todavía existe memoria y aún las cavas subterráneas del Champán Continental de Jiménez Varela, que se criaba y elaboraba en las cavas de "El Caracol") o la crema de cacao.

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Distintos licores de Crema de Cacao Pico.

Desde las gambas blancas de la bahía, al embutido de marisco, invento portuense que se hacía en un cocedero de las Plaza del Carbón y hoy aún se elabora, ya trasplantado a Cádiz, en la famosa "Cervecería del Puerto" gaditana, hasta las coquinas, las almejas, los camarones, las galeras, los burgadillos, los ostiones o los muergos... Desde las lisas a las doradas, a los robalos, a los sábalos, a las anguilas... Desde las rayas, las caballas, los besugos, los chocos, los malarmados, los lenguados...

No me diga que nunca le han hablado, o Vd. ha tomado la sopa al cuarto de hora, las sopitas de gato, la raya en pimentón, el caldillo de perro, los malarmados a la sal, las anguilas en amarillo o las caballas con fideos.

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La Tarta Imperial de Pepe Mesa, con patente de invención, hecha a base de almendras, mantequilla, azúcar, huevos y licor de Cacao.

Si a Vd. no le suena la sopa de arroz con ostiones, las tortillitas de camarones, el rape al pan frito, las lisas en amarillo o en adobo, las panizas, los huevos de fraile, por poner unos ejemplos, o no ha degustado los suspiros de monja, la tarta imperial, el tocino de cielo, las poleadas con coscorrones...; si a Vd. no ha probado las sardinas sin piel ni espinas, ni la mermelada de naranja agria o la de breva que preparaba con especial esmero "Conservas Sur", sin espesantes, ni colorantes, ni potenciadores del sabor, ni otras lindezas actuales, Vd. no sabe lo que es bueno.

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Mermelada de breva de Conservas Sur.

Si Vd. no ha comido los boniatos asados, ni el arroz con galeras, ni las papas con chocos, ni las coquinas a la marinera o a la plancha, ni el arroz con coquinas, ni las papas al escándalo, ni la leche frita, el lenguado a las siete cosas, ni la compota de zamboas..., Vd., perdóneme que se lo diga, está pasando por la vida sin pena no gloria.

Si Vd. lo que frecuenta es la llamada "comida basura", la rápida, o, por el contrario, se deleita comentando que ayer estuvo en un "Chino", o se vanagloria de comer en un restaurante de cocina francesa, Vd. es lo que se llama un perfecto y vulgar "paracaidista" o, en cualquier caso, un abominable "piojo resucitado". No me hable Vd. Oiga, que le digo que no me hable. Ande y váyase a informarse y que le digan cómo se ha comido y se come en este Gran Puerto de Santa María. Verá Vd. cosa fina y buena.

lagiraldapapel_puertosantamariaPero antes, por la mañana, al levantarse, tómese un tazón de café y una acemita con manteca colorada y azúcar, que le será provechoso para empezar a funcionar, salga luego a la calle y, antes de proponerse qué es lo que va a poner de comer, busque a alguien con cara de saber antiguo, párelo, pregúntele qué es lo que comía de chico, hágase a la idea mientras el propio le va relatando, póngase en situación, relámase los dedos pensándolo, vaya a la compra, adquiera lo pertinente para ello, póngalo en obra y terminado que fuera, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo. (Texto: Luis Suárez Ávila).

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maremoto

Fue el día de los Tosantos de 1755. Hoy se cumplen 255 años del Maremoto que inundó muchas calles en El Puerto, consecuencia del terremoto previo conocido como ‘de Lisboa’. Tres contemporáneos, tres vecinos de El Puerto lo relatan en sus escritos. Lo vivieron en primera persona. Cada autor refiere uno de los tres temblores de tierra que se produjeron, así como las tres grandes olas –los actuales Tsunamis- que vinieron a continuación: el Maremoto.

libro_ruizdecortazar_puertosantamariaA las nueve y tres cuartos, «por espacio de ocho o nueve minutos sin intermisión un notable estremecimiento de la tierra con vibraciones de sus edificios y un ruido espantoso subterráneo, como el de los truenos oídos a bastante distancia; los árboles, sin hacer viento alguno, se mecían en un extraño movimiento en su tronco  y hojas», describe Ruiz de Cortázar a partir de la página 371 de su libro Puerto de Santa María ilustrado y compendio historial de sus antigüedades (1764),  (Edición y Estudio de Manuel Pacheco Albalate y Enrique Pérez Fernández) quien a pesar de hacer un relato del terror que se vivió en la Ciudad, reconoce que no fueron muchas las pérdidas experimentadas, en comparación con otras poblaciones de nuestro entorno o de la península ibérica. Imaginemos por un momento, día de fiesta, los templos y capillas de culto abarrotadas. Los fieles celebraban o iban a celebrar los cultos. (En la imagen de la izquierda, portada del libro de Anselmo Ruiz de Cortázar, ed. de Pacheco Albalate y Pérez Fernández).

prioral_img_portada_puertosantamariaOtro de los testigos que dejó por escrito sus impresiones, el presbítero Joseph Fernández Mancebo, manuscribe en 1755, en el Libro de Matrimonios de la Iglesia Mayor Prioral, folio 230, una nota con el relato del desastre, datando la primera réplica al terremoto: «En siendo 1º de Noviembre, día de Todos los Santos, como a las diez y ocho minutos de la mañana hubo un terremoto formidable en esta ciudad en que tembló la tierra por espacio de diez minutos poco mas o menos; se cayeron las cabezas de las tres figuras que sirven de remate a la portada que llaman del sol, siendo un patente milagro no lastimasen a persona alguna de cuantas salían de tropel por la otra puerta, ni haber daño notable en los edificios y a poco rato creció el río con tanto ímpetu que anegó todas las casas de la Ribera y llegó hasta la calle de la Victoria cosa nunca vista y mayor milagro no haber habido desgracia notable por cuyo motivo hicieron los dos cabildos voto solemne de celebrar perpetuamente fiesta el referido día a Nuestra Soberana Patrna Mª Santísima de los Milagros siendo tantos los que aquel día experimentamos que no se puede numerar. Bendita sea por siempre». (En la imagen de la izquierda, las tres figuras que rematan la Puerta del Sol de la Prioral, reforzadas con hierros para fijar sus cabezas, tras el terremoto).

kantLa observación del filósofo alemán, Emmanuel Kant, dejó registrado en sus textos que, ocho días antes del suceso, una multitud de lombrices fueron vistas cuando salían impulsadas de debajo de la tierra cerca de Cádiz. ¿Qué pensarían los portuenses de entonces de tan extraños y precursores fenómenos: animales que rebullían inquietos, otros que huían y desasosiego generalizado en la naturaleza? (En la imagen de la izquierda Enmanuel Kant).

«Aún no se había recobrado el susto de tan espantoso terremoto, cuando alteró nuevamente los ánimos de sus habitadores el mar, que en furiosos torbellinos de elevadas olas con desenfrenado acometimiento, se lanzaba contra nuestro Puerto y sus riberas», prosigue Ruiz de Cortázar, quien relata la fuerza de las aguas contra las hoy conocidas como Murallas de Santa Catalina o el fortín de la Laja; destruyó las Ermitas de Santa Catalina, San Antón y de Guía (esta última por donde están hoy las Bodegas Gutierrez Colosía), llegando la ola la Casa del Marqués de la Cañada (Hotel Santa María), alcanzando los cuarteles de la Plaza del Polvorista (el Teatro Muñoz Seca), inundando la plaza de la Pescadería (Grupo de Viviendas de la Pescadería), moviendo embarcaciones sobre el muelle o desplazándola muchos metros por detrás del Matadero Viejo (la sede del Area de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible).

ruizdecortazar_terremoto_puertosantamariaA las 12 del mediodía hubo otra réplica del temblor, y una nueva y desproporcionada ola. Algunos estudiosos del maremoto en la capital afirman que el mar se retiró de la playa a media legua (más de 2 Kilómetros) dejando ver zonas inéditas y sobre la arena y escolleras todo tipo de fauna marina. Los vecinos huyeron despavoridos a los Ejidos de San Francisco, San Sebastián y San Juan, algunos al paraje de La Belleza o por la carretera en dirección a Jerez. --Lo mismo ocurriría 200 años después, en 1947, con motivo de la explosión de Cádiz, pero esa es otra historia--. Hubo quien, en los corrillos, hablaba del fin del mundo; también quien tranquilizaba a los porteños recordando haber leído en la biblioteca del Marqués de la Cañada que olas de igual tamaño alcanzaron a Cádiz en el 218 a.C., y ahí seguía Cádiz.  Pero todos temían que el desastre se repitiera, con mayor virulencia. (En la imagne de la izquierda, fragmento de la página 371 del libro de Anselmo Ruiz de Cortázar, donde se da cuenta del Maremoto).

José Miguel Bernal, mercader a Indias, recoge como cosa señalada en el año 1755. «... Pero fue mayor el susto cuando a las 12 del día, vimos salir el río de madre e inundarse todas las casas de la ribera desde Guía al matadero, en donde vararon muchas embarcaciones y se inundó todo aquel sitio y Pozos Dulces, librándose solamente el convento del Espíritu Santo, adonde no llegó el agua. La ermita de Consolación se anegó y subió hasta fin del altar el agua y, asimismo, todas las casas de enfrente y subsiguientes, pues en la Plaza de la Herrería vi una lancha que montó por cima de la muralla del muelle de las Galeras, siendo todo aquel sitio, Caridad, oficios, aduana y pescadería un mar. Yo vi dos barcos que montaron por cima de la muralla y vararon frente a las casas de Cortés.

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Plano de El Puerto de Santa María del S XVIII. Cañerías y Fuentes Públicas.

Prosigue Bernal en su relato que «Con corta diferencia y después de algún breve rato, hizo otros dos o tres acometimientos a subir, pero fue con más benignidad, aunque, a Dios gracias, no ha habido más desgracias que una mujer y un hombre ancianos, una muchacha de 8 a 9 años y dos niños, uno de pecho y otro mayor a 10, que éstos se ahogaron. [...] Aquella noche tomó la justicia la providencia de mandar que nadie saliese de su casa y que se pusieran luces en las ventanas, que se rondase toda la noche, así el gobernador y alcalde como todos los regidores y patrullas de soldados por toda la ribera para, si se alterase el mar, avisar con tambores y que entonces todos pudiesen ponerse a salvo, cuya providencia fue muy acertada porque aquella noche tuvo alguna alteración que hubiera sido lo bastante para que los ánimos consternados hubiesen alborotado la ciudad, de que se podrían haber originado muy fatalaes consecuencias, pero todo estuvo quieto y contenido con estas acertadas providencias». Trasncripción del manuscrito de José Miguel Bernal, del libro de Juan José Iglesias, 'Memorias de un Mercader a Indias'.

arcadenoeHoy, tras los últimos años que llevamos en el mundo globalizado, de terremotos, seísmos, maremotos y tsunamis, los ciudadanos inquietos miran para los expertos del proyecto GITEC (Génesis e Impacto de Tsunamis en las Costas Europeas), quienes han simulado los efectos de aquel maremoto de 1755 en nuestras costas y el impacto que hoy tendría sobre las mismas. Afirman que no es probable que se genere un maremoto tan violento los que han asolado el sudeste asiático. Incluso, los estudiosos afirman que sería difícil que se diera con tanta fuerza como el de hace 255 años; ni siquiera a la mitad, sustentándose en comparaciones y medidas propias de estudiosos de la geotecnia. Lo cierto y verdad es que una cierta aprensión a vivir delante de la franja marítimo terrestre está consiguiendo lo que no pueden legisladores ni especuladores: que los precios de las viviendas que miran al mar, bajen, por primera vez en ¿255 años? Algo tendrá que agradecer el porteño a ese efecto del miedo al improbable Maremoto, para que abarate las casas y pueda acceder a una vivienda en su Ciudad, a un precio razonable. (Texto: José María Morillo). (Ilustración: construcción del Arca de Noé).

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enriqueochoa_catalogo_puertosantamariaEl pasado viernes, la Academia de Bellas Artes, rendía homenaje al pintor de El Puerto, Enrique Ochoa, con la inauguración de una pequeña muestra de la inmensa creación artística del pintor de la música, recogida en esta exposición, procedente de diversos coleccionistas  Se trata de la primera gran muestra organizada en su ciudad natal desde su fallecimiento en 1978, excepción  hecha de la Exposición que se celebró en el Palacio de Oneto en 1988, con ilustraciones que habían servido para la editorial Araluce. Una muestra en la que se pueden contemplar más de 40 obras de diferentes etapas y técnicas (ilustraciones, retratos al óleo, pasteles, acuarelas), de este portuense universal, contemporáneo y amigo de Picasso, García Lorca, Alberti, Rubén Darío o Andrés Segovia -entre otros-.  Se puede contemplar hasta el 14 de noviembre de 2010 en la Sala de Exposiciones de la calle Luna, 17, frente a la Oficina de Turismo.

Enrique Estévez Ochoa nació el 27 de abril de 1891, a las tres de la mañana, según la partida de nacimiento y, a las ocho, según la partida de bautismo, en la calle Neverías, nº 26, de la ciudad gaditana de El Puerto de Santa María.

padresenriqueochoa_puertosantamariaSus padres: Francisco Estévez Fernández, Teniente de Infantería, y María Milagros Ochoa Ríos, ambos naturales de El Puerto de Santa María, habían contraído matrimonio en la Iglesia Parroquial de la Encarnación de la población sevillana de Constantina, correspondiente al partido judicial de Cazalla, el diecisiete de abril de 1890, celebrando la ceremonia el hermano de la contrayente don Francisco de Paula Ochoa Ríos. Enrique fue bautizado por su tío materno, el presbítero, don Francisco de Paula Ochoa Ríos, en la Iglesia Mayor Prioral, de El Puerto, el día cuatro de mayo de 1891. Se le impusieron los nombres de Enrique Toribio, el primer nombre en recuerdo de su difunto abuelo paterno y, el segundo, por ser el día de su nacimiento la festividad de San Toribio de Mogrovejo. Fueron sus padrinos: su tío Juan Ochoa Ríos y, su mujer, Milagros Pacheco Rueda.

La familia Estévez Ochoa se encontraba a comienzos de 1891, es decir el año del nacimiento del futuro pintor, en La Palma, en Huelva, ya que el Teniente Estévez estaba destinado en el Regimiento de Infantería de Reserva La Palma n° 20, siendo destinado a El Puerto de finales de Enero de ese año, por lo que la madre debió llegar a nuestra ciudad embarazada de seis meses de su hijo Enrique, que habría sido gestado en tierras onubenses.  Fue Enrique el mayor de los dos hijos que tuvo el matrimonio, ya que cuatro años después del nacimiento del pintor, el 28 de mayo de 1895, nació en Huelva, su hermana María Felisa, bautizada con el mismo nombre de una de sus bisabuelas materna, coincidiendo en el santoral el día de su nacimiento con San Félix.

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Vapor Magallanes.

Las insurrecciones que se estaban produciendo en las Islas Filipinas, motivó a su padre que, como hemos indicado era militar, a embarcar voluntario, en compañía de su mujer y de sus dos hijos de corta edad, en el vapor “Magallanes”, con uno de los batallones que, partiendo de Cádiz, el 18 de diciembre de 1896, es enviado al archipiélago filipino.

[Su madre fallecería en la Batalla de Cavite contra los EEUU y su padre, a su regreso a España] Ante esta situación y dado que no vivían sus progenitores, se hace cargo de él su madre política: Francisca Ríos, viuda de Ochoa, que era quién, también, se había hecho cargo de los niños. [...] Según el propio Enrique Ochoa, él marchó a Toledo, a la Academia María Cristina, para la formación de los huérfanos de militares, cuando contaba con ocho años, lo que debió ocurrir hacia finales de 1899. Y, a su hermana, de cuatro años, la envían a Aranjuez, a otro colegio para huérfanas de militares, que llevaba también el nombre de María Cristina.

[...] En esta Academia tendría por compañero, entre otros, al que luego sería su amigo, Francisco Rodríguez Hinojosa que, siendo Teniente Coronel, participó en la gestión del depósito, a la Guardia Civil, del lienzo “Defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza”. También fue compañero suyo el que luego sería famoso general republicano Rojo, que también era huérfano de padre y madre.

enriqueochoa_joven_retratoOtro compañero en el Colegio María Cristina, paisano de la gaditana Algeciras, también huérfano de militar, y que luego sería un importante pintor: Rafael Argelés Escriche (1894-1979), coincidiría con el artista portuense, estableciéndose entre ambos una gran amistad. De esta época se conserva un retrato a carbón que el joven Argelés realizó del también joven Ochoa.

Ambos artistas hicieron sus pinitos pictóricos de la mano del artista turolense de Cella, aunque residente en la imperial Toledo, Ricardo Arredondo y Calmache (1850-1912).

Con la mayoría de edad, el joven Enrique, que había realizado varios cursos como cadete, ya tiene claro que prefiere los pinceles a las armas y, finalmente, gracias a las influencias de la obra del pintor cretense: “desde mi niñez se apoderó de mí el espíritu de las pinturas del Greco”, se decide a ser pintor. Constantes visitas a los museos toledanos, para admirar a las obras de El Greco y con la ayuda de las descripciones de Cossío.

En 1907 viaja de Toledo hacia Andalucía, instalándose en Sevilla, por un período que abarcará siete años. Allí comienza a estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes. Siete años deambulando por la capital hispalense: “…su primera juventud, solo, en Sevilla —la Florencia española—, lejos del calor hogareño, sin pensiones, sin lienzos, sin libros apenas; empleando buena parte de su ingenio en persuadir a los mercaderes de que le diesen, bajo su palabra de artista, colores y tablas…”. [...] El 2 de abril de 1911 se inaugura la Exposición de Bellas Artes de Sevilla, en la Casa Lonja, y donde Enrique Estévez Ochoa —entonces firmaba con los dos apellidos— participó con un óleo, que llevaba por título “Impresión”.

ochoa_elecciondeneneEn 1914 se instala en la capital de España, donde comienza ilustrando la revista “Por esos Mundos”, en su primera época, cuando la dirigía Perojo. Su primera exposición individual tuvo lugar en Madrid, entre finales 1914 y principios de 1915, en uno de los Salones de Turismo Hispano Americano.  Dicha exposición pasó desapercibida para el gran público, debido sin duda a la mala organización: salón de los más pequeños y peor alumbrados, faltas de reclamo, ni siquiera catálogos. Sin  embargo se llegó a hacer eco de ella, nada más y nada menos, que José Francés, uno de los mejores y más afamados críticos de la época, y que más tarde se convertiría en su compadre. (En la imagen 'La elección de Nené,' 2ª. B y N 1.795, 11 de octubre de 1925. Aguada, lápiz negro y gouache. sobre cartulina, cartulina impresa, cartón fino coloreado. 29,8 3 18,4 cm, 30,2 3 18,8 cm, 34,7 3 26,0 cm. Colección ABC).

En esta primera exposición aparecían obras tales como: “La joven del lirio”, “Carmen”, “Luis Alonso”, “Magdalena”, “El Rubio”, “Una gitana”, “Retrato del escultor Cluny”, “El hombre del jardín”, “Diego”, “Curro Flores”, un “Retrato de la señorita de Olmedilla” así como una “Apunte para el retrato de Pedro Marón”.

Desde septiembre de 1914, en que marchó de Sevilla a la capital de España, vivió la vida bohemia, aliado de personajes como Andrés Segovia (1891-1982), de quién llegó a pintar un retrato por aquella época, Emilio Carrere (1881-1947), famoso por su bohemia y por ser el cantor de los bajos fondos madrileños, el escritor sevillano Rafael Lasso de la Vega (1890-1960), el poeta Pedro Luís de Gálvez. Participo en algunas tertulias donde asistía el dramaturgo don Jacinto Benavente  (1966-1954).

ochoa_retrato_dama_madridMuchos de estos personajes fueron compañeros suyos en la revista “La Esfera”. También por estas fechas entabla amistad con Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), del que ilustró su obra ‘La Roja’, Mauricio Bacarisse (1895-1931), al que ilustraría su libro ‘El esfuerzo’ (1917), convertido hoy en una joya bibliográfica, y José Bergamín (1895-1983), en el Café Pombo, el famoso Café fundado por el autor de ‘Las Greguerías’ e inmortalizado por José Gutiérrez Solana (1886-1945). (En la imagen, dama de la alta burguesía madrileña en el estudio de Ochoa. Madrid, 1920).

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La mañana, la tarde y la noche. Ilustración para revista 1920. Sanguina sobre papel. Colección Alfonso Jiménez.

En sus primeros tiempos en la capital de España se dedicó a pintar retratos, entre los que cabe destacarse el de la emperatriz granadina Eugenia de Montijo, en los últimos años de la vida de ésta. Este retrato desapareció del Palacio de Liria, propiedad de los Duques de Alba, durante la guerra civil española, estando actualmente en paradero desconocido.

ochoaymujer_puertosantamariaContrajo matrimonio con Julia Puertas González (Granada 4/4/1894 Madrid-1974), el 14 de julio de 1919, en la Parroquia de San Antonio de la Florida, de Madrid, donde se encuentran los magníficos frescos de Goya, y donde, precisamente, en noviembre de ese mismo año de la boda, fueron trasladados los restos del pintor aragonés, aunque, como ya es sabido, a falta de la cabeza. Celebró la ceremonia el reverendo Ramón Gómez de las Barreras, y fueron los padrinos de la boda: Federico Airoz Álvarez y Gloria Ramírez Puertas. El joven matrimonio viajó de luna de miel a El Puerto de Santa María, donde se encontraban el día 18, y donde permanecieron durante todo el verano. Enrique Ochoa aprovechó para pintar algunos retratos, entre ellos alguno para una importante familia roteña.  Fruto de este matrimonio nacieron tres hijos, de los cuales, los dos primeros fallecieron a corta edad, sobreviviendo sólo el tercero: José, que nació en Madrid el 5-12-1921, y falleció en la misma ciudad en el 25 de septiembre del año 2000. (Boda de Enrique Ochoa y Julia Puertas. 14 de julio de 1919).

prosasprofanas_1920Este matrimonio duraría pocos años, pues cuando Enrique Ochoa marchó a Barcelona, a mediados de los años veinte, con motivo de una de sus exposiciones, decidió quedarse allí. Y, desde entonces, se unió sentimentalmente a su alumna, la pintora bilbilitana, Carmen Osés Hidalgo. Con Carmen vivió, pintó y viajó por el mundo hasta la muerte de ésta acaecida en 1961. Enrique Ochoa llegó a pintar un soberbio retrato al óleo de Carmen, hoy en la colección del nieto del pintor. (En la imagen, libro de Ruben Darío 'Prosas Profanas', de 1920, con ilustraciones de Enrique Ochoa).

A finales de los años veinte, Enrique Ochoa ya viaja a Mallorca, y se instala en Pollensa, en una casita al final de la escalinata del Calvario, donde vivía y pintaba. Unos años antes, también el poeta nicaragüense Rubén Darío, llegó a Pollensa, y se hospedó en la fonda del Loro.

Hemos de recordar que ya Ochoa había trabado amistad con el poeta y que, años después, tendría ocasión de ilustrar sus obras completas en la editorial Mundo Latino. Desde su primera exposición de 1914, hasta estallar la guerra civil, Ochoa llegó a realizar una veintena de exposiciones en: El Puerto de Santa María, Sevilla, Barcelona, Mallorca, París, Milán… Además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño… Según cuenta el propio Ochoa, él marcha de Barcelona a Mallorca, en el último barco que zarpó antes de estallar la guerra civil, por lo que debió ser en la primera quincena de julio de 1936.

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Federico García Lorca vistop por Enrique Ochoa. Granada. 1933. Óleo sobre lienzo. 64x74 cm. Colección Estévez-Téllez.

enriqueochoa01SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA CABEZA.

Poco después de los acontecimientos de Guernica, estaban sucediendo hechos igualmente dramáticos en Sierra Morena. En dos cumbres, en tomo al Santuario de Santa María de la Cabeza, llevaban nueve meses resistiendo, estando a favor del Alzamiento, un total de 250 guardias civiles, con sus familias, un centenar de falangistas y unos setecientos civiles, miembros de la derecha de Andujar. Pese a que las fuerzas de Queipo de Llano se encontraban relativamente cerca, estaban en Porcuna desde el 1 de enero de 1937, los nacionales no hicieron ningún esfuerzo por liberar a la guarnición. (En la imagen, 'La mujer y las telas'. B y N 1.729, 6 de julio de 1924. Gouache, grafito, toques de color y rótulo a tinta sobre cartulina, cartulina coloreada. Colección ABC).

A principios de abril el bando republicano, decidió combatir aquella isla de resistencia en medio de la zona republicana y, para ello, envió una gran fuerza al mando del coronel García Vallejo.
Al frente de la guarnición del bando nacional estaba el comandante Nofuentes, que prefería rendirse, y fue depuesto del mando. Su lugar lo ocupó el capitán de la guardia civil Santiago Cortés. Franco dio permiso a Cortés para rendirse si la resistencia se hacía imposible, pero éste dijo a sus hombres: “La guardia civil y la falange mueren, pero no se rinden”. Pese a que las mujeres y los niños tenían garantizada la evacuación, los hombres de Cortés decidieron resistir. Y el 11 de mayo, el ejercito de la República, que lo componían unos veinte mil hombres, irrumpió en el santuario.

enriqueochoa02El santuario fue incendiado. Los combatientes hechos prisioneros, y el capitán Cortés, que había resultado herido, murió en el hospital, llevándose a la tumba el lugar donde había enterrado la efigie de la Virgen de la Cabeza. (En la imagen, 'Capricho oriental'. B y N 1.422, 18 de agosto de 1918. Pastel y tinta sobre cartón. 35,9 x 25,9 cm. Colección ABC).

Fuerte impacto debió producir este suceso en el pintor de El Puerto, hombre sensible, donde los haya y que, además, conocía como nadie, el dolor de la guerra. Creemos que, Enrique Ochoa, debió ver cierto paralelismo entre este episodio de nuestra guerra civil y el que, treinta y nueve años antes, había vivido en sus carnes, cuando “los últimos de Filipinas”, junto a sus padres y hermana se vio sitiado en Manila, por la tropas norteamericanas y los tagalos. Y, curiosamente,  este episodio fue coincidente hasta en la fecha: el 1 de mayo. Por otra parte, hemos de indicar que en las islas Filipinas se le tiene una gran devoción a Nuestra Señora de la Cabeza, por lo que cabe pensar que este hecho debió percibido el pintor en su estancia en el archipiélago, y sin duda, también le influyó en su determinación de pintar el cuadro.

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Defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza. 1937.

Después de meditado mucho, y de hacer no pocos bocetos, se decidió a pintar un cuadro, de grandes dimensiones, aproximadamente las mismas que el Guernica picassiano. Este cuadro fue expuesto en Milán, en la Galería Pesaro, en 1938.

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El cuadro de la 'Defensa...', en la ubicación que tuvo en la Academia de Bellas Artes, entro otros cuadros de la donación, que en la actualidad se exponen en la muestra de Ochoa 2010.

Años después, en 1948, este cuadro entró a formar parte de la donación de sus obras a su ciudad natal. Y, en El Puerto estuvo, hasta 1956, en que el Ayuntamiento, lo cedió en depósito, a la Dirección General de la Guardia Civil, que aún lo mantiene en sus instalaciones. Confiamos que cuando nuestra ciudad cuente, al fin, con un Museo de Bellas Artes, esta obra pueda volver aquí, para que pueda ser contemplada por los paisanos del pintor que la plasmó, y pueda ayudar a comprender, a las generaciones venideras, lo que otro pintor, aragonés universal, bautizó como “los desastres de la guerra”.

Como dato curioso hemos de señalar que, el 9 de septiembre, día en que fueron depositados los restos mortales del pintor Enrique Ochoa en el cementerio portuense, era la festividad de Ntra. Sra. de la Cabeza.

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Aquel 6 de marzo de 1948, en la donación que Ochoa realizó a la Academia en un acto multitudinario, se encontraban en la presidencia, el presidente de Bellas Artes, Ramón García-Llano, su pareja Carmen Oses, Eduardo Ciria Pérez alcalde de la Ciudad, Enrique Estevez Ochoa y el Teniente Coronel de la Guardia Civil y amigo de juventud del pintor, Enrique Rodríguez de Hinojosa.

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Estudio del pintor en Palma de Mallorca, calle Apuntadores, 45. Año 1949.

Las “Imágenes Internas” son una parte de la obra ochoadiana, de un simbolismo alegórico, que nuestro artista crea una vez concluida la Guerra Civil, a finales de los años treinta y comienzos de los cuarenta, en que una intensa vida interior, de recogimiento, solo acompañado por la música, y la pintura, dan como resultado unas expresiones plásticas, basadas en cuatro pilares o temas fundamentales: la religiosidad, San Francisco de Asís, el amor, y la música. Religiosidad: ‘Hacia la luz’, ‘Camino celeste’, ‘Ángeles en adoración’, ‘Tránsito de luz’, ‘Floración espiritual’, ‘Elevación’, ‘Evocación’, ‘Éxtasis’, ‘Paisaje angélico’.

ochoa_sanfrancisco_puertosantamariaSAN FRANCISCO.

Otro apartado dedicado a San Francisco, una devoción constante en toda su obra, es posible que en recuerdo de Francisco Estévez, su malogrado padre, con obras tales como: ‘La llama blanca de Asís’, ‘Imagen franciscana’, ‘San Francisco de Asís’, ‘Monjes’… El amor: ‘El amigo y el amado’, ‘Primera sensación de amor’, ‘Almas iluminadas de amor’, ‘Amor es unión de almas’, ‘Tu pintas con el alma de la amada’, ‘El árbol del amor’, ‘El mito amatorio’, ‘Se aman en su mundo interior’… Y en otro apartado la música: ‘Momento musical’, ‘Sinfonía eterna’, ‘Soledad sonora’, ‘Lírica de las emociones’, ‘Chopin y la inspiración’, ‘Solo en el silencio oímos la sinfonía interior’, ‘Ritmo’…

De 1940 a 1948 es la etapa en la que, Enrique Ochoa, se recluye en la celda número 4, de la Cartuja de Valldemosa, donde se conserva esa reliquia única del amado ‘Pleyel’ de Chopin, que fue donde se originó la ‘Plástica Musical’, a raíz de sus estudios, que derivarían de las ‘Imágenes Internas’, y que ya serían una constante en su obra hasta su muerte.

evitaperonEn abril de 1949 se embarca en Cádiz, rumbo a Buenos Aires, acompañado de su pareja Carmen Osés. Tenía el encargo de entregar a la esposa del Presidente argentino, doña Eva Duarte, un cuadro que la hermandad de la Macarena le había encargado para que se le regalase a dicha señora. Se trataba de un tríptico de ‘La Anunciación’.

Eva Perón, quedó tan complacida que, quiso corresponder a la hermandad sevillana, y encargó a Enrique Ochoa, pintase un cuadro de ‘Nuestra Señora venerada Virgen de Luján’, Patrona de la Argentina para regalarlo a la hermandad de la Macarena. El propio maestro Ochoa fue el portador del cuadro, desde Buenos Aires hasta Sevilla. (En la imagen de la izquierda, Eva Perón).

Durante algunos años vivió en Barcelona, en Ibiza y también en Canarias, pero siempre tuvo un pie en Mallorca, la isla maravillosa, con la que mantuvo un idilio desde su primer viaje. Dirigió el Museo Menestralía, de Campanet. Fue nombrado ‘Académico’ de la de San Sebastián, en Palma de Mallorca en 1960, sustituyendo al fallecido pintor Anglada Camarasa, junto al poeta Guillermo Colom y al pintor Juan Pizá. Llegó a ser nombrado Vicepresidente de dicha Academia.

Contaba 75 años cuando concurre al XXXVII Salón de Otoño madrileño, en su edición de 1966, y en la que se le dedicó una de las salas especiales, la sala XV, en su honor, con 28 obras, obteniendo ‘Primera Medalla’ por la obra “Concierto n°. 1” (Tchaikovsky). El ‘Premio Jesús Aramburu’, por la obra “Autorretrato”. Y en el mismo certamen es merecedor, también, del ‘Premio Casa Calles’, consistente en el trofeo ‘Paleta de Oro’, por la obra inspirada en el final del mismo “Concierto n° 1”.

ochoa_autorretrato_1944HIJO PREDILECTO DE EL PUERTO.

Por acuerdo de Pleno del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, de 2 de septiembre de 1967, ratificando lo acordado en la Comisión Permanente de 19 de julio de ese mismo año, Enrique Estévez Ochoa, fue nombrado ‘Hijo Predilecto’ de su ciudad natal. (En la imagen de la izquierda, autorretrato de 1944).

En diciembre de 1968, y en el Palacio del Retiro, se celebró el trigésimo noveno Salón de Otoño. Enrique Ochoa expuso junto a Francisco Llorens, José Cruz Herrera, Enrique Segura, Alfonso Grosso, Josefina de Lanceiro, Francisco Soria Aedo, José Bardasano, Julio Moisés, Eduardo Chicharro Agueras, Luís Brihuega y Agustín Segura, en las salas IX y XI, llamadas de maestros.

Asimismo, en la sala XII, se exponían dibujos de maestros, además de algunos de los ya citados, junto a Ochoa, otros como José Pérezgil, Isabel Guerra y Francisca Rubio. En esta ocasión le otorgan a Ochoa la ‘Medalla de Honor’, por su obra: “San Francisco, el pobrecito”.

En el XL Salón de Otoño de Madrid, celebrado en el Palacio de Velázquez, en 1969, un jurado especial compuesto por: el Marqués de Lozoya, don José Cruz Herrera, don Agustín Segura, don Mohamed Sabry y don José Prados López, acordaron por unanimidad, conceder el ‘Premio Extraordinario Princesa Sofía’, al pintor portuense.

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Cerca de la Parroquia de la Milagrosa, del poeta García Lorca al que pintó, de su amigo Juan Lara, 'Pintor Enrique Ochoa' es una de las calles de circunda al Colegio Luisa de Marillac.

CALLE ENRIQUE OCHOA.

Con 84 años sería cuando Enrique Ochoa lograría alcanzar una de sus mayores ilusiones, tener una calle con su nombre en su ciudad natal. Esto ocurría en 1975:  “Mi premio mayor, aunque soy ciudadano del mundo, porque he recorrido todo y en todas partes tengo amigos, es el de saber que he nacido en El Puerto de Santa María y que ya, en vida, tengo una calle con mi nombre allí”.

juanlaramisrecuerdos_puertosantamariaDESCANSAR PARA SIEMPRE EN EL PUERTO.

Desde hacía bastante tiempo, el pintor había solicitado, como su última voluntad, un pequeño nicho donde reposar cuando falleciera, y que le fuera sufragado por el Ayuntamiento. Incluso llegó a dejarle el “encargo” al pintor Juan Lara, que nos lo cuenta en “Mis Recuerdos”: “Tengo un largo archivo epistolar suyo, e incluso en cierta ocasión me encargó que, si moría antes que yo, me ocupase de que lo trajesen al Puerto”.

La burocracia municipal hizo que la solución a esta petición se fuera demorando, de ahí que el hijo de Enrique Ochoa se viera obligado a escribir al Ayuntamiento portuense. Carta que fue leída en  la Comisión Municipal Permanente del 23 de agosto de 1978:  “…dando cuenta de que su padre se encuentra  internado en la Cruz Roja de Palma de Mallorca, aquejado  de fractura de cuello de fémur, con escasas posibilidades de  recuperación, y que su mayor ilusión es que, en caso  de fallecimiento, sus restos descansen en esta ciudad.  La Permanente Municipal, haciéndose eco del sentir  de tan preclaro hijo del Puerto de Santa María, acuerda,  por unanimidad, conceder a perpetuidad libre de derechos,  el nicho subterráneo n° 6, situado en el patio 2° derecha,  Sección San Canuto, del Cementerio Católico de esta población”.

y es curioso como resistió hasta que le fue finalmente concedido su deseo, pues tan sólo transcurrieron catorce días desde este acuerdo municipal hasta su fallecimiento. Parece ser que diría, ya puedo morir tranquilo, pues mis restos ya pueden reposar, en mi pueblo, junto a los de mis mayores.  Se conserva un escrito autógrafo, a modo de poema, del propio Ochoa, que es un canto a El Puerto de Santa María y en el que queda constancia de su deseo:

…Que orgullo es para mí,
Es el haber nacido,
en El Puerto de Santa María.
Como pájaro errante,
Con mis vuelos de artista
No sé donde caeré un día,
pero montaña,
cielo o mar,
sólo le pido a Dios
que reposen mis restos
en El Puerto de Santa María.

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Manuel de Falla “Danza de fuego”. 1974. Óleo sobre lienzo. 100 x 90 cm. Colección particular.

El miércoles 6 de septiembre de 1978 fallece, por insuficiencia cardiaca, según certifica el doctor don Gonzalo Aguiló Mercader, Enrique Estévez Ochoa, o ‘Enrique Ochoa’, para la historia de la pintura española, en su casa, en el número 13-1°, de la calle Apuntadores, de Palma de Mallorca, aunque el testimonio de su nieta nos dice que falleció en la Clínica de la Cruz Roja, siendo trasladado su féretro, por vía aérea, hasta su ciudad natal, El Puerto de Santa María, donde
sería enterrado el día 9 de Septiembre, curiosamente, festividad de Santa María de la Cabeza, recordemos que él fue el autor del lienzo, en el que se plasmaba un episodio de nuestra guerra civil, en el santuario que está bajo la advocación de esa Virgen; y, un día después, de la celebración anual de la patrona de nuestra ciudad, Nuestra Señora de los Milagros.

enriqueestevezochoa_puertosantamariaYa son uno los azules
del Puerto y de Valldemosa.
Su sol azul para oir
El alma de Enrique Ochoa.

Estos versos de Montero Galvache sirvieron para despedir la necrológica del poeta en el ‘Diario de Cádiz’. No sabemos si fue premeditado o si fue el destino quien quiso que así fuese, pero lo cierto es que vino a morir, como su madre, en una isla, la de Palma, en la que vivió más de media vida, y donde hizo lo mejor de su obra. Si su madre murió con cuarenta y dos años y su padre con cuarenta y cinco, Enrique Ochoa murió con 87 años, justo la suma de ambos.

Dilatada vida e ingente obra las que nos legó Enrique Ochoa, trabajador incansable, artista prolífico, y merecedor de una monografía que recoja todo su quehacer para que las nuevas generaciones conozcan la obra de este “alumbrado multicolorista de El Puerto”. (Texto: Francisco M. Arniz Sanz). (Imagen: Enrique Ochoa en una fotografía de los últimos años de su vida).

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Junto a la Plaza de Toros, en la recién peatonalizada calle Pagador, se ha establecido un nuevo establecimiento de hostelería en El Puerto: una tasca-bodega a la manera antigua. Allí se bebe vino de El Puerto y la zona; ahora también tienen el mosto sacado con los primeros fríos. Además el vino se puede conseguir a granel para el consumos casero, en un espacio y ambiente cargado de simbología porteña:  unas paredes repletas de carteles y fotografías taurinas de mucho tiempo atrás y botellas de vinos y brandies de El Puerto de todas sus bodegas –algunas desaparecidas-- y de diferentes épocas. Aunque están abiertos desde finales de julio, parece que llevan establecido en el mismo lugar toda la vida.

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Escudo del Ayuntamiento de Juan Bottaro del 11 de febrero de 1937, realizado por encargo de la municipalidad  en pergamino basado en sellos de la corporacion del S. XVI, así como la orla miniada inspirada en dibujos de la misma época. A su lado escudo del Cabildo Municipal del año 1864.

Parece ser que las primeras noticias que se tienen del escudo de armas de nuestra ciudad se remontan a 1479, en un sello de cera pendiente de un documento de la Casa ducal de Medinaceli y en él aparece representado un castillo con la figura de la Virgen coronando dicho castillo. Mas tarde en 1607 el propio Ayuntamiento en un acta capitular lo describe diciendo, que las armas de la ciudad son un castillo con una imagen de Nuestra Señora encima, haciendo una descripción pero sin que se conozca ningún dibujo que haya podido llegar hasta nuestras manos.

pendon_elpuertodesantamaria[En 1690, en el escudo municipal en el que aparece la patrona, en los sellos de cera que se conservan se puede ver la leyenda: 'In gremio matris resident sapientia patris'. Con el ataque anglo holandés de 1702 fueron saqueadas muchas posesiones municipales y eclesiásticas. En 1746 con la coronación de Fernando VI se describe el escudo de la Ciudad, se manda hacer el Pendón y los actuales pecheros de los maceros municipales en Plata de Ley, desaparecidos como se ha dicho por el ataque de la piratería de estado en 1702.

En la imagen, Pendón de El Puerto de Santa María, reverso, que propiedad de Don Guillermo Tirry, Marqués de la Cañada,  enarboló  a caballo, en las fiestas que se celebraron en esta Ciudad con motivo de la proclamación del Rey Fernando VI. en 1746- Esta cara del pendón repite, en las cuatro esquinas, bordado, el escudo de El Puerto. El anverso tiene las Armas de la corona de España completas. Este pendón se quemó en el incendio que hubo en el palacio del Marqués de la Cañada en Madrid.

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Reglas dictadas por el Ayuntamiento en 1769, sobre como han de funcionar los mesones de El Puerto. Se observa el escudo principal con la imagen de la Virgen, pero a ambos lados, culminando  las grecas, sendas torres con estrella y corona abierta. Una curiosa forma de convivir ambos escudos.

escudos_piedra_virgen_puertosantamariaCon posterioridad en 1769 podemos observar el escudo de la ciudad con la Virgen, simultaneado con el de la torre y la estrella, a ambos lados, como se puede observar en una ordenanza de Mesones, promulgada por el Cabildo Municipal en dicho año. En 1775 y 1772 el escudo oficial que se conserva es de una torre con estrella para, en 1783 volver a la Virgen sobre el torreón.

Si bien en el siglo XVIII podemos contemplar dicha simultaneidad, no lo es menos que edificios municipales como la Casa del Pósito y la Alhóndiga o el Hospital de Mujeres, vulgo Hospitalito --en la imagen superior-- llevan en su frontis el escudo labrado en piedra con la Virgen sobre torre. JMM]

chipiona_sanlucar_escudosEn 1823 en el escudo la Virgen ha sido sustituida por una estrella de cinco puntas, que representa a la diosa pagana Venus. Nada extraño si nos referimos a Venus como diosa pagana, ya que nuestras vecinas localidades de Chipiona y Sanlúcar, también ostentan en su escudo heráldico un castillo coronado también por una estrella, pero claro eso tiene una explicación lógica, ya que en aquella zona existió un templo dedicado a esta divinidad, al parecer de gran importancia, y al que acudían numerosos fieles de toda la comarca. (Escudos heráldicos de Chipiona y Sanlúcar de Barrameda).

escudos_estrella_puertosantamariaEn nuestro caso habría que ir más lejos y no solamente atribuírselo a la cercanía con dicho templo, sino que por la situación geográfica que disfrutamos y la posición en que se encuentra el Castillo de San Marcos, si nos colocamos en determinada época del año, al atardecer de un día despejado, al principio de dicha plaza dándole la espalda al Levante y mirando hacia el Oeste, o sea, hacia la torre principal del castillo, veremos un lucero brillantísimo que cae justo encima de dicha torre. Ese lucero no es otro que el planeta Venus, visible solamente poco antes de la salida del Sol [el bíblico lucero de la mañana] o inmediatamente después de la puesta de éste, según la posición que ocupa en su órbita respecto a la tierra.

(En la imagen de la izquierda, diversos escudos municipales: Fila superior izquierda, Plaza de Toros, coronando la puerta principal 1880. Guardacantón de la calle San Bartolomé esquina Valdés, sin datar. Debajo, escudo de cartel de Feria del año 1878. A su lado escudo realizado por José Sánchez, de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia. siglo XX).

brandy_alonsoelsabio_puertosantamariaEntonces nos surge la duda, de si la estrella que vemos en el escudo, representa a Venus como plantea  o como diosa pagana siguiendo la misma teoría que Sanlúcar y Chipiona, si bien nos inclinamos por la primera, o sea como planeta, ya que sería demasiada casualidad que fuera como homenaje a la diosa pagana y más tarde tratáramos de alinear castillo y estrella.

(En la imagen de la izquierda, etiqueta de brandy 'Alonso el Sabio' de Bodegas Osborne, con la estrella ocupando el lugar de la Virgen en el torreón).

¿Se dieron cuenta los antiguos de este detalle, para colocar la estrella encima del castillo? ¿Fue en realidad al revés, primero la Virgen y después la estrella? o ¿Estuvieron alternándose, Virgen-estrella, estrella-Virgen?

escudo_virgen_puertosantamaria(En la imagen, en la fila superior, a la izquierda, escudo de la Ciudad con el escudo de los Casa Real en el interior del mismo. A su lado, placa pechera de macero municipal de plata de ley de 1746. Debajo, original escudo --no oficial-- con motivos marítimos de Juan Avila. A su lado, escudo municipal aprobado por la Corporacion Municipal el 23 de noviembre de 1936, original de Juan Bottaro).

[Hay que señalar, sin embargo que, en 1871 en la justifiación que se hace del escudo de la Ciudad, Pedro Antonio Pacheco teoriza en aquel entonces que quizás la sustitución de la imagen de la Virgen por la estrella, se debiera a una cuestión piadosa: no debería aparecer la imagen de la Virgen en documentos mundanos. También ofrece otra razón hipotética: el tamaño de la Virgen desproporcionaba la armonía del escudo, lo que se resolvía colocando la estrella en la lugar de la imagen. Se ha llegado también a afirmar que el motivo de existir ambos escudos, lo era para distinguir el Cabildo civil del religioso. JMM.]

Lo que está claro es, que de un modo u otro, el escudo de armas de nuestra ciudad, en cualquier caso tiene un origen del todo singular, bien como fruto de la inquietud por la observación astronómica de sus habitantes, bien, por la fe demostrada al certificar en su escudo de armas la aparición de la Virgen al rey Alfonso X ‘el Sabio’.

escudo_actual_puertosantamariaParece que esta última teoría gana argumentos y que la sustitución de la Virgen por la estrella, fue circunstancial, y  se dio entre otros momentos bajo la influencia del Enciclopedismo, o en momentos muy puntuales como la I República. Pero, una vez que la pasó la fiebre enciclopedista y cambiaron las circunstancias políticas del momento [1936], volvió la Virgen a coronar el castillo tal como ha llegado a nuestros días y se representa en los documentos oficiales.

(En la imagen, escudo actual de la Ciudad, e imagen simplificada en logotipo usada en impresos corrientes, circulares y cartelería. Un estudio mas detallado en una próxima nótula en GdP nos revelará lo acaecido con escudo y corona a partir de 1972 a nuestros días).

Por último, al tratarse de una virgen de tez morena, no cabe la menor duda, de que no es otra que Nuestra Señora de los Milagros, Patrona y Alcaldesa Honoraria y Perpetua de la Ciudad. (Texto: Manuel Rincón Sucino).

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Remate de Armario donde se custodiaban las pesas y medidas del Consistorio.

Nuestro agradecimiento a José Ignacio Buhigas, del Archivo Muncipal, por la información facilitada que completa el interesante artículo de Manuel Rincón.

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dionisio_perez_gutierrez_puertosantamariaEl periodista Dionisio Pérez, hijo del maestro Rafael Pérez Cruces, natural de Campillos (Málaga) y de Francisca Gutiérrez Álvarez, natural de Grazalema, donde nació en 1871, pasaría a vivir desde muy temprano en nuestra Ciudad: El Puerto de Santa María, hasta el punto que el propio Dionisio se consideraba hijo de El Puerto, donde residió con sus padres y hermanos. Fallecereía repentinamente en Madrid en 1935, llevándose una frustración este escritor y político, fue  diputado a Cortes: no conseguiría ingresar en la Real Academia de la Lengua Española. Obtuvo el Primer Premio de Periodismo 'Mariano de Cavia' insituido por ABC en 1929.

Los estudios los realizó en el Colegio de los Jesuitas, manifestándose desde sus inicios como un aventajado alumno  y muy inteligente. Siendo muy joven colaboró en el Diario de Cádiz y llegó a fundar la Revista Portuense (1889), y dirigir una publicación con el título La Dinastía, una hoja “febril y violenta, con la pretensión de combatir el caciquismo de El Puerto de Santa María”. Llevó adelante diferentes y sensacionalistas campañas contra el caciquismo imperante en la época en la provincia. Parocinó la candidatura política de Isaac Peral y se distinguió como orador político ardoroso y violento, hasta el punto de ser procesado.

En la fotografía de debajo, en el Colegio San Luis Gonzaga1. Juan Ramón Jiménez; 2. Pedro Muñoz Seca; 3. Fernando Villalón; 4. Dionisio Pérez.  Al lado de Villalón, a la derecha de la Virgen,  Francisco Ciria y Vergara de la Concha. En la fila de abajo, segundo por la derecha,  Juan Ávila González. (Foto Colección LSA).

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En 1891 se trasladó a Madrid. fue redactor de los más importantes periódicos de aquella época. Su labor periodística era inmensa. Hizo célebres, además de su nombre, sus seudónimos «Mínimo Español», «Amadeo de Castro» y «Martín Ávila» en El País, Heraldo de Madrid, El Globo, El Correo o La Iberia y  en las revistas de Prensa Gráfica y en las columnas de El Sol y La Voz.

ABC recogía en una hagiografía de la época: "Sus ideas republicanas le llevaron una larga etapa a El País, donde compartía con Ricardo Fuente la orientación del periódico. Pasó luego al Heraldo de Madrid, en la gran época del Heraldo, y fue el articulista predilecto de Canalejas. Madrugadores ambos, se reunían, a las seis de la mañana, y Canalejas le sugería el artículo, que luego iba a manos de Augusto Figueroa, único enterado de quién era el autor de las cuartillas. Aún le quedaba tiempo para sus colaboraciones de provincias y para aportar su ayuda a Mencheta. Como antes, y como siempre, en aquellos tiempos Dionisio Pérez trabajaba doce horas diarias. Del Heraldo pasó, con Figueroa, al Diario Universal. Poco después le llamaba a su lado Gasset, confiándole el primer puesto que había dejado vacante el insigne Troyano.

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DIPUTADO AL CONGRESO
Conservaba como reliquia de su mocedad la fobia contra la política caciquil El Puerto de SAnta María. Canalejas quiso satisfacerle con la mejor ocasión de desquite y le proporcionó el acta por aquel distrito. Su gestión fue tan popular y tan certera que en las Cortes siguientes obtenía la reelección, sin que él la trabajase ni la solicitara. Pero los bastidores de la política le habían decepcionado; comprendió que aisladamente nunca conseguiría emancipar a su tierra de la influencia de los primates de Madrid y renunció el acta. Ya no volvió a poner, un pie en el Congreso; para él fue la política en lo sucesivo una abstracción romántica. Su ilusión era la República federal y se afilió al partido de los sucesores de Pi, bien que platónicamente, sin exhibiciones ni apetencias."

Al mismo tiempo su capacidad de trabajo se desbordaba hacia Ultramar. Mandaba colaboraciones especiales a El País, de la Habana, y a El Diario Español de Buenos Aires., donde los porteños acogían con veneración su escritos. Siempre sus campañas aparecieron animadas por un fervoroso espíritu liberal al viejo uso. Su ofensiva contra la usura y su apología de Bolívar le situaron en el plano más destacado de la consideración pública.

lajuncalera_puertosantamariaAl mismo tiempo realizaba una brillante obra puramente literaria, entre la que figuran libros de valor tan estimable como la novela La Juncalera, con personajes y ambiente porteño. (En la imagen reproducción de la portada de "La Juncalera". Edición facsímil de la obra editada en Barcelona en 1902. Colección Biblioteca de novelistas del siglo XX. Estudio crítico de Manuel Pacheco. Academia de BB. AA. Santa Cecilia. Imprenta Bollullo. El Puerto de Santa María, 2006).

Otra novela fue 'Jesús' y el tomo de crónicas de viajes 'Por esas tierras'. En la última época publicó la novela El cendal de la vida, Guía del buen comer, Daniel Vierge, el príncipe y el renovador de la ilustración moderna, La Dictadura a través de las notas oficiosas y El enigma de Joaquín Costa.

Durante el año 1928 realizó una excursión por tierras cubanas, donde en conferencias y artículos desarrolló una meritorio labor de exaltación de los valores de España.

En 1930 fue propuesto para ocupar el sillón vacante en la Academia de la Lengua por la muerte de otro insigne periodista, «Andrenio». Cuando numerosos periódicos de provincias, en cuyas columnas diariamente colaboraba Dionisio Pérez, preparaban un homenaje en su honor, le ha sorprendido la muerte el 23 febrero de 1935.

PROLÍFICO AUTOR
En muchas ocasiones, cmo ya se ha señalado, Dionisio Pérez firmaría además con estos otros pseudónimos: Pedro Recio de Tirteafuera, ,Martín de Ávila, y Post-Thebussem, este último para sus obras de tema gastronómico, en homenaje y reconocimiento al gran polígrafo y gastrónomo Mariano Pardo de Figueroa, conocido por Doctor Thebussem, dando muestra del enorme ingenio y capacidad de trabajo que poseía. Los libros de Dionisio Pérez sobre cocina han sido reeditados y se pueden incluso comprar en la página Derecoquinaria.

cocinaclasicaespanolaPRESIDENTE DE LOS COCINEROS CATALANES.
También realizó la edición de El Libro de Guisados de Ruperto de Nola (siglo XV-XVI) en cuya introducción y anotaciones demuestra los enormes conocimientos que poseía en dicha materia. Fue publicada en 1929 en la Colección Los Clásicos Olvidados a requerimiento de su director,  Pedro Sáinz Rodríguez. Su relación con la gastronomía y cocinas españolas le procuraron no pocas relaciones y distinciones. Entre todas la que más apreciaba, además del homenaje que recibió junto a Teodoro Bardají y Alberto Insúa por el Sindicato Libre Profesional de Cocineros de Madrid, era la de Presidente Honorario de la Asociación Profesional de Cocineros de Cataluña. Algunas de sus numerosas colaboraciones de tema gastronómico o alimentario dieron lugar a una obra de carácter póstumo, La cocina clásica española (1936), editada por su viuda con la colaboración y prólogo de su amigo el novelista y también columnista Alberto Insúa, reeditada por La Val de Onsera.

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En la imagen, acto celebrado el 30 de abril de 1929 en el Hotel Florida (Madrid) con motivo de la entrega un homenaje  a Teodoro Bardají -recibe el cuadro en su derecha-, a Alberto Insúa, y a Dionisio Pérez quien aparece en el centro de la imagen con sus características gafas oscuras-. Dicho acto estaba promovido por el Sindicato Libre Profesional de Cocineros de Madrid.

Para otro estudioso de su obra, José María Pisa: «Fue un notable periodista, político (en dos ocasiones diputado) y escritor que probó diferentes géneros. Como periodista de información y opinión destacó pronto, y se hizo un hueco importante en Madrid. Como gastrónomo también sobresalió como pocos de su tiempo, pero el valor de sus escritos y de sus opiniones se fundaban en el reconocimiento que como periodista y escritor había adquirido, de modo que sus crónicas gastronómicas, sus artículos de fondo, sus ediciones de libros complementaban su labor de escritor y periodista en los diferentes medios para los que trabajó. Hay que tener en cuenta que sus crónicas se reproducían en muchos periódicos españoles y en los más importantes de Hispanoamérica, donde era muy conocido. Como ocurre hoy, sus “padrinos” no consiguieron que llegara a ocupar el deseado sillón en la Academia Española de Lengua. La “ suerte” declinó la balanza hacia otros con mejores apoyos.»

guiadelbuencomerespanolGUÍA DEL BUEN COMER ESPAÑOL.
En 1929, editada por el recién creado Patronato Nacional de Turismo, dio a la luz una obra, fruto de un laborioso trabajo de campo, a través de numerosos amigos periodistas, cocineros, o secretarios de ayuntamiento, etc. bajo el título ‘Guía del buen comer español: inventario y loa de la cocina clásica de España y sus regiones’, verdadero retrato de la España gastronómica, donde capítulo a capítulo, encabezados por las diferentes regiones españolas resume con pluma fina y cuidada lo mejor de la gastronomía de cada región, cuya suma constituye la gran cocina española. El índice de la obra no puede ser más completo: La cocina nacional española. La cocina arábigo-española. La cocina post-colombina. La cocina española moderna. La cocina extremeña. La cocina andaluza. Las cocinas de Sevilla y Huelva. La cocina gaditana. Las cocinas de Málaga y Granada. Las cocinas de Córdoba, Jaén y Almería. La cocina levantina. La cocina catalana. La cocina aragonesa. La cocina navarra. Las cocinas vasca y santanderina. La cocina leonesa. La cocina asturiana. La cocina gallega. Las cocinas de Castilla la Vieja. El garbanzo en el meridiano de Madrid. En un lugar de La Mancha. Las cocinas balear y canaria. (En la web de Re Coquinaria se encuentra una edicción facsímil).

LUTO Y DOLOR.
El diario 'El Sol' de Madrid, relata una última crónica de Dionisio Pérez, en su edición del 24 de febrero de 1935, con moivo de su fallecimiento: "Acaba de realizar el tránsito definitivo el que fue ilustre periodista D. Dionisio Pérez. Su cuerpo, en el que hace unos momentos alentaba el calor de la vida, aparece rígido y frío en la estancia, sobre el lecho familiar. Le rodean sus deudos afligidos, sus amigos íntimos y algún admirador a cuyos oídos ha llegado la triste noticia. —Alguna vez –nos informa uno de sus hijos– nos habló de la muerte. «Moriré, nos decía, sin ruidos ni molestias para nadie. Un día moriré trabajando.»
La predicción se ha cumplido. Ayer se levantó a la hora acostumbrada: las dos y media de la madrugada. Aquí en este despacho, modesto y casi pobre, se puso a trabajar. En el fondo, la estantería repleta de libros, en cuyo entrepaño más alto un busto de Galdós modelado por Victorio Macho sonríe con su sonrisa de hombre bueno y comprensivo. Montones de periódicos sobre estantes y mesas, dos máquinas de escribir. Los libros todos que rodean a D. Dionisio son de consulta.
dionisioperez_mortaja_puertosantamariaDesde primeras horas de la madrugada hasta las dos de la tarde el veterano periodista trabaja. Escribe con una letra clara y en tinta roja cuartillas y cuartillas. Su secretario nos dice. —Venía a escribir todos los días de cincuenta a sesenta cuartillas. Artículos para los periódicos de provincias; sus famosas «Informaciones comentadas», donde un espíritu eternamente joven se desbordaba en generosidades y exaltaciones de hombre que busca el bien de su patria.
Acababa de publicar la biografía de Isaac Peral. Una gran ilusión le embargaba: preparaba los materiales para ponerse a escribir la biografía de D. Benito Pérez Galdós. Sobre una mesa, un montón de ejemplares de su último libro, con las páginas húmedas aun de tinta de imprenta. —De este libro se mostraba muy satisfecho D. Dionisio. Pero lo que le entusiasmaba era la idea del otro libro sobre Galdós. Fueron grandes y entrañables amigos. Don Dionisio adoraba la genial obra galdosiana.

EL TRÁNSITO.
En la tarde de ayer, D. Dionisio Pérez cambió un poco el programa de su vida diaria. Las tardes las dedicaba a la peregrinación por las librerías, a visitar a algún amigo, a pasear. Pero en la tarde de ayer hubo de asistir a un bautizo. No era un hombre religioso, más si comprensivo y tolerante. Con su espíritu se apaga una antorcha más de aquel liberalismo generoso de los hombres preclaros del siglo XIX. Asistió al acto mencionado y se sintió repentinamente enfermo. Se dirigió a su casa. Y allí murió víctima de la acción fulminante de una angina de pecho. Momentos después la noticia de su óbito llegaba a los centros periodísticos. Luto y dolor."

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LA REVISTA PORTUENSE.
La Revista Portuense nace en 1889. Se le ha considerado de línea editorial conservadora, en su primera época liberal, acorde con la mentalidad de la clase media española y portuense de la época. En el Archivo Municipal se conservan las ediciones desde 1891 a 1938. Fue donada por Francisco Pérez Pastor en 1973 a la Biblioteca Pública. Ha sido digitalizada recientemente.

El 28 de octubre de 1889 se dio conocimiento a la alcaldía de la publicación de un periódico llamado Revista Portuense, que había de ver la luz los días 1, 8, 15 y 23 de cada mes, por lo tanto, tendría una periodicidad semanal, al principio. Se imprimiría en el almacén de los señores Pérez Hermanos, en calle Larga 116. Su fundador fue Dionisio Pérez Gutiérrez, que tenía entonces 18 años. Su interés por el periodismo le hizo ser redactor de Diario de Cádiz ese mismo año. El 23 de septiembre de 1890, casi un año después del nacimiento de la Revista, ésta se convierte de semanario en diario.

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La fotografía tiene 103 años. En ella aparece la redacción de la Revista Portuense, sentados de izquierda a derecha: Mariano López Muñoz, andalucista y socio fundador de Racing Club Portuense; Luís Pérez Gutiérrez, propietario de la publicación; Manolo Soto, Javier Caballero, Antonio Peñasco y de pie junto a éste, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca. (La foto es del año 1907 y pertenece a la Colección Pérez Pastor).

Pocos años estuvo al frente de la revista pues en seguida marchó a Madrid. Desde 1891 ya estaba publicando artículos en El Heraldo, El País, La Iberia, Diario Español, El Correo u otros periódicos nacionales, muchos de esos artículos eran enviados a Revista Portuense y publicados en ella. Otros directores de Revista Portuense fueron: José Mª Moreno en 1890, en diciembre de este año toma el relevo Carlos Hernández hasta el 4 de febrero de 1891, le sucede entonces hasta el 17 de octubre de 1891 Manuel García Ramírez, le sigue José Carrajal García hasta el 18 de enero de 1893, fecha en que ocupará el cargo Luis Pérez Gutiérrez. Más tarde, ya en 1936 su director fue Francisco Pérez Pastor.

En 1891, en el primer número lleva la cabecera de Revista Portuense con la leyenda ‘Periódico Independiente y de intereses materiales y especiales’. En 1897 cambia a ‘Diario de la Mañana. Extensa Información Telegráfica’, con la variante de ‘Información Local y Telegráfica’ al inicio del siglo XX. En 1908 la leyenda del encabezamiento definía a la Revista Portuense como ‘Perioódico Político y Literario’, cambiando 3 años mas tarde, en 1911 a ‘Periódico Literario y de Intereses Generales’ para, definitivamente adoptar el escueto ‘Periódico de la Mañana’ a partir de la década de los años veinte del siglo pasado.

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En la imagen aparece Dionisio Pérez a la derecha, con sus gafas oscuras, con Alfredo Hornedo Suárez, personaje singular, dueño y director del diario El País de La Habana, a quien Dionisio Pérez reclamaba habitualmente sus honorarios, y que dada su súbita muerte dejó una importante cuenta por satisfacer el tal empresario. Dionisio Pérez viajó a La Habana, pero también se vieron en París, donde les obsequió con una comida en la que degustaron una garbure, según cuenta, con alguna retranca, en la Guía del Buen Comer Español. (Texto de la fotografía: José María Pisa).

Su periodicidad al principio era semanal, después diaria, excepto los lunes. En 1938 tuvo un periodo  trimestral. La tirada en sus inicios era de 200 ejemplares. Su precio de 10 céntimos ejemplar, suscripción al mes de 2 pesetas hasta 1920; 2,50 desde 1920 hasta 1938. Número de páginas, primero dos, luego cuatro. Su tamaño variaría con el tiempo. Cuando fue semanario: menor a 42 cms., después 42 cms. y de 48 a 50 cms. según las épocas. Las cabeceras también variaron según las circunstancias políticas. Ha tenido cuatro y cinco columnas.

Caricatura+tovarEn ella colaboraron importantes firmas como el propio Dionisio Pérez, José Navarrete, Pedro Muñoz Seca, Mariano López Muñoz, Rafael Alberti, Francisco Hohenleiter, Luis Suárez Rodríguez, Augusto Haupold, Hipólito Sancho Mayi, Blas Infante, Francisco y Luis Pérez Pastor, Luis de Lassaletta, etc.

El día 17 de abril de 1936, tras ser asaltada la redacción del periódico el día anterior, la revista interrumpió su edición. El 8 de septiembre del mismo año, festividad de la patrona, se reanudará la publicación. En 1938 cierran definitivamente los talleres y deja de publicarse. (En la ilustración, caricatura de Dionisio Pérez, realizada por Tovar).

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José Luis Galloso, Fernando T. de Terry, oyendo el acta del homenaje por boca del secretario del Ayuntamiento.

A primero de junio de 1971, año de la alternativa del diestro José Luis Galloso, el ayuntamiento le tributó un homenaje en la Casa Consistorial. Ese año, el 18 de julio tomaría la alternativa de manos de Antonio Bienvenida en la Plaza Real ante un fiero oponente: “Inclusero”. De testigo, Sebastián Palomo Linares, cortándole a los toros del lote de Heredero de Carlos Núñez dos orejas y rabo a cada uno. Al año siguiente confirma en Madrid la alternativa, siendo su padrino Paco Camino y de testigo actuó Curro Rivera.

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Con un grupo de amigos relacionados con el mundo del toro: De pie, de izquierda a derecha, el propietario el Bar ‘El Niño, en la calle zarza; su tío Antonio Fernández Galloso, Francisco Ragel, ¿Juan Luis de los Ríos?, José Luis Feria Fernández ‘Galloso’, 3 miembros, posiblemente, de la cuadrilla del diestro y Soriano. Agachados, Antonio Gil González, Juan Muñoz Aparicio y Jesús Vela.

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En la imagen, de izquierda a derecha, el presidente del desaparecido Club Taurino del Parque, Victor García a la sazón Comisario Jefe de Policía, Galloso, Fernando T. de Terry alcalde, desconocido, Antonio Rosales ‘don Puyazo’, el secretario del Ayuntamiento, Enrique Barrilaro y Antonio Fernández Galloso.

Más información en la nótula 368 de Galloso en Gente del Puerto

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Meses antes de realizarse las obras de remodelación de las instalaciones industriales de la Compañía Lebón en sus locales de calle Diego Niño y Descalzos [que luego pertenecerían a la Fábrica de la Luz, o Electra Peral Portuense, hoy Caja Inmaculada] tuvo lugar un trágico accidente en la primitiva fábrica de gas de la compañía en el Campo de Guía,  en el que se vieron implicados cinco operarios de la misma, afectados todos ellos por inhalación de hidrógeno sulfurado según el diagnóstico oficial facilitado por el equipo médico que atendió a los accidentados, compuesto por los doctores Plácido Navas, Adolfo Barra, Luis Rouselet y Luis Lorite, este último médico forense

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Fábrica de Gas Lebón, donde hoy está ubicado el Polideportivo Cubierto.

placido_navas_psmEn la imagen el doctor Plácido Navas.

El accidente laboral se produjo el sábado 8 de febrero de 1919 en el interior de un profundo pozo situado entre los dos gasómetros existentes, que contenía en su fondo las válvulas de las cañerías de gas. Cada semana una cuadrilla formada por media docena de hombres procedía al achique del agua que se filtraba del cercano río, bajando uno de ellos hasta el piso encharcado y desde allí, situándose los demás de forma intercalada en la escala metálica adosada al muro, mediante esta cadena humana, eliminaban el agua acumulada en la lenta filtración. Esta operación, realizada puntualmente cada sábado, venía realizándose, prácticamente, desde la construcción de la fábrica, sin ningún incidente. Sin embargo, en esta ocasión, una concentración de hidrógeno sulfurado, formando una “bolsa” en el fondo de la oquedad, propició el desmayo inicial del obrero que bajó al fondo. En los primeros tramos de la escala estaba el encargado, José Péculo, que acudió en ayuda del accidentado, sufriendo el mismo efecto y así, sucesivamente, los otros tres compañeros que se encontraban situados en la escala, acumulándose en el fondo los cuerpos de cinco personas en pocos minutos. Los accidentados fueron: José Péculo Aparicio, de 55 años, casado y con 8 hijos; Joaquín Delgado Benítez, de 38 años, casado, con 5 hijos.; Manuel Moreno Paz, de 25 años, soltero; Manuel Naviero Delgado, de 28 años, casado, con 1 hijo y Manuel Garay Trinidad, de 30 años, casado, con 1 hijo.

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La Fábrica de Productos Químicos de Haupold estaba cerca y acudieron a auxiliarles.

El último miembro de la cuadrilla, que se ocupaba de vaciar los cubos, pudo dar aviso al encargado de la fábrica, Manuel Garcia Bastardin y este, a su vez, solicitar el auxilio de sus vecinos de la cercana fábrica de productos químicos Haupold.  Acudieron Augusto Haupold y su cuñado, Antonio Ordóñez, que era médico, organizándose la operación de salvamento y primeros auxilios de los accidentados.  Se pidió un voluntario para bajar al pozo, ofreciéndose uno de los obreros, Manuel Flores Lainez, al que ataron de una cuerda previsoramente. Descendió y se consiguió rescatar con su eficaz ayuda, uno a uno y con gran dificultad dado los rudimentarios medios con que contaban, a todos los accidentados, a los que se les practicaron la respiración artificial, logrando reanimar a cuatro de ellos, que fueron trasladados por la Cruz Roja al hospital municipal. El quinto accidentado, de mayor edad, José Péculo Aparicio, cuando fue rescatado era ya cadáver. El juez, Don Fernando Badía, ordenó el levantamiento del cadáver y autorizo el traslado del cuerpo a su domicilio –vivía muy cerca de la Electra Peral, en el nº 85 de calle Larga- para ser velado por la familia, señalando la obligada autopsia para la mañana siguiente, previa al entierro.

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Electra Peral Portuense, por su fachada de la calle Larga.

José Péculo era el empleado de mayor antigüedad en la empresa, --35 años de servicio-- en la que gozaba no solo de la confianza y estima de sus patronos que le habían distinguido con el premio “Constancia y Trabajo”, instituido por Lebón y Cia. entre sus empleados y obreros a nivel nacional tambien del respeto y aprecio de los demás componentes, sus compañeros de trabajo y sus conciudadanos en general, tal como refleja en su crónica del suceso la “Revista Portuense” que lo menciona “como modelo de laboriosidad y honradez”.

severiano_ruizcalderon_puertosantamariaFue él quien, en representación de la compañía Lebón, firmó las escrituras de compra de los solares en donde ahora se levanta la Sala Cultural de CAI, adquiridos en subasta pública, mientras que el otro firmante, el de la parte vendedora, sería otro ilustre personaje local, el alcalde del momento, Severiano Ruiz Calderón, cuyo nombre se ha perpetuado en el palmeral junto al río, el paseo y parque público que lleva su apellido y que aparece en la imagen de la izquierda.

El sepelio, al que acudieron numerosas personas, estuvo presidido por el alcalde la ciudad, Ernesto S. Piury, el Gerente de Lebón y Cia en Cádiz, el ingeniero Gatell Lomaña, Jefe de Personal de la empresa y el director de la misma, Manuel Ordóñez Garabito, aficionado a la fotografía, de quien en breve esperamos publicar una nótula. (Texto: Antonio Gutiérrez, A.C. Puertoguía).

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50lasalle_francis_puertosantamariaEvocación de los Alumnos, en representación de los cincuenta cursos, escrita y leída por Francisco Andrés Gallardo, antiguo alumno, durante el acto inaugural.

PRETÉRITO PERFECTO.
Lo que hubiera dado por remachar en la red el gol definitivo de aquella mañana de fiesta de mayo. Sentirme campeón a la sombra de aquellas torretas rojas, las que dejaban tiznadas las camisas. Lo que hubiera dado por alzar la copa futbolera que nunca tuve y tener todas las respuestas en el Futbigol.

Lo que habría dado para que mi torpe trabajo de hilograbado, un junco asiático o una mariposa imposible, se hubiera convertido en la estrella de la exposición en el Cascarón

Lo que hubiera dado por acumular más vales que nadie ante don Siro; el que hubiera aparecido en el panel como delegado, o al menos como simple responsable de los sacapuntas; el que hubiera conseguido más bolis en los agujeros excavados junto a la tapia; el que hubiera sorprendido a todos con una impresionante jugada soviética en aquel ajedrez de paño de don Antonio.

Lo que habría dado por un sobresaliente en abrazos de buenos amigos, por una medalla en voleibol de manos del hermano Ángel. Y haber triunfado en la cantera del hermano Aniano. Lo que habría entregado por haber sido siempre el primero en la cola del bocadillo, el primero en salir cada mediodía y el último en entrar de la fila del recreo o en entregar la tarea del fin de semana. No pude tener todos los libros de Astérix y Tintín que se deshojaban de abuso en la biblioteca, ni pude completar el álbum de los Billetes del Mundo. Pero tenía ese bolígrafo bic de plástico gris que se empeñaba en quedarse en blanco justo en la tarde que más cuentas había que hacer.

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Una improvisada clase de antaño abrió los actos conmemorativos. El Hermano, con 'babero' como mandaban aquellos tiempos.

Lo que hubiera dado por haber esquivado al Padre Palanca y a la chasca del gruñón hermano Pascual. Por haber tenido correctos todos los ejercicios de Física de don Martín y las ecuaciones de segundo grado de don Joaquín. Y tener el visto bueno de todos  esos problemas del Cuaderno Rubio, problemas de sacos de patatas, trenes que viajaban a velocidad constante y barriles con decimales puñeteros. Ay, cuando los problemas se resolvían a mano, con cuentas en hojas aparte y fórmulas programadas. Nada que ver con los problemas y quebraderos de cabeza que nos reservaba la existencia más allá del concesionario de la Seat.

Lo que hubiera dado por saberme el Credo sin tropezarme, por saber dónde estaba la derecha y la izquierda en la señal de la Santa Cruz, por encontrar todos los complementos circunstanciales de tiempo y dominar todas las trampas para domesticar a los kilopondios, los culombios y los decámetros cuadrados.

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Nicolás Jiménez Aragón, alumno que fué y profesor en la actulidad, habló en nombre de los docentes

Lo que daría  porque sonara la campana ahora mismo para irme a jugar con Morilla y con Quiñonero. Lo que daría por oír la voz de don Eleuterio y ponerme firme ante una amonestación del hermano José Miguel…

Lo que daría y no tengo por aguardar en la puerta de casa a mi padre para que me firmara en la cartulina verde de las notas, esas notas que siempre eran un poco más generosas que nuestros más pesimistas pronósticos.

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Se proyectó un frangmento de una película que resultaba familiar: 'El Señor de La Salle'.

Excmo. señor alcalde, directora. presidente de la comisión organizadora Don Martín. Queridos maestros; estimados padres y compañeros. Hermanos y condiscípulos. Amigos todos.

Que San Juan Bautista de La Salle os siga acompañando cada día y siempre tengáis presente de donde proceden nuestros primeros pasos. Seremos siempre los papeles de El Señor de la Salle. Aún suenan los cuchicheos en el salón de actos porque la película va a comenzar. Cuando la oscuridad era la fiesta en la que descubrimos el verdadero cine de barrio.

Medio siglo es más de media vida. Y toda una vida es lo que se nos amontona en la memoria cuando recordamos lo vivido entre La Rosa y San Francisco de Paula, junto a la Vid y frente a la venta El 7, cerca de la caseta azul de Milagros donde tantos de nosotros nos surtimos de pipas, caramelos y de esos chicles que teníamos que arrojar a la papelera.

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La orquesta 'Plectrum Gaditanum' dirigida por Carlos Coronado, antiguo alumno del centro, formada mayoritariamente por portuenses, contó con un solo de saxo de otro antiguo alumno, Juan Luis Barcia.

Bajo el pavimento del patio está la arena de la playa, la arena de aquellos campos de fútbol que se embarraban con cuatro gotas y que se convirtieron en los estadios de nuestras fantasías. Por la reja que ahora da a la plaza del Hermano Ignacio Javier aún parece que vemos aquel murete que servía de grada y peligroso pasillo de escaramuzas, cuando los ángeles de la guarda, dulces compañías, no podían permitirse ningún despiste con aquellos niños, entonces sólo niños, alimentados con pan con chocolate.

La plaza Hermano Ignacio Javier, qué mejor nombre y lugar para descubrir un amanecer en El Puerto y contemplar la firme estampa del legado de aquel constante fundador y de todo cuanto hicieron quienes ayudaron a levantar medio siglo de generaciones de escolares.

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El coro del Colegio cantó el Himno de La Salle.

Y es uno de los honores más grandes que he podido tener,  representar a todos vosotros y a todos esos miles de paisanos que pasaron por las aulas de azulejos celestes, que llegaron con las rodillas al aire un septiembre de estos, con una cartuchera de lápices de colores, y se marcharon siendo casi hombres y mujeres, mirando al frente con el bagaje de los valores lasalianos y una maleta llena del afecto de don Juan, de los consejos del hermano Francisco o de don Nicolás, de las notas musicales entregadas por don José Luis o de los mapas de colores del hermano Jose María.

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Representantes de los antiguos alumnos de distintos cursos académicos que pasaron por el colegio. (Foto: Alfonso González).

Es un privilegio poder evocaros los olores a cedro, a goma de nata, a cera Dacs y a cera Manley, a cuaderno limpio, a humedad en el vestuario, a barro amasado, a papel charol y a pila de petaca. A sabores como el de la satisfacción del agua fresca en aquellos servicios a los que había que ir en peregrinación. Más de uno no llegó a tiempo. De sabores de embutido zampado en el patio, de peta-zetas de fresa y de citrato negro, de sudor de recreo y jersey mojado.
Qué bien sentir de nuevo con vosotros sonidos como la algarabía tras cada timbrazo, el crujiente hojeo de los libros recién estrenados, las risas tras cualquier disparate en clase y el cascabeleo sordo del aula de mecanografía, ya de noche. Todavía me sobrecoge el sonido de los palmetazos de una regla y me serena la evocación de los rezos infantiles de cualquier mañana de invierno.  Los dedos parecen guardar el áspero polvo de tiza, el tacto pegajoso de la tinta de bolígrafo desparramada y la dulce sensación de acariciar los cristales tibios calentados por el sol de la primavera.

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Autoridades y representaciones asistentes al acto.

Crecí en La Salle Santa Natalia tal vez cuando se revolucionaba esa historia que después pude estudiar a lo grande. Mi generación se estrenó en el colegio cuando gobernaba Franco. Con razón siempre temíamos la palabra dictado... En mi caso el dictador se marchó justo cuando don Siro nos enseñaba aquella copla que decía “ya se murió el burro de la tía Vinagre, ya se lo llevó Dios de esta vida miserable”.
Aún me desconcierta de aquella copla del burro la estrofa que decía: “él era valiente, él era mohíno… él era el alivio de todo buen vecino”.

En 3º de EGB, en 1975, mis compañeros y yo aprendimos coplas que hoy no pasarían el control antidoping de un inspector como ‘A mí me gusta el Pimpirimpimpím’.
En clase aprendimos las capitales de Castilla La Nueva, que mapa más viejo, nos hacía ilusión la visita del hermano visitador, como ese pariente que llegaba en coche desde muy lejos, y después de las vacaciones de Navidad nos peleábamos a la salida con pistolas de juguete y con madelman militares.

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Maria del Carmen López Marchena, directora de las Escuelas Cristianas de la Salle en El Puerto, no olvidó en su alocución a nadie de quienes hicieron posible la celebración del acto.

Soy de otra época, tal vez de la vuestra. Leía tebeos cada semana, comía pastelitos de Cropan y Kubala era mi seleccionador, el de una selección que no era La Roja, si acaso era La Gris porque en casa teníamos un televisor en blanco y negro con un solo canal, el que nos regalaba la Justicia Infinita de Mazinger Z y los chistes malísimos de Bigote Arrocet. Mientras aprendía en La Salle se fraguó la democracia y en la última vez que bajé las escaleras de la puerta principal como alumno lo más azul que quedaban eran los Pitufos. Naranjito iba despidiéndose para recibir a Felipe González y la bandera andaluza ya hacía tiempo que ondeaba por las calles en paz. Fueron años decisivos que pasamos en clase mejorando nuestra caligrafía, el cálculo mental y la memoria histórica. Nos hicimos mayores subiendo escalones, superando plantas y completando fichas y exámenes.

Nos fuimos entrenando en la vida vigilados por la espadaña del edificio presidida por la cruz. Y por el pararrayos de aquellos temporales que anegaban los pasillos y filtraba el agua por las rendijas. El colegio era una inmenso diagrama de Venn, de intensas relaciones biyectivas, un círculo donde nos construimos como jóvenes y nos formamos como ciudadanos, con el disco duro amueblado de recuerdos y conocimientos. Los ordenadores eran entonces de ciencia ficción y lo más móvil que habíamos conocido  era aquel compañero que mandaban castigado de cara a la pared.

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El alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, cerró el acto que había presidido desde el público.

En el colegio estaban el hermano Julio, y el hermano Teodoro, el hermano Telesforo, el hermano Gonzalo, el hermano Eduardo o el hermano Tomás. Y entre los alumnos había auténticas estirpes, los Obregón del Valle, hijos de don Isidro, el portero de siempre, los Rendón, los Morillo, los Pecci o los Fernández Fernández. Eran otros hermanos que encadenaban el apego por el colegio. Porque La Salle siempre me pareció una gran familia, un sistema circulatorio de buenas implicaciones, una sabia combinación de moléculas, un firme cuerpo poliédrico.

Evocar este pretérito perfecto es vivir un presente continuo, el de las lecciones de inglés de don Vicente. Un ‘carrete’, Cantidad por rédito y por tiempo, como nos formulaba don Antonio…

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Detalle de la alfombra de sal de la procesión de la Patrona 2010, dedicado a la efemérides.

Han pasado 50 años en un suspiro. Lo que dura un pastel ante la puerta verde. Se ha cumplido medio siglo de vidas enteras que siempre alzaron la vista para encontrarse con la estatua de San Juan Bautista tutelando aquel edificio que comenzaron a poblar las ilusiones infantiles en 1960. Unos ladrillos que no hubieran tenido mayor utilidad sin la labor de los religiosos que pasaron por sus aulas y la entregada tarea diaria de profesores y profesoras que nos entregaron todo, con su mejor voluntad, su sapiencia y su paciencia. Una tarea con matrícula de honor, la mejor nota que podemos dar a todos estos años sobresalientes.

lasalle_50aniversario_e_puertosantamariaA los profesores que nos educaron y nos enseñaron, muchas gracias. Al colegio que nos acogió y en el corazón siempre nos sigue albergando, muchas gracias por haber existido. Gracias a los que lo hicieron posible y por habernos hecho este favor de convertirnos en hombres y mujeres de bien y haber cumplido con creces aquella confianza que depositaron nuestras familias. Es lo que menos que podemos decir esta noche.

Isidro toca con denuedo la campana. Los recuerdos se ponen en fila en el patio. Empieza un nuevo día. Muchas gracias a todos vosotros.

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Después del acto, se sirvió un aperitivo a los asitentes, el Auditorio de la Victoria estaba completo, aperitivo que no se pareció en nada a aquellos desayunos con chocolate y dulces que se ofrecían a los niños el día de SU Primera Comunión, como en esta fotografía de 1963 tomada en aquel Salón de Actos multiusos. Pero lo importantes fue que el ágape sirvió para que continuara la convivencia.

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cruzados_lasalle_1960_puertosantamariaREVISTA CRUZADOS.
En la Revista Cruzados del 21 de mayo de 1960 se publicaba la siguiente noticia: «El Hermano Ignacio Javier Orbegozo, ha recibido orden de sus superiores, para que en el próximo septiembre, comiencen a funcionar algunas de las clases, en el nuevo Colegio que se construye en nuestra Ciudad, para los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y que sigan aumentando cada año nuevas clases, hasta llegar al millar de alumnos.

El edificio puede decirse que ya está hecho, y esto es lo más esencial, pero falta amueblarlo debidamente, como requieren las circunstancias presentes, lo que ha de hacerse con los esfuerzos de todos, para que los niños se aprovechen más y más y sean el día de mañana, hombres útiles a la sociedad cristiana y orgullo para El Puerto de Santa María.

Es cosa sabida por demostrada, aquí y fuera de aquí, la generosidad del Puerto no tiene límites y por ello, se acude con este llamamiento a todos, con el fin de que ayuden a amueblar la escuela que va a ser para todos, pues ya conocen la desprendida caridad de las dos personas que han sufragado la construcción de tan grandioso Grupo, y como se hace necesario más de un millón de pesetas para estos fines, es de confiar que Organismos, Hermandades sindicales y cada familia portuense acudan, que si cada uno aporta cuanto pueda, seguro está, que se superará con creces dicha cantidad.

Para todos será un honor el haber podido contribuir con sus donativos a la realización de una labor tan cristiana, que redundará en beneficio moral y material de esta hermosa Ciudad de Santa María».

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manuelmunozaparicio2_puertosantamariaManuel Muñoz Aparicio, Manolín 'el del Cosario', nació el 23 de diciembre 1937. Sus padres fueron Juan Muñoz Villanueva, fallecido en junio de 1939 y Luisa Aparicio García, fallecida en septiembre de 2000.Su otro hermano, Juan Muñoz --conocido entre otras muchas actividades por haber llevado durante años la taquilla de la Plaza de Toros, desparecido en marzo de 2005-- y el que sería cura, Juan Carreto Aparicio, quien se crió con ellos, pues estuvo bajo la custodia de Luisa 'la del Cosario' el morir durante el parto su madre.

Manolín, nació en el núm. 32 de la calle Nevería, casa que hoy ocupa una Fonda. Curiosamente, por venir de quien vino: el párroco de la Prioral, Antonio Cía Moreno, compró aquel edificio e intentó echar a la calle a Luisa y su familia. Luisa alegaría que su negocio, el Cosario, lo tenía en la esquina, lo que la protegía legalmente para permanecer en aquella vivienda; sin embargo, casualidades de la vida, en el número 34 vivía un militar de apellido Alba al que destinaron fuera de El Puerto y al quedarse vacía la casa --a pesar de los muchos pretendientes que le salieron- el cura consiguió que el piso de la casa núm. 34 fuera para Luisa y, de forma anecdótica, la mudanza de los muebles se hizo por la azotea.

luissaapariciogarcia_puertosantamariaLUISA APARICIO.
La madre de los Muñoz y tutora del que sería el cura Carreto fue una heroína, como tantas y tantas mujeres de su época que, en circunstancias adversas sacaron a familias numerosas adelante sin la presencia de su esposo. Con 33 años se quedó viuda, con tres niños, además de su madre, su hermana Antonia, el hijo de ésta Pepito Aparicio y un primo de su marido, Joselito Muñoz. Siete personas a su cargo, osea, siete bocas que alimentar, más algunos allegados que también necesitaron ayuda, como sus sobrinos, Juan, Jesús y Bartolo Aparicio. A todos sacó adelante con entereza y dignidad: Juan y Manolín y su sobrino Pepito irían al colegio privado de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, entonces conocido como un 'colegio de pago'. El cura Carreto, desde muy temprana edad marchó al Seminario, no sin antes haber trabajado de botones en el Banco Central.

ESTUDIOS DE COMERCIO.
Juan y Manolín estudiaron Comercio, aunque Juan abandona dichos estudios relativamente pronto para ponerse a trabajar. Y Manolín, inexplicablemente y por una fobia a los estudios y el colegio, lo deja pendiente de Reválida. Lo que no podría imaginar este último que, con posterioridad aquellos conocimientos adquiridos durante los cinco años de peritaje: contabilidad, cálculo mercantil, inglés, francés, etc.. le servirían para el puesto de trabajo que, con el tiempo, ocuparía en la Base Naval de Rota.

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Manolo estudiando y trabajando en el Cosario. La fotografía está tomada el 26 de marzo de 1954.

Recuerda a algunos de sus profesores y compañeros. Entre los primeros a Rafael Bedoya, Guillermo Beltrán, Antonio Gil González --muy querido por nuestro protagonista. Entre los compañeros Paco Bollullo, Eduardo Zamorano, José Luis López Franco 'Lopete', Antonio González Díaz, Antonio García Díaz, Miguel Aguilar, Antonio Pérez Ruiz o Manuel Clemente.

SERVICIO MILITAR EN EL FERROL.
Entre 1957 y 1959 hizo el servicio militar en El Ferrol. Precisamente en 1957 tuvo que examinarse de Reválida en el peritaje de Comercio que cursaba, pero 'la llamada de la Patria' se lo impidió, algo que no le importó entonces, pero de lo que se arrepentiría más tarde, pues aunque tenía los conocimientos no así el título.

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Con el equipo de Fútbol 'Arsenal del Ferrol' que jugaba en Segunda División, como filial del 'Rcing del Ferrol'. Manuel Muñoz aparece en ropa de faena. Año 1957

Manolo rememora con satisfacción el trabajo que realizó durante el Servicio Militar con 200 analfabetos a los que enseñó a leer y escribir. Así, tenía que alternar el trabajo en la oficina con la docencia de urgencia que practibaba con los marinos de reemplazo. Además, mientras éstos no aprendiesen, no podían coger permisos, con lo que en seis meses conseguiría que 199 pudieran ir de visita a sus casas y con el único que quedó se hizo una excepción para que cogiera el permiso, aunque al final también acabaría aprendiendo

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La calle de la izquierda es Palacios y los que posan en la calle Nevería. La puerta de detrás, donde hoy existe una óptica y estuvo el Bar El Faro y, anteriormente la armería. De izquierda a derecha, Macario, empleado del Cosario sin relación con los Valimaña, desconocido, José Torres hijo del que fuera directivo del Racing Club Portuense, Manolin Muñoz y, delante del carro, el que luego sería cura, Juan Carreto Aparicio. Este vehículo eera el transporte mecanizado --perdón, 'manuzalizado'-- del Cosario que se usaba para el reparto de mercancías.

LAS TERTULIAS DEL COSARIO DE TABLAS.
Un Cosario es una especie de agencia de transportes de pequeñas mercancías, un recadero de servicios urgentes, situado en la esquina de Nevería con la calle Palacios. Aquel Cosario lo compró el abuelo de Manolo en el año 1921 a un tal Sr. Tablas, de ahí el nombre por el que se le conocía. A la muerte de su padre y al hacerse cargo su madre de dicho establecimiento, empezaron a realizarse tertulias por las que pasaron varias generaciones de porteños.

munozaparicio_feriaEn la imagen de la izquierda, Feria de 1946. De izquierda a derecha, Juan Carreto Aparicio, Lolita Vélez, hija de uno de los propietarios de la taberna Casa Lucas, Manolín, su hermano Juan Muñoz y José Aparicio.

Las primeras estaban compuestas por Luis y Pepe Bootello, Eugenio Pedregal, Paco Socastro, Juanelo --gran cazador--. La siguiente generación, Emilio Bootello, Juan Santisteban 'Santi' y Juan Muñoz Aparicio entre otros. La tercera y última, la más numerosa con Alfredo Bootello Reyes, Enrique Pedregal Valenzuela 'el Tiracruz'' algo que luego se aclarará, Victoriano y Antonio Gil Jiménez, los Llorca que vivían arriba del Cosario, Pepín Bustillo, Pepe Torres, Manolo de la Torre 'Jalisco' y el propio Manolín Muñoz. A éstos se unieron, aunque otros muchos, más jóvenes como Javier Tosar Barrera, Emilio y José Manuel Almagro, Pepito Aparicio, Angelito Albert, Simeón Simeón Arenas, Antonio Pineda Crespo 'el Pichurra', Enrique Rivas Acal y seguro que muchos más en cantidad bastante, para no extendernos más.

Entre los empleados que estuvieron en el Cosario podemos recordar a Leopoldo Gómez Moya 'Lupo', Pepe Gómez Moya 'Lupo Chico', Macario, Antonio Hermida, Emilio Suano, Manolo, Rafael y Antono Muñoz de la Rimada, Domingo Romo 'el Minguito', Juan, Jesús y Bartolo Aparicio y los hermanos Muñoz, Juan y Manolo, bajo la dirección magistral de Luisa.

letrero_cosarioDesgraciadamente para Luisa --para ella fue un trauma--, en diciembre de 1971, tras 50 años de funcionamiento el Cosario se cerró, a causa del progreso y los medios de comunicación: los clientes, o bien traían los encargos ellos mismos o bien ya compraban directamente en fábrica.

enriquepedregal_manuelmunoz_puertosantamariaANECDOTARIO.
El abuelo de Manolo tenía en la oficina una mesa muy grande de dos por un metro y en la tapa ponía unos papelitos conl os encargos que tenía que traer de Cádiz --la mayoría era la compra de cosas que no se encontraban en El Puerto-- con su dinero correspondiente encima que, en aquelas fechas eran monedas; ordenaba los pedidos por el callejero, y una vez hecho, se ponía a nivel de la tapa de la mesa, pegaba un soplido con todas sus fuerzas y los papelitos que no tenían las monedas encima, volaban, y aquellos encargos no se hacían. Y es que, como afirmaba el abuelo, "--Sin dinero no se puede hacer nada".

Durante el mes de mayo, se confeccionaba una Cruz de Mayo que, en un tenderete, se paseaba por la calle Nevería y siempre se recogían algunas propinillas. Enrique Pedregal tuvo una discrepancia con los organizadores y se quedó fuera del cotarro. Entonces dijo que "--Como yo vea el tenderete con la cruz por la calle, le pego una patá y lo tiro". Y para los amigos se le quedó el apodo de 'el Tiracruz'. (En la imagen de la izquierda, de pie, Enrique Pedregal y agachado, Manuel Muñoz).

Manolo no puede olvidar la experiencia que le aportó el Cosario: dirección de personal, resolución de situaciones difíciles y muchas, muchas más cosas, digamos que le abrió los ojos al mundo del trabajo y la empresa. Aquello le sirvió para que una vez trabajando en la Base Naval de Rota estuviese entrenado, a pesar de empezar a comunicarse en otro idioma.

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Equipo de Acción Católica. De pie de izquierda a derecha, Miguel Pantoja del Puerto, José Vázquez, José Jacinto Cossi Mora, Enrique Pedregal Valenzuela, Eduardo Cuvillo Jiménez, Miguel Caro Gómez, Juan Fernández Gallero 'Juanito Gasolina' quien tuvo el Bar Juanito. Agachados, José Manuel Neto, Manuel de la Torre, Antonio Gil Jiménez, Rafael Gómez Giménez y Manuel Muñoz Aparicio. La foto, de Rafa, está tomada el 15 de diciembre de 1948 en un encuentro contra el equipo de la Congregación de los Luises en el Campo del Eduardo Dato, ganando los primeros por 5 a 2.

DEPORTES: EL PORTÁTIL Y EL TRONCHO.
Manolo fue aspirante a hombres de Acción Católica, aunque nunca llegaría a formar parte ya que antes de llegar a los 18 años renunció. De aquella época recuerda a Jacinto Cossi, Pablo Cerdá, Rafael Felices, Pepe Bononato, Eduardo Cuvillo, Manolo Martínez Mel, Luis Bustos, Rafael Corzo, Pepe Pineda, Miguel Pantoja, quienes llegaron a tener un buen equipo de Fútbol y jugaban en el campo de Eduardo Dato (FOTO). Contaban con una hinchada increíble. Los Sánchez Romate, que eran tres pero hacían por trescientos. También jugaron en el Portátil Antonio Gil Insúa, Rafa Rivas Acal, Isidoro Nogués, Juan Luis Perles, Francisco Bernal 'el Caco', etc.

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El Portátil C.F. en el Campo Eduardo Dato, en un partido que jugaron contra los Luises. De pie, de izquierda a derecha, Domingo Monje Reinado, Ignacio Sánchez Selma, José Aparicio, Manuel Muñoz Aparicio, Angel Albert Alonso, Ignacio Jiménez González-Nandín. Agachados, Diego Castro, Antoñete, Juan Durán, Domingo Romo Martínez, Juan Rodríguez Alonso.

En El Ferrol, durante el Servicio Militar, jugó en el Arsenal, que formaba un gran equipo pues la mayoría eran jugadores de Primera División. Recuerda a Suco, extremo izquierdo en el Barcelona, Polo, extremo derecho del Atlético de Madrid y también Carolo, central del Granada.

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De pie, de izquierda a derecha, Juan Luis Perles Giner, desconocido, Manuel Muñoz Aparicio y Pedro López. Agachados, Isidoro Nogués Ropero, José Joaquín Muñoz Manzanera, desconocido y Rafael Rivas Acal. Campo Eduardo Dato, 3 de marzo de 1957. (Foto Fariñas).

La faceta futbolística de Manolo quedaría incompleta si olvidáramos al CD Troncho y a sus componentes: Antonio y Joaquín Miranda, Ramón Suárez, Huguito, Rojitas, Tito, Lolete, Juani Durán, Juani Alonso, Domingo Monge, MInguito, Castro, Ignacio Jiménez, Luis Gatica, Luini y sobre todo al gran Cabete --José Antonio--, y alguno más que se queda rezagado en algún lugar de la memoria.

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Posando tras la ceremonia de boda, en la capilla de la Virgen de los Milagros. De izquierda a derecha, Enrique Miranda Benítez, María Miranda García, Manuel Muñoz Aparico y Luisa Aparicio García. 15 de julio de 1965.

LA FAMILIA.
El 15 de julio de 1965 contrajo matrimonio con María Miranda García, hermana de Chelique (padre del Mister España Enrique Miranda), y de Luis. De esta unión nacieron tres hijos: Manuel, Enrique y José Luis. Trágicamente el segundo de los hijos fallecería a la edad de 20 años en un accidente en enero de 1990. José Luis fallecería a los 13 meses de vida, algo que ha marcado profundamente a la familia. De su hijo Manolo, casado con Toñi García Cordero tiene una nieta que tiene ya 19 años, Laura y un hijo, Enrique

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Foto familiar, de pié Manuel Muñoz Aparicio y Manuel Muñoz Miranda. Sentadas: María Miranda García, Laura Muñoz García, Enrique Muñoz García y Antonia García Cordero. Año 2000.

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Reunión de amigos en el Bar Tadeo, De pie, de izquierda a derecha, Juan Niño Garrido, Mauri Ferrugia, Luis Jiménez González-Nandín, Felipe Bononato Saez, José Jacinto Cossi Mora, José Bononato Saez, Rafael Mayo, Vicente Zuasti, José Luis López Franco. Agachados, Manuel Muñoz Aparicio y Pablo Cerdá Cossi. Agosto 1996.

BASE NAVAL DE ROTA.
Manolo entra a trabajar en la Base Naval de Rota en 1967. Aquel trabajo no le gustó a su madre que veía que su hijo estaría expuesto a los accidentes de tráfico en la carretera, diariamente. Fueron unos comienzos duros, con un idioma que no era el suyo. Empezó en el Departamento de Intendencia (Supply Departmen). A los cinco años surgió una vacante en la Oficina de Pagaduría (Disbursing Office): allí se encontraba de Supervisor su amigo Pepe Torres quien, al año es contratado por el Banco de Andalucía y Manolo pasa a ocupar su puesto. Ahí fue donde Manolo se tuvo que fajar a fondo, con solo un año de experiencia en una oficina muy complicada y compleja, en la que se operaba con tres monedas diferentes: pesetas, dólares y escudos portugueses, manteniéndose la contabilidad en  una especie de Libro de Mayor y Auxiliares (Master Cash Book and two Subsidiaries) uno en pesetas y otro en escudos.

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Manolo, ante el jet que solía utilizar para sus desplazamientos por motivos de trabajo entre las ditintas bases de la OTAN para auditar las cuentas. Un detalle de los americanos fue rotular la aeronave con el nombre de 'Puerto de Santa María'.

La categoría profesional de Manolo en la Base ya era alta. Allí se miden las categorías por grados entre el 1 y el 12, y ya ocupaba un grado 8 proveniente de un grado 4. Así, se tuvo que emplear de lleno en el aprendizaje del idioma inglés, algo obligatorio a partir de ese grado, así que nos podemos imaginar la cantidad de horas e incluso consultas con la almohada que Manolo tuvo que echar para hacerse con el control de esta oficina. Al cabo de dos años ya la controlaba completamente.

PRIMER ESPAÑOL CON PODERES ECONÓMICOS.
A pesar de ello, con el grado 8 aun no se tenia autorizacion para tener la custodia de efectivo o el talonario de cheques, como tampoco los poderes para firmarlos. Y es que los manuales de procedimiento del Departamento del Tesoro norteamericano especificaban que ningún ciudadano extranjero podía obtener dichos privilegios. Aquí fue donde llegó la gran sorpresa: el jefe de su departamento le comunica que va a hacer una excepción en el cumplimiento de la norma (Waiver) y enviar una solicitud al Departamento del Tesoro de los EEUU solicitando y justificando la importancia de asignarle dicha responsabilidad.

MANUELMUNOZ-CHECHE-PUERTOSANTAMARIAEn 1978 llegó la respuesta afirmativa, 11 años después de haber entrado a trabajar con los americanos. Aquel mes de mayo le dieron la responsabilidad de custodiar todos los fondos de la Base Naval de Rota, así como la autorización para firmar cheques del Departamento del Tesoro de los EEUU que solo requieren una firma. Imaginen la sensación que viviría Manolo al firmar el primer talón, primero de una larga lista de miles de ellos, durante más de veinte años por valor de muchos cientos de millones de dólares americanos. (En la imagen de la izquierda, cheque del  Tesoro de los Estados Unidos por valor de 2.500.000 de dólares, librado el 17 de febrero de 1981, faltaban unos días para el 23F, con la firma de Manuel Muñoz Aparicio).

En la historia de las Oficinas de Pagaduría norteamericanas, fue la primera vez que se asignaba esta responsabilidad a un extranjero, además español y de El Puerto. Aquello llevaría a que aumentase su grado profesional, pasando de 8 a 11. Además, aquel departamento, donde eran alrededor de 150 personas de las cuales el 95% por ciento militares, nuestro protagonista era el tercero de a bordo.

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Foto de la jubilación, ante las banderas española y norteamericana.

munozaparicio_medalla_puertosantamariaCONDECORADO Y JUBILOSO.
Manolo fue condecorado en dos ocasiones con sendas medallas por diferentes méritos:  en la imagen de la izquierda aparece la Superior Civillian Service, por haber contribuido  en desarrollar un programa informático que redujo tardar de dos horas a 15 minutos el tiempo de realización del arrqueo contable, con un buen premio en metálico. Dicho programa lo utilizó la marina norteamericana en todas las actividades a nivel mundial donde se operaba con dos o mas monedas diferentes.

Quizás el que mayor tuvo es que actuó como una especie de 'Oficina de Colocaciones' para la gente de El Puerto, dada su amistad con el Jefe de Personal quienes, previo examen, accedieron a trabajar en la Base cuando esta estaba en todo su apogeo de funciones y personal, jubilándose en marzo de 1999. En el auditorio de la Base Naval de Rota le rindieron honores militares frente a las dos banderas, la española y la norteamericana, escuchándose ambos himnos. Ya jubilado, con 72 años, sigue practicando el golf para no dejar de hacer deporte y, por supuesto, no ha renunciado a sus partidas de 'Dominó' que tanto le han gustado a lo largo de toda su prolífica vida. (Gestión fotográfica: Vicente González Lechuga. Tratamiento infográfico: Luis Serrano Romero).

bartolomelaurel_puertosantamaria(1593-1627, martir franciscano beatificado el 7 de julio de 1867, fiesta: 17 de agosto).

Su nombre era Bartolomé Díaz y su apodo ‘Laurel’. Por ello no podemos saber cuál de los varios niños de idéntico nombre que se butizan en la Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María es el mártir Laurel. Probablemente es el niño que nace el 19 de enero de 1593 (L.IV, fol. 125). Marcha a Méjico, como uno más de los innumerables españoles que emigran a las Indias, siendo niño, y por ello se le ha tenido y tiene por mejicano. Pero también, a raíz de su beatificación, la archidiócesis de Sevilla lo incluyó en el santoral propio.

Como consta en el libro de profesiones del convento de la ciudad mejicana de Morelia, hoy Valladolid, el joven Bartolomé Díaz, llamado también Laurel, profesó la  orden franciscana el 18 de octubre de 1617. Tenía 24 años y su profesión fue como hermano lego. Enseguida se ofreció para marchar a las misiones del Extremo Oriente, pero su ofrecimiento tardó unos años en ser aceptado. Por fin, en 1619, fue enviado a Filipinas, en cuyas islas estaría hasta 1623. Vivió en el convento de su orden en Manila, que tenía anejo un hospital donde se daba acogida a comerciantes y marineros japoneses. Destinado al hospital, aprovechó su trato con los mismos para aprender la lengua japonesa y para perfeccionar sus conocimientos de medicina.

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Cuadro de la Inmaculada Concepción, en la Capilla del Mercado Central, procedente del destruido Convento de Los Descalzos (con cuyas piedras se construiría el citado Mercado), que exisiía en la actual Plaza de Isaac Peral. A la derecha de la imagen, según Luis Suárez, aparece representado Bartolomé Díaz Laurel o Laural, aunque existen discrepancias al respecto. En la imagen superior izquierda, detalle del cuadro.

Se le asignó al beato Francisco de Santa María como enfermero y catequista, con el que trabaría sólida amistad espiritual y con el que sufriría el martirio. Pese a la rígida prohibición imperial de que los misioneros arribasen en Japón, los dos misioneros se lanzaron a la aventura. Lograron desembarcar en una playa cercana a Nagasaki. Su misión era itinerante: visitar las comunidades cristianas más desasistidas de atención misionera.

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Firma de Bartolomé Diaz Laurel o Laural.

[Ambos religiosos andarían por lugares secundarios, escondiéndose, realizando su labor, uniéndoseles un joven que también sería martirizado: el beato Antonio de San Francisco]

Como guía y vanguardia del sacerdote, Bartolomé realizó una intensa labor. Programaba las visitas a los pueblos y comunidades, llevaba sobre sus hombros el saco de los enseres litúrgicos y preparaba a los cristianos para la recepción de los sacramentos. Ejerció como enfermero. Visitaba las chozas con gran constancia llevando catecismos y medicinas. Preparó a numerosos niños a recibir su primera comunión.

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Cuadro que se conserva en la caja de escaleras de la zona de Sacristía y Curato de la Iglesia Mayor Prioral. Procede, posiblemente del desamortizado Convento de los Descalzos. Puede ser del Martirio de Japón, o como sostiene el investigador Antonio Gutiérrez, del martirio de San Pablo Miki y demás compañeros mártires, tamién en Japón en 1597.

DETENCIÓN Y MARTIRIO.
La detención de los misioneros se produjo durante una misa en casa de un cristiano con un grupo de fieles y todos fueron cogidos presos. Un apóstata los delató. Llevados a la cárcel allí continuaron su ministerio. Condenados a muerte, fueron llevados a Nagasaki, donde una parte del grupo fue martirizado por degollación y otra por cremación a fuego lento. Bartolomé fue uno de los quemados vivos. Era el 17 de agosto de 1627.

pionono_papa_de_romaImagen del Papa Pío IX, quien el 7 de julio de 1867 beatificaría a los 206 Mártires del Japón, entre el que se encontraba Bartolomé. Curioso este Papa, Pio IX quien promulgó, además, el dogma jesuítico de la ‘infalibilidad papal’, aceptando la declaración de los jesuitas de que el papa era el ‘rey del mundo’; también redactó el famoso "Syllabus errorum” condenando los principios democráticos de las naciones. Y en su honor, también y por haber instituido en 1858 el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, un pastelero de Santa Fé (Granada), decidió homenajear al pontífice bautizando con el nombre de ‘pionono’ (en italiano Pio IX) a un bizcocho cilíndrico de masa esponjosa que rellenó de dulce manjar y cubrió con crema en forma de tiara papal. Por último, hemos de señalar que este peculiar pontífice  padecía una supuesta epilepsia parcial compleja, según revela un interesante artículo de Sirven JI,  Drazkowski JF,  Noe KH. Seizures Among Public Figures: Lessons Learned From the Epilepsy of Pope Pius IX. Mayo Clinic Proceedings 2007;  82 (12): 1535-1540

BEATIFICACIÓN MASIVA: 206 MÁRTIRES.
Bartolomé fue beatificado con gran grupo de Mártires de Japón, cuya causa encabezaron Alfonso Mena y Alonso Navarrete. Los beatificados fueron 206. Decretada por Pío IX por breve del 7 de mayo de 1867, se celebró el 7 de julio del mismo año, centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo. Su memoria fue incluida en el propio de los santos del arzobispado de Sevilla e igualmente en el de la diócesis de Asidonia-Jerez, cuando se constituyó este obispado en 1980, dado que El Puerto de Santa María pertenece al obispado jerezano. Su memoria se celebra el 17 de agosto. (Texto: José Luis Repetto Betes).

Fuentes: ALONSO MORGADO A., Santoral hispalense. Sevilla 1867; ARZOBISPADO HISPALENSE, Officia Propia Archidiocesis Hispalensis, Sevilla 1942; MORAN J.M., Relación de la vida y gloriosa muerte de ciento diez santos…, Madrid 1867; REPETTO BETES J.L., Andalucía, tierra de santos. CSIC, Jerez de la Frontera.

bsartolome_laurel_toluca¿NATURAL DE ACAPULCO?
En Acapulco (Méjico), defienden que el Beato es natural de aquella población, y que nació en el vecindario y Puerto de Acapulco, pomposamente llamado ‘Ciudad de los Reyes’, en 1599. Tiene un culto bastante consolidado y sus promotores han publicado libros, realizado documentales y fomentado su nacimiento acapulcano. El 18 de agosto de 1989, el arzobispo de Acapulco, Rafael Bello Ruiz, lo proclamó patrón del catecismo. En 1992 le dedica una iglesia en el centro histórico, en el barrio de Petaquillas donde, anualmente celebran su fiesta. Imágenes del beato se conservan en la Casa Diocesana de Acapulco y otras que tienen culto en las iglesias de Petaquillas y en la del barrio de Unidad. (Imagen del Beato Fray Bartolomé Dias-Laurel (nombre oficial en Méjico), que recibe culto en la catedral de Toluca, estado de México).

SIN PRUEBAS DE SU ORÍGEN PORTEÑO.
El investigador Antonio Gutiérrez mantiene sus dudas en tanto que considera que no está suficientemente probada su naturaleza portuense. ¿Pudiera ser hijo de un emigrante de El Puerto? No encontró ninguna referencia  bautismal cierta ni de él ni de su padre en la Prioral, único templo allá por la fecha del nacimiento del Beato, tan solo una cita en un boletín del Obispado, basado en revistas de misiones que, al parecer, no estaban suficientemente documentadas.

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Imagen del Nomenclator de la Ciudad, aprobado en sesión plenaria del Ayuntamiento el 15 de agosto de 1936. Como se puede apreciar en la línea segunda, la calle que se llamó durante un tiempo durante la república Bartolomé Laural, con 'a', retornando al antiguo de San Bartolomé después de la rebelión miliar del 18 de julio que dió origen a la Guerra Incivil.

ANCESTRO DE LOS DÍAZ CORTÉS.
Incluso existe una leyenda urbana, al atribuir el parentesco del mártir como ancestro de la conocida familia porteña de los Díaz Cortés,  como descendientes de Beato Bartolomé Laurel o Laural por la rama materna. Quizás fuera un mito familiar. Existe también la creencia de que el abuelo de los Díaz Cortés, de ideas políticas republicanas pero casado con una señora de fuerte convicciones religiosas, por complacer a su esposa, consiguió cambiar el nombre de la calle donde vivían, arriba del Cafetín, y ponerle San Bartolomé, en un periodo en el que estuvo como teniente de alcalde en el Ayuntamiento.

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fernandozamacolaabrisqueta_puertosantamaria_«Como Fernando Zamacola, hemos de ser en todo, los camaradas de la Falange. Ni vacilación ni desesperanza. Acción, Acción, Acción. Nada de pausas ni de rodeos con esa santa intransigencia de la verdad; adelante y arriba; elevación y progreso, no el progreso demócrata a que apestaban las promesas políticas, no el progreso material y grosero, solamente, sino el avance en espiritualidad, en poesía, en inmaterialidad; cualidades que tienen los gestos de los hombres de la Falange». Ramón Grosso. ‘Aguilas’ diario gaditano en su número extraordinario de 19 de julio de 1937.

Los hermanos Fernando, Domingo y Alejandro Zamacola Abrisqueta habían nacido en Galicia, Fernando en Cariño y sus dos hermanos menores en Coruña. El cabeza de familia, Domingo Zamacola Arancheta, se había establecido en El Puerto de Santa María, donde se ganaba la vida como contratista de material de cantería para la compañía Obrascon. De los tres hijos era Fernando quien tenía un pasado más turbio, pues la policía lo tenía fichado como autor de un atraco a mano armada, en 1935 había estado arrestado por borrachera, escándalo público y estafa y en febrero de 1936 fue denunciado por agredir a un guardia municipal que iba de paisano.

cnt_jovenpagÉl mismo reconocía haberse afiliado a la CNT en 1932; decía que tuvo que hacerlo para poder trabajar y ayudar a su padre en la empresa de transporte, pero que rompió el carné “en vista de las canalladas y atropellos que cometía dicha organización”. Según la policía del Puerto, se afilió a Falange al ver que los obreros “abusaban de su padre como patrono”. La consecuencia de abandonar la CNT fue el boicot por parte del sindicato para impedirle trabajar y –según sus propias palabras– “por defender el partido Nacional Sindicalista llegaron hasta a condenarlo sin pruebas e inicuamente a veintiocho meses y veintiún días por supuesta tenencia de armas”.

Sobre su conversión al falangismo decía que al conocer y estudiar la doctrina de José Antonio se convenció de que era la única verdadera y por eso decidió afiliarse y se entregó a la organización “en cuerpo y alma”. Alejandro perteneció al Partido Comunista y había sido detenido con motivo de una huelga en solidaridad con los arrumbadores de Jerez. Él decía que pasó a la Falange en 1934, pero según la policía se le vio con un grupo comunista que apoyaba la candidatura del Frente Popular y su integración en el partido fascista debió ser hacia el mes de abril de 1936. Domingo no estuvo en ninguna organización política antes de Falange y el único antecedente que constaba a la policía es que fue detenido en junio de 1936 por pegar carteles del partido en la plaza de toros; en julio, cuando se produjo el golpe, era jefe local del Puerto de Santa María y estaba detenido en el penal.

regulares_morosEl Puerto cayó en manos de los sublevados. Una sección de Regulares mandada por el teniente Pérez Calvo desembarcó el 19 de julio en un remolcador procedente de Cádiz e inmediatamente ocupó el Ayuntamiento. Detuvieron a los miembros de la corporación municipal, requisaron armas y luego se dirigieron a la Prisión Central para liberar a los detenidos de derechas. El capitán que mandaba las fuerzas de infantería que custodiaban la cárcel no opuso resistencia y rápidamente salieron Fernando, Domingo Zamacola, Luis Benvenuty y otros falangistas que estaban detenidos. Uno de los que salió con ellos y se convirtió en estrecho colaborador de Fernando en la organización de la centuria falangista era el cartero Manuel Almendro López; había sido expedientado varias veces en el trabajo, se le acusaba de apropiarse de fondos de la asociación benéfica Conferencias de San Vicente de Paúl y antes de afiliarse a Falange había pertenecido al partido monárquico Renovación Española; cuando salió del penal el 19 de julio iba como jefe de escuadra al mando del primer contingente de falangistas portuenses armados.(En la imagen, moros del ejército de Franco).

PENAL_2_puertosantamariaDurante aquel encarcelamiento en vísperas de la sublevación, Fernando Zamacola conoció en el penal a Rafael Antequera Martínez, un sevillano que había pertenecido a la CNT y que estaba detenido por hacer sin billete la travesía de Tánger a Cádiz; gestionó su liberación, se afilió a Falange y terminó convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza. En torno a estos individuos y otros como Ramiro Blanco, antiguo ex militante de la CNT que según los informes policiales había robado fondos del sindicato en Badalona, los de un sindicato de marineros en Barbate y también los de la “Sociedad Filarmónica” portuense, se fue formando la Centuria de los Leones de Rota. En ella se mezclaron gente “de orden”, arribistas, matones y  ex militantes de organizaciones de izquierdas que voluntariamente se pusieron el salvavidas azul o que fueron obligados a alistarse, como tantos otros casos de lealtad geográfica. Marcharon al frente y en los pueblos de la sierra por donde pasaron todavía se recuerdan los excesos que cometieron, dejando a su paso un rastro de sangre y muerte. (En la imagen, interior de la Prisión Central de El Puerto, en la que estuvieron presos Zamacola y otros falangistas portuenses, que sería luego una de las más mortírferas prisiones del franquismo).

Fernando Zamacola no tardó en convertirse en el héroe de Grazalema, donde parte de la columna rebelde del comandante Salvador Arizón quedó cercada el 13 de septiembre de 1936. Él logró romper el cerco la noche del 14 al 15 y entrar con un convoy de municiones. Recibió recompensas militares por su actuación en Grazalema y en Casares (Málaga) el 9 de octubre. El 20 de febrero de 1937 Franco le concedió la Medalla Militar individual y el 6 marzo obtuvo el empleo de alférez honorario del arma de Infantería “por su brillante comportamiento en las acciones de guerra en que ha tomado parte”. Además el teniente coronel Manuel Coco lo propuso para la Cruz Laureada de San Fernando, la más preciada condecoración del Ejército español, por su intervención en la conquista de Estepona (Málaga) el 14 de enero de 1937.  Mientras el Comandante Gallo instruía el expediente, la prensa falangista daba publicidad a la propuesta de Coco de otorgar la Laureada para Zamacola, pero el instructor concluyó la información con un dictamen desfavorable.

cruzlaureadasanfernandoEn el expediente de la Laureada no constan las razones por las que el comandante Gallo informó negativamente, pero pudo interferir una denuncia que dio pie a la apertura de otro expediente informativo –esta vez de carácter judicial militar– que afectaba a Fernando Zamacola. Había llegado directamente al Cuartel del Generalísimo y en ella se exponía la irregular situación en la que se encontraba la Falange del Puerto de Santa María, controlada por los Zamacola y su camarilla que, con actitudes propias de una banda de matones, se habían hecho dueños de la ciudad. También salpicó, entre otros, al jefe local y al que había sido comandante militar de la plaza en 1936.  Entre los nueve investigados, podemos conocer el delicado informe sobre Fernando Zamacola.

PULSAR PARA VER EL INFORME

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Tropas italianas acuarteladas en El Puerto, recibiendo un homenaje en la Plaza de Isaac Peral el 1 de octubre de 1938.

Con informes como éste se iniciaba cada uno de los nueves expedientes que la Auditoría ordenó instruir separadamente y presentarlos luego unidos con cuerda floja. Al de Fernando Zamacola se añadió a continuación un certificado de las referencias a su conducta que constaban en la denuncia sobre el ex comandante militar del Puerto. Tales eran el hecho de haber sacado de la cárcel a gente como Rafael Antequera, uno llamado Paco y otro apodado El Portugués, a quienes se presentaba como pistoleros que estaban imponiendo una política de terror en El Puerto. De Antequera se decía que como jefe de centuria tenía una actitud brutal con sus subordinados, que en diciembre de 1936 envió al frente un contingente de falangistas sin prendas de abrigo mientras en el cuartel se despilfarraba el dinero en comilonas y que todo eso estaba provocando que las personas de orden que iniciaron la Falange hubiesen empezado a retirarse de la organización o a solicitar cambios de destino para no seguir bajo las órdenes de individuos como aquéllos.

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Estatutos de la Falange Española Tradicionalista.

También se decía que unos prisioneros que supuestamente había tomado el enemigo a la centuria en Villaharta, en el frente de Córdoba, no fueron tales, sino que hubo una deserción de los izquierdistas que formaban parte de ella. Y por si todo eso fuera poco, se rumoreaba que los Zamacola habían reunido una fortuna de unas 350.000 pesetas que habían obtenido en muchos casos sacando a la gente de noche y con fusiles y que Fernando había gastado cantidades desorbitadas alojando a su novia durante varios meses en un hotel de la ciudad.

Luego se fueron incorporando los informes sobre sus antecedentes y conducta solicitados por el comandante Chacón al Ayuntamiento, Policía Gubernativa y Guardia Civil del Puerto de Santa María, las declaraciones del propio Zamacola, de Rafael Antequera, de los dueños de los hoteles en los que podía haber estado alojada la novia de Fernando, del jefe provincial de Falange y certificados de las entidades bancarias de la ciudad sobre la existencia de cuentas a su nombre.

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Textos de homenaje a Zamacola, ilustrados con dibujos de Julio Pérez Palacios.

Las indagaciones del instructor dejaron en claro, por ejemplo, que en los bancos de El Puerto de Santa María no había cuentas a nombre de Fernando Zamacola y que no era su novia, sino la de Domingo, quien había estado viviendo en el hotel Vista Alegre, en la foto de abajo a la izquierda.

hotelvistalegre_puertosantamariaPero estoy convencido de que el instructor no se empleó a fondo para aclarar las acusaciones más graves que pesaban sobre él. No tiene sentido que le preguntase a él directamente si en los pueblos por los que pasó su centuria oyó decir que preferían a los rojos antes que a ellos, si había permitido el ingreso de pistoleros en su organización, si tuvo algún altercado con el comandante militar de la plaza, si se había manifestado contrario a la unificación o si hubo deserciones en su centuria, a todo lo cual respondió negativamente, cuando lo que tendría que haber hecho es solicitar informes sobre todo ello a las autoridades locales del Puerto, de los pueblos en los que actuó la centuria, a los mandos militares y al jefe provincial de Falange.

[Tras aquella denuncia se inició  una investigación de la que se dedujeron diferentes informes, tanto los del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María como los de la Policía de la Ciudad. En 1937 la Policía de El Puerto elabora un informe sobre Domingo Zamacola al que  acusa, entre otros cargos de secuestro y violación de las mujer de Daniel Ortega Martinez, con nótula núm. 734 en Gente del Puerto y también de extorsión a diferentes industriales de la localidad]

danielortegamartinez_puertodesantamaria“En cuanto a su actuación, [Domingo] era el Jefe Local de Falange en el momento de iniciarse el Movimiento, aunque estaba en la cárcel de donde fue liberado al llegar las fuerzas del Ejército. Es del dominio público que hallándose en los pueblos de la sierra, al principio del Movimiento, cometió muchas inmoralidades por ser juerguista y gastador. (Daniel Ortega  Martínez en la imagen de la izquierda):
En esta ciudad, en El Puerto, siendo Jefe de Milicias, sacó de la cárcel a Luisa Rendón Martel, la mujer del diputado comunista Daniel Ortega Martínez, y la llevó a su domicilio, teniéndola allí hasta que la misma madre del Domingo fue a la Comandancia Militar a suplicar que sacasen de su casa a dicha mujer.
Durante su actuación como jefe de Falange en esta ciudad, también se sabe que amenazó a varios industriales para que entregasen fuertes sumas de dinero, siendo algunos de ellos don Daniel Martínez, don Luis Suárez..., a los cuales amenazó, y ellos pueden aportar detalles directamente. A otro industrial, don José Dosal, también le exigió una fuerte suma, llegando a ponerle el cañón de la pistola en el pecho para obligarle.
En general, se comenta mucho que este individuo frecuenta mucho los cabarets y las casas de lenocinio, haciendo buen gasto sin que se le conozca propiedad ninguna...”

bandera_falangeEl Juez Instructor que llevaba a cabo la investigación la paralizó durante tres años, tras los cuales, el Auditor decide darle carpetazo al asunto, aduciendo que los cargos no estaban suficientemente probados. Así no se aireaban los trapos sucios. No es frecuente encontrar pruebas documentales de la violencia y excesos cometidos por las fuerzas sublevadas y las bandas de falangistas. Cuando los autores de los crímenes eran los rojos, la Justicia Militar se empleaba a fondo para castigar a los culpables, pero en el caso contrario se miraba para otro lado. Sin embargo hay excepciones, y una de ellas es el expediente abierto en 1940 contra el que había sido comandante de Puesto de la Guardia Civil de Benamahoma en 1936. A los falangistas no volvieron a molestarlos.  Al fin y al cabo no habían hecho más que cumplir con su deber: obedecer las órdenes de sus jefes y fusilar a quienes les mandaron. Algunos todavía hablaban abiertamente de todo aquello, pero otros preferían olvidar y echar tierra sobre lo que vieron y lo que hicieron. (A la izquierda, bandera de la Falange Española).

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Esquela de Fernando Zamacola publicada el 16 de junio de 1938 en la Revista Portuense.

Fernando Zamacola falleció en Los Blázquez (Córdoba), siendo alférez de Regulares, el 14 de junio de 1938. La Jefatura Provincial de Propaganda de Sevilla le tributó un homenaje desde Radio Sevilla y posteriormente publicó el folleto “Fernando Zamacola ¡Presente!” (Ediciones de la Jefatura Provincial de Propaganda de FET-JONS de Sevilla, 1938) con textos del jefe gaditano Joaquín Bernal (“Fernando Zamacola ¡Presente!”), Diego Romero (“No lloréis”), Julio Estefanía (“Romance de fernando_zamacola_puertosantamariaZamacola”) y Fernando Bruner Prieto (“Elogio de Fernando Zamacola”), ilustrado con ocho grabados en boj de Julio Pérez Palacios, como el que aparece en la imagen de la izquierda. El jefe de los Leones de Rota continuó siendo “el heroico falangista Fernando Zamacola”, a pesar de todo, para los vencedores.

Esa imagen del héroe, del noble, del poeta... se cae completamente por tierra cuando se aborda a la figura de este personaje con un criterio objetivo, con un criterio historiográfico; manejando, no la leyenda ni la propaganda, sino lo que nos dice la documentación que creemos que puede ser la más objetiva. Y es la documentación creada por la propia Administración franquista... se trata de una investigación que se hace desde el propio régimen sobre quiénes son sus servidores. La información encontrada procede de la propia documentación generada por la administración franquista y por el aparato jurídico militar de los golpistas sublevados en julio de 1936. (Texto: Fernando Romero Romero).

fernandoromeroromero_villamartinFernando Romero Romero es  miembro del Grupo de Investigación Patrimonio Documental y Bibliográfico de Andalucía y América, así como de la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía y del equipo técnico del proyecto 'Todos los Nombres'.

Fuentes: Fernando Romero Romero: “Represión por la Justicia Militar: Rota, 1937-1942”, en  M. Rodríguez Izquierdo y P. P. Santamaría Curtido (Coords.): Memoria rota. República, Guerra Civil y represión en Rota. Ayuntamiento de Rota, 2009, pp. 381-434.

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Se acercan ya los actos de conmemoración del Cincuentenario del Colegio La Salle en El Puerto. El acto principal tendrá lugar en el Monasterio de la Victoria, el sábado 16 de octubre, en el Auditorio Monasterio de la Victoria, por la tarde a las 20:30 horas. Hasta entonces y durante este mes de octubre, publicaremos aleatóriamente imágenes del Centro que abrió sus puertas allá por 1960. El perímetro del centro está delimitado por las calles de la Rosa, Espíritu Santo, Zarza y San Francisco de Paula.

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Alzado de la edificación principal, visto desde la calle de la Rosa.

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Alzado del edificio principal, visto desde el campo de deportes.

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Plano del edificio principal y los pequeños edificios anexos, y los 4 campos de deportes. Los dos pequeños en semisótano para deportes de cancha pequeña y los dos mas grandes, de diferente tamaño en largo y ancho, para la práctica mayoritaria del futbol, gimnasia, juegos, etc... Hoy estos han sido reconvertidos.

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Solar donde se construyó el colegio, al fondo las bodegas de la calle San Francisco de Paula.

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Los pilares sobre los que está construído el colegio. Al fondo, los hermanos de la Salle, en una visita, casi diaria, de inspección.

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El Hermano Ignacio, al centro, con un grupo de operarios, visitando las obras, ya bastante avanzadas, por cierto.

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Con el colegio ya en funcionamiento, una tabla de gimnasia con exhibición, en una Fiesta de Fin de Curso.

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La Tuna, en una actuación en el antiguo Teatro -hoy está remozado- del Centro. Podemos distinguir, entre otros al primero de la izquierda es F. Vargas, el tercero es Fernando Arjona, el vocalista, con la pandereta delane del micrófono es Juan Arjona, a su lado Paco Rodríguez Rendón, con la bandurria que, aunque no etudió en La Salle, perteneció a la Tuna y luego a la Rondalla Portuense, el último por la derecha es Juan G. Conejo.

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Pulsar sobre la imagen para ampliar el tamaño de la fotografía.

Una clase con el colegio ya bastante rodado. De pié, el Hermano Gonzalo, tutor de uno de los  cursos de cuarto de primaria. Año 1969.  Fila superior, desconocido, desconocido, José Antonio Andrade, desconocido, Méndez, desconocido, Martínez de Murga, Juan Ramón Guardiola Crespo, Rafael Ángel Moreno Naval, Arana, Barcala, Escalante, Simón Blas Enríquez.
Fila segunda, Obregón, Juan Carlos Dueñas Redondo, sobrino de D. Vicente, Jerónimo Lara, Juan Carlos Neva Delgado, desconocido, desconocido, Jarque, Gregorio Cardellat Martí, desconocido, Valle, Manuel Girón Mesegué, desconocido.
Sentados en la silla, desconocido, Aguilar, Alejandro, Joselito González, desconocido, Graván, Contreras, Domínguez, José María Morillo, desconocido, desconocido, desconocido, Vicente Vela Terrada.
Sentados en el suelo, Guerrero, Manuel, Roselló Martí, Padilla, desconocido, Leiva, Murga, Feria y desconocido.

MAS INFORMACIÓN:

249. Primera Piedra del Colegio de La Salle: 50 años.
291. La Salle. Curso Inaugural. Orla 2ª Clase.
310. La Salle. Preparando el 50 aniversario.
339. Otro grupo de La Salle a mediados de los sesenta.
577. La Salle prepara el 50 aniversario.

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manuelbejarano_armario_puertosantamariaEn Mayo de 1979 un grupo de amigos le dedicó un homenaje de respeto a Manolo Bejarano, publicando un librito, con prólogo de Alfredo Bootello Reyes, que ha llegado a nuestras manos, donde se recogía en la dedicatoria «A tí Manuel Bejarano Armario, nuestro gran amigo, que ha destacado, no solo en la Historia del Arte, sino en la historia de esta bella ciudad del Puerto de Santa María, con trazos indelebles».

Cuando la estación invernal está acabándose, nace en una calle portuense, la calle Zarza en el número 53, Manuel Bejarano Armario. Esto ocurría un 12 de marzo e 1920. Como niño de aquella época no estudia, no porque sea indolente, sino simplemente porque detesta los libros de texto. Su familia poco acomodada tampoco le permitía ese lujo.

En algunos colegios donde permaneció, por poco tiempo, “Casa Pinto”, “Doña Conchita Romero” y “Hospitalito”, ya trabajaba, realizaba infatigablemente una labor que absorbía todos sus sentidos, toda su inteligencia, y toda su alma. Este muchacho enjuto, pero fuerte y ancho de espaldas, cantaba, pintaba, toreaba, no con la torpeza y la inconsciencia que es propia de un muchacho de su edad, sino con la seriedad, el tesón y la pericia del que está llamado a ser un Gran Artista del lápiz o del pincel, del cante o del toreo. No hace garabatos como los niños de su edad, sino verdaderas obras de arte.

unartistaparaelpuebloBOTONES EN EL RACING
A los diez años, es botones del Racing Club Portuense. Su equipo de su alma ¡Cuántos recuerdos! ¡Cuántas alegrías! Durante su permanencia, fueron nueve años, en sus horas libres se dedicaba a pintar, a cantar, a recitar, a torear. Acudía a los homenajes de los necesitados. Era conocido en su ciudad natal. (En la imagen de la izquierda, portda del libreto homenaje a Bejarano. Año 1979).

Llega la hora de incorporarse a los deberes militares. Málaga es su destino. El servicio Militar no le impide desarrollar sus facetas y en la primera oportunidad que se le presenta canta, pinta y torea en un festival dedicado al regimiento. Triunfa y el público le rinde homenaje. Manuel Bejarano Armario llora y puesto de rodillas besa la arena del coso malagueño. Era su primer gran triunfo en tierras lejanas.

…Y SEVILLA.
Cuando en 1940 se licencia, Sevilla es su meta. Ciudad de grandes artistas. Una noche del mes de mayo, un pintor portuense le invita a que  asista a un homenaje que se da a una primera figura del Cante. Era en la Campana de Sevilla. Allí acudió nuestro artista acompañado del pintor. Se encuentra con grandes toreros, con empresarios, en resumidas cuentas, con la élite del Arte en aquella fecha. Manuel Bejarano solicita poder unirse al homenaje y la dirección le concede su participación. Su actuación es colosal. El homenajeado se fija en él y le dice:

autobus_1950ytantos«--Eres artista. Eres soberano artista, un hombre de alma superior y vida llena de interés. Sigan los jóvenes el ejemplo de su gran voluntad y de su actividad sin precedentes. Eres original, prodigiosamente original, desde que naciste hasta la fecha, la historia del Arte no registra un caso ni igual ni siquiera semejante». Así fue como recibió la alternativa. (En la imagen, autobús en el que Manolo viajaría a Sevilla).

Manuel Bejarano Armario es el creador, el artista por temperamento, el que hubiera creado el Arte de no existir ya cuando él naciera. Veinte años permaneció en Sevilla. Triunfo tras triunfos. Las Peñas Trianeras y Rocieras le rinden homenaje. Ha nacido un gran pintor, un gran torero de Salón, un formidable saetero, un incomparable cantaor. Ha nacido un artista…

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Poniendo un par de banderillas. De la producción del año 1981. "Se difumina en un mundo alegre y sin complicaciones. Su pintura vuelve al tema taurino una y otra vez. En un mundo, el de los toros, que le atrae desde muy niño, su combinación de colores llama poderosamente la atención" Alfredo Bootello, del prólogo.

ALICAÍDO.
Año de 1960. Una enfermedad, no física sino moral, le impiden nuevos triunfos en tierras sevillanas. Regresa a su ciudad natal, a su Puerto de Santa María. Sucedía un 16 de julio, festividad de la Patrona del Mar. El Puerto estaba en fiesta. Los barcos engalanados. Nuestro artista alicaído cruza la ciudad, no quiere saber nada de fiesta, ni de Sevilla, ni de triunfos. Quiere descansar, reponerse de los disgustos y sinsabores recibidos.

ENCUENTRO CON DURÁN.
Pasan los días, las semanas, los meses. Estamos en el mes de septiembre, hace tres meses que está en su ciudad natal. Su salud es excelente. Está fuerte moralmente. Es una mañana del mes de septiembre, soleada y alegre. Manuel Bejarano acaba de salir de su casa y camina al azar, sin rumbo fijo, con intención solo de aprovechar el cálido y alegre sol de la mañana. De pronto un transeúnte llama su atención y le obliga a detenerse ¿Será posible? ¿Será Durán, un amigo de la infancia, u otro que sea el vivo retrato de él? No, no, es Durán, el mismo Durán. Y para acabar de cerciorarse, se va hacia él y le corta el paso.

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La plaza del Castillo, en 1960, durante unas Fiestas de la Hispanidad.

«--¡Durán!». «--¡Bejarano!» En la mente de ambos se produce una nostálgica evocación. Esto ocurría en los alegres jardines de su Plaza del Castillo de San Marcos. Como siempre van hablando de Arte.  «--Yo – dice Bejarano- lo que con más empeño he de procurar ha de ser conseguir el relieve».  Andando, andando, habían llegado a la Rotonda de la Puntilla.

Varios años estuvieron Manuel Bejarano y su amigo coleccionando obras.  Para despedirse Durán ante una obra pintada por el maestro, tiene estas frases de elogio:  «--¡Oh! ¿Qué es esto que mis ojos ven y mi alma rechaza?  Esas líneas, ese color, ese brío, ese armonioso conjunto. Por favor, Bejarano, dame la prueba de que no he enloquecido».  «--Es arte», le responde Durán es hoy pintor consagrado. Reside en Madrid. Es otro artista. Con palabras entrecortadas Manuel Bejarano se acuerda de su fiel amigo. Fue para él su otro gran descubridor. Su compañía le hizo mucho bien.

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'En el albero'. Obra correspondiente a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. "Se le ha querido encasillar como pintor 'naif'. Disiento. Aunque su pintura no está exenta de infantilismo, si nos fijamos bien en su cromatismo y en su línea, se sale del mundo 'naif' para volverse a encontrar con él mismo". Del prólogo de Alfredo Bootello.

EL AMOR Y EL CASAMIENTO.
Durante los siguientes años, Manuel Bejarano se afianza dentro de ese difícil mundo del arte. Era su bahía gaditana testigo de sus quehaceres. Su alma desolada como un desierto nocturno, en que parece solo puede erguirse la voluntad rebelde a modo de pirámide agresiva, se oye, sin embargo, como el murmullo de una palmera la tierna voz del amor. Era su amor, si su amor, no lo podía abandonar… En vano había luchado contra esa pasión, que aún en él exigía el nombre de amor. Sí, ¡aquello era amor, tiernos sentimientos!, sí, nuestro artista se había enamorado. Pero un artista ha de saber también otras muchas cosas que le distinguían de un analfabeto. Y él las conocía y sus sentimientos se iban perfeccionando. El día 1 de enero de 1969 se casa. Tiene esposa, una esposa que le dedica toda su atención y que no hubiera podido ser superada en buenas cualidades por mujer alguna. Para nuestra artista es su reina, su gran compañera, su alegría, sus sufrimientos, es todo…

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Una faena con el capote. 7 de mayo de 1979. "No se le entiende bien si no se le conoce bien, por encima de cualquier técnica, la pintura de Manolo Bejarano es, sin duda, la ilusión hecha arte". Del prólogo de Alfredo Bootello.

VUELTA A SEVILLA.
Y vuelve a Sevilla, ciudad de grandes recuerdos para nuestro artista. Y triunfa nuevamente. Sevilla se rinde ante el arte de Manuel Bejarano Armario, canta, pinta y torea de salón y sus incondicionales lo pasean a hombro, aquellos que años atrás habían sentido la marcha del siempre querido Bejarano.

MADRID Y DE GIRA POR ESPAÑA.
Por fin, Madrid. Sí, Manuel Bejarano Armario como otros grandes de su época quiere consagrarse en la capital y allí acude. Sus triunfos son apoteósicos. El Escorial, la Bilbaína, son testigos de sus actuaciones. Un diario madrileño días después de su brillante actuación en la Bilbaína, decía: «--En sus obras hay algo terriblemente que cautiva». Ocurría esto en el año 1976.

Después, actuaciones tras actuaciones. Málaga, Sevilla, nuevamente Madrid, Jerez de la Frontera, Grazalema, Bornos, Villamartín, Marbella, Campillo de Llerena, Cáceres, Sanlúcar de Barrameda, Rota, Chipiona, Trebujena, Arcos de la Frontera, Sanlúcar la Mayor, Coria del Río, Écija y Córdoba, fueron testigos de sus grandes Éxitos, sí, Éxitos con mayúscula, porque lo realizado por Manuel Bejarano Armario fue muy difícil de llegar a superar.

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Exposición en la Casa de la Cultura en 1978.

PROFETA EN SU TIERRA.
Su ciudad natal lo reclama, y el día 14 de julio de 1977 actúa para los productores del Mar en la “Noche Marinera”. El triunfo es extraordinario. Nuevos contratos para otras actuaciones le sale. El aficionado al Arte está entregado.

En octubre de 1978, la Casa de la Cultura Portuense le abre sus puertas y Manuel Bejarano Armario expone 30 artísticos cuadros que son visitados por una masa de personas. La Cadena Ser a través de su programa en Radio Jerez, le dedica media hora y le entrevista; el Artista se emociona y llora de alegría. Y a través de la emisora manifiesta que su ilusión sería exponer en el Sanatorio de Santa Rosalía. Así se lo concedieron y en un detalle digno de hombre superior regala 30 cuadros al Sanatorio.

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Cartel de la Exposición en la que se anuncia de la donación al Sanatorio jerezano de Santa Rosalía. El propio artista se encargaría de rectificarlo añadiendo que fueron 30 las obras donadas. Y recordando que Juan Luis de los Santos acuñó la frase que le adjudicaría: 'Soy pobre pero rico en arte'.

Año 1978. Nuevos triunfos en Jerez y El Puerto. La Feria de Primavera son sus metas. En Jerez de la Frontera actúa en la “Solera del Arte” y en El Puerto, en la Caseta de su Racing Club Portuense. Canta, pinta, torea de salón, recita, el éxito es majestuoso.  Y por último, la actuación que ha llevado a cabo el día 30 de marzo de 1979, en la Peña “Buena Gente” de Jerez de la Frontera. Le concedieron Diploma de Honor por su actuación en el Concurso de Saetas.

Si hubiera que copiar aquí las alabanzas que la crítica ha hecho del gigante del arte, habría que quintuplicar lo dicho. Manuel Bejarano Armario ha estallado como una tempestad, es todo un Artista. (Texto: Boga. Año 1979).

(Los cuadros que aparecen en esta nótula pertenecen a una colección de 25 obras que fueron regalados hace 20 años por su autor a José María Morillo, quien consciente del valor del legado pictórico de Bejarano los custodia y admira como corrresponde y tiene intención de hacer una exposición retrospectiva con los mismos, en homenaje al pintor y vate porteño).

Más información en nótula 492 ‘El Puerto dijo sí’.

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El biscuter de nuestra historia, hoy propiedad de Juan Carlos Gutiérrez Colosía, delante del Restaurante Guadalete.

El biscuter, nombre que proviene de la españolización del término Bi-scooter, osea doble scooter o scooter con cuatro ruedas, que aparece en la fotografía tiene una larga historia. En España se construyeron unas 10.000 unidades entre entre turismo, furgonetas y el coupé, a lo largo de 1953 y 1960, fecha en la que aparece el Seat 600 con fuerza. Costaba nuestro biscuter 25.000 pesetas de la época. La fábrica estaba en San Andrián del Besós, en Barcelona, adquirida la patente a la 'Compagnie Aeromecanique Francaise', y bajo la supervisión de su creador, el ingeniero francés Gabriel Voisín.

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Un número de la Guardia Civil, en las tareas de vigilancia de playas.

1953 EN EL PUERTO.
Nacen el torero José Luis Galloso, Enrique Naya de 'Costus', el artista plástico Felipe Lamadrid y el poeta Jesús María Serrano. Rafael Alberti publica 'A la Pintura', 'Ora Marítima' y 'Baladas y Canciones del Paraná'. Se empieza a trabajar en la refundación de la Hermandad del Rocío. Comienza la organización del servicio de abastecimiento de agua a El Puerto como órgano de gestión municipal, por el que se suministraba el agua desde los Pozos Municipales de La Piedad. Comienza la construcción de la Base Naval de Rota, en parte construída en término de El Puerto. José Mesa González crea, en el Parador de Fuenterrabía, la Tarta Imperial o Tarta de El Puerto. Eugenio Espinosa, abre su primer restaurante de nombre 'Guadalete' donde hará célebres el lenguado con fideos . Más información en la nótula 414 de Gente del Puerto.

LOS BISCUTERS EN EL PUERTO.
El vehículo de la imagen perteneció al encargado general de las Salinas de San José. Este lo vendió al porteño Miguel Pineda, quien a su vez se lo vendió a Fosco Valimaña y por úlitmo lo adquirió Juan Carlos Gutiérrez Colosía, que lo restauró y en la actualidad se encuentra en depósito en la colección particular de Fosco Valimaña.

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Eugenio Espinosa, en una fotografía tomada en 1963, en un descanso de un desplazamiento entre El Puerto y Cádiz, por el itsmo de la carretera a San Fernando. | Foto: Miguel Pineda.

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Eugenio Espinosa, en una recreación realizada en photoshop, cincuenta años después, en el mismo sitio. (Retoque fotográfico: Juan Luis Acosta Moreno).

En 1953, superados los años inmediatos a la posguerra, en El Puerto como en el resto de España se quería acceder a los vehículos de cuatro ruedas y el biscuter fue la solución. Así fueron propietarios del innovador artilugio, Neno Benjumeda, Juan Díaz Gómez, Paco Gatica, Clemente el Jefe de Estación, el padre de Manolo de la Torre, que fuera entrenador del Ceuta, las señoritas de Cuvillo, Juanaco, Ventura Lozano que poseía un biscuter familiar --que ahora está por restaurar--, Carlos Martell, Joaquín Merello López de Meneses, Paco Marín quien lo adquirió al anterior, Manuel Moreno Simeón del Bar La Solera, Fosco Valimaña y algunos más... Como decimos, llegó el Seat 600, costando el doble y ya desbancó esta maravilla que motorizó a muchos españoles cuando un coche de importación costaba sobre las 100.000 pesetas.

biscuter2_puertosantamariaCARACTERÍSTICAS TÉCNICAS.

(En la imagen de la izquierda, Eugenio Espinosa, del Restaurante Guadalete y Fosco Valimaña, Presidente del Club de Coches Históricos de El Puerto). Según la web de los microcohes, estas eran las características ténicas de nuestro vehículo protagonista: "Motor: Hispano Villiers fabricado en España bajo licencia de la empresa británica "The Villiers Engineering Co" de dos tiempos monocilíndrico de 197 cc (59x72 mm), compresión de 7,25: 1, potencia de 9 caballos a 4800 rpm con un régimen máximo de 5800 rpm. La refrigeración es mixta aire con culata refrigerada por aceite (2,4 litros), lo que dio lugar a una espectacular culata que mas bien parecía propia de un tricilíndrico que de un sencillo monocilíndrico. La citada culata era de aluminio y el cilindro de fundición. Carburador: dell’Orto 24 horizontal. Transmisión; 3 marchas adelante (sin marcha atrás) con palanca de cambios en el volante y transmisión a las ruedas delanteras por cadenas. A partir de 1955 se implemento la marcha atrás mediante un inversor de giro por lo que el vehículo disponía de ¡3 marchas atrás!. Las relaciones eran 1ª 2,97: 1, 2ª 1,60: 1, 3ª 1:1. Relación del puente: 5,5; 1. Equipo eléctrico: Batería de 6 voltios y 36w.

biscuter_standarRectificador de selenio. Claxon. Dos faros con luces de carretera, cruce y ciudad. Faro piloto-stop. Limpiaparabrisas. Arranque manual en los primeros modelos y posteriormente también eléctrico. Dirección: cremallera. Frenos: De tambor, el delantero sobre el diferencial y los traseros sobre las ruedas. Los modelos coupé, furgoneta y rubia disponían de frenos a las cuatro ruedas. Suspensión: Cuatro ruedas independientes, telehidráulica, por resortes espirales y elementos de caucho. Ruedas: Cuatro con neumáticos 400 x 8, llantas de disco y rueda de recambio. Chasis: monocasco con carrocería de duraluminio y posteriormente de chapa de acero".

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Biscuter de Joaquín Merello López de Meneses en la Feria de Ganado, en El Palmar (frente a Carrefour) cargado de gente, entre los que se ven a Ignacio Gago García, Luis Suárez Ávila, Marta Osborne, Milagros Roselló, Aurora Muñoz Ávila.... Joaquín Merello iba conduciendo, pero no se le ve entre la multitud. Año 1962.

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jose_candido_puertosantamariaJosé Cándido Expósito fue un mulato abandonado frente al Orfanato Casa de Expósitos de Santa María del Mar de Cádiz el 30 de noviembre de 1734  --y del que aún se cuenta que fue hijo de una dama de alcurnia de Cádiz y de su criado antillano--, y que más adelante fue adoptado por un matrimonio de Chiclana donde vivió desde niño. Desde muy joven, se dedica al arte del toreo y se convierte en alumno de 'Lorencillo'.  Toma la alternativa a los 22 años de edad en Madrid el 25 de mayo de 1756 de manos de Diego de Álamo “El Malagueño”.  José Cándido fue uno de los más famosos toreros de su tiempo, antes de 'Costillares', 'Pepe Hillo' y Pedro Romero.

Desventuradamente fue cogido por un toro de nombre  'Coriano' de una de las ganaderías de Bornos  --refieren algunos cronistas que probablemente era la de don Francisco Martínez Salido-- en la plaza de toros de madera de El Puerto de Santa María en el Ejido de San Francisco, frente a la calle de Santa Lucía, el 23 de junio de 1771.

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Grabado de la época donde se refleja la muerte del torero a los 36 años.

Cuentan los enterados,  que salió el quinto toro, bravo y seco con los picadores. Uno de ellos, apodado también 'Coriano', c omo el toro asesino, se adelantó para picarle, siendo derribado y cayendo al suelo a descubierto. Hizo el quite el banderillero Juan Barranco 'Chiqulín', a quien persiguió el toro, librándole de una cogida segura José Cándido. Tuvo éste la desgracia de resbalar y caer en el quite por cosa de haber pisado la sangre de un caballo, y bien fuera que por el golpe en la cabeza perdiera el sentido, o bien fuera estudiado el quedarse inmóvil como difunto, el caso es que el toro pasó sobre su humanidad, arrollándole, y al revolverse presto, para desgracia del torero, le recogió con las astas, enganchándole por los riñones, pasándole de cuerno, suspendiéndole por un muslo y arrojándole ya herido de muerte como un muñeco, a grande distancia y sin sentido. Murió diez horas después de sufrir estas dos horribles cornadas, en el fatídico número 5 de la portuense calle de San Francisco, a la 1 de la madrugada del siguiente día. Uno de sus dos hijos, Jerónimo José, también será matador,  y uno de los más famosos de finales del siglo XVIII al ser considerado  el creador de la Escuela Chiclanera.

mortuorio_josecandido_puertosantamariaFue el primer matador de toros fallecido en España, en una plaza edificada ex profeso para el desarrollo de la lidia. Está enterrado en la Iglesia Mayor  Prioral del Puerto de Santa María. (En la imagen de la izquierda, anotación de su fallecimiento). Dios le tenga en su Santa Gloria, por ser buen hombre, y gente de trabajo. Don Juan José de Bonifaz, el ilustre cronista,  refiere de este personaje, que fue "Figura cimera del toreo de segunda mitad del siglo XVIII, José Cándido Expósito, gaditano y mulato, fue contratado para torear en el Puerto de Santa María (Cádiz), localidad en que por entonces residía el 23 de junio de 1771. Se corrieron en tal fecha reses de un ganadero de Bornos (Cádiz) y el lidiado en sexto lugar propinó dos gravísimas cornadas a Cándido al realizar un quite al banderillero Juan Barranco (Chiquilín). Las heridas recibidas, en riñón y muslo, determinaron el óbito del espada a la una de la madrugada del siguiente día. " (Texto: Juan Carlos Villegas).

"En er Puerto murió er Cándido
y ayi remató su fin;
le mató un toro de Bornos
por librá a Chiquilin....

Al otro día siguiente
salieron toos los toreros
vestíos de negro luto
por la muerte e su maestro"

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De izquierda a derecha, Juan Hernández Navarro, Antonio Serrano, el Comandante Francisco Martel Viniegra Ayudante  de Marina en el Puerto, Severo Ruiz Calderón, José López, el pintor Juan Lara Izquierdo que a la sazón trabajaba en la Auudantía de Marina y Gumersinda López, Vda. de Garrán. La foto está tomada a finales de los 40 a principios de los 50 del siglo pasado, ya que Martel dejaría de ser Ayudante de Marína por esas fechas.

Gumersinda López vivió toda su vida en la Casa de las Cadenas, enviudó y tuvo que afrontar una difícil situación como en otras tantas casas de viudas de pescadores. Sus hijos siguieron el ejemplo paterno y también se embarcaron. Uno de ellos, Vicente Garrán López, vive en la calle Nevería, regente que fue del Bar La Dorada, antes de sus actuales inquilinos. Otro, Guillermo, fue muy querido en la Parroquia del Carmen, el más pequeño, Miguel, debe de andar por los 60 años.

La instantánea del  acto donde están representados la autoridad de la Marina, --a la que en El Puerto los hombres del mar, por una cuestión de respeto llaman Comandante o Comandancia en lugar de Ayudante de Marína o Ayudantía--, así como representantes de la Cofradía de Pescadores, recoge el momento de la entrega de un donativo, algo que ya se estilaba por aquellas fechas en casos de naufragio o prematuro fallecimiento por el accidente o enfermedad del pescador. Una gran señora Gumersinda.  (Textos: Antonio Carbonell López. Foto: Rasero. Colección:  Vicente González Lechuga).

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