| Viñeta y texto: Alberto Castrelo
¿Recuerdan las Canteras de San Cristóbal? Sí, hombre, esas que llevan ahí desde antes de que El Puerto de Santa María fuese “Gran Ciudad” y no solo un catálogo de solares abandonados. Pues resulta que están de rebajas, en una subasta. ¿En una subasta? Sí de esas que ocurren en silencio, sin pancartas, ni notas de prensa, ni luces de emergencia. Ahí han estado expuestas nuestras canteras.
Las mismas canteras de las que salió la piedra para levantar catedrales, bodegas y hasta parte de nuestra dignidad como ciudad están ahora en un limbo del que poco se sabe. Todo es mutismo institucional. Un silencio tan espeso que hasta el eco de las cuevas se ha mudado a Rota.
Pero no todo está perdido, calma. Desde el Ayuntamiento aseguran que están “negociando”, aunque nadie tiene muy claro el qué, con quién, ni hasta cuándo. Una nueva política patrimonial basada en el suspense. Si Hitchcock levantara la cabeza…
Y cuando preguntamos, la respuesta es siempre la misma: “estamos trabajando en ello”. Lo mismo dijeron con el Vapor, su muelle y otras tantas cosas. Llamadme impaciente, pero no soporto la espera de ver qué sacan los prestidigitadores de la chistera.
En fin, portuenses: si alguna vez pasean por la Sierra y ven una valla nueva, no se asusten. No es un parque arqueológico, es el nuevo centro logístico de nuestra amnesia. Y si alguien consigue salvar --de verdad-- esas cuevas y ponerlas en valor, que le pongan una estatua. Con piedra de San Cristóbal, por supuesto, si es que queda alguna.