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1.309. PAQUIRRI EL GUANTÉ. El crimen que nunca cometió.

Francisco Guanter Espinal nació en El Puerto de Santa María en 1834 y no ejerció de guantero, como conjeturaba Fernando Quiñones, vía la información aportada por Aurelio Sellés, sino primero de barbero, y posteriormente de marinero, al igual que su padre, llamado Mariano Guanter y nacido en Valencia en 1806 y muy posiblemente dedicado a la pesca de Bou, técnica de arrastre, muy usual en la época y en donde destacaban los marineros levantinos.

Su madre Jacinta Espinal Torres, nació en Morón, --localidad muy vinculada al cantaor sevillano Silverio Franconetti--, aproximadamente en 1802 y se dedicó a labores de lavandería.

En 1844, aparecen empadronados en la gaditana calle Sopranis núm. 92 primero izquierda del Barrio de Santa María, aunque ya llevaban algunos años de residencia en la capital. Posteriormente viven en otros domicilios del mismo barrio, sobre todo en la Calle Santo Domingo, 55 y 150, respectivamente.

Faustino Nuñez, autor publica sus investigaciones sobre Paquirri en el libro de José Manuel Gamboa «Una historia del Flamenco», y localiza en el periódico gaditano ‘El Comercio’, a un joven Guanter de diez años, actuando el 28 de enero de 1847 en el Teatro ‘El Balón’ y en donde interpretó las siguientes canciones: El Currillo, El Pescador y El Polo. Igualmente localizó otra noticia del mismo año, acaecida el 13 de septiembre, donde nuevamente el joven Guanter, actúa, esta vez en el Teatro Principal --cosa inusual para espectáculos de este corte-- y en donde él mismo se acompaña a la guitarra y canta El jaleo de la Gariana, y el Polo Andaluz. Gamboa y Faustino, que tanto montan, montan tanto, ya apuntaron, la posibilidad de que "este joven Guanter", fuera el famoso y enigmático Paquirri ‘el Guanté’, aunque lo hacía de nacencia francesa o catalana. Pues bien, estos valiosos datos, me llevaron a investigar al referido sujeto en los Padrones de Habitantes de la Ciudad de Cádiz,

A partir de 1853, ya no se encuentran referencias de esta familia, aunque sí de su hermanastro Antonio Guanter Ruiz, marinero de profesión, natural de El Puerto de Santa María e hijo del primer matrimonio del padre, al cual localizo en 1906 en la calle Suárez de Salazar, 6 bajo, viviendo solo, viudo y con 82 años de edad.

FERNANDO QUIÑONES.
Fernando Quiñones en su conocido libro “De Cádiz y sus Cantes” lo suponía nacido en el siglo XVIII, con el oficio de guantero, y según sus últimos testimonios, residente en la gaditana calle Cristóbal Colón. Así mismo supuso que murió joven y en Madrid, vilmente envenenado por un marido celoso.

Concluida la primera parte en la cual se demuestra fehacientemente que no ejerció de guantero, al menos en sus primeros años y que tampoco vivió en la calle Cristóbal Colón, si he de decir que los últimos datos aportados por Quiñones, casan sobremanera con los localizados por el que suscribe, aunque con algunas diferencias.

ASESINATO EN MADRID.
En el periódico madrileño ‘La Iberia’ de fecha 15 de mayo de 1862, publicó la siguiente noticia: «Murió en la cárcel. El popular guitarrista andaluz conocido por Paquirri, que fue envuelto en la causa de incendio y asesinato de la calle de la Paz, ha muerto, según un colega, en el calabozo en que se le encerró. Sentimos doblemente esta desgracia, pues parece ser cierto que estaba inocente del crimen que se le imputaba. Ya que de esta causa nos ocupamos, diremos que ha sido absuelta libremente la familia que en unión del citado Paquirri fue presa por creerla también comprometida en este horroroso suceso».

Idéntica noticia fue publicada en el periódico madrileño ‘El Clamor Público’, el día 17 de mayo de 1862 y tres días más tarde, es decir el 20 de mayo de 1862, el periódico barcelonés ‘El Lloyd Español’, se hacía eco de la misma noticia. Es obvio que el guitarrista apodado Paquirri, de origen andaluz, aunque no aclara ambas noticias su localidad de nacencia, gozó de popularidad, tanto en Madrid como en Barcelona, pues no tiene sentido que en esta última Ciudad, se haga eco de su temprana muerte, vía corresponsalía.

Con objeto de ahondar en la noticia, localicé el crimen imputado erróneamente a Francisco Guanter, publicado en el diario ‘La Ibera’ de fecha 20 de diciembre de 1861, y que resumo de forma breve: «En la Calle de la Paz madrileña, asesinaron vilmente a una niña de 12 años de edad, ahijada de la dueña de una pensión, en la que es muy posible que pernoctara nuestro desgraciado Paquirri. El crimen fue muy comentado en la prensa madrileña, pues amén del asesinato y robo, también prendieron fuego a la víctima».

Cárcel del Saladero (Madrid), donde murió preso Paquirri Guanté.

En 11 de enero de 1862, el periódico madrileño ‘El Clamor Público’, publicó lo siguiente: “A chirona.- Estos días han sido presas seis personas, entre ellas una mujer conocida por ‘la Farfana’, un negro y una negra que vivían en su compañía, y el tocador de guitarra llamado Paquirri, contra los que resultan graves indicios de que hayan tenido parte en el crimen cometido hace pocos días en la calle de la Paz.” Y Paquirri ingresó junto a los citados y varios estudiantes más encausados, en la cárcel del Saladero madrileña, establecimiento penitenciario que se encontraba enclavado frente al Convento de Santa Bárbara, en los entonces, límites de la ciudad.

A la izquierda, Faustino Núñez.

Era evidente que tanto las noticias localizadas por Faustino Núñez, como los datos genealógicos y fallecimiento aportados, casaban perfectamente. Pero hay que tener rigor y la investigación debía continuar su curso, hasta determinar si el fallecido en la Cárcel del Saladero en 1862, se correspondía con el señor Francisco Guanter Espinal localizado en Cádiz, o por el contrario, era otro individuo. A tal efecto y ante la imposibilidad de desplazarme a la Capital de España a comprobar dicho extremo, le solicité al amigo Antonio Cristo Ruiz (ver nótula núm. 1.114 en GdP), investigador de ley y residente en Madrid, buscara en los libros de defunciones del citado año, con los datos que localicé en el Archivo Histórico de Cádiz y prensa madrileña, al ya cada vez ‘menos enigmático’, Francisco Guanter.

A la izquierda, Antonio Cristo Ruiz.

Tras dificultosas pesquisas en varios organismos oficiales, al final su tesón proporcionó los frutos deseados.  Proveniente del Archivo Histórico madrileño, me fue remitido por el Cristo Ruiz, copia del libro de defunciones del año 1862 (microfilm 722/97 de 36 mm), periodo enero-abril de 1862 y en el que puede leerse con total claridad su filiación y fallecimiento: el 3 de marzo de 1862 en la cárcel del Saladereo. ¡Pobre Paquirri!, falleció en la cárcel de forma repentina (¿envenenado?) y acusado de un crimen que no cometió.

No obstante lo anterior y pese a su temprana defunción, se nos antoja que Paquirri fue un portento flamenco, que nos legó para la historia, cuatro imborrables estilos de soleá, de las cuales; las tres primeras fueron impresionadas de forma impecable por Aurelio Sellé en 1929 y 1962. Soleares que denotan propensión al baile, por su arcaísmo. Su cuarto y último estilo, fue cantado en 1922 en el Concurso de Cante Jondo de Granada por el vencedor del mismo, ‘el Tenazas’ de Morón. Este estilo está considerado, como “soleá apolá”, pues es uno de los géneros que se utilizan para rematar o cerrar, el Polo o la Caña.

Que Paquirri, amén de cantaor, fue un guitarrista puntero, no cabe duda alguna, amén de lo escrito por Quiñones y noticias insertadas, a colación viene lo publicado por el escritor y folklorista ecijano Benito Más y Prat, en la revista ‘La Ilustración Española y Americana’ de fecha 30-07-1882: "Para tocar, se han pintado solos Patiño, Paquirri, el Colirón, Patricio, Enrique el del lunar y Paco el Jerezano”.

LA SERNETA O SARNETA.
Paquirri era algo mayor que la jerezana Merced Fernández Vargas (1840-1912) “Serneta” o “Sarneta”, pues por los dos apodos se la conoció, con la que convivió, a la vista de los datos aportados por Galerín y recogidos por Blas Vega. Lo cierto del caso es que Paquirri también frecuentó los ambientes flamencos sevillanos, muy posiblemente a partir del año 1853 en los cuales ya no se localiza dato alguno en los Padrones de habitantes de Cádiz. /En la imagen, ‘La Sarneta’ dibujo publicado el 21/11/1901 en la Revista “Alredor del Mundo”

La ruta artística de estos dos geniales solearos, fue clara, de Cádiz y Jerez, hacia Sevilla y de la capital andaluza a Madrid. A colación viene una nueva cita, esta publicada el 31 de agosto de 1928, en la Revista ‘Nuevo Mundo’, artículo firmado por el periodista Alfonso Contreras: «Los maestros de antaño: Rafael Molina, Lagartijo’: Bebía mucho, y le gustaba ver salir el alba oyendo las Soleares de Paquirri y las Seguiriyas de Silverio. Conocía los caldos de la tierra por el olor y tiraba por lo alto la manzanilla y la recogía en una caña sin perder una gota». “Soleares de Paquirri y Seguiriyas de Silverio”, magnífica cita donde nombra a los dos “ases” del momento, cada uno en su respectiva especialidad y en donde se deja entrever que ambos cantaores actuaron juntos, muy posiblemente en Sevilla. Rafael Molina Sánchez ‘Lagartijo’, recordemos, nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1841, es decir, tenía 21 años de edad a la fecha del fallecimiento de Paquirri. (Texto: Antonio Barberán Reviriego).

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