
Dionisia Perles Benítez conocida popularmente como “La alicantina”, aunque nacida en Málaga el 5 de junio de 1922 en el seno de una familia de pescadores, su amplia relación familiar con la hermanada Villa de Calpe hace que en nuestra ciudad se la conozca por ese apelativo cariñoso.
Su padre Francisco Perles Tur capitán de barco de gran altura, al quedar viudo de la modista malagueña Francisca Benítez Ramos cuando nuestra protagonista tenía seis años de edad, decide que Dionisia sea la única de sus cuatro hijas que emprenda estudios universitarios por así haberlo querido su fallecida esposa. No en balde la pequeña Dionisia ya sabía leer el periódico a muy temprana edad y esto llamó la atención de su progenitora auspiciando sus posteriores estudios.
Interrumpido el bachillerato por la guerra incivil española termina la carrera en 1945 incorporándose a su primer destino en el malagueño pueblo de Cártama. En este lugar encrucijada de caminos tuvo su bautizo como matrona rural que compaginó con el de maestra ocasional –era la única bachiller en el pueblo- para cubrir la baja por enfermedad de la titular. Allí se fue la joven Dionisia acompañada de su abuela con la que compartió cama y habitación; la renta consistía en pagar a la casera una comida al día en la que el pan se sustituía por rábanos de huerta. Treinta y cuatro bancas y más de cien educandos ocuparon gran parte del tiempo de la matrona/maestra de Cártama en sus comienzos en la profesión. Cuando tenía que asistir un parto se suspendían las clases en aquella España de la posguerra. Eran otros tiempos.

Con su hijo Paco, en una celebración del Día de la Madre, en 1970.

En una comida con su hijo Paco, adolescente, en 1979.
La dureza de su quehacer profesional como matrona le llevaba a chozas de chamizo con público expectante en espera del alumbramiento anunciado; o a los bajos de los puentes en donde la comunidad errante gitana perpetuaba su casta a la luz de una lumbre de retamas secas, para dar calor a los neonatos que lavaba con aguas del río Gudalhorce. En Cártama tiene hasta una calle con su nombre. Saben ser agradecidos.
En 1969 aparece por El Puerto siguiendo la estela de su familia de pescadores alicantinos. Doña Dionisia escribe una carta al Ministro de Gobernación solicitando la plaza que había quedado vacante en nuestra ciudad tras la muerte de la matrona de beneficencia Doña María Lucero, a la que sustituyó el 19 de septiembre de ese mismo año. Su primer domicilio lo tuvo en la calle Espíritu Santo, al lado mismo de la originaria Clínica del Dr. Frontela con el que colaboró en muchísimas ocasiones.

Una vista de 'Las Carrales', economía porteña de lenguaje de 'Los Socarrales', donde Dionisia atendía a las parturientas de la comunidad gitana que allí habitaban. Año 1970.
La comunidad gitana de “Las Carrales” puede dar fe de la humanidad con que la nueva matrona atendía a las parturientas. “La alicantina” revolucionó la asistencia en partos atendiendo a las futuras madres desde los primeros dolores en los partiditos de sala y alcoba con el agua y el jabón verde esperando, a los que acudía cuando la ocasión lo requería hasta el puerperio de las nuevas mamás. Su sueldo a veces consistía en un plato de berza con coles que compartía con la familia que recién se había agrandado. Devota de la Virgen Marinera, no perdía ocasión en la que le pedían consejo para ‘bautizar’ a las chiquillas con el nombre de Carmen.

Dionisia Perles su marido Antonio Crespo, con sus hijos Paco y Tere, nietos y demás familia, en 1989.
Los partos a domicilio se acabaron a finales de la década de los 70 del siglo pasado. Su trabajo se trasladó al Hospital San Juan de Dios en colaboración con el Dr. Viseras, la Clínica Frontela y la Residencia de la Seguridad Social de Jerez de la Frontera hasta que le llegó la hora de su jubilación en el año 1987.
Culta, dicharachera, humanista, matrona del pueblo y para el pueblo fue condecorada por el Excmo. Colegio de Enfermería de Cádiz como Colegiada de Honor en virtud de los méritos contraídos en el ejercicio de su profesión. Pero a ella lo que más le enorgullece es el reconocimiento que a sus ochenta y siete años recibe cada día de la gente sencilla de El Puerto.
LAS MATRONAS.
La asistencia al parto por una comadrona se cuenta entre las más antiguas profesiones del mundo, pero ha sido también una de las que más cambios ha experimentado. El reconocimiento social y clínico de las comadronas griegas hacia el año 500 a. de J.C. era elevado, pero en la Europa occidental, en épocas premediavales, las comadronas ocupaban una posición humilde y a menudo no reconocida. Esta situación relegada podría atribuirse al bajo status de las mujeres en aquella época y a su exclusión de la educación.
Hacia el siglo XIV, los médicos graduados en universidades comenzaron sistemáticamente a socavar la fe en las “viejas matronas” y sus remedios asumiendo gradualmente autoridad y poder. (En la imagen de la izquierda, con su esposo, Antonio Crespo, delante de la Cartuja de Jerez).
A comienzos del siglo XIX la profesión médica, ya exclusivamente masculina, se hizo altamente organizada e intentó hacerse cargo de la asistencia al parto, haciendo que la comadrona tradicional pasara a un segundo plano. Algunas mujeres, conscientes de la muerte potencial de la comadrona, reconocieron su deber de organizarse política y profesionalmente y por encima de todo, la necesidad de educarse, sosteniendo durante muchos años una larga batalla para lograr este fin.

En la imagen, Doña Dionisia atendiendo a su nieta, en presencia de su marido, en 1989. (Textos Manolo Morillo).

Luis era un niño en una posguerra atroz de hambre y oscuridad, monago insumiso, cómplice de estraperlista, militante antifranquista clandestino, obrero fabril, albañil capaz y vecino solidario sin etiquetas. Octogenario, Luís Rincón Noya contempla desde la atalaya de su 3º A de la Plaza del maestro Dueñas, junto a su compañera de todas sus vidas, Soledad, no en balde son progenitores de siete hijos con todos sus avíos, las grandezas y las miserias que la condición humana le ha mostrado a lo largo de su ya luenga existencia. De figura menuda y corazón grande, este lazarillo que fue de ciego, sindicalista orgulloso de su clase, y desengañado de la partitocracia en donde los actores principales y únicos del panorama político son los grandes partidos, se reivindica día a día como amo de casa, abuelo vocacional y ferviente amante de la lectura, que en sus ratos libres escribe con la bonhomía que siempre ha llevado por bandera. (Ilustración: María Lizaso).
De una infancia de posguerra repleta de calamidades, de hambre y de incomprensiones, recuerda como a un cuñado suyo, Manolo, que regentaba el bar Los Cisnes en plena Calle Luna, cuando los sublevados contra la República se hicieron con el control de la ciudad, le cerraron el local previo destrozo del mismo que, unido a su reciente viudez hizo que se trastornara por completo recluyéndosele en su casa por loco. Locura convenientemente fingida a instancias de un amigo falangista para evitar el casi seguro fusilamiento que le esperaba si llegaba a curarse.


Su incorporación al movimiento sindical se comprende con estas palabras: “--Cuando llegué a la fábrica y vi a un centenar largo de hombres trabajando en unas condiciones laborales infamantes, con un calor de muerte y sirviendo a unas máquinas de fabricación automática con medios artesanales, comprendí que la época de la esclavitud aún no había terminado”. Fue Esteban Caamaño Bernal quien a través de Calixto García, compañero de la fábrica, el que le introdujo en la Hermandad Obrera de Acción Católica (H.O.A.C.). En el sindicato vertical de la época fue enlace sindical, jurado de empresa, presidente de la sección social local del Sindicato de Construcción, Vidrio y Cerámica, y vocal provincial de esta misma rama. Colaboró con Esteban, Isidoro Gálvez y su hermano Manolín y otros compañeros de Cádiz, San Fernando y Jerez en la implantación por esta zona del Sindicato Unión Sindical Obrera (U.S.O.). Siente especial admiración y aprecio por Tina Aguinaco y Jaime San Narciso, dos asturianos, profesora ella y médico él, que por sus estudios y formación pertenecían a la clase media, pero que sin embargo, por sus valores humanos estaban más cerca de los pobres que sus propios congéneres. (En la imagen, torre chimenea de la desaparecida fábrica de botellas).
Con la restauración de la democracia abandonó un tanto desengañado el mundo sindical y político, pero sus inquietudes solidarias le llevaron a impulsar el movimiento vecinal incipiente que se habría paso en esos momentos de apertura del país. Tuvo el honor –según sus palabras- de ser el primer presidente de la Asociación de Vecinos “San Jaime” en la zona de Crevillet. Ahora, tras una larga y trabajada vida de compromiso hacia los demás, su descanso activo lo ejerce como escritor ya premiado en algunos certámenes literarios, manteniendo por siempre el orgullo de haberse ganado la amistad y el respeto de todos sus compañeros en el mundo del trabajo. (Textos: Manolo Morillo).
BUSTO DE ÁNGEL PANTOJA.
REGALO PERSONALIZADO CON FOTO. Miguel Ferrer.
PASEO EN VAPOR.
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DOMINIO EN INTERNET. ADIP Informática.
BLOG EN INTERNET. ADIP Informática.
INVITACIÓN AL CINE.
BIOGRAFÍA EN GENTE DEL PUERTO.
SESIÓN DE SPA. Hotel Los Jándalos.

Manolo ingresó muy pequeño en el Centro que la Diputación Provincial tiene en Puerto Real para niños, la conocida como Casa Cuna. Luego pasaría por un centro de Málaga, para a continuación ser atendido en el Colegio Valcárcel de Cádiz y con posterioridad en el Centro de Educación Especial del Madrugador, ya en El Puerto. Allí se tomaron por él un especial interés, tanto el Director Luna Riel, al que Manolo recuerda con afecto, como el Secretario del Centro, Faustino Navas quien se propuso enseñarlo a leer y que cuando creía que lo conseguía, se dio cuenta que Manolo se aprendía de memoria las páginas para agradarlo. Fue un día en el que le “leyó” la página que tocaba, con las letras boca abajo. (Manolo es feliz con un micrófono en la mano, cantando, como sucede en muchas de las celebraciones en las que participa).




Sale en la Hermandad de los Cerillitos, los martes, aunque acompaña a las Hermandades de La Borriquita, El Olivo y El Nazareno, de chaqueta o ayudando, como en el caso del Nazareno, portando la escalera que se usa para salvar los cables o por si hay que subir al paso. Con el Resucitado, el domingo, va de chaqueta y de aguador. Ha sido paje con el Cartero Real (Faustino Navas) y con Luis Benvenuty (Rey Melchor) y este año cuentan con él en la Hermandad del Dolor y Sacrificio para que haga también un papel real. «Ya era hora de que me tocara a mí», vuelve a decir Manolo. El día 4 de enero, a las 5 de la tarde, estará en el Centro Comercial El Paseo vestido de Baltasar. (En la imagen, caracterizado de paje del Rey Negro. Es algo que le encanta, participar en la Cabalgata de Reyes).
En el año 2006, Diario de Cádiz publicaba en la Feria una entrevista con Manolo. "Tiene la feria la mar de ajetreada: por las mañanas reparte huevos de Lódelmar para abastecer un buen puñado de casetas, después queda con los amigos y por la noche, o si se tercia en una de estas tardes tan amplias, lo verán en un escenario con sus recreaciones musicales. ?Manuel Sánchez tiene 40 años y así, a secas, podría pasar desapercibido.? Pero si detallamos que es El Polvorón , el sobrenombre adquiere todo su sentido.?" El mote me lo puso José Antonio Luna, pero no sé por qué", explica con sus ojos vivos, esos ojos de mirada de niño con los que se asoma a la feria, para divertirse a lo grande.? Manolo tiene novia, se llama Sandra, y está muy contento con ella : "ha llegado el momento de sentar la cabeza", asegura con esa ingenuidad con la que se ha granjeado el cariño de todos los que lo conocen.? Ya ha tenido unas cuantas novietas, "bastantes", asevera, y con su novia quiere disfrutar de todos los días de la feria en la compañía de amigos como Antonio, el que le acompaña al jaleo y las palmas en todas sus actuaciones.? En la "presente temporada", El Polvorón presenta un nuevo espectáculo, encarnando nada menos que a Falete, la criatura surgida desde las entrañas de Jesús Quintero.? "A mí me gusta cantar también por Siempre Así o por El Barrio", detalla su catálogo.? Manuel está siempre a la moda musical, pasó de Raphael a Ricky Martin y llegó a desembocar en Bisbal, su ídolo durante bastantes ferias.?" Bisbal se mosqueaba porque lo imitaba muy bien", deja caer con esa retranca particular Manolo .? Así que si en una de estas noches se pasa por la caseta de Afanas podrá contemplar un recital completo de El Polvorón , con el que disfrutan amigos, conocidos y desconocidos".? (Foto: Fito Carreto).




EL PAN DE LA CASA, UN CLÁSICO.







LIBRO “CARDITO DE PUCHERO”. Juan Rincón.
LIBROS “COCINA PARA IMPOSTORES”. Falsarius Chef.
PLUMILLAS TAURINAS. Francisco M. Arniz.
"Mercería. Quincalla. Perfumería. Juguetes. Productos fotográficos "kodack" y "Agfa". Ampliaciones "Kodack". Cines "Pathé Baby". Películas y Accesorios. Artículos para regalos. Loza y Cristal, etc. Artículos para bares y cafés. Gramófonos y discos. Óptica, cristales y armaduras de todas clases; se despachan las recetas de los señores oculistas. Especialidad en Novedades". Hoy otros productos vienen a completar o sustituir la oferta de la tienda: Modelismo. Juegos de Mesa. Mercería. Artículos religiosos. Bisutería. El Fraile del Tiempo. Abanicos pintados a mano que dan aire distinguido... Y Recuerdos de El Puerto únicos e irrepetibles. Reproducciones de fotografías antiguas. Hasta carga tarjetas de teléfono... Pero no se les ocurra pedir bigoteras, rabillos de boína, pechuguitas de almanaques, sopladores, cadenas de WC, cable de antena, o sacudidores y plumeros. Esas ya ni son novedades ni se han vendido en la tienda nunca. Al menos, que nosotros sepamos.
FIGURITAS DE ÁNGEL MARTÍNEZ. Sucesores A.M.
En el año 2000 se fundó "Sucesores de Ángel Martínez, S.L.", empresa que, combinando la mejor tradición artesanal de la época de Ángel Martínez pero añadiendo las mejoras técnicas que permitan mejorar la calidad tanto de las materias primas como de determinadas técnicas, recuperando una tradición: figuras que estaban en peligro de desaparición por el paso del tiempo. Pedidos en calle Larga, 34, o al teléfono: 610702173.
MEDALLAS DE LA PATRONA.


