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Juan Ignacio Pérez Sala. Su huella en la feria y la juventud portuense #6.270

Fue uno de los impulsores de la caseta Tierra, Mar y Vino, en el siglo pasado

| Texto: Luis Alfonso Pérez Nogués

La caseta 'Tierra, Mar y Vino' fue fundada por Juan Ignacio Pérez Salas, Depositario/ Tesorero del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María y por Antonio Romero Castro, jefe de Negociado de la concejalía de Fiestas. En aquella época y durante 15 años hasta 1980 (posteriormente y desde el año 1981 se trasladó al recinto actual de Las Banderas), la Feria portuense pasó a ser por primera vez urbana, aunque nunca perdiera su carácter campestre y de concurso de ganado, que esta vez se celebraba a la sombra de los pinos y eucaliptos de las dunas de San Antón, en lo que su día fuera plaza de abastos y hoy sede de la Policía Local.

Tierra, Mar y Vino no fue sólo una caseta de feria. Funcionaba durante todo el año como lugar de celebraciones para todos los ciudadanos de El Puerto. Son incontables las familias que celebraban allí las comuniones, confirmaciones, bodas y demás acontecimientos con sus seres queridos.

Sus promotores. Juan Ignacio y Antonio, consiguieron que Tierra Mar y Vino se convirtiera en un lugar privilegiado gracias a las actuaciones en directo de artistas reconocidos de esa época como Peret, Rocío Jurado, Los del Río, Manolo Escobar, el dúo cómico Tip y Coll,... ayudando a la proyección de El Puerto de Santa María, como lugar destacado en el contexto nacional.

Posteriormente, fue Juan Ignacio quien se encargó de la gestión y explotación de ese mágico lugar, y adelantándose a su tiempo, provocó la adaptación de Tierra, Mar y Vino al contexto social de la juventud que empezaba a implementarse en España. Su visión global provocó que Tierra, Mar y Vino abriera sus puertas, facilitara y ayudara a grupos de rock para que pudieran desarrollar sus actuaciones en ese lugar.

Allí actuaron grupos, hoy día venerados por su influencia a nivel cultural para futuras generaciones como Triana, Imán, Bloque, Asfalto, Los Radars, y otros.

Los beneficios de esas actuaciones siempre fueron destinados a la asociación denominada "Las Hermanitas de los Pobres que, en aquella época facilitaba, las necesidades y ayudas a los mayores en los asilos.

El carácter filántropo de Juan Ignacio y Antonio siempre fue una característica de ellos como personas. Así serán recordados: innovadores al servicio de los demás.

 

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