| Texto: José Joaquín León.
Antonio Fernández-Repeto Valls (El Puerto de Santa María, 1950) pertenece a una familia muy conocida en Cádiz. Su padre, Santiago Fernández-Repeto, fue un prestigioso oculista. Abrió una consulta en El Puerto de Santa María, de ahí que los tres primeros hijos (Joaquín, Antonio y Santiago) sean portuenses, mientras que la hija, Eloísa, nació en Cádiz, a donde se trasladaron en 1951. El abuelo paterno, Joaquín Fernández-Repeto, de ideología liberal, fue alcalde de Cádiz en la Segunda República. Tomó posesión en 1935. Le sucedió Manuel de la Pinta, el último alcalde republicano. Por el lado materno, Eloísa Valls, era hija de Antonio Valls, propietario de la recordada pastelería y salón Viena, que estaba en la calle Novena, esquina a San Miguel.
| El abuelo de Antonio, Antonio Valls, creador del Pan de Cádiz. Sentados, Santiago Fernández- Repeto, Antonio Valls, niño Joaquín Fernández-Repeto, Agustina Cardoso Ponce y Antonio Fernández -Repeto. De pie, Eloísa y Agustina Valls, Fina Carrera, Margarita Valls, José Escobar y Luisa Cardoso, en una comida en el comedor de la casa de la confitería Viena.
Además de ser un oftalmólogo de prestigio y de dinastía, se le puede considerar "un hombre inquieto". Es una forma de definir que ha estado presente en casi todo lo de Cádiz: fiestas, tradiciones, deportes, actividades sociales… En todo ha acreditado pasión por las cosas bien hechas.
En 1963 se fue a vivir Antonio Fernández-Repeto a la casa de la calle Valverde, 5, donde su padre había fijado la consulta en 1953, y todavía sigue allí. Los primeros años de su vida los pasó en un piso de la calle Sánchez Barcaiztegui. Fue alumno del colegio de San Felipe Neri. Primero en el casco antiguo (allí recibió la primera comunión de manos del padre Vicente) y después en Extramuros.
| Fernández-Repeto tiene esta foto con la actriz Halle Barry, cuando la atendió en su consulta durante un rodaje en Cádiz de James Bond | Año 2002
Estudió Medicina en la Facultad de Cádiz. Cuando Antonio terminaba la carrera, su padre sufrió un infarto y falleció. Se quedó en la cátedra de Oftalmología, y se formó con el profesor Julián García Sánchez, al que considera uno de sus maestros, junto a los profesores Salado y Jordano. Ganó por oposición una plaza de oftalmólogo en la Seguridad Social. Trabajó en el Hospital de Mora, hasta 1992, y posteriormente en el Hospital Universitario de Puerto Real, hasta que se jubiló, pero ha continuado con su consulta.
A él le quedó la espinita de no trabajar en la consulta con su padre, aunque siguió con su hermano Santiago (asimismo oftalmólogo). Destaca la satisfacción de haber aprendido con el doctor José Jordano, un eminente profesional, con el que siguió en primera línea la gran evolución de la Oftalmología, que ha experimentado notables avances. Es académico de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, como también lo fue su padre. Pertenece a numerosas sociedades médicas.
Se casó en 1977 con María del Rosario Nuche. Después de 11 años de novios. La boda tuvo lugar en el Oratorio de San Felipe Neri. Son padres de dos hijas: Lucía (que trabaja como ginecóloga en Palma de Mallorca) y Elena (que mantiene la tradición familiar y es oftalmóloga). Ya tienen tres nietas (dos y una, respectivamente).
Entre el balonmano y el balonpié
Desde su infancia y juventud, Antonio estuvo muy implicado en las cosas de Cádiz. Y ha sido un buen deportista, sobre todo como jugador de balonmano. Empezó en San Felipe. Siguió en el Cádiz CF (que tuvo un equipo que duró poco), y alcanzó sus mejores momentos con el Caleta, que llegó a Primera Nacional, al igual que el Balón de Cádiz, en los tiempos de oro del balonmano gaditano. Pero después se pasó al fútbol. Jugó con el Maka en Regional.
Los Dedócratas
Una de sus grandes aficiones es el Carnaval. Le gustaba desde pequeño, y disfrutaba cuando su abuelo invitaba al coro de El Quini a cantar en el patio de su casa. Pero su primer logro fue integrarse en el coro de Los dedócratas. Desde los primeros ensayos, que organizaron en el Baluarte de la Candelaria, tocaba la bandurria. El coro tenía mucha voluntad y poco acierto musical, hasta que lo afinó el maestro Escobar. Además de Los dedócratas, salió en La Guillotina, Los buhoneros y La Corporación bajo mazas. En La Guillotina ya dejó la bandurria y salió en la cuerda de bajos.
Después se fue a la chirigota del Gómez y Emilio Rosado, que dio ambiente al Carnaval callejero. Estuvo en Los peliculeros y Los del pellejazo, entre otras. Diez años saliendo, hasta el 93, cuando lo dejó. El grupo derivó en otros, que volverían a adquirir fama con Los Guatifó. Tras retirarse, fue comentarista del concurso en la SER, con Carlos Alarcón, y en Punto Radio con Manolo Camacho.
Su labor en el Jurado empezó en 1996, como vocal de chirigotas. En 1997 fue presidente del Jurado del Concurso de Carnaval por primera vez. El año que ganó El Sheriff, con Los Aleluyas. Repitió como presidente en 2015.
Cargador del Caído
A la Semana Santa también está vinculado. Comenzó como cargador del Caído desde el segundo año de la cuadrilla de hermanos. Precisamente, fue una de las canteras de Los dedócratas, ya que quien lo llevó fue el capataz: Miguel Ángel Majan Poleo. Antonio salió 15 años de cargador en el paso del Caído y después fue ayudante de Salvador Ramallo, capataz del paso de Cristo.
Su cofradía familiar es la Buena Muerte. Su hermano Joaquín fue hermano mayor. Antonio perteneció a la Junta de Gobierno antes, cuando era hermano mayor Antonio Grosso. Después ha seguido de penitente.
Festival Internacional de Folklore Ciudad de Cádiz
Ahora vamos con la parte musical. Antonio Fernández-Repeto tocaba la bandurria, y a Charito, su esposa, le gustaba el baile, por lo que entraron en el grupo de Paquita Briceño. En Cádiz existía una gran tradición folklórica. Con Manuel Granado, se les ocurrió crear el Festival Internacional de Folklore Ciudad de Cádiz, que dirigieron apoyándose en cuatro patas: Unicaja aportaba el patrocinio económico, la Diputación asumía los alojamientos, el Ayuntamiento cedía los espacios escénicos e infraestructuras, y el grupo (que contaba con un equipo de 10 personas) lo organizaba y se ocupaba la programación.
Empezaron en 1983. El festival duró 29 años. Se fue a pique en 2012, el año del Bicentenario. El motivo de que se perdiera fue el retraso de dos anualidades en el pago de las subvenciones municipales, que no podían asumir los organizadores. Por su afición musical, ahora perfecciona el aprendizaje de violín en la Escuela de Música de San Felipe Neri.
Ajeno a la política de partidos
Por el contrario, no está inclinado a dedicarse a la política municipal. A pesar de que cuando se creó el foro Unión Cádiz, sonó como posible alcaldable para las municipales si se presentaban. Anteriormente, le había llegado una propuesta informal para la lista del PSOE cuando gobernaba Carlos Díaz, y otra algo más formal para ir en la lista del PP, en tiempos de Teófila Martínez. Sin embargo, no está afiliado a ningún partido. Y no se ve a sí mismo en el panorama municipal.
Por estar en casi todo lo de Cádiz, Antonio y su esposa fueron dos de los afectados por la intoxicación de las tortillas en el restaurante Grimaldi, en el Carnaval de 2016. No se le olvidará, pues estuvo ingresado cinco días, con un serio problema de deshidratación. Su mujer se recuperó antes.
Como oftalmólogo, ha tenido un prestigio reconocido. Ahora está en el momento de disfrutar más de la vida. Le gusta dar paseos por Mallorca con su hija mayor y sus nietas. Pero su vida está en Cadiz. Le gusta tocar el violín, andar y observar. ¿Por dónde seguirán los caminos? Siempre ha estado abierto a lo que pueda pasar. Es uno de esos gaditanos perfectamente presentables para explicar que se puede amar a Cádiz y sus cosas con fundamentos | Fuente: Diario de Cádiz.