No sería hasta 1980 el año en que nuestro poeta Rafael Alberti (1902-1999) pusiera los pies en Granada, de camino, ponía fin también al mito de esta forma su “Balada del que nunca fue a Granada”, aquel 27 de Febrero de 1980 le fue entregada la llave y medalla de la ciudad de manos del Alcalde, por aquel entonces Antonio Jara Andreu, al que le diría “Cuando veníamos por la carretera de Jaén, me he acordado del romance del rey moro: Paseábase el rey moro por la ciudad de Granada, desde la puerta de Elvira, hasta la de Bibarrambla, y he pensado en la coincidencia de que mi entrada haya sido precisamente por la puerta de Elvira y dentro de un rato tenga que hablar en Bibarrambla, junto a Santiago Carrillo». (El País). /En la imagen, Rafael Alberti en el granadino Patio de los Leones de la Alhambra.
Alberti y Antonio Jara, a la sazón, alcalde de Granada en 1980.
Tras un mitin del PCA en el que llegó a concentrar aproximadamente a 15.000 personas, cumplió otro de sus sueños el conocer la Alhambra, aunque no pudo disfrutar tanto de la visita como él hubiera querido, ya que incluso dentro del recinto nazarí numerosos admiradores se acercaban para pedirle una foto, un autógrafo o incluso un apretón de manos. Alberti, quedó completamente enamorado de aquel palacio, tanto es así que uno de los autógrafos firmados por el poeta ponía “Boabdill R.Alberti” Quería conocer todas las estancias privadas “la sala de las favoritas, los baños… Incluso el propio Carrillo al ver el interés en que tenía por conocer las dependencias le dijo “Ahí está el harén, Rafael”. Desde la Torre de Vela, pudo contemplar el Albaicín, las Cuevas de Sacromonte a la vez que protestaba de la alta presencia de personas con cámaras que no le dejaban disfrutar de la visita además de los transeúntes que habían alrededor, dijo esto: «Es lo mismo que pasa ya en Madrid, que cuando quiero ver los cuadros del Prado, me tengo que conformar con ver los cogotes de la gente que está mirándolos.»
Federico García Lorca y Rafael Alberti
Durante toda esa visita, Rafael no pudo olvidar el recuerdo de su amigo García Lorca, aquel al que conocería en 1924, en la madrileña Residencia de Estudiantes, un año antes de escribir su obra “Marinero en Tierra”. Juntos formarían parte de la Generación del 27 y serían amigos hasta el fusilamiento del poeta granadino , hace ochenta años en una carretera entre Viznar y Alfacar (provincia de Granada) en la fría madrugada, como dijo Machado, de aquel 18 de Agosto [hace 80 años], probablemente, junto a un olivo. Rafael asumió en alguna ocasión que él vivió el asesinato de Federico de una manera muy intensa, el Alzamiento Nacional le sorprendió en la Isla de Ibiza donde en una pequeña radio, escuchó la adhesión de los intelectuales al Gobierno de la República y extrañó no escuchar el nombre de su compañero en aquel listado. Cuando volvió a Madrid, se enteró de aquel terrible suceso que durante unas horas efímeras, ni él ni sus compañeros creyeron aquello tan disparatado, pero, por desgracia, tuvieron que acabar asumiéndolo, ya que pronto se corrió la voz y los vendedores de prensa nocturna empezaron a corear aquella terrible noticia.
Lorca visto por Menchu Gamero.
En una entrevista que concedió en ese año, 1980, dijo: «El siempre me decía que viniera a pasar el verano a Granada, que aquí había tantas maravillas y se podía trabajar a gusto. Luego, en julio del 36, se vino asustado de Madrid, pensando que en la capital de España iban a pasar cosas terribles. Y mira por dónde lo más terrible de todo fue a encontrarlo en su propia tierra.»
A la buena memoria de Federico García Lorca, aquel que caminó entre fusiles por una calle larga y cuyo pelotón de verdugos no osó mirarle a la cara. /Texto: Mario Fleming Cumbreras
Muchas Gracias, Antonio me alegro de que te guste.
Formidable trabajo, Mario. Felicidades