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elraton_elrocio_puertosantamariaAntonio Arenas Aniceto, conocido por el mote de “El Ratón” es un personaje que forma parte del paisaje de El Puerto. Tal es así que una pintura sobre él, de cuerpo entero, se encontraba expuesta en una de las galerías de la Casa de la Cultura (Al día de hoy, cuando hemos ido a tomar una fotografía, nadie ha sabido darnos norte de donde se encuentra o si desapareció en uno de los actos vandálicos que sufrió el edificio cuando se trasladó la Biblioteca). El Ratón es un hombre que derrocha el mejor humor, el sentido del humor portuense. Que habla con cualquiera de buen grado. Que tiene un saludo para todo el que se acerca a él. Estudió en el Colegio del Hospitalito. Fue cabrero y guardapavos, pero un curso de soldador le propició el trabajo de su vida: trabajar en Astilleros hasta su prejubilación. (El Ratón, haciendo el camino del Rocío. Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Antonio Arenas Aniceto, known by the nickname "Mouse", is a character who forms part of the landscape in El Puerto. As proof of this there is a painting of him, a portrait showing his whole body, on show in one of the galleries in the Casa de la Cultura (Culture House). Mouse is a man who brims over with good humour, a portuense sense of humour; he willingly talks to anyone, and greets all those who cross his path. He studied at Hospitalito School. He was a goat herder and turkey keeper, but after carrying out a course on welding he found the job that he would stay in until early retirement: working in the shipyard.

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El Ratón en Canal Sur, con un conocido humorista de la pantalla andaluza. (Foto Colección C.P.A.)

Viudo de una gitana, cantiñea, baila un poco por bulerías, escribe sevillanas y es un rociero como el mejor, algo que le da vida. La herencia de su tío, Manuel Arenas, “El Saldiguera” le impregna. Tiene previsto publicar un libro -y ahí anda buscando patrocinador- donde cuenta sus cosas y su poemas.

elraton_astilleros_puertosantamariaPero si algo define a El Ratón es su vestimenta.  En  la mano, debajo del reloj, una mata de romero y yerbabuena. «Tiene un ropero, un vestidor en su casa de La Angelita Alta, en plena campiña portuense, de lo más variado. Nuestro amigo es muy coqueto y tiene un estilo al vestirse, un “dandismo sui géneris” que le hace inconfundible. Se ducha, se peina los caracolillos, se afeita teniendo cuidado con tres puntos fundamentales de su colorada y sana cara: su perillita que es como la antena de su inspiración, sus patillas largas a lo “Tempranillo” y su finísimo bigote. El acto de vestirse con su estilo inconfundible que lo hace único es un acto de creación y como de liturgia torera. Pausada, lentamente se va colocando sus prendas. Una camisa blanca que es como el alba de un canónigo; un largo y estrecho pañuelo perfectamente acoplado al cuello; un chaleco a la “torera” que hace resaltar su torso bien formado; un pantalón estrecho, largo, ajustado y perfectamente planchado y un manojito de flores silvestres en un ojal o en el bolsillo superior de su chaleco que como su señal de identificación con la naturaleza, porque El Ratón es un ecologista por cuanto ama y respeta la naturaleza y su bastón que no le sirve para apoyarse porque es un atleta, sino para enseñorearse y afirmarse. Va sobre las doce del mediodía a beberse el mundo, a Ratonear. [...] Ni un general con sus entorchados en la época prusiana andaba y se pavoneaba como El Ratón. Ya está el paisaje de El Puerto al completo. ¡Cuidado, calle Ganado, Santa Clara, San Juan que baja El Ratón! Y comienza su retahíla de aludos, de cortesía, de sonrisas, de educación exquisita. Para todo el mundo tiene su pequeña inclinación de cabeza, su letanía de saludos, su forma peculiarísima de entablar un corto diálogo.» Antonio Muñoz Cuenca. De su libro, “Paisajes y Paisanajes”. (El Ratón, con un compañero, trabajando en Astilleros de Puerto Real. Foto Colección C.P.A.)

EL HOSPITALITO.
¡Que recuerdos guarda El Ratón de aquel colegio del Hospitalito! De chico, le pusieron “El Ratón” porque no se estaba quieto y era el mas pequeño de todos. Estudió en esa esquina en chaflán de Ganado con Zarza que hoy es la Sala de Exposiciones Hospitalito y en el futuro, Museo Municipal. Era tan travieso que siempre estaba castigado de rodillas. De hecho, según cuenta, cuando llegaba a clase él solo se iba directamente al rincón a ponerse de rodillas.  Pero este edificio incompleto, neoclásico con dejos barrocos es el Hospital de la Divina Providencia u Hospital de Mujeres,  fue colegio desde finales del siglo XIX hasta la penúltima década del siglo XX; fue el auxilio de muchas portuenses en tiempos pasados: la iglesia de tres naves está sin terminar, sin techo ofreciendo una curiosa imagen que hoy muy pocos portuenses conocen. (Ilustración: Pintura de Adrián Ferreras).

«Esta obra hospitalaria para mujeres y casa de asilo para niñas huérfanas fue fundada el 12 de septiembre de 1750 en la cale Cruces. Fueron artífices de la obra dos sacerdotes seculares, que advierten la imperiosa necesidad de una hospitalidad general par mujeres desamparadas y la de una enseñanza universal para niñas pobres. La primera de las necesidades era atajada por el Hospital de San Sebastián, pero aquí eran limitadas las enfermedades y cortas las rentas; en cuanto a la segunda necesidad era urgente. Esta hospitalidad general para mujeres pobres acogió a todas las enfermedades sobro todo las de mayor peligro y además cuidaba a las ancianas y desvalidas que no tenían casa. Se abrió asimismo una “amiga universal” para niñas pobres donde se las instruía en la doctrina cristiana, a leer, escribir, contar y coser"

"De su primer emplazamiento en la calle de las Cruces, se trasladó la Fundación a este edificio, cuya obra había comenzado en junio de 1753. El traslado tuvo lugar el 23 de septiembre de ese mismo año. Este establecimiento fue uno de los primeros de España y quizás el único, que tenía por objeto el socorro físico y moral desde la niñez hasta proporcionar colocación a las albergadas. Su bella portada estaba adornada con mármoles del país y está ricamente esculpida. En ella se superponen res cuerpos en los que se reparten la sencillez de lo clásico en el primero y el adorno de olo barroco en el segundo. El tercer cuerpo consta de una hornacina en la que se halla una imagen de la Virgen de los Milagros, patrona de la Ciudad y veladora de esta institución. En las salas del edificio abunda la azulejería valenciana y trianera." Olga Lozano y Mercedes G. Pazos. “Guía Histórico Artística de El Puerto de Santa María. Rafael Sotelo Ramos fue director del Colegio Público Hospitalito en la década de 1970. Las casas que aparece en las ilustraciones, por  Zarza, tanto en el tramo anterior como posterior han desaparecido: en la primera se encuentra una tienda de ropa, y la otra se tiró hace pocos años; hubiera podio ser una buena ofician administrativa para el  Museo. En la actualidad un aficionado a los pinceles nada renombrado usa el Hospitalito como  estudio de pintura. (Ilustración: Plumilla de Rafael Tardío).

El limpiabotas 'El Tigre', Manolo Otero y 'El Chumi', en la puerta chaflán del Hospitalito, cegada por ladrillos (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

Patio interior del Hospital de la Divina Providencia, Hospital de Mujeres u Hospitalito. "La fachada interior está constituida por una galería de arcadas de alto puntal apeadas sobre mármoles, y un segundo cuerpo encima con almohadillados y vanos enmarcados en líneas quebradas, ejemplo de armonía entre lo nuevo y lo tradicional" De la Guía Histórico Artística de Lozano y G.Pazos. (Foto: Colección V.G.L.)

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