La política como juego de poder: la metáfora de las sillas
| Viñeta: Alberto Castrelo | Texto: Nerea López.
En la teoría política, pocas imágenes resultan tan eficaces como la del juego de las sillas. ¿Lo recuerdan? Un grupo de jugadores gira en torno a un conjunto de sillas —siempre en número inferior al de participantes— mientras suena una música de fondo. Cuando esta se detiene, sobreviene la lucha silenciosa por ocupar un espacio. Quien no lo logra, queda fuera. O al lado.
La analogía es transparente: el poder, al igual que las sillas, es un bien escaso. Los actores políticos —partidos, líderes, facciones— se mueven en círculos, atentos a las señales del entorno, ...
...esperando el momento oportuno para asegurar su posición. Cuando cambia la melodía (una crisis, una elección, una remodelación, una renuncia), los equilibrios se rompen. Y entonces no gana necesariamente el más preparado, sino el más rápido, el mejor posicionado o el más despiadado.
Como en el juego infantil, siempre hay alguien que se queda de pie. La diferencia es que, en política, el costo de no tener silla suele ser la irrelevancia, o un empleo pensionado como cargo de confianza.