Así responde un videojuego a la poesía más desgarrada de Lorca
| Texto: José María Morillo
Dicen que Lorca escribió Poeta en Nueva York con el corazón hecho astillas, pero lo que pocos imaginaban es que, casi un siglo después, esos fragmentos rotos se convertirían en píxeles. Nace Aurora Dawn Poet, el primer videojuego inspirado en la obra neoyorquina del poeta granadino, una inmersión sensorial que convierte el verso libre en mundo explorable. Porque ahora Federico no solo se lee, se juega. https://store.steampowered.com/app/3570500/Aurora_Dawn_Poet/?l=spanish
Detrás del proyecto está Yellow Jacket, un estudio independiente radicado en Cádiz, que ha decidido ponerle motor gráfico a la metáfora. El portuense Jesús Torres, su director general y creativo, viene del teatro, y su transición al diseño interactivo es tan lógica como radical: “Si Lorca quiso acercar el teatro a quienes ni siquiera sabían que el teatro existía, nosotros queremos hacer lo mismo con él, con su universo lírico”. Así, del duende al joystick, sin perder la emoción por el camino.
Con un presupuesto modesto --unos 150.000 euros-- y un equipo de 15 personas diseminadas entre Cádiz, Canarias, Madrid y Londres, Aurora Dawn Poet se ha gestado con el espíritu de las vanguardias: arriesgar para que algo nuevo brote. Cada nivel se adentra en un poema de Poeta en Nueva York, no como adaptación literal, sino como traducción lúdica de su atmósfera. Versos que se vuelven arquitectura, símbolos que cobran volumen y ritmo jugable.
¿La premisa? Federico llega a Nueva York con una máquina de escribir que se rompe en el tránsito. Las teclas desaparecen. Hay 27, como las letras del alfabeto, como la Generación del 27 y el jugador debe recuperarlas recorriendo un Manhattan onírico, donde el asfalto late y los semáforos recitan. La narrativa es difusa, como un sueño lúcido, pero deliberada. Aquí la poesía no se explica: se vive, se experimenta, se salta (sí, por 10.000 euros más en la producción), se agacha y se duda.
El germen fue una pregunta tan absurda como poética: “¿Y si Federico jugara?” La respuesta no está en la historia, sino en el gesto de construir un espacio donde su sensibilidad aún resuene. Igual que exploró el cine con Viaje a la luna, Lorca, hoy, habría sentido curiosidad por este medio nuevo que permite pensar con las manos. El videojuego, como el poema, como el teatro, abre mundos posibles.

En Aurora Dawn Poet, el dolor se hace mapa, la metáfora se convierte en mecánica. Surrealismo interactivo sin tutorial. Torres lo resume bien: “Lo más hermoso es acercar lo esencial a alguien que no sabía que lo necesitaba”. Y aunque la familia de Lorca no haya querido involucrarse directamente, el espíritu del poeta parece sobrevolar cada textura.
Porque en el videojuego, lo pop no devora al autor: lo expande. Como si Federico, desde algún rincón de Brooklyn o del código fuente, nos guiñara un ojo y dijera: “¿Jugamos?”. En español… y también en inglés.