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Acerca de Gente del Puerto

Gentes y Habitantes de El Puerto de Santa María (España). Caras conocidas, caras anónimas, la savia del Rey Sabio.

Según parece, el famoso escritor francés Alejandro Dumas (1802-1870) no pasó por Jerez [pero si estuvo en El Puerto de Santa María]. Así es al menos lo que se puede concluir si se lee su libro de viajes por España, De Paris a Cádiz, escrito entre 1847 y 1848. Aunque no llegó a pisar tierras jerezanas, las referencias a los vinos de la zona están presentes, no sólo en esta publicación de viajes sino en algunas de sus novelas más populares y conocidas.

De seguro que esta inspirada frase de Dumas, «Jerez, símbolo de la alegría y del espíritu español», pronunciada por él o puesta en boca de algún personaje de ficción nacidos de su imaginación recoge fielmente la percepción que tenían otros famosos paisanos suyos que disfrutaron de la magia de la Campiña y la Bahía de la provincia, como el pintor Gustave Doré y los escritores Theophile Gautier y Pierre Louys, entre otros.

En cambio, describe su paso por Sanlúcar y El Puerto de Santa María, otras dos de las poblaciones que conforman el actual Marco de vinos del Jerez, además de Cádiz, a donde le trae su itinerario desde Sevilla a través del Guadalquivir y el Guadalete.

En el grabado del siglo XIX podemos ver en el agua, el Vapor; a la izquierda la antigua Real Fábrica de Aguardientes y Licores, luego Aduana, s u lado el Resbaladero y detrás, el Castillo de San Marcos con otra configuración arquitectónica.

En los últimos capítulos del libro podemos leer: «El vino de Jerez se extiende por el mundo gastronómico desde El Puerto de Santa María. Ya conoce el famoso jerez, el jerez de los caballeros que tanto le gusta encontrar a don César Bazán junto al rey de los patés. Por eso El Puerto de Santa María es un verdadero lugar de peregrinación para los ingleses. El barquito de vapor que cada hora hace el recorrido de Santa Maria a Cádiz lleva en cada viaje, si no un cargamento completo, sí por los menos una buena muestra de gentlemen viajeros que, tras haberse detenido en Sanlúcar, quieren comparar el pajarete con el jerez».     

Pero Dumas ya conocía y apreciaba el jerez antes de probarlo en su mismo origen. Al menos así nos lo hace saber por boca de algunos de los aristocráticos personajes de su novela, El conde de Montecristo (1844): "...votre vin d'Espagne est excellent" (vuestro vino de España es excelente). Igualmente, va a estar presente en otras tres de sus obras, en las que queda patente que el jerez era muy conocido en otros períodos de la historia de Francia. (Texto: José Luis Jiménez García).

Hace muchos años que lo vengo observando. Su papel dentro de la organización socialista local es como el del funcionario que garantiza la continuidad en una institución. Si bien tiene sus propios criterios --cada vez con menos instintos primarios-- es una persona que siempre estará al servicio de los colores que defiende: los del POSE, fuera aparte del agrado o simpatía que sienta por quien lo encarne. Ha tenido la oportunidad de ser concejal en varias ocasiones, cediendo su puesto y dejando que corriera la lista. Pero es, lo aseguro, una persona imprescindible dentro de la agrupación local socialista. Que no me tome a mal la comparanza, es como el sacristán de la Prioral o el jefe de mayordomía de Diputación; conoce los pasos que hay que dar, se sabe estatutos y reglamentos y tiene memoria histórica suficiente para saber donde estaba cada uno hace un puñado de años. Tantos como desde la refundación del PSOE en El Puerto con la democracia. Antonio Bollullos Altamirano es alguien que ha estado mucho tiempo en política orgánica, no se ha lucrado con la misma hasta el punto que le costó su puesto de trabajo y pasó un trago amargo cuando, defendiendo visceralmente sus convicciones, fue expulsado temporalmente del PSOE en desacuerdo con la política de pactos con IP hace 21 años.

Con el que fuera alcalde, Juan Manuel Torres, de quien es muy amigo, en una visita al Yacimiento Arqueológico de Doña Blanca en 1989. /foto: Jorge Roa.

Valentía no le faltó en una época de engaño generalizado: diciendo la verdad actuaba como un revolucionario. Luego le vinieron las cosas mal hasta remontar con la fuerza de la razón. Ni la política torticera ni el poder de muchos pudieron con Antonio. Alguien que puede contarnos desde su perseverante militancia socialista la historia de la nueva etapa de los ayuntamientos democráticos. Siempre desde una postura, la del militante que permanece, mas allá de vaivenes, cambios, filias y fobias, convencido de que quien quiere hacer algo encuentra un medio. Es parte del mobiliario sentimental socialista de El Puerto, con mas años, mas retranca, pero un referente para los valores de militancia, que tiene el corazón caliente por el partido. No forma parte, en la actualidad, del comité local. (Texto: José María Morillo).

Desde 1838, este casco de bodega se encuentra en la desembocadura  del río Guadalete a la Bahía de Cádiz atlántica. Los vientos secos de Levante y húmedos de Poniente provenientes del Oeano Atlántico regulan la humedad ambiental manteniendo las condiciones óptimas para los vinos. /En la imagen, cuando era propiedad de A & A Sancho.

La estabilidad y calidad de los vinos Gutiérrez-Colosía están garantizadas por una esmerada crianza por el sistema de criaderas y soleras, siguiendo la mejor tradición de la comarca. La estructura de las bodegas es conocida en la zona como "nave de catedral". Son edificios de gran altura y numerosos arcos que exponen los vinos a la influencia del clima especial del que goza la comarca del Jerez.

Herederas de una larga tradición vitivinícola: La primera nave fue construida en 1838 y se conserva prácticamente igual que entonces. Pasó por varios propietarios hasta que a principios del siglo xx la compró José Gutiérrez Dosal, bisabuelo de la última generación de la familia Gutiérrez-Colosía.

Imagen aérea de las actuales bodegas Colosía, con el vapor al fondo.

En 1969, la familia Gutiérrez-Colosía compró las ruinas del Palacio del Conde de Cumbrehermosa -cargador de Indias-, que ya tenía una bodega, y en su lugar hicieron construir dos naves más, hoy en desuso bodeguero. Las Bodegas Gutiérrez-Colosía son las únicas que actualmente dan directamente al río Guadalete lo que le aporta la humedad perfecta para la crianza biológica de los vinos finos bajo el velo "en flor" (microorganismos que se reproducen en la superficie del vino).

Más información de Bodegas Colosía: nótula 707 en GdP, Juan Carlos Gutiérrez Colosía

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| Texto: José María Morillo.

Ha sido director general del Consejo Regulador de la Denominación de Origen ‘Ribera del Duero’ entre 1992 y 1998. En la actualidad elabora dos de los mejores vinos de este país, según las más prestigiosas guías enológicas. Es un portuense de la diáspora que triunfa allá donde pone su intuición y conocimientos. Busca las mejores vides en las mejores aranzadas de tierra; excepcionales barricas y bodegas donde criar sus nuevos caldos mientras construye las propias. Sabe dar con el enólogo, esa figura fundamental, que firmará el vino como propio, aunque ya todos saben en el mundo de vinatería que los vinos que elabora Javier Zaccagnini, llevan su firma: un a modo de calidad española certificada.

Es la firma de un portuense en la distancia, que recordará el olor avino de su infancia en unas bodegas bien diferentes para llegar a las que tiene en Ribera del Duero, o en la zona de Rueda. “Aalto PS 2004 (Mágnum)”, Ribera del Duero Tinto Reserva alcanza en el mercado el precio de 155,5 euros. El gurú internacional del vino, Robert Parker, editor de The Wine Advocate, puntuó 98 sobre 100 a este vino, como el mejor español de la añada de 2001 (sirva como referencia que Parker puntuó con 92 a Vega Sicilia en 1987).

Nos encontramos pues con un vino excepcional, firmado por el enólogo Mariano García. Ahora otro vino, en este caso blanco, Ossian, elaborado con vides extremadamente viejas, anteriores a la filoxera, de hasta 150 años de antigüedad , verdejo al ciento por ciento, de cultivo ecológico. En la Guía Peñín 2008, el Ossian correspondiente a la añada de 2006, ha obtenido 96 puntos sobre 100, siendo ya considerado como uno de los grandes vinos blancos españoles.

El enólogo Pierre Millemann, aplica la filosofía de La Borgoña francesa en la elaboración de estos caldos. A otro portuense, el presidente de los Enólogos de España, Juan Gómez Benítez, le gusta decir que los vinos tienen autor: el enólogo. Yo me atrevo a añadir que también tienen a otra figura de excepción, aquella que sabe conjuntar todas las variables posibles para llegar a producir tan buenos caldos, como es en el caso de nuestro Javier Zaccagnini Sancho de Sopranis.

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(continuación)

Calles del centro, escenarios de recorridos de procesiones del Corpus y de la Virgen de los Milagros, olores a romero y nardos que anunciaban el comienzo y el final del verano. Olor a primavera, a azahar, a Semana Santa, a cera, incienso y a naftalina de las dalmáticas de los monaguillos. /En la imagen, el arcipreste de la Ciudad, Manuel Salido y el miembro de la Archicofradía del Santísimo, Ramón Jiménez Loma, en una procesión del Corpus de los años sesenta.

A veces, siempre en compañía de mi hermano, me aventuraba para explorar nuevos límites, nuevas calles hasta lo que hoy llamamos Barrio Alto. Nuevas sensaciones, gitanos de la calle de la Rosa y un olor nuevo, el de alhucema quemada (parece que para favorecer el sueño), miré a mi hermano y le dije: "¡Huele a vieja!". Recuerdo el olor de otra aventura, me intrigaba un indigente al que veia algunas veces sentado en una casapuerta comiendo pan y pescado frito (o "mijitas", no lo sabía). Quise experimentar esa sensación de "ser pobre" comprando su misma comida en el freidor de la calle Nevería y adentrarnos en calles oscuras, donde nadie nos viese, y vivir a fondo la sensación de ser mendigo por un instante. Tal vez fue mi forma de ser solidario con su injusta desventura.

Muchos adolescentes de mi edad frecuentaban el salón de juegos de la calle Palacios, billares y futbolines a los que mis padres me prohibían el acceso, pero no pusieron pega para apuntarme a Acción Católica, donde había un futbolín y una mesa de ping-pong. Nuevos olores de comida benéfica los domingos, donde se instalaba un comedor (con acceso,por la calle Diego Niño) gestionado por las Damas de la Caridad y donde colaborábamos instalando y sirviendo las mesas. A partir de ahí, mi hermano se integró en una pandilla de amigos y me cambió por los guateques de azotea.

La pubertad llegó al mismo tiempo que el turismo. Olor a coco del bronceado de las guiris del "Cangrejo Rojo", las niñas de mi pandilla preferían sin embargo un preparado de aceite de oliva, Inma y Carlota olían a ensalada en el Club Náutico. /En la imagen de la izquierda, publicidad del Cangrej Rojo, luego Club Mediterráneo.

Los olores de la plaza no formaron parte de mi primera infancia. Algunos recuerdos de ver a animales disfrazados, creo que por Todos los Santos o la Inmaculada. Funesto y grotesco. Nada que ver con el olor a chicharrones y manteca colorá, tan poderosos como el de los puestos de pescado. Olor a hierbabuena, apio y fruta del Vela en la Placilla.

El tiempo vuela y el otoño del 68, el otoño de las nuevas ideas y ansias de libertad, me lleva al último Preu de los Jesuítas (luego sería Cou), Pepe Buhigas, Miguel León, Javier Díaz, Tony Castillo, Emilio Flor, compañeros, amigos. Colegio de los Jesuítas y la casa de Faelo en la calle Larga, puntos opuestos en la distancia y tal vez en la mente de los curas, pero genialmente complementarios para comprender que la cultura es hermana de la libertad. Olores denlas calles Santa Lucía, Durango, Conejitos, San Francisco. Visita por las tardes a casa de Faelo, olor a jazmines y dama de noche, embriaguez de perfumes, de música clásica, poesía y de alguna copita del barrilito de fino. Placer infinito y paz interior en las puestas de sol de Fuentebravía.

Sopa de Tomate, hecha con pan duro a fuerza del Levante.           

A todo esto, ¿y el Levante?. De entrada, el Levante huele a Estrecho, a los Alcornocales y a las colinas de Vejer, a Valdelagrana y a Guadalete, a sirena del vapor en la azotea y a gaviotas que se adentran en tierra. El dolor de los juanetes de mi abuela, los brincos repentinos de los gatos, el "pato" de las niñas de la pandilla y los delirios de más de cuatro anunciaban su llegada. Para saber más sobre la influencia del viento de Levante recomiendo el opúsculo escrito por el bueno de Enrique Bartolomé. Y si el Levante pone el pan duro, bienvenidos sean la sopa de tomate, el ajo caliente y las torrijas, todo tiene su parte buena, para eso somos del Puerto.

Vivir en Francia me aportó innumerables beneficios ideológicos, culturales, profesionales y familiares. Cuando veníamos de vacaciones dejábamos la autopista en Jerez y no en Puerto Real para buscar un sentimiento apoteósico: divisar El Puerto desde lo alto de la cuesta de Matajaca, el mar, las salinas... y oler, oler El Puerto, porque los olores de lo vivido son eternos.

Pisa de la uva por el sistema tradicional.

¿Qué diferencia puede existir entre el olor a vino fino en una calle bodeguera de El Puerto y en otra de Jerez? La respuesta merece detenerse un instante. Cuando los 20 o 30 millones de células olfativas captan un olor, la información llega al sistema límbico y al hipotálamo, que son las regiones cerebrales responsables delasmemociones, sentimientos, instintos e impulsos. Ese olor va a modificar directamente nuestro comportamiento y las funciones corporales (producirá emociones, sentimientos de adhesión, rechazo). Sólo más tarde, parte de la información olorosa alcanza la corteza cerebral y se torna consciente.

Al tornarse consciente, el olor se racionaliza, se cataloga y se generaliza: en todas las calles bodegueras del marco de Jerez el olor a vino fino es el mismo, pero el que percibo en El Puerto es el mío, el que descubrí, el que generó en mí determinadas emociones antes de aprenderlo y guardarlo en la memoria para reconocerlo en otros lugares. Donde quiera que huela a vino fino, mi memoria dirá: "¡El Puerto!"

En base a esta premisa he pretendido describir olores que, desde la infancia, jalonaron mi vida, crónica del conocimiento, emociones y vínculos que estructuraron y definieron mi personalidad afectiva y mi conciencia de pertenencia a esta tierra. (Texto: Diego Utrera Sánchez)

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Leyendo el otro día el bellísimo canto a las calles de El Puerto de Pilar Paz Pasamar me vino a la mente el recuerdo de una multitud de olores, identificando todos ellos lugares y momentos de mi porteña vida.

Ultramarinos La Argentina /Foto: Quico Sánchez. (Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

¿A qué huele El Puerto? Un profesor de Psicología genética del niño nos comentaba la experiencia llevada a cabo en una maternidad con lactantes de pocas semanas que lloraban y sólo se calmaban si se les ponía al lado una prenda de la madre. El recién nacido integrará esas primeras sensaciones viscerales que le permitirán reconocer y discriminar el olor de su madre entre todos los demás. Es esa genialidad hipotalámica del olfato como generador de vínculos la que me lleva a recordar olores que, de alguna forma, definieron mi vida y mi entorno, por lo que siempre serán únicos.

Todos los hogares portan la impronta de la vida de sus moradores. Mi casa olía a leña para la cocina, a brasero de invierno en el que no era raro un tufillo de goma quemada de zapatilla. El punzante olor de Zotal de la ferretería de mis tios subía hasta casa mientras los clientes hablaban de fútbol en invierno y toros en verano. La calle Luna, recorrido desde casa hasta el colegio de Doña Paquita en el que ya mi madre fue alumna. Olor a café tostado de La Giralda, a pipas del carrillo de Severo y a zapatos "Gorila" comprados en Rialto a principios de curso. Misa de ocho de la tarde los domingos en la Prioral, "vuelta al ruedo" con mis padres visitando todas las capillas a la espera de los actos litúrgicos de los siete domingos de San José, olores propios a beata, a incienso y velas con música de órgano del maestro Dueñas. Bajada por la calle Ganado para ver el resultado del partido del Racing en el tablero de la Secretaría del club junto al colegio de La Merced y el almacén de mi padre, compra semanal de dulces en "La Perlita" y vuelta a casa.


En la imagen, personal de Confitería 'La Perla': Pía, Vaca, ...

Mi vida se limitaba a un espacio tan reducido como repetitivo, recorridos en los que se incluía la visita a mi padre a la salida del colegio mientras mi madre ponía la mesa. Calle Nevería, olor a Floïd de la barbería de Pepín y a chamusquina en la hojalatería cerca de la esquina con Ganado, con gatos en la puerta con el pelo ennegrecido.

El tramo de Ganado, entre Larga y Nevería, tenía una vida bullanguera, olor a telas en Moresco, novias y niños de Primera Comunión que inmortalizaban esos trascendentes momentos en Fotos Pantoja, cuadrillas de toreros en la Pensión Loreto, de donde emanaban olores de cocina popular y de pescado en tartera, muy distintos, evidentemente, del olor fuerte, acre y punzante de la droguería de Roque. Amas de casa que volvían apresuradas de la plaza con las provisiones para la comida.

Mi padre olía a los jamones y chorizos colgados con puntillas en las vigas y de los que en verano caían gotas de grasa que impregnaban el babi de faena y prolongaban el olor hasta la casa. Olor a serrín, a aceite de oliva a granel y a papelillos de café antes de que llegara el café Saimaza empaquetado. Era costumbre tener uno o dos gatos, mi padre decía que los machos se iban con el celo y las gatas eran más fieles..., nada nuevo bajo el sol de los humanos. Los gatos se alimentaban de los restos de comida de casa y algunas sobras extra del Loreto. Cuando no había sobras, mi padre mandaba a comprar en la plaza un poco de pescado de escaso valor, solían ser pequeños jureles. Tomando una vez una cerveza en Almería, donde ponen sistemáticamente una tapa sin tener que pedirla, le pusieron a mi amigo un jurel a la plancha (en Almería no saben freír el pescado por no tener la harina apropiada) y, al verlo, me dije: "¡Pero si esto es comida para gatos!". Y nunca comí un jurel.

Propaganda de 'Las Novedades'.

Cuando se acercaba la Navidad, volvíamos a casa por la calle Larga para ver los juguetes en el refino de la viuda de Luis Pérez Grant, que olía a Heno de Pravia.

Mi padre nos llevaba algunos domingos al fútbol en el Eduardo Dato, donde olía fuertemente al potingue con el que "el Chicharito" embadurnaba las piernas de los jugadores mientras los aficionados combatían el frío con los vasitos de coñac que vendía "el Palote". La zona me resultaba familiar puesto que donde hoy está La Ponderosa había una pequeña finca de recreo que mi padre alquiló en verano en algunas ocasiones. Los siguientes, y así todos los restantes, mi abuela cargaba con siete nietos tomando el coche de Bootello hasta la playa de La Puntilla, donde se afanaba tejiendo mallas de seda amarilla para las botellas de Centenario mientras el moderno transistor emitía las venturas y desventuras de los protagonistas de "Ama Rosa", "Sangre Negra" -con guión de Guillermo Gautier Casaseca- decía el locutor al presentar las novelas. Mientras tanto, nos ocupábamos para hacer pasar las rigurosas tres horas de digestión antes de bañarnos, dos horas y media para mojarnos los pies. El Poniente nos hacía tiritar a la salida del baño, lo que mi abuela atenuaba con un sorbito de vino dulce que guardaba en un botellín de cerveza. Paseos hasta el Castillito y las dunas, olores a eucalipto, pinos y retama, olor a ostiones con marea baja y a cangrejos moros en la escollera desde donde algunos adolescentes cruzaban a nado el "canal" atentos al paso del Vapor. Olor a arropía pregonada por "el Sevillano" y a sardinas del Bar Ramoní, que se anegaba con las mareas de Santiago. A veces perdíamos el último autobús, caminata de vuelta a lo largo del río, la vista de la Pescadería y el olor de las redes nos anunciaban la proximidad del Parque.


El padre del autor del artículo, Diego Utrera, junto a Matiola, conserje del Banco Central.

El paso de los años nos proporcionaba autonomía y la posibilidad de extender el perímetro del espacio de nuestra vida cotidiana. La Plaza de Peral en invierno (rodillas desolladas por las caidas en el albero), el Guarda Clemente disuadía de jugar a la pelota y de pisar los jardines, olor a flores, a naranja agria (que mi madre utilizaba en la coliflor frita), araucarias luego trucidadas por ávidos gobernantes... El Parque en verano, sublime olor a bajamar cerca del puente de San Alejandro, impregnado en las casas y soportales de enfrente, rincón marinero de mi infancia. El muelle del vapor, el olor de "La Mezquita" y de la bodeguilla de González, donde mi madre me enviaba a comprar vinagre y vino de guisar. Olor a carburo del carrillo del Cine Macario. Olores a perfumes del refino de Maraver en la calle Larga, donde tenían el gel Moussel. (Texto: Diego Utrera Sánchez).

(continuará)

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Alejandro Parra García, nace en El Puerto de Santa María en 1993. Muy pronto, a la edad de cuatro años demostrará sus dotes artísticas zambulléndose en el mundo del teatro, debutando con la obra ‘La Zapatera Prodigiosa’, de Federico García Lorca. Estudia en la Universidad ‘Juan Carlos I’ de Fuenlabrada (Madrid) Comunicación Audiovisual.

Tocando su instrumento: el clarinete.

Pero antes, mucho antes y no sabemos de donde ha sacado el tiempo, Alex cursa sus estudios musicales de clarinete, lenguaje musical y coro en el Conservatorio de Música ‘Joaquín Turina’ de Sanlúcar de Barrameda, pasando posteriormente al Real Conservatorio Profesional de Música ‘Manuel de Falla’ de Cádiz. Es miembro de la Banda de Música Maestro Dueñas donde toca el Requinto. Ha actuado en directo junto al cantante Hakim. Presenta el Encuentro Musical que se celebra en El Puerto.

Interpretando la obra 'El Cíclope', hace cinco años. "Y cantad Viva Grecia, siempre firme!!".

Ha interpretado obras de teatro grecolatino en el Grupo Balbo como: El Cíclope, --Premio Nacional de teatro Grecolatino-- Aulularia, Mostelaria, Rudens, Antígona… interviniendo en ellas como actor, músico y coreógrafo. Alex ha participado en diversos cortometrajes.

En los camerinos del Teatro ‘Mira’ de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en mayo de 2012, con ‘Eureka Espectáculos’.

En ‘La Ópera de los Dos Centavos’ de Bertold Brecht.

Nuestro protagonista es fundador y director del grupo Forever Espectáculos con el cual ha interpretado musicales como ‘Alladin’ y ‘La Bella la Bestia’, adaptación de Hairspray y Chicago. Además,  es compositor de bandas aonoras para cortometrajes y obras teatrales como ‘Ángel’ en la cual participa como actor y músico de la compañía ‘El Aedo Teatro’ y  ‘Cuento de navidad, de la porteña compañía ‘Olvido Producciones’.

Junto a un cartel de ‘La Vida es Sueño: El Bululú’, basada en la obra de Calderón de la Barca, donde Alex fue Ayudante de Producción con ‘El Aedo Teatro’.

En la imagen, de izquierda a derecha, Alba Bootello, ‘el Sevilla’ y Alex, tras una grabación de ‘Tu si que vales: El Espectáculo’.

Este polifacético Alex además, es fotógrafo, siendo autor de los libros de ejercicios musicales para niños Do-Mi-Sol de la editorial ‘Carish’ y con la editorial ‘Enclave Creativa’ el libro ‘Mis Notitas Musicales’ y autor del ‘Diccionario para Futuros Músicos’. Y tiene toda la vida por delante.

En la actualidad está preparando el papel de Don Álvaro de Luna, con el que nos deleitará en breve por los escenarios españoles.

El primogénito, según el artículo 31 del Código Civil, es el que nace antes, lo que en el caso de que los hubiera habido, tendría los derechos que la ley reconozca al primogénito, en este caso a Agustín sobre Fernando, ya que el primero nació antes, valga el juego de palabras. Tienen una hermana, María Antonia, que vive en El Ferrol , en Galicia.

De izquierda a derecha, Fernando y Agustín, en la terraza del Bar Santa María.

Agustín y Fernando Álvarez Oreni  nacen en Cádiz, en el Hospital de Mora, dado que el embarazo de su madre, Isabel Oreni Mayi --casada con el que fuera primer acalle democrático, Antonio Alvarez Herrera, con nótula núm. 362 en GdP-- era considerado de alto riesgo al ser gemelos. A su regreso de Cádiz, vivieron su infancia en el domicilio familiar de una familia humilde, la que siempre tuve aquel líder sindical que fue Antonio Álvarez, en la calle Santa Lucía. Los niños estudiarán en el Colegio San Agustín, que era el que les correspondía, luego pasarían al Instituto Nacional de Bachillerato ‘Pedro Muñoz Seca’ y finalizarían su formación académica en el Colegio Safa-San Luis.

De pequeños en La Puntilla, Agustín, María Antonia y Fernando.

Pronto empezará la vida laboral de ambos, en la cocina del Hotel Puertobahía, como pinches, que continuarían en el Club Mediterráneo. Fernando, luego de hacer el servicio militar se fue a una cocina a Sevilla, y después sería conductor de hormigoneras, taxista y por último trabaja en transportes internacionales, donde lleva ya muchos años, profesión que le lleva a faltar de su casa -ambos hermanos están casados-- entre 12 y 16 días por los ciclos del transporte.

El Papi (ver nótulas núm. 009  y 564 en GdP), junto a la hermana de los mellizos, María Antonia.

Agustín trabajó también en la cocina del Madrugador y del Parque Acuático y, tras un corto periodo como instalador de electrodomésticos, su afición: el cine y la fotografía, le devino en profesión. Entrará a trabajar para El Periódico del Guadalete, primero y, cuando pasa a manos de José Antonio Mallou que forma el grupo de periódicos Información, será fotógrafo de la provincia con sede en Jerez durante cuatro años, para regresar a El Puerto Información en nuestra Ciudad: en total mas de 20 años como periodista gráfico hasta la finalización del contrato de muchos con una pretendido destino en Sevilla que la práctica totalidad rechazó. En la actualidad y tras superar un examen es trabajador municipal interino. Está casado con la profesora Rosa Jiménez Doello.

Después de la publicación hace un par de meses, en este mismo espacio, de mi colaboración sobre la estancia en nuestra ciudad de la condesa de Chinchón (nótula 1527 de GdP) en la que dejé constancia de mi desconocimiento sobre el tiempo que pudo estar alojada esta noble dama, que acompañaba a su hermano, Don Luis María de Borbón, Cardenal Primado de las Españas. A raíz de ese artículo, decíamos, el inefable y gentil archivero municipal, José Ignacio Buhígas, me mostró  uno de los numerosos relicarios culturales que allí se custodian, que en el caso que nos ocupa se trata de un pequeño libreto, impreso en Cádiz, en febrero de 1809, en la imprenta de Quintana, cuyo contenido no solo confirma la presencia de la nieta de Felipe V en El Puerto meses antes de que fuera ocupado por el ejército francés sino que nos proporciona fundamentos para establecer que su estancia duró más de siete u ocho meses. /En la imagen de la izquierda, el cardenal Luis de Borbón.

El largo enunciado del folletito, que tiene un formato aproximado de 15x21 cms. y 24 páginas, reza así: “Descripción circunstanciada de las Exequias que en virtud de Real Orden el Ilustrísimo Ayuntamiento de esta Ciudad y gran Puerto de Santa María en unión y acuerdo del Ilustre y Venerable Clero de su Iglesia Mayor Prioral celebró el día 21 de enero del presente año de 1809 por el Serenísimo Señor Conde de Floridablanca.”

José Moñino y Redondo, que ese era el nombre del I conde de Floridablanca, había fallecido en Sevilla tres semanas antes, el 30 de diciembre de 1808, al poco tiempo de haber sido nombrado presidente de la Junta Central Suprema que gobernaba los reinos de España y las Indias.

El ayuntamiento, en cabildo celebrado el 9 de enero, acató gustosamente la  real orden de celebrar el funeral y exequias por tan ilustre difunto, al que se aplicaría el rango de Infante de Castilla, coordinando el acto con el Venerable clero de la Prioral “y que mediante hallarse en esta Ciudad el eminentísimo Señor Cardenal Arzobispo de Toledo y administrador del de Sevilla, su digna hermana, la Serenísima Señora Condesa de Chinchón, el Excelentísimo Señor Arzobispo de Nicea, Monseñor Nuncio Apostólico de Su Santidad y el Señor marqués de Pontejo, pariente y doliente principal del Señor presidente difunto, pasasen las diputaciones a cumplimentar y convidar a tan dignas y respetables personas, con cuya asistencia tendría la función todo el lustre y decoro que era debido y deseaban los dos respetables cuerpos” –el capitular y el del Venerable Clero- señalándose las diez horas del sábado 21 de enero para la celebración del acto.

Con ser importante, que lo es, la confirmación de la estancia de Don Luis de Borbón, cardenal de la iglesia romana, del título de Santa María de Scala, Arzobispo de la diócesis de Toledo, Primado de las Españas, administrador y dispensador perpetuo en lo espiritual y temporal de la iglesia metropolitana y patriarcal de Sevilla, visitador y reformador apostólico, Grande de España de primera clase, Caballero Gran Cruz de la real y distinguida Orden de Carlos III y de las de San Fernando y San Genaro de Nápoles, y del Consejo de Su Majestad, el objeto principal de esta colaboración es dar a conocer la excelente descripción fotográfica que se relata en esa especie de acta testifical de las exequias que es el opúsculo que comentamos, cuya redacción o autoría creo debemos atribuirla a  uno de los diputados del clero, el presbítero Tomás José de Saelices, catedrático de Filosofía en el Colegio de Nuestra Señora de la Aurora.

El impresionante mausoleo funerario que se dispuso, superaba los once metros de alto. Se colocó bajo la bóveda del crucero principal de las tres naves de la iglesia Mayor y estaba “compuesto de tres cuerpos de orden toscano, con adornos propios de su estructura, finalizando en una aguja, todo de color negro y porcelana. En el frente del segundo cuerpo que miraba al pueblo se colocó el escudo de armas del difunto, primorosamente esmaltado, sostenido por dos genios que recibían en sus manos los extremos de una orla enlazada en dicho escudo con el mote: <VIRTUTI, ET MERITO>. Bajo el escudo, en el espacio del primer cuerpo, se colocaron cuatro cojines de terciopelos color carmesí, guarnecido de galones y borlas de oro, pendientes desde el primero la banda y Gran Cruz de Carlos III, el collar de la Orden del Toisón y, en el medio, la placa de distinción de la Junta central gubernativa y, sobre ellos, la espada, bastón y sombrero. En los cuatro ángulos de la superficie de la basa se pusieron cuatro hachones y en el pavimento de la iglesia, rodeando los cuatro lados, dieciséis de la misma clase, todos con cera de grueso calibre.” /En la imagen de la izquierda, el Conde de Floridablanca.

En el plano del presbiterio se colocaron en los dos lados de evangelio y epístola dos doseles de damasco de color carmesí con guarniciones a puntas, flecos y borlas de seda de dicho color; bajo de ellos sobre tarimas alfombradas dos sillas de brazos de caoba preciosamente embutidas de varias  maderas, con remates y guarniciones doradas, asiento y espaldares de terciopelo color carmesí y escudos de la iglesia bordados de oro, plata y piedras, reclinatorios cubiertos de paños grandes de seda y cojines todo  de color morado; a los lados de dichas sillas se situaron banquillos sin respaldo con asientos de terciopelo para los asistentes y cerca de las barandas del presbiterio, inmediatos a estos, escaños con respaldos cubiertos con damasco carmesí para los familiares, y delante de la grada del altar dos cojines morados para la adoración al tabernáculo del Santísimo Sacramento.

Interior de la iglesia Mayor Prioral.

...continúa leyendo "1.574. EL CARDENAL DON LUIS DE BORBÓN. Y las exequias del Conde de Floridablanca."

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Francisco de la Milla y Aliaño nació en El Puerto el 12 de agosto de 1912, hace 100 años. Su padre, maestro de escuela, lo observó desde pequeño en sus estudios, buscando para él una carrera profesional que le resultara natural, que no fuera contraproducente a sus condiciones.

No era buen estudiante Paquito Milla, y así lo demostró en la escuela portuense. Con ocho años, su padre fue trasladado a una escuela nacional de Vejer de la Frontera y allá que se fue nuestro eterno niño. Hasta los catorce años, es decir, durante su infancia y primera adolescencia. Milla recorrí la bellísima población vegeriega, se enamoró de sus niñas y escudriñó su cielo azulísimo, reafirmando a su padre que era un desastre en los estudios pero que, sin embargo tenía una gran facilidad con las manos, sobre todo para dibujar y modelar todo aquello que le llamara la atención.

De nuevo trasladan al padre, con los 14 años de nuestro protagonista, a otro municipio, Puerto Real y será, precisamente, una decisión paterna lleva a Milla a Jerez de la Frontera, a viro con una tía y a comenzar los estudios de Artes y Oficios, acercándose al arte, su obsesión. Ya, con 19 años, su padre le matricula en Madrid, en la facultad de Bellas Artes, hospedándose en casa de otro tío que era director del Banco Industrial Mercantil.

Afiche de la película 'Gracia y Justicia', con Morena Clara, rodada en los Estudios Cinematográficos Roptenses, donde trabajó De la Milla.

Relacionado con la ‘buena sociedad madrileña’ y el mundo de los negocios, su tío lo colocó en los Estudios Cinematográficos Roptenses, de donde era accionista, donde vivirá su primera experiencia con el mundo del cine y contactó con la profesión que, le iba a servir para ganarse la vida. Como ayudante de cabina de proyección en los estudios, Milla pasó sus primeros meses madrileños esperando a que comenzara su primer curso de Bellas Artes, un curso que nunca iba a iniciarse para nuestro protagonista, por el estallido de la Guerra Civil.

Por lo que se llamaba entonces ‘estrecho de pecho’ Milla quiso esquivar el conflicto y salirse de la guerra, pero la guerra terminó reclamándolo a un puesto casi de cine: la UGT creó, en los Estudios Roptenses, una unidad de defensa antiaérea y metió a milla en la contienda. Desde la azotea tenía que escudriñar el cielo con los reflectores del Estudio para alumbrarlo, un destino peligroso. Así pasó la guerra y así la terminó, compaginando la defensa de los cielos con su trabajo en los estudios. Tanta confianza había despertado en los cineastas, y tanto se creía avanzado en el mundo del séptimo arte, que hasta tuvo tiempo de imaginar una escenografía, fijarla en una maqueta y presentarla al productor, que a punto estuvo de aceptársela para una película.

Al finalizar la guerra se colocó en la Academia Majón, como profesor de dibujo para los bachilleres. Pero hubo de reincorporarse a filas --no sirvió de nada el anterior servicio militar al servicio de la república-- y, aunque lo hizo con celeridad ante la carta amenazante que recibió, fue declarado prófugo por lo que hubo de resolver como pudo con la ayuda paterna, presentándose en un Cuartel de Osuna: contó su aventura madrileña, hizo valer su argumento de ‘estrecho de pecho’ para librarse del servicio, y consiguió tras jurar bandera, volver a casa.

Una vista de la plaza del Altozano, de Utrera, a donde llegó nuestro protagonista en 1943.

En 1943 su padre trabajaba como maestro nacional en Utrera había había sido trasladado forzoso por el Ministerio de Educación Nacional, y allí llegará Francisco por vez primera. Pronto encontrará trabajo en un cino de verano de Sevilla, y en años sucesivos en un cine de Jerez, Vejer, El Palmar de Troya, Los Molares y vuelta a Utrera donde donde pasó, ya en un puesto fijo, en el cine Avenida, de invierno, hasta que se jubiló.

Hasta que se casó ya mayor, vivió en la utrerana calle Porras con su madre, África. Cine por las noches y cine vespertino los sábados y domingos. Pero mucho tiempo libre para matar el gusanillo de su existencia: el arte. Milla pintaba cuadros, modelaba objetos, restauraba crucifijos viejos, nacimientos de barro, imágenes de escayola de la Virgen, juguetes antiguos, jarrones… Esa parte de su vida se la pasaba en su estudio. El que disfrutó la mayor parte de su tiempo estaba en la calle Sevilla, en dos habitaciones repletas de cachivaches, despojos antiguos, cuadros, objetos destrozados, pinturas, pinceles, estanterías repletas y una bombilla desnuda de la que Milla sacaba toda la inspiración.

Como el pueblo de Utrera tampoco estaba sobrado de esta clase de artesanos, pronto le llegaron encargos importantes. Encargos para los que no estaba demasiado preparado pero que él trataba de solventar de la mejor manera posible: Cristo de los Gitanos, Virgen del Rosario de Santiago, Camarín de la Virgen de la Consolación de Utrera, Sagrario de Santa María, frescos y pinturas de las hermanas de la Cruz… con resultados desiguales y, en ningún caso nada que no pudiera subsanarse en los que Milla ponía su vida y su tiempo, y de ellos sacaba lo justo para vivir, para seguir llevando la vida humilde que llevaba, ya casado y sin hijos. /En la imagen, Cristo de la Buena Muerte. El artista Miñarro ha recuperado la encarnadura del Siglo XVIII, eliminando la intervención realizada en 1.956 por el artista portuense afincado en Utrera y hermano de dicha corporación  Francisco de la Milla y Aliaño

Antigua Cabalgata de Reyes.

Este portuense se volcó, de forma desinteresada, en la organización y construcción de carrozas de la Cabalgata de Reyes de Utrera desde los años cincuenta hasta casi el día de su muerte, participando activamente en todas las etapas de este desfile de la ilusión. Ya con unas cataratas, en 1996, no pudo colaborar con el evento, pero iba  las naves donde se construían a oler y respirar aquel mundo de pinturas, de papeles, de pegamentos y prisas. Siempre al lado de la Cabalgata hasta el día de su muerte.

Paco de la Milla, junto a las carrozas.

Ahí terminó la historia vital de este chiquillo de El Puerto que no servía para los estudios pero que tenía muchas habilidades manuales. Hoy la asociación utrerana que organiza el cortejo real se llama ‘Asociación Cultural Francisco de la Milla y Aliaño’. Y una plaza lleva desde el 2006, el nombre de ‘Maestro Milla’ y se ubica en la Avenida del Matadero, junto a la barriada que lleva su nombre, en Utrera, la ciudad que lo acogió y donde vivió hasta el fin de sus días. (Texto: Salvador de la Quinta Garrobo).

Nuestro agradecimiento al utrerano Jesús Fernández Lobillo.

La vespa con matrícula CA-21988, matriculada en 1959 y conducida por Pepe Cabrera, lleva de ‘paquete’ a dos intrépidos motoristas Juan Monge Reinado y Paco Dueñas Redondo. La imagen, tomada desde la acera del antiguo ayuntamiento, muestra dos peculiares camiones de la época delante de uno de los laterales de la plaza de Isaac Peral.

El navegante Pablo Torres aunque nace en Sevilla empieza a navegar a la edad de 7 años. Hoy tiene la base de su barco 'El Bicho' en Puerto Sherry, preparándose en aguas de la Bahía de Cádiz para importantes pruebas náuticas. La navegación y la mar han sido siempre sus pasiones. Empezó a hacer regatas de vela ligera, primero en la clase Optimist pasando en su etapa juvenil por la clase láser Radial en la que se proclamó subcampeón nacional y 1º del ranking en la temporada 99/00. A continuación, dió el salto a la exigente clase 470, en la que formó parte del equipo preolímpico español llegando a obtener resultados como ser Nº 1 juvenil y Nº 5 absoluto nacional en la temporada 03/04.

2004 supondrá un giro radical en su vida. Deja la vela olímpica para embarcarse en la replica de la histórica Nao Victoria, en la que como Jefe de Guardia dará una vuelta al Mundo acompañado de 20 tripulantes más, entre los que destaca el mítico navegante oceánico José Luís de Ugarte. El viaje durará dos años, con más de 28.000 millas náuticas nvegadas, y un mundo por recorrer en un barco de madera con velas cuadras a la antigua usanza. A partir de entonces vuelve más enamorado que nunca del mar y la navegación.

En 2007 finaliza sus estudios de Ingeniero Técnico Naval siendo su proyecto fin de carrera un Mini Transat de serie, y esta decidido a construirlo, pero en prototipo. Decide trasladarse a Valencia para empezar su “carrera hacia la Transat 650”, empieza a trabajar en varios astilleros, visita a múltiples navegantes de la clase mini y navega con ellos, realiza un estudio exhaustivo y consigue afinar unas líneas innovadoras y potentes para su barco.

En septiembre de 2008 consigue reunir suficientes fondos y coraje y se embarca en la construcción de su propio barco, con la más alta tecnología: no duda en utilizar la fibra de carbono o la laboriosa técnica del laminado al vacío. Para optimizar al máximo los escasos fondos de que dispone para la obra, se va a vivir al lugar donde construye su bicho: serán 9 meses de vida espartana que solamente fortalecerá más los ánimos de Pablo. La construcción durará hasta finales del año 2012 con multitud de anécdotas. Como resultado de ello, Pablo obtendrá un bagaje y una ventaja frente a sus competidores, aunque el precio ha sido alto: 4 años de construcción, de sufrimientos y penalidades. Pero obtiene la mejor recompensa: el conocimiento de hasta el más mínimo detalle de su barco, una capacidad para el sacrificio a prueba de fuego y una resistencia mental que le harán relativizar las mas duras experiencias que ofrece la mar.

“Este proyecto ha sido llevado a cabo con mucho esfuerzo y dedicación. Lo he compaginado con mi trabajo de entrenador de equipos de regatas, con la navegación en la Copa de América y las competiciones en la clase Mini. Mi sueño" -afirma Torres - es conseguir un puesto entre los diez primeros. Para ello cuento con una gran ventaja, conozco mi barco al milímetro. Además, Puerto Sherry es uno de los puertos deportivos españoles con mayor proyección internacional y vocación por el desarrollo de la náutica española. Estoy seguro de que juntos cosecharemos grandes éxitos”.

En Puerto Sherry se ve el proyecto como algo extraordinario y reconocen en Pablo Torres el verdadero espíritu aventurero de los grandes regatistas de este país. “Hasta ahora no había participado en esta gran prueba internacional ningún andaluz y tampoco un español en estas condiciones por lo que, para El Puerto, es un gran privilegio”. ‘El Bicho’ comenzará las regatas nacionales e internacionales puntuables para poder acceder a la Mini Transat 2013 este mes de marzo en Italia. Le seguirán otras 15 pruebas en Francia, Italia, Inglaterra y España. La Mini Transat comienza en septiembre de 2013.

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Antonio López Torres nació en 1954. El apodo de 'el Gorri' le fue puesto por su padre porque, de niño, era muy pequeño "como un gorrión", de ahí lo de 'el Gorri'. Está casado con Rosario García de Quirós y tienen una hija de 28 años.

El matrimonio regenta un bar en el número 85 de la calle Cruces, 'Peña Cultural, Deportiva y Recreativa Amigos del Gorri', en el que se respira un extraordinario ambiente siendo el lugar muy concurrido y donde, una copa de vino y una tapa cuesta cincuenta céntimos de euro, algo insólito para los tiempos que corren. Los sábados y domingos acuden parroquianos que hacen sus pinitos con el cante flamenco al que es muy aficionado nuestro protagonista.

MAS DE 20 TRABAJOS.
'El Gorri' es un trabajador incansable que ha desempeñado numerosos puestos de trabajo, entre ellos vendedor de plato en la Placilla, camarero en el desaparecido Bar Caza y Pesca en el Parque Calderón, en el almacén de Güelfo en la calle Nevería, en la obra de cimentación del Hotel Puertobahía colocando pilotes, como repartidor de las cervezas Cruzcampo, mariscador nocturno, vendimiador, descargando camiones en la desparecida fábrica de botellas, haciendo cajas de cartón, chatarrero, varios años de albañil, fontanero, escayolista, etc.

Foto del Trofeo de Dominó de la Peña del Bar Triana, en 1982. De izquierda a derecha, primera fila: Rosendo, carnicero; Fali Gómez, Giménez de La Pastora, con un ejemplar en la mano de Diario de Cádiz; Pedro Galván, de la tienda de decoración de la calle Larga, GALSA; Hugo Rodríguez Cortés, de la Peña el Troncho; Domingo Asenjo, el de los platos; Francisco Javier Paullata Estévez, arrendatario del Bar Triana desde 1981, Araujo y Manuel Cordero. Segunda fila: Manuel Paullata Serrano, padre de Francisco Javier; Remigio, el carpintero; Francisco Sánchez Valenzuela, conocido como Pacuchi, el cristalero; Antonio García Real, José María Martínez Govantes, Pepón Arjona, el Gorri, Miguel Gómez; José García Gil, conocido como Pepe el redero,  Vicente, a quien cariñosamente, apodábamos como ‘La vieja’, se llamaba Vicente Martínez Sánchez, Pepe Amorós y Antonio, el peluquero. Agachado, Antonio Camacho Francés, Antoñete, hermano de “el Chusco”. Falta en la foto, Fernando, el Sietededos, un escayolista que, a efectos de maquetación, no cabe en la imagen que se publica. (Foto: Rafa. Colección Antonio Collantes Ramos).

HERIDO DE BALA.
Y entre tanto trabajo hizo sendos Cursos, uno del  PPO, en el Instituto Santo Domingo, de soldador. Y culturismo  en el Gimnasio de Escalante, donde ejerció como ayudante de monitores. Dado su desarrollo físico y gran musculatura, fue contratado como portero vigilante de la desaparecida Discoteca Galaxia, en la calle San Bartolomé; allí sufriría un grave accidente en el ejercicio de sus funciones, recibiendo un disparo en el bazo al intentar quitar una pistola a una persona que amenazaba a la clientela. Estuvo, como es lógico, un tiempo dado de baja por primera vez en su vida.

De izquierda a derecha, 'el Gorri', Modesto Barragán, pregonero del Carnaval 2010, y Manuel Torres 'el Cabo', en la sede de la Peña La Mezquita  de la calle Postigo, cuando la gestionaba en el año 2009.

DE LA MEZQUITA A EL GORRI.
Llevó el bar de la Peña 'La Mezquita' durante 14 años, y desde hace un par de años regenta el bar de la Peña que lleva su nombre, como se ha dicho, en el número 85 de la calle Cruces y a unos precios mas que populares. "Aquel pequeño gorrión que decía su padre, se ha convertido hoy en un ave del paraíso que acoge bajo sus alas a todo el que llega en busca de protección. (Texto: Enrique Pedregal Valenzuela)

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¡Mi plata aquí en el sur, en este sur,
conciencia en plata lucidera, palpitando
en la mañana limpia,
cuando la primavera saca flor a mis entrañas !

Mi plata, aquí, respuesta de la plata
que soñaba esta plata en la mañana limpia
de mi Moguer de plata,
de mi Puerto de plata,
de mi Cádiz de plata,
mi Sevilla de plata,
niño yo triste soñeando siempre
el ultramar, con la ultratierra, el ultracielo.

Y el ultracielo estaba aquí
con esta tierra, la ultratierra,
este ultramar, con este mar;
y aquí, en este ultramar, mi hombre encontró,
norte y sur, su conciencia plenitente,
porque ésta le faltaba.

Y estoy alegre de alegría llena,
con mi mitad allí, mi allí, complementándome,
pues ya tengo mi totalidad,
la plata mía aquí en el sur, en este sur.
___________________________________
Juan Ramón Jiménez, "Con mi mitad allí", Animal de fondo (1949), Obra poética I.


1. Juan Ramón Jiménez; 2. Pedro Muñoz Seca; 3. Fernando Villalón; 4. Dionisio Pérez.  Al lado de Villalón, a la derecha de la Virgen,  Francisco Ciria y Vergara de la Concha. En la fila de abajo, segundo por la derecha,  Juan Ávila González. (Foto Colección LSA).

En la imagen, inferior, los Renedo Varela, en su casa de la calle San Bartolomé, 14,  De izquierda a derecha, Domingo, María Teresa --que vive en Estados Unidos--, Pilar, Javier, Jaime, la madre Hortensia Varela Moreno esposa de Domingo Luis Renedo Fernández, Hortensia, José Ignacio, María del Carmen y Natividad, que vive en Tucson (Arizona, EEUU). Faltan tres hermanos en la fotografía.

Imagen actual del patio donde fue tomada la fotografía, donde hoy se encuentra la pensión o ‘Bed an Breakfast’ de Penny y Alan, de nombre ‘Casa Número 6’.

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Javier Maldonado Rosso (1952) nació en El Puerto de Santa María.  Especialista en la cultura del vino del marco del Jerez-Xérès-Sherry ha sido el organizador de las Jornadas del Vino Fino y miembro del Ateneo del Vino Portuense. Este Doctor en Historia obtuvo el Premio Extraordinario en Doctorado en Filosofía y Letras por la UCA (1996-97).  Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico de El Puerto es, a su vez, Director de la Revista de Historia de El Puerto desde su fundación en 1988, editada por el Aula de Historia Menesteo. Además es Académico de número de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia de su ciudad natal. Es miembro del Grupo de Investigación de Estudios Históricos Esteban Boutelou de la Universidad de Cádiz; profesor colaborador honorario de Historia del Vino y de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz y profesor del Máster de Estudios Hispánicos y del Máster en Dirección Turística de la citada Universidad.

Ha dirigido más de una docena de cursos sobre historia de la vid y el vino organizados por la Universidad de Cádiz, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, la Universidad de Málaga y la Universidad Internacional de Andalucía.

En la imagen, Manuel Pérez Casaux, flanqueado por los académicos Javier Maldonado Rosso y Luis Suárez Ávila, dirigiéndose al estrado para pronunciar su discurso como Académico de la de Belals Artes de El Puerto. En la presidencia, de izquierda a derecha, Joaquín Solís Muñoz-Seca, Juan Gómez Fernández a la sazón presidente de al entidad y Jesús Nogués Ropero. Octubre de 2003.

Maldonado, durante la presentación del cartel de Feria de Ángel Lara, en 2010: "Ángel Lara ha pintado un cartel que es un cuadro o un cuadro que es un cartel. "Un magnífico cartel anunciador, digno de nuestra Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino, que es fiesta de la amistad". Un cartel de los que se enmarcan".

A nivel internacional su participación en comités y representaciones pasa por Secretario General de la Asociación Internacional de Historia y Civilización de la Vid y el Vino (1999 - 2004) y Coordinador de la Red Internacional de Historiadores de la Vitivinicultura, habiendo coordinado varios congresos y simposios nacionales e internacionales sobre historia de la vitivinicultura..

Es autor de varios libros y de mas de cuarenta artículos sobre historia de la vid y el vino, entre los que cabe destacar:

La formación del capitalismo en el Marco del Jerez. De la vitivinicultura tradicional a la agroindustria vinatera moderna (siglos XVIII y XIX), editado en Madrid, en 1999, por Huerga y Fierro, Editores, que obtuvo el Prix en Economie & Droit concedido en París por la Office International de la Vigne et du Vin en el año 2000 y el Premio de Investigación de la Asociación Internacional de Historia y Civilización de la Vid y el Vino en al año 2000. En este estudio, el autor analiza en profundidad y extensión el proceso de transformación de la vitivinicultura tradicional a la agroindustria vinatera moderna en el Marco del Jerez-Xérès-Sherry, en el contexto de la vinatería atlántico-europea de los siglos XVIII y XIX. El autor ofrece un nuevo modelo de interpretación del proceso de cambio de la vinatería jerezana y de las características de la moderna agroindustria vinícola resultante. Interpreta el conflictivo proceso de cambio protagonizado por la oligargquía cosechera y la burguesía vinatera como uno de los máximos exponenetes de la transición en España del Antiguo Régimen al capitalismo. El estudio analiza las transformaciones técnicas (vitícolas y enológicas), económicas (productivas y comerciales) y sociales (nuevos grupos socio-profesionales), y se centra en la organización empresarial y jurídica de los capitales, así como en su procedencia y estructura. Este estudio aporta algunas innovaciones metodológicas a la historiografía económica y entra de lleno en algunos de los temas que más interés despiertan actualmente en la misma: el desarrollo industrial en España: el papel de empresarios autóctonos y extranjeros: la procedencia económica, social y geográfica de los capitale empleados; la transición del Antiguo Régimen al capitalismo, etc.

El célebre tintilla de Rota (siglos XVIII-XX), editado en Rota, en 2004 por la Fundación Alcalde Zoilo Ruiz Mateos.

Las rutas del vino en Andalucía, editado en Sevilla, en 2006, por la Fundación José-Manuel Lara y la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. La singularidad, diversidad y calidad de sus vinos hacen que Andalucía sea considerada el paraíso de la cultura del vino. Esta ruta recoge por primera vez toda la vitivinicultura andaluza actual. Constituye un paseo provincia a provincia por todas las características y particularidades de las comarcas vitivinícolas de Andalucía: tanto por las Denominaciones de Origen como por las que cuentan con la Mención Tradicional de Vino de la Tierra. Nunca hasta ahora se había dado una visión global histórica y actual de la cultura del vino en Andalucía de forma amena y rigurosa.

Nueve bodegueros del Marco del Jerez (siglos XVIII-XX), Cádiz, coautor. Quórum Editores, 2010

Es también autor del guión y de los textos de la Ruta de las casas de viña de El Puerto. Itinerario I: Pago de Bilbaína, de próxima inauguración.

La actriz estadounidense Mary Cathleen Collins, de 56 años, mas conocida profesionalmente como Bo Dereck, estuvo en El Puerto de Santa María en 1984, rodando la película Bolero, a las órdenes de su marido --30 años mayor-- John Derek, hoy fallecido. Fue muy conocida por la película, de culto a su personalidad, '10, la mujer perfecta', rodada en 1979.

Entre los lugares de rodaje se encontraba las Bodegas Terry, donde fue atendida por el entonces director de Relaciones Públicas, Fernando Gago (ver nótula núm. 974 en GdP). Derek, de 56 años vive un romance desde hace 10 con el también actor John Corbett.

Bolero  fue una producción picante que explotaba la belleza de la norteamericana, contó con un plantel de actores tales como  George Kennedy, Olivia d'Abo y las actrices españolas Ana Obregón y Mirta Miller. El papel de galán --encarnando a un torero corneado en la entrepierna-- recayó en el italiano Andrea Occhipinti, que sustituyó a Fabio Testi, y que fue despedido de la película con extrañas excusas.  A pesar de las malas críticas --segundo Razzie para Bo)-- la película fue un éxito de taquilla, alcanzando la tercera posición de recaudación en su estreno en Estados Unidos, por encima de la película musical Purple Rain de Prince y muy cerca de Los Cazafantasmas.

Fabio Testi, que luego sería sustituido, Fernando Gago, Bo y John Derek y Geroge Kennedy, en Bodegas Terry en 1982, durante el rodaje de 'Bolero'.

La sinopsis de la película es un topicazo: Bo es en Bolero una turista americana de los años veinte que recala en Andalucía atraída por el mundo de los toros. Conoce a una gitana (Ana García Obregón), adjudicada como novia desde pequeña a un rejoneador (Fabio Testi). La americana acaba enamorando y enamorándose del torero e incluso pretende llegar a ser rejoneadora.

Mary Cathleen Collins o lo que es lo mismo, Bo Derek, firmando una bota en la bodega, en presencia de Fernando Gago.

Una crítica despiadada a la actriz en su actuación de Bolereo de Jorge Berlanga: «Lo de Bo, de bobalicona, de bollo sin miga, de bodrio, no ha sido otra cosa, afortunadamente durante un tiempo fugaz, que la ilusión erótica de un artificio de plástico, la atracción por la muñeca inexpresiva, que si no dice ‘papá y mamá’, puede ser capaz en su naturaleza de pepona --de tamaño algo menor al natural--, de prestarse a algún revolcón bajo la supervisión de su marido»

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Los fideos con caballas es un plato que tradicionalmente se ha relacionado con Cádiz y San Fernando. Sin embargo, en El Puerto de Santa María también era un guiso habitual de pescadores. De hecho los famosos fideos con lenguao de Eugenio Guadalete están basados en este guiso. La versión que publicamos es de Manuel Alejo Mulero. Con ella ganó el concurso de tapas de La Caridad organizado por la Hermandad de la Oración en el Huerto. Manuel Alejo señala que el plato lo aprendió de su madre. Manuel señala que la receta original es de su madre Milagros Mulero, aunque ella no le ponía el brandy, un detalle que ha incorporado él y las hacía con los trozos de caballa sin desespinar y fritos previamente. Manuel hace otros guisos de forma magistral, entre los que destacan el Ajo Caliente, para lo que, incluso, recibe encargos de grupos y reuniones.

La existencia de esta receta en El Puerto de Santa María al menos a mediados del siglo XX también lo confirma el cocinero Eugenio Espinosa Palacios del restaurante Guadalete (ver nótula núm. 414 en GdP). Su padre Eugenio Espinosa Morales que creo el famoso guiso de los fideos con lenguao realizaba antes el guiso, cuando trabajaba en un barco de pesca, con caballas.

INGREDIENTES. Para cuatro personas.
•    1 cebolla.
•    Medio pimiento rojo de asar.
•    Medio pimiento verde.
•    1 copa de brandy de Jerez.
•    Medio kilo de tomates rojos maduros.
•    2 cucharadas de tomate frito.
•    1 hoja de laurel.
•    750 gramos de caballas.
•    250 gramos de fideos (también se pueden utilizar espaguetis cortados).
•    0,100 litros de aceite de oliva virgen de la Sierra de Cádiz.
•    Sal.
•    Hierbabuena.

ELABORACIÓN.
En el guiso tradicional las caballas se utilizan partidas en rodajas gordas. Sólo se le retira la cabeza y los interiores. El inconveniente es que el guiso es incómodo de comer por las espinas y también, si se introduce el pescado desde el principio este queda seco. Para evitar todo esto Manuel Alejo Mulero, que tiene 74 años, lo que hace es, una vez quitado los interiores y la cabeza cocer las caballas un minuto en agua con sal y laurel. Cuando el agua está hirviendo se introducen las caballas un minuto y se vuelven a sacar. Una vez que se han enfriado un poco se separa la carne de las espinas y se le quita la piel a los lomos, con lo que quedarán limpios y será más cómodo comerlos. Una vez hecho esto se reservan los lomos y también el caldo de cocción de las caballas.

El segundo paso es cortar la verdura en trozos pequeños. Se hace esto con la cebolla y los pimientos. Se pone aceite en una cacerola y cuando esté caliente se echán las verduras para que se refrían a fuego medio. Primero los dos pimientos y luego, cuando se hayan dorado un poco, la cebolla. Cuando estén ya tiernas se incorpora el tomate crudo. Se puede incorporar rallado o en trozos con la piel quitada. Cuando esté la verdura refrita, se incorpora el brandy, las dos cucharadas de tomate frito y se echa el agua suficiente para cocer los fideos. El guiso debe quedar un poco caldoso, pero no en exceso, como puede verse en la foto. Se incorporan también unas hojas de hierbabuena y se rectifica de sal, teniendo en cuenta que el caldo ya la lleva. Cuando queden cinco minutos para servir se incorporan los lomos de caballa para que queden en su punto y no se sequen. Se sirve caliente. (Texto y fotos: Pepe Monforte).

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Siento que nos haya dejado este gran amigo y aficionado flamenco o flamencólogo, como ustedes lo quieran llamar, Pepe Blas Vega (Madrid-1942-2012), se nos fue el cercano día 24 de Octubre del 2012.

La familia nos vienen por el azar, los amigos tenemos la suerte de elegirlos. Para mi Pepe, ante todo fue un colega y un buen amigo, fue una de las primeras personas que yo conocí en Madrid, hace mas de treinta años. Colaboré con el en muchas ocasiones, me pedía datos siempre relacionado con el flamenco. Tuve el placer de hablar contigo, días antes de partir con los que no vuelven.

Pepe Blas Vega estuvo muy ligado a nuestra ciudad. Todas las grabaciones antiguas de cantaores y cantaoras de El Puerto de Santa María, como fueron: José de los Reyes "El Negro", Alonso Suarez de la O "Tío Alonso el del Cepillo", Dolores y Juana ‘las del Cepillo’ y Juana ‘la del Planchero’, ésta última esposa de Tío Alonso. Todos estos portuenses grabaron sus cantes en la Magna Antología Flamenca, dirigida y producida por este señor del flamenco. Me contó Pepe que, una de las primeras grabaciones se realizé en nuestra ciudad fue con José ‘el Negro’, en su casa de la calle de la Zarza, donde tenia una habitación alquilada.

Quiero contar una anécdota de Pepe Blas Vega y de Félix de Utrera. Estábamos en la librería de la calle Prado en Madrid, un sábado del año 1988. Nos comentaba Félix,  que la gran mayoría de las letras por fandangos eran del ‘Bizco Mate’; Pepe, se reía y Félix un poco cabreado salió a la calle y le dijo: »--Te voy a demostrar que lo que yo digo es verdad». Volvió a los veinte minutos con Juan Valderrama que estaba hospedado en el Hotel Prado, muy cerca de la librería ya mencionada. En este establecimiento se aposentaba el jiennense, cuando iba a la capital de España. Nos demostró este gran artista, con una lección del fandango en todos los estilos y el cante y las letras del ‘Bizco Mate’. Se llevó una hora cantando acompañado por la guitarra del maestro amigo Félix de Utrera. Cuando Valderrama, se dejaba caer por la capital, siempre se pasaba por la librería y en mas de una ocasión canto en el sótano de este local.

¿Amigo Pepe? donde te encuentres, tu sabes bien que los amigos de verdad y tu familia te echaremos de menos. (Texto: Antonio Cristo Ruiz).

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