
| Texto: José María Morillo
El Puerto de Santa María tiene aún tareas por cerrar, como regalos por abrir bajo el árbol común. Proyectos empresariales que esperan empuje, un patrimonio histórico más que centenario que ansía soluciones, ideas ciudadanas que piden escucha y asociaciones con ganas de sumar. También retos políticos que reclaman menos ruido y más acuerdo, menos foco, menos redes sociales y más trabajo.
Nada imposible si se hace desde la lealtad a esta Gran Ciudad y no desde el agujero de cualquier trinchera, olvidando la incuria secular que nos desgasta. El Puerto avanza cuando cada uno empuja un poco, sin pedir aplausos. Cuando el vecino cuenta tanto como el cargo y la voluntad pesa más que el interés. La Navidad nos recuerda que lo colectivo siempre vence a lo individual.
Y que esta Gran Ciudad, muy noble y muy leal, cuando quiere, sabe remar --todos juntos-- hacia buen puerto: El Gran Puerto de Santa María.
