| Texto: Enrique Bartolomé.
En el recuerdo de una charla en una de las aceras de la calle San Bartolomé, frente a la desaparecida Bodega de Cuesta. Emotiva y caudalosa conversación. Para tener en cuenta en aquellas tardes de lluvia en los cristales. En plena confesión con Ignacio Bellvis, amigo siempre, aparecieron --de repente y sin avisar-- Hortensia Renedo y Faustino Navas. Pertrechados bajo sombreros, paraguas y sus eternas sonrisas; se sumaron de inmediato y aportaron tanto (en la misma acera), que el día gris que nos envolvía se tornó cálido. Soleado.