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La viñeta de Alberto Castrelo. Levanto el lápiz. #6.387

| Viñeta y texto: Alberto Castrelo

A veces, entre tanto ruido de excavadoras, inauguraciones para fotos y espectáculos dantescos, ocurre que el Ayuntamiento de El Puerto acierta.
Y sí, lo digo en serio. No es ironía —o, bueno, solo la justa—. Del 12 al 16 de noviembre, la ciudad acogerá su Feria del Libro, una cita que —si uno se detiene a mirar el programa (ver aquí)— tiene bastante más sustancia de lo que podríamos esperar en estos tiempos de cartelería vacía y cultura de escaparate. Cinco días de letras, de autores, de encuentros, de patrimonio abierto y de gente con ganas de escuchar y contar.

El centro de la ciudad será el corazón de esta pequeña revolución tranquila: casetas, presentaciones, firmas, música; el Castillo de San Marcos, el Palacio Araníbar o la Plaza Colón se llenarán de talleres, recitales, cuentacuentos y conversaciones literarias.

| Un momento del acto de presentación que tuvo lugar el pasado lunes en la biblioteca pública 'María Teresa León'. De izquierda a derecha, vemos a su directora, Montserrat Cuvillo; el concejal de Cultura haciendo uso de la palabra, Enrique Iglesias; el alcalde de la Ciudad, Germán Beardo y el comisario de la Feria, Ramón de la Rosa Barrasa.

El programa incluye actividades escolares, espacios para la infancia y la juventud, y nombres que mezclan generaciones y estilos. Desde Felipe Benítez Reyes, que abrirá la cita, hasta autores como Sergio del Molino, César Pérez Gellida, Ignacio Martínez de Pisón o María Regla Prieto, sin olvidar a portuenses que por fin tendrán su hueco en casa. Ver y leer para creer.

Así que solo puedo dar la enhorabuena y felicitar a Germán Beardo —como alcalde también, ahora sí— y a Enrique Iglesias (responsable de Cultura, Patrimonio y Educación), que, para mí, han dado en la tecla.

Creo que es de justicia aplaudirlo, incluso si el que escribe suele afilar el lápiz más de lo habitual hacia la gestión y los desmanes del Consistorio. Creo que reconocer, felicitar y apoyar las cosas bien hechas es de sentido común y nos reafirma.

No deja de ser llamativo que algo tan sencillo —una feria del libro bien pensada— suene a un milagro administrativo que llevara años sin producirse, habiendo pasado todos los colores por todos los cargos, sin que se produjera a estos niveles, cuantitativo y cualitativo.

Parece haber —además— una intención real de, por unos días, hacer ciudad a través de la cultura. Y eso, en El Puerto, no vayan a decirme que no es noticia…

| Carteles del evento

¿Por qué tan contento con un evento de una semana?
Pues porque una feria del libro no es solo un evento: es un gesto político, en el mejor sentido.

Reúne a libreros, a bibliotecarios, a escritores, a lectores; de todas las edades, por si fuese poco. Crea conversación. Invita a pararse. En una ciudad (y sociedad) que mide su éxito en “me gustas”, titulares y fotos pretenciosas, que se haga algo para fomentar otras voces, otras visiones, e invite a sentarse a escuchar a alguien leer un poema o firmar ejemplares, tiene algo casi subversivo.

Y eso es precisamente lo que necesitamos: espacios donde no se grite, sino que se piense; donde no se posturee, sino que se dialogue.

También es un recordatorio de que la cultura no debería ser lo último de la fila ni el relleno en el presupuesto, sino el hilo que une lo demás. Las ciudades que cuidan sus libros, sus autores y sus lectores acaban pareciéndose menos a un escaparate y más a un hogar.

Y en eso, los portuenses —con su historia, su talento y su eterna capacidad para reinventarse— tenemos mucho que decir.

| Carteles del evento

Ojalá esta feria no se quede en el titular de una semana ni en la foto de rigor.
Ojalá se consolide, crezca y se convierta en una cita fija, un motivo de orgullo ciudadano, una fecha marcada en el calendario de quienes creemos que la cultura es el verdadero modelo de ciudad.Puede que dentro de unos años estemos celebrando otras tantas ediciones; ojalá sea así: más y mejores.

En una ciudad que a veces parece vivir a golpe de improvisación, ver cómo se levanta un proyecto con cabeza, con corazón y con vocación de continuidad, para mí, es una buena noticia.  Así que, por una vez, que hablen los libros y que el lápiz, por fin, pueda descansar —aunque sea un ratito breve— sobre una página bien escrita.

P.D. A mí no me han invitado en calidad de nada y tampoco me han patrocinado la viñeta, que os veo venir a más de cuatro por tanta consideración derramada…

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