De Anís del Mono a la Feria del Vino Fino
| Texto: José María Morillo
A simple vista, las ciudades de Badalona y El Puerto de Santa María podrían parecer dos mundos separados por los más de 900 kilómetros que las distancian. Sin embargo, una observación más profunda revela una serie de conexiones históricas, económicas y culturales que han tejido un lazo sorprendentemente sólido entre esta urbe catalana y la localidad porteña.
Uno de los vínculos más destacable se encuentra en la industria licorera. En 1870, Badalona vio nacer a Anís del Mono, un destilado que con el tiempo se convertiría en uno de los licores más consolidadoss de España. En 1975 el Grupo Osborne, con sede en El Puerto de Santa María, compró Destilerías Vicente Bosch, la fabricante del conocido destilado. La historia tomó un giro significativo en 2021 cuando Osborne trasladó la embotelladora de Anís del Mono a tierras portuenses, manteniendo en Cataluña únicamente el proceso de destilación. Este movimiento no solo representó una decisión empresarial estratégica, sino que también consolidó una relación que, aunque menos visible, llevaba décadas en construcción.

En el año 2019, la conmemoración del 150 aniversario de la marca sirvió para reforzar estos lazos con la exposición El Diamante de Badalona, celebrada en las bodegas de Mora, del Grupo Osborne en El Puerto, en un gesto de reconocimiento mutuo entre ambas localidades.

Otra feliz coincidencia con Badalona es que, a mediados de los años sesenta del siglo pasado, las primeras mallas realizadas industrialmente para el brandy ‘Centenario Terry’ (complementaban el trabajo de las malleras), estuvo a cargo de la empresa Giró Hermanos.
Pero la conexión entre Badalona y El Puerto de Santa María no se limita al ámbito económico. Durante el siglo XX, el fenómeno migratorio jugó un papel fundamental en la configuración de esta relación. La industrialización de Cataluña atrajo a miles de andaluces en busca de oportunidades laborales, y entre ellos, muchos portuenses establecieron nuevos hogares en municipios como Badalona. Esta migración no solo transformó el tejido social de la ciudad catalana, sino que también creó un puente humano entre ambas regiones, manteniendo vivas sus tradiciones, costumbres y vínculos familiares a lo largo de generaciones.

Más recientemente, la relación entre ambas ciudades ha sido reconocida institucionalmente. En junio de 2024, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María anunció que la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino de 2025 estaría dedicada a Badalona. En palabras del alcalde, Germán Beardo, la decisión se corresponde con los "fuertes lazos de emigración y empresariales" que unen ambos municipios, además de señalar la visita del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, a El Puerto en años anteriores. Este gesto, además de simbólico, subraya la voluntad de ambas ciudades por fortalecer sus vínculos y preservar su historia compartida.
Así, pese a los kilómetros que las separan, Badalona y El Puerto de Santa María han construido una relación que trasciende los aspectos comerciales o institucionales. Es un vínculo que se nutre de la historia, la migración y el intercambio cultural, demostrando que, en ocasiones, los lazos más sólidos no están marcados por aspectos geográficos, sino por las huellas que las generaciones dejan a lo largo del tiempo.