Saltar al contenido

El alma rota por el adiós del maestro Panseco #5.456

| Texto: Manuel Bohórquez Casado [*]

La muerte del maestro Pansequito, don José Cortés Jiménez, me ha dejado sumido en la más absoluta tristeza porque éramos grandes amigos desde hacía cuarenta años. Era yo muy joven cuando me lo presentó Paco Cepero en un festival y todo fue conocerlo y enamorarme de su cante, de un estilo absolutamente personal. Lo vi en la Estación de Santa Justa no hace mucho tiempo y estaba estupendamente. Precisamente hablamos de eso, de lo bien que llevaba los años y de su frescura en todos los sentidos, tanto en el cante como en la vida. | Foto: Nuevecuatrouno.

Panseco era un hombre feliz, se le veía siempre relajado y con ganas de reírse. A lo mejor, algo dolido por no sentirse reconocido por las instituciones públicas, pero tenía el reconocimiento del pueblo, de la afición, que es lo que cuenta.

El maestro era el ídolo de muchos artistas desde que comenzó su carrera, desde que llegó a Madrid y puso a España entera a bailar por bulerías antes de que surgiera el fenómeno Camarón. Fue el primer cantaor de flamenco en entrar en las listas de éxitos musicales del país, con Tápame, aquellas bulerías que constituyeron una revolución entre los jóvenes flamencos.

Era un creador, sin duda, y así lo reconocieron en el Concurso Nacional de Córdoba, donde no sabían cómo clasificarlo. Se templaba y ya estaba creando, como su admirado maestro Caracol. La Paquera, la Perla de Cádiz, Panseco y Camarón refrescaron las clásicas bulerías y cantiñas en los años sesenta, cuando el cante olía aún a ópera flamenca. Fue un cantaor revolucionario y ha vivido todos estos años, si no de las rentas, que no es eso, de la fama que alcanzó en aquella etapa de recuperación del buen gusto flamenco. Morente, Lebrijano, Camarón y Panseco podían presumir de haber aficionado al cante flamenco a cientos de miles de jóvenes del mundo.

Ya se fueron todos, este cuarteto tan importante para el cante jondo. Un día negro el de hoy, porque no todos los días muere un grande del cante, y Panseco lo fue. Ya era un clásico, pero con su muerte, aún joven, entra hoy por derecho propio en el importante club de los grandes del cante flamenco, de los artistas con sello, de los creadores. Lo quería mucho y no entiendo su marcha de manera tan inesperada. Pero la vida no está solo hecha de momentos felices. No es una alfombra de flores, tiene estos momentos tan tristes que nos parten el corazón. Buen viaje, maestro, y gracias por todo.

[*] Manuel Bohórquez Casado. Crítico de flamenco, periodista y escritor | Fuente: Expoflamenco.

Deja un comentario sobre esta nótula

- Al enviar este comentario estoy aceptando la totalidad de las codiciones de la POLITICA DE PRIVACIDAD Y AVISO LEGAL.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies