Saltar al contenido

Maldeo y Pinto Wahin: el déjà vu que marca un antes y un después #6.286

| Texto: Verbigracias García L.

En un tiempo donde la música urbana parece atrapada entre la fórmula y el algoritmo, ‘Déjà vu’ irrumpe con algo más difícil de fingir: verdad. Este primer single profesional de Maldeo no solo es una carta de presentación, es también una declaración de intenciones. Un manifiesto emocional, físico y musical, donde se respira disciplina, sensibilidad y una mirada personal que no se copia, se conquista, rodado en las playas de la Costa Oeste de El Puerto de Santa María.

Detrás de la producción, está Pinto ‘Wahin’ y conviene detenerse aquí. Wahin no es solo un productor más en los créditos: es el alquimista que ha sabido traducir la identidad de Maldeo en sonido. El resultado no es una pista más para una playlist de moda.

Es un relato construido con capas, texturas, silencios y explosiones. El exfutbolista convertido en productor lleva años afinando su capacidad para mezclar estilos sin forzar las costuras. Aquí, lo urbano no compite con lo melódico, ni el trap anula la emoción del pop. Todo convive. Todo respira.

Maldeo, por su parte, es un artista con historia en los huesos. Fue campeón nacional de judo, y ese pasado pesa —en el buen sentido— en cada verso que escribe. No hay sobreactuación ni dramatismo impostado. Hay tensión medida, precisión lírica y un pulso que proviene de quien ha aprendido a caer y levantarse. Su voz no se agarra al micrófono: lo habita.

‘Déjà vu’ habla del amor a primera vista, de esa chispa que se reconoce antes de que ocurra, de un momento que parece repetirse porque ha dejado huella. Pero también es una metáfora de algo más profundo: el deseo de repetir lo que emociona, de volver a lo que duele bonito. En esa línea, la producción de Wahin juega con lo sensorial: hay ecos que se repiten, delays que imitan la memoria, bajos que entran como un recuerdo punzante.

Ambos artistas —Maldeo en el foco, Wahin en la sombra luminosa del estudio— consiguen lo que pocos logran: convertir una canción en una experiencia emocional completa. Y cuando Wahin interviene vocalmente, lejos de robar protagonismo, funciona como un eco emocional que multiplica el mensaje. Es esa voz que confirma lo que Maldeo canta, como si la emoción no cupiera en un solo cuerpo.

La masterización en The Mastering Palace de Nueva York aporta el acabado internacional, pero el alma es profundamente personal. Porque no es el sonido el que hace grande a ‘Déjà vu’, sino la forma en que ese sonido nos mira por dentro.

Este lanzamiento no es solo el principio de una carrera prometedora para Maldeo. Es también otra prueba del momento creativo de Pinto Wahin, un productor que, más que crear beats, construye atmósferas donde los artistas pueden ser ellos mismos con más nitidez que nunca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

- Al enviar este comentario estoy aceptando la totalidad de las codiciones de la POLITICA DE PRIVACIDAD Y AVISO LEGAL.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies