"Cuando uno es niño pasan las cosas, cuando es viejo los años pasan los años" (Ángel González)

| Texto: Manuel Gago Fornells y José Antonio Herrera Lara.
La promoción del Colegio de la Salle, 1967-1975, nos reunimos para seguir haciendo cosas, el primer sábado de mayo. Fuimos la última generación que cursó primaria e inauguró la Enseñanza General Básica (EGB), de la reforma de educativa de 1970, conocida como ley de Villar Palasí, ministro que la puso en marcha. Quizás fuimos los últimos niños del franquismo y los primeros adolescentes de la transición, el caso es que eso de los cambios parece que venían ligadon a nosotros.

Quedamos en la puerta del colegio a las 9 de la mañana, como Dios manda. Llovía a mares, pero todos sabemos que eso no es una excusa para faltar al colegio. Allí fuimos recibidos por representantes de la dirección del colegio: Santiago Estévez, director; Lorenzo Olivera, coordinador de Primaria y por Nicolás Jiménez Aragón, antiguo alumno, profesor y hermano de uno de nuestros compañeros. Se unieron a nosotros nuestros maestros de entonces: Rafael Bermudo Delgado, Antonio Velázquez Garay, Teodoro Vivar y Martín Delgado Mariscal. José Luis Corbacho no pudo asistir finalmente por problemas de salud.

Comenzamos con una Eucaristía, celebrada por nuestro compañero sacerdote José Manuel Sotelo Maestre, un recuerdo a compañeros y maestros que la vida se ha llevado. Terminada la misa, acompañados por la dirección y Nicolás, pasamos a una clase de aquellas que poblamos donde se nos contó cómo había cambiado el colegio y la educación desde que nos fuimos en junio de 1975, aunque muchos regresamos en el año 2000 para celebrar los 25 años.
Compartimos recuerdos, anécdotas y miles de batallitas que la edad nos va recordando y haciendo cada vez más cercanas, para poder ya hasta contar a los nietos. El coro que formamos, las permanencias, los partidos de fútbol, la suscripción al Vida y Luz, al Hermano Visitador y los puntos de disciplina, se mezclaron con un colegio actual donde se coeducan niños y niñas, se aprende con ordenadores y se identifican y actúa con problemas actuales en el aprendizaje.

Visitamos el cole recordando dónde estaban las diferentes dependencias. No olvidábamos dónde estaba el bar, nuestras clases, dónde quedaba el teatro, la Capilla y dónde se localizaba “El Cascarón” --clase de pretecnología--, así como por dónde y cómo subíamos y bajábamos tantas veces, tanto en fila, la mayoría; como en desbandada, las menos veces. Incluso recordamos por dónde Antonio Herrera Santilario atendía el bar, con una paciencia que rebelaría al santo Job. Las proporciones y perspectivas de hoy, aun cuando estructuras de las clases con el armario donde se guardaba el balón y otros elementos, no han cambiado nos dieron fe de que algo hemos crecido. Seguimos caminado añorantes y perplejos, para visitar la ampliación y nuevas instalaciones que dejan ver un mundo y unos profesionales volcados en la enseñanza, que en eso no ha cambiado, que combina la enseñanza tradicional con las más avanzadas técnicas didácticas…
Acabamos, y aprovechamos que escampó, para alumnos y maestros aposentarnos en el bar Manolo, en la Plaza de Isaac Peral, donde tomamos el aperitivo, mientras calmó la lluvia y afloraron más recuerdos, allí, además, se incorporaron compañeros que por motivos laborares faltaron a la primera parte. Como niños bien vestidos, y puntuales nos encaminamos al restaurante Los Portales, para comer unos buenos entrantes y platos, bajos en azúcar y colesterol --que ya van tocando--, siendo atendidos de manera excelente y cariñosa por el personal del restaurante, a pesar de lo jartibles que somos. Tras el almuerzo y ya a los postres, y varias llamadas al orden, llegaron los discursos tanto de maestros como de representantes del alumnado. Como colofón, cada maestro repartió un pequeño recuerdo a cada alumno.
…Y así, llenos de emoción, evocaciones y risas terminamos recogiéndonos que ya vamos teniendo una edad. Eso sí, mantendremos reuniones cada primer jueves de mes, para seguir haciendo cosas mientras el cuerpo aguante.
…Eso es todo amigos.
Ahí estamos. Escrito por Pepe Herrera y un servidor. Gracias a todos los que lo hicisteis posibles y José María Morillo.