Sergio es corredor desde hace unos siete años. ”He corrido muchas carreras, pero hace cinco años tuve la más importante y dura de mi vida". Este es su relato:
1ª Etapa. Comienza la pesadilla
La primera etapa comenzaba el 31 de enero de 2013 en un hospital de Jerez de la Frontera, donde Sergio acudió a Urgencias por un dolor en el abdomen y vómitos. Después de hacerle las pertinentes pruebas, deciden dejarle ingresado, con el pronóstico de una posible apendicitis. Esa noche le sube mucho la fiebre. Por la mañana, tras una ecografía, le diagnostican finalmente apendicitis, por lo que le intervienen a continuación.
La operación aparentemente sale bien, la apéndice un poco necrosada, pero sin llegar a perforar. A los tres días deciden darle el alta hospitalaria, incluso con unas décimas de fiebre. Llegó a casa con molestias y fiebre. Pasa mala noche y al día siguiente aún peor, decide de nuevo ir a Urgencias al centro hospitalario donde le atendieron.
La doctora que le ausculta en un primer momento no veía nada raro en que tuviese fiebre después de una operación tan reciente. Le hace unos análisis de sangre, y algunos valores salen alterados. Finalmente deciden dejarle hospitalizado. “Pero dicha doctora parecía que me estaba haciendo un favor”.
Pasaban los días y le hacen una unas pruebas seriadas, hasta que un día mediante un TAC (tomografía computerizada) descubren que tiene un absceso de pus bastante importante, por lo que deciden de nuevo intervenirle. “De la operación salgo fatal, con muchísimos dolores. No me calmaba ni la morfina ni ningún otro calmante”. Pasan los días y la fiebre continúa en mayor o menor medida, pero no hubo ni un sólo día que desapareciera. Continúan las pruebas. incluso del corazón.
Los médicos le llegaron a decir “--Sergio, no sabemos qué es lo que tienes". Incluso pensaban en darme el alta sin diagnostico alguno. Había días que ni pasaban a verle. Se les fue tanto de las manos que su caso se lo pasaron a una internista, y ésta, posteriormente a otros médicos. Le querían operar hasta del corazón, del páncreas, y de otras patologías que en principio ni padecía.
Los días pasaban y Sergio se encontraba cada vez peor y con más fiebre. Hasta que el día 25 de febrero le subió tanto la fiebre que ya su cuerpo no aguantaba más. En un primer momento los dos cirujanos que un principio seguían su caso decidieron abrirle y ver en vivo que le pasaba “Algo que tenían que haber hecho mucho antes”, afirma. Después de haber hablado los cirujanos con los anestesistas, estos se niegan ya que en hospital no disponen de UCI.
Sergio es trasladado de hospital y localidad, al hospital mas cercano que dispusiera de UCI. en una ambulancia medicalizada, llegando sobre las 22:30 horas e, inmediatamente, le ingresan en la UCI del nuevo centro y seguidamente acude el cirujano de guardia a visitarle, quien le dice: “--He estado hablando con los cirujanos de Jerez y viendo los informes médicos que me han mandado he decidido abrirte y a ver que pasa". Para Sergio, “En ese momento ya me daba igual todo, lo único que quería era que hicieran lo que fura con tal de salir de todo aquello”.
En la misma UCI le preparan para quirófano. “--Rápido, prepararlo que tiene que estar en quirófano ya" oía decir a los médicos.”Así que sin anestesia ni nada me ponen un catéter y demás "chismes". Corriendo para quirófano, por el camino veía a los médicos y enfermeros muy alborotados, ya presentía que la cosa era más grave de lo yo creía”.
Ya en quirófano, y aún despierto, me ponen más aparatos, hasta que ya me quedé anestesiado. A mitad de operación me despierto, escuchaba de todo. “--Rápido que se nos va", “--Hay que ver el marrón que nos han mandado de Jerez", “--Hay que ver los familiares, los pobres..." “--¡Cuidado que se nos despierta!". Sergio recuerda que “Era una sensación de impotencia, el querer gritar y no poder, el querer moverme y no poder. Pasarían unos dos minutos hasta que me volvieron a dormir”.
Después de unas horas de intervención, en la que finalmente y después de estar lavando casi tripa por tripa, vieron que tenía perforado el colon, con lo que tuvieron que cortarle un trozo y realizarle una colostomía, lo que implicaría llevar una bolsa en el abdomen.
Sergio despierta al día siguiente en la UCI, entubado y lleno de aparatos, drenajes, sondado, vendado de cintura para abajo... Cuando llega el cirujano que le salvó la vida, Marcos Alba, le explicó por encima lo que tuvieron que que hacer y que le tuvieron que poner la bolsa para recoger las materias fecales. “En ese momento me quería morir”. Le dijo que sería temporal, de seis meses a un año. “Yo le preguntaba que si sería seguro, que me dijera la verdad y que si iba a ser para siempre. El me decía que no, que sería temporal, aunque yo en ese momento creía que me lo decían para que no me viniera abajo”, afirma. “En principio tendría que estar en la UCI unos cinco días, pero no pasaron ni dos cuando me pasan a planta. Aunque por lo visto había que esperar diez días para que mi vida no corriera peligro”.
Pasaron los días y Sergio iba mejorando a un buen ritmo, y le van quitando aparatos progresivamente, levantándose de la cama después de estar mucho tiempo postrado en ella. El día 15 de marzo le dan por fin el alta hospitalaria.
2ª Etapa. Convivir con una colostomía
“La verdad es que desde un primer momento no me lo tomé del todo mal y me acostumbré pronto a ella. Pero con ello no quiero decir que fuese fácil. Era un cambio importante en mi vida”. Tuvo que aprender a manejar una cosa que para todo el mundo en estas circunstancias es una novedad y algo que en ese momento no lo veía natural. No tuvo más remedio que familiarizarme con aquello.
Se acercaba Semana Santa y Sergio solía ir a custodiar desde hacía unos años a los pasos de las procesiones. Un compañero y amigo, “Más bien un hermano”, Jairo, le pidió el favor cuando fue a verle una de tantas veces al hospital que si no le importaba dejarle su placa para salir con ella en uno de esos pasos. Le dijo que sí, pero no hizo falta. Un día antes del desfile procesional le dijo que no, que Sergio le acompañaría a custodiar ese paso.
“Era Martes Santo, y salimos los dos juntos en el Palio. Aguanté como pude, pero terminé el recorrido y pude acompañar hasta la recogida. El jueves me llama Jairo y me dice que el va a custodiar también al Nazareno. Le eché ganas y fuerzas y le dije que yo también iría. En un principio pensaba no hacer el recorrido entero ya que esta procesión es bastante larga y mi cuerpo en estas circunstancias no iba aguantar. Finalmente me incorporé sobre las 6 de la mañana, es decir, sólo una hora después de su salida del Templo. Pensaba que no aguantaría todo el recorrido. Además hizo bastantes paradas largas ya que lloviznaba. La verdad es que estaba cansado, incluso los compañeros me decían que no la hiciera entera, pero ya que estaba allí decidí llegar a la recogida. Lo pasé fatal, pero terminé”.
A los dos meses después de salir del hospital empezó a correr pequeñas distancias. No podía ni con 100 metros. Se veía incapaz, pero todos los días salía un rato a intentarlo.
Sergio es constante. El día 1 de junio participa en una Carrera Popular en San Fernando que dedicó a su mujer por todo el apoyo sostenido en el tiempo durante las vicisitudes de la enfermedad. Era una prueba corta de unos 7,5 kilómetros. “Mi propósito era terminarla y que mi mujer me viera entrar en meta con la camiseta que le preparé por sorpresa dándole las gracias. Me costó muchísimo, incluso durante la prueba me vine abajo, pero sólo el pensar en mi mujer y mis niños pude seguir y terminarla. El tiempo era lo de menos, en 4:36 minutos el kilómetro”.
Para Sergio “Correr es lo que me sigue dando vida y me aparta de las pensamientos obsesivos. Recorro durante estos nueve meses colostomizado cerca de 900 kilómetros corriendo. Participo en 12 carreras populares, hago tiradas largas de mas de 20 kms. entrenos por la Sierra, series de velocidad... De pensar en que este año no iba a poder correr, a hacer todos esos kilómetros y a ritmos, en algunas carreras, cercanos a los 4 minutos el kilómetro”.
En Chipiona, en la Carrera Popular de la Reyerta, realizó una carrera que dedicó a su familia, de unos 8,5kms. La finalizo en 4:13 el kilómetro de media. En una semana empezaría la operación para la reconstrucción intestinal y la reconexión.
3ª Etapa. A pocos kilómetros de la meta
“Quería que llegara el día, pero por otro lado no”. Pasar por un quirófano no es plato de gusto y aunque en esta ocasión era una intervención programada y Sergio llegaba fuerte físicamente, siempre existe ese miedo al quirófano y al post operatorio.
Es hospitalizado el 24 de noviembre para ser intervenido al día siguiente. No tenían hora prevista los cirujanos, así que le dejaron para cuando terminaran con todas las operaciones que tenían programada en esa mañana ya que su operación requería mucho mas tiempo. Sobre las 11:30 horas le llevan para preparatorio. “Los nervios eran como en mi primera carrera. Nervios que poco a poco iban desapareciendo gracias al gran equipo médico que me atendía, empezando por el anestesista, un ‘cachondo’ con el que estuvimos momentos previos a la operación bromeando”. Llegó la hora de entrar y como en las anteriores intervenciones. “--Sergio, piensa en algo agradable" me decía el anestesista. A lo que le que contesté "en mis hijos”.
En esta intervención le reconstruyeron el tránsito intestinal --le quitaron la bolsa de materias fecales-- y aprovecharon para extraerle la vesícula, ya que tenía en ella una piedra de tamaño considerable. Despierta unas cuatro horas después, con muchísimos dolores. "sedarme por favor" gritaba como podía. “--Tranquilo, ya te hemos puesto una bomba de calmantes" le decían las enfermeras. Sobre las 20:00 horas le trasladaron a una habitación en planta y esa noche la toleró bien gracias a todos los goteros con calmantes que lee administraron.
Pasan los días y todo fue bien; le fueron quitando las sondas gástricas, otro día la bomba de goteros, las sondas de la orina, las 33 grapas por un lado, mas los 7 puntos de otra herida y demás artilugios médicos. Pasó cinco días sin poder comer ni beber nada. Progresivamente le fueron incluyendo una dieta blanda, que toleró sin problemas. Incluso empezaba a caminar antes de lo previsto.
Pasaron a visitarle los compañeros y amigos del running, Roberto, Israel y Javi, he hicieron un par de series por el pasillo del hospital. Javi con palo de goteros en mano y Sergio siempre en cabeza y Roberto e Isra detrás. No estuvo mal para llevar sólo un día andando. Buen rato el que echaron. Digno de ver, cuatro atletas que se dedican a correr verlos a paso de tortuga por todo el pasillo como ancianos.
Todo iba sobre ruedas, incluso a la semana de haberle operado le iban a dar el alta hospitalaria, pero se presentó un pequeño susto. Al segundo día de funcionar el tránsito intestinal, solo echaba caños de sangre unas tres veces al día durante dos días. Lo estuvieron vigilando y haciendole todos los días un hemograma y todo se solucionó, pero querían los cirujanos asegurarse durante un par de días mas.
Fue después de 15 días cuando le dan el alta hospitalaria. “Acababa aquí mi tercera y última etapa y con el orgullo de haberla ganado con éxito”.
Ahora toca recuperarse de esta larga carrera. “Carrera durísima física y psicológicamente, pero que fui capaz de terminarla gracias a toda esa gente que siempre ha estado ahí animándome cada kilómetro, cada zancada, cada caída... alientos de ánimos que siempre me dio esa fuerza que uno solo seria incapaz de tener. No sólo la he ganado yo, también todos los amigos y familiares que me han acompañado y por supuesto esa pedazo de mujer que tengo, Cristina, que estuvo día a día dándome el avituallamiento necesario para que no abandonara.
“Después de ganar esta larga y dura carrera, he corrido varias carreras populares, varios trails, varias medias maratones y dos maratones. Ahora voy a por mí tercer maratón. La meta no acaba aquí, tengo muchas mas metas en mi vida, las cuales alcanzaré y por qué no, ganar también. Después de haber rozado la muerte, la vida la veo ahora de otra forma. Hay que vivirla como si cada minuto fuese el último. La vida me dio una segunda oportunidad y esa oportunidad la quiero aprovechar al máximo”.
Hola Jose Antonio. Vaya historia la tuya también. Puedes ponerte en contacto conmigo mediante privado en perfil de Facebook o mediante la página que administro de Facebook Historias De Superación. Si no tienes Facebook me puedes mandar un mail, sergicani2@hotmail.com
Un fuerte abrazo!
yo también pase por una perforación intestinal en el colon con el agravante que se convirtió en una fascitis necrotizante en la pierna derecha como consecuencia la extirpación de dos musculos completamente engranedados,llevo una colostomía desde hace año y medio y siempre en todo ahí un lado positivo,en mi caso mi cámara fotográfica y mi familia.Sergio me gustaría mucho contactar contigo pues nuestros casos médicos no son muy frecuentes;un abrazo fuerte campeón.