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4.300. La viñeta de @elDescosido. Saca lo peor de ti, por favor

La cuarentena y el confinamiento está poniendo de manifiesto lo mejor de nosotros mismos. La solidaridad, los gestos y los detalles se suceden cada día en un ritual cotidiano con los balcones como escenario, la humanidad como protagonismo y la empatía como sentimiento revelación. 

Sin embargo, una vez pasadas las 20:00 y acabado el simulacro de humanidad y empatía –más allá del verdadero respeto hacia el trabajo de nuestros sanitarios--, cerramos el balcón y dentro, frente a las pantallas, le dan por el arco del triunfo a todo el teatro montado durante escasos cinco-diez minutos. Llega el momento de que los 47 millones de expertos que tenemos en España en geopolítica, pandemias globales, política de oposición y gestión nacional se pongan a teclear. Al hashtag #yomequedoencasa, quizás debiéramos añadirle #padaporculo. 

Una vez dentro, cerrado el balcón, ahora es un mano a mano con nuestras redes sociales, con nuestra ventana al mundo real, ese que nos pide que compartamos bulos, odio y saquemos al radical de teclado amargo que dirá al mundo lo indigno, corrupto y miserable que es. Y quién dice al mundo, dice a los votantes y a sus políticos. Y así pasamos la cuarentena, en un partido poco amistoso de conversaciones y reproches sin sentido que no van a desembocar en nada. En nada que no sea más odio y más discusiones absurdas, porque la mayoría de estas discusiones no buscan nada más que la posesión de la razón. Es lo que nos importa: tener la razón. 

A mí particularmente me están sirviendo estos días para comprobar la inmensa riqueza gramatical y lingüística que posee el castellano. Hay entes que, de una forma barroca churrigueresca, combinan sustantivos y adjetivos en un juego prosaico, rozando la poesía grotesca, con el fin de agraviar al otro que da miedo. 

Y quién no insulta, difunde. Ojito con el botón de compartir que es capaz de desencadenar la tercera guerra mundial. Este dichoso botón debería de dar calambre, como me ha llegado a comentar mi amigo Danié. 

Nos dedicamos a esto precisamente ahora. Ahora que todo debería ser unión porque nos va la vida en ello, por respeto y solidaridad con todos aquellos que no tienen tanta suerte y están padeciendo la enfermedad en amigos, conocidos y en sus propias carnes. Ahora, que deberíamos hacer introspección y ver de qué barros han venido estos lodos. Ahora, que muchos de nosotros, siendo unos privilegiados, tenemos tiempo de querer y querernos, porque no se nos ha pedido otra cosa más que estar en casa con los nuestros. 

Ahora, precisamente ahora, muchos desperdician su tiempo maldiciendo y envenenando.

Tenemos una oportunidad para desprendernos de todo el lastre que hemos acarreado hasta aquí. Esta pandemia nos ha dejado sin nombres, sin religiones, sin colores, sin patrias vacías y sin certezas sobre un sistema que siempre ha hecho aguas, aunque nunca nos haya mojado a nosotros. Estamos viendo donde están nuestras fisuras y debilidades. Ahora falta reconocerlas y arreglarlas.

Sin embargo, aun con la responsabilidad de la primavera sobre nuestros hombros, hay personas que siguen empeñadas en vivir en un invierno eterno.

¿Se imaginan ustedes que todos actuáramos exactamente igual que estas personas características invernales? ¿Qué todos compartiéramos estados de odio, insultos, noticias falsas –algunas que no son ni de este año- y estados o enlaces que ni leemos, todos los días? 

Muchos son aquellos que desde que empezó el confinamiento dedican sus días a la lectura, el dibujo, el deporte, el cine, la escultura, las tertulias video compartidas, el afecto a sus seres queridos, el aprendizaje, el teletrabajo, el juego; en definitiva: a crecer.

A hacer las cosas con un sentido, no por matar el tiempo.

Por otro lado, no nos damos cuenta, pero matar el tiempo es una de las mayores mentiras que hemos interiorizado. Cuando hacemos cosas para matar el tiempo, aunque suene paradójico, en realidad es el tiempo quien nos está matando a nosotros.

Si uno es consciente de esto, es difícil entrar al trapo y participar de este circo de los horrores.

Por todo esto, ahora que sabemos que la unión europea solo hace la fuerza cuando la unión viene dada por dinero, que vemos que aunque Superman tenga súper poderes es tremendamente insolidario o que hasta los malos del cuento, en algún momento dado, pueden tender una mano necesaria; es importante que entendamos que no podemos cambiar nada en el mundo si primero no cambiamos nada en nosotros mismos. Esta pandemia nos ha enseñado que la realidad del mundo puede cambiar en un segundo, pero la nuestra podemos mejorarla con nuestra actitud.

Se nos presenta una oportunidad única para entender el valor y el significado de muchas cosas. El valor y el significado de las cosas que verdaderamente importan.
Solo de cada uno nosotros dependerá si salimos de esta situación reforzados, empoderados y siendo mejores ciudadanos o nos quedamos del lado del invierno, con el respeto, la humanidad, y la empatía congeladas. Solo de nosotros depende aprender o estancarnos.

Por ello, cuando salgamos al balcón a aplaudir, yo les animo a que -antes de volver a entrar- saquemos lo peor de nosotros. Todo aquello que nos lastra y nos envenena.
Ojalá seamos capaces de sacarlo y, al volver a entrar, cerrar bien las puertas y las ventanas para que ese humo negro, denso y tóxico que nubla y ahoga por igual, haya desaparecido también cuando erradiquemos esta pandemia y volvamos a tomar las calles.

Dicen que el mundo ha cambiado, pero lo único que ha cambiado hasta el momento son la economía y las relaciones geopolíticas.

Mi mundo, conformado por personas y naturaleza, no cambiará hasta que cada uno de nosotros seamos capaces de salir con la primavera en flor y la piel mudada. 

Y aprovechando esto, les dejo aquello que le comentó Don Quijote a Sancho, durante su viaje, a su paso por el zoo botánico de Jerez, al llegar a los terrarios de los reptiles:

--Cambiar la piel, amigo Sancho, que no es locura ni utopía sino una responsabilidad necesaria.

| Viñeta y texto: Alberto Castrelo.

2 comentarios en “4.300. La viñeta de @elDescosido. Saca lo peor de ti, por favor

  1. Josemar

    Perfecta defensa del régimen actual. No hay que criticar, esto solo se hace si gobierna el PP. Los despropósitos de este gobierno que padecemos se está silenciando por medios de comunicacion apesebrados y comunicadores agradecidos.

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