Nunca olvidó su barrio, su origen y sus gentes
| Texto: Antonio Cristo Ruiz
Antonio Muñoz Cuenca, “Muñoli”, fue una persona que dejó una gran huella en El Puerto de Santa María. Posiblemente sea uno de los personajes de esta tierra que más ha representado el costumbrismo de un pueblo. Nació en la calle Santa Clara en 1938, y este año se cumplen 10 desde que se fue con los que no vuelven: el 25 de diciembre de 2015, en Santa María del Puerto. Se crió en una calle muy flamenca, Santa Clara. En aquellos años, muchos entierros pasaban por esa vía camino del cementerio: el último paseo por el pueblo. En algunas andanadas de la época se decía: “Te voy a mandar para Santa Clara”
Era una persona muy tratable, con un carácter estupendo. A veces se enfadaba porque algunos portuenses no colaboraban con él en ciertas iniciativas. Sentía profundamente las cosas de nuestro pueblo y recordaba con cariño a las personas que nos dejaron huella.
En aquella calle Santa Clara nació y se crió Muñoli, como a él le gustaba que lo llamaran. Fue una persona muy querida en su barrio y en todo el pueblo. De familia muy humilde, conocía muy bien lo que fueron los años de la posguerra, de hambre y miseria. Se nos fueron muchas personas sin comerse un plato de arroz con habichuelas.
Muñoli comía en el comedor del colegio de los Jesuitas, algo que, en aquellos años de hambruna, le venía muy bien. Estudió en los Jesuitas del Puerto y terminó los estudios de maestro de escuela en los Jesuitas de Úbeda.
Muñoli colaboró con Francisco Varo Marchán “Cuqui” en muchas actividades flamencas, durante muchos años. Persona muy inquieta, colaboró con el mundo del flamenco desde los años 70 hasta 1998. Yo lo conocía de toda la vida, viviendo en el Barrio Gitano. Como yo clasifico esas calles: La Rosa, Lechería, Santa Clara y Zarza. Porque allí vivían muchas familias de raza gitana, de donde han salido cantaores/as, bailaores/as y guitarristas del Puerto. Hoy en día quedan muy pocas familias calés en esas vías que menciono.
Anécdotas con Tío Alonso “el Cepillo”
Muñoli se comunicaba mucho con Tío Alonso “el Cepillo”, con José de los Reyes “el Negro”, y conmigo, que nos conocíamos, como ya he señalado, de toda la vida. No estoy muy seguro, pero creo que Muñoli acompañó a José “el Negro” en varios desplazamientos que hizo, ya fuera a televisión o a alguna actuación.
En una de tantas tertulias con Tío Alonso, este decía que las letras del cante gitano reflejaban el sentimiento y las calamidades que ha vivido el pueblo gitano.
Le respondía Antonio Muñoli, en broma:
—Tío Alonso, usted sabe muy bien que yo lo he pasado mal… y no soy gitano.
Y Tío Alonso le replicaba:
—¡Pues canta, Antonio, canta!
Muñoli se reía y me decía: “Tiene el Alonso respuestas para todo”. Tío Alonso apreciaba mucho a Muñoli. También fue vecino de su calle y conocía bien a toda su familia.
“El Letra”, un gallo de pelea
Hablando con Muñoli sobre “el Letra”, un pollo inglés de pelea que tenía Tío Alonso, me contó: Cuando Alonso tenía problemas económicos, peleaba al Letra en el reñidero de la calle Santa Clara, y el animal ganaba siempre.
Le preguntó Muñoli cómo murió el Letra, y Alonso respondió:
—De muerte natural.
Y añadió:
—Te estoy viendo venir, Antoñito. ¿Cómo me voy a comer yo a un amigo que me ha quitado de tantos apuros en la vida? Te voy a cantar por tres mil pesetas y te voy a mandar para Larache... Era una expresión que usaba mucho Tío Alonso.
Se apreciaban mucho. Se pasaban ratos estupendos juntos. A Muñoli le encantaba hablar con Tío Alonso “el Cepillo” y con José “el Negro”. Decía que Alonso era “el gitano más limpio que he conocido”.
Con José de los Reyes “el Negro”
Cuando podía, Muñoli se daba una vuelta por el barrio donde vio la luz, para hablar con sus vecinos y echar un rato con sus amigos. Cuando nos veíamos por El Puerto, echábamos buenos ratos de flamenco con Tío Alonso y José de los Reyes “el Negro”, entre otros. Él sabía que yo conocí muy bien a José de los Reyes Santos, “El Negro”, y me preguntó:
—¿Cómo lo ves como cantaor?
Y le respondí:
—“El Negro” es de los grandes cantaores que han salido del Puerto.
Su problema es que no se cuidaba. Tenía todo el día la pipa en la boca.
Es el cantaor del Puerto que más ha aportado al flamenco, y lo descubrimos con sesenta años, gracias a Luis Suárez Ávila y su Romancero Gitano Flamenco. Me contaba muchas veces mi amiga Pepa Villar que José tenía una voz preciosa en su juventud, y cantaba como pocos.
En la antigua Tele Puerto
Me entrevistó en Tele Puerto, en el programa la calle Larga (que me imagino que estará en la videoteca que se salvó del olvido y hoy consereva el Archivo Municipal). Hablamos de flamenco y de los artículos que yo he escrito en revistas como Flamencología de Jerez, El Candil de Jaén, La Caña (Ministerio de Cultura), Alboreá (Revista del Instituto Andaluz del Flamenco), y también en Gente del Puerto.
Canuto y la garrapata
Me preguntaba por cantaores que yo conocí en Madrid, que fueron muchos.
En muchas ocasiones se pasaba por el baratillo de mi hermano, y solía preguntar por personas que recogían chatarra, como Canuto y su mujer, dos personajes muy conocidos en aquellos años tan duros de la posguerra. Le conté a Muñoli una anécdota que me contó mi padre sobre Canuto:
Tenía una garrapata en el cuello, y mi padre le dijo:
—Quítate la garrapata, que eso te puede hacer daño, Canuto.
Y Canuto le respondió:
—¡Lino también tiene derecho a la vida!
A los tres días pasó por la chatarrería sin la garrapata.
Decían que se la quitó don Agustín Fernández, a quien entonces llamaban el médico de los gitanos.
Fiesta del Cante de los Puertos
Muñoli colaboró y participó muy activamente en varias ediciones de la Reunión del Cante de Cádiz y Los Puertos:
- Julio de 1993, homenaje a Alonso Suárez de la O “Tío Alonso el Cepillo”.
- Julio 22 y 23 de 1994, en memoria de Juan Pavón Suárez “el Cojo Pavón”.
- Julio 21 de 1995, en memoria de Ramón Medrano.
- Julio de 1996, en memoria de José de los Reyes “Santo El Negro”.
- Julio de 2000, homenaje al bailaor Manuel Bermúdez “Anzonini”.
Fue un gran enamorado de la música clásica, del cante y del baile flamenco.
Pansequito, genial cuando quería
Un día, Muñoli me preguntó:
—Antonio Cristo, ¿quiénes son los cantaores del Puerto que más te han gustado?
Y le respondí:
—De los que yo he escuchado, Eliseo del Puerto era un fenómeno cantando por Cádiz. Y José Cortés “Pansequito”, un cantaor genial cuando quería. Tenía un estilo muy personal. No copiaba a nadie. No hay que olvidar que, para Camarón, Pansequito era el que más le gustaba de todos los cantaores flamencos. Yo lo escuché en los años 80 en Madrid, y cuando cantaba con sentimiento era único, irrepetible. Diferente a todos.
Cuando el flamenco se contaba en la calle y se escribía en el alma
Yo solo hablo de la huella flamenca que nos dejó Muñoli en El Puerto de Santa María.
Y vuelvo a decir lo mismo a quienes critican a los que ya no están entre nosotros:
—Cuando os vayáis con los que no vuelven, hablad con ellos y que os informen.
Esto es lo que nos dejó Muñoli del flamenco y de muchas otras cosas. Y donde esté, estoy seguro de que seguirá tomando nota para que nada caiga en el olvido. Un saludo, amigo Muñoli.
Se puede leer más sobre Antonio Muñoz Cuenca “Muñoli” en Gente del Puerto, en los siguientes textos:
- Nótula 423: Antropología porteña según Muñoli
- Nótula 2.326: Relatos portuenses
- Nótula 2.681: A la buena memoria de un niño de la posguerra
- Nótula 2.690: El maestro, visto por Luis Galán
- Nótula 3.474: En la memoria de El Puerto, 25 de diciembre de 2017