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#5.546. Antonio Gala en El Puerto de Santa María

| Texto: Verbigracia García L.

Antonio Gala intervenía en El Puerto de Santa Maria, en la sétima edición de los Encuentros con la Poesía, organizado por la Fundación Alberti, los primeros que se celebraban desde el fallecimiento del poeta. Era en julio del año 2000, en un limitado aforo y ante una audiencia reducida —60 personas fueron los que pudieron inscribirse—, donde el escritor recientemente fallecido ofrecía la conferencia inaugural de estos prestigiosos encuentros que se dejaron de convocar, siendo la de aquel año reconocida como “la más ambiciosa de cuantas se realizaron hasta la fecha”.

El discurso inaugural de Antonio Gala, considerado en el cambio del milenio como uno de los autores españoles más populares del momento, iba a centrar su intervención en la situación actual de la literatura y el periodismo. Empero, el fallecimiento de Carmen Martín Gaite, que nos dejaba unos días antes, hizo que Gala pronunciara palabras de dolor y profunda tristeza por la pérdida de la escritora “mujer ejemplar en la literatura y en la vida”, que enlutaba a las letras hispanas. 

Afirmaba Gala que la escritora se valió del quehacer literario para superar “los más grandes dolores que puede superar el corazón”, remarcando que entre las cualidades de Martín Gaite destacaron siempre la elegancia, la generosidad y la sensatez.

El foro estuvo organizado en torno a cuatro cuestiones: el teatro de Calderón de la Barca, la obra de Alberti, el teatro del autor y la poesía arábigo-andaluza.

Las reuniones se complementaron con tres actos especiales: una lectura de poemas de Alberti, una representación teatral basada en su obra La arboleda perdida y un recital de la Orquesta de Cámara Rusa, que interpretó el Salmo de la alegría para el siglo XXI con letra de Alberti y música de Antón García Abril.

Soneto de la Zubia

A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo,
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

Antonio Gala.

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