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4.161. La Habana no es Cádiz, ni los Puertos. A los 500 años de su fundación

| La arquitectura tan particular de La Habana.

Suenan líricos, poéticos, rabiosamente idílicos, los versos a ritmo de habanera que el periodista sevillano Antonio Burgos dedicó al alimón a La Habana y a Cádiz en 1984, y que con posterioridad le pusieron voz para darle una mayor dimensión popular autores como Carlos Cano, Mª Dolores Pradera o el Coro de Julio Pardo, por sólo citar algunos. Pero la verdad es que hay más diferencias que similitudes entre estas dos ciudades costeras, a las que bañan el mismo océano y los cantes de ida y vuelta, en el que la sonoridad de estos palos al compás de una guitarra flamenca o una bandurria; como la guajira, las colombianas, o por extensión las alegrías y los tanguillos, ponen ligazón y vínculo a dos culturas diametralmente opuestas, a pesar de sus parentescos históricos y en cierto modo urbanísticos. Cádiz y su entorno extraterritorial es una de las cunas de la civilización europea. La Habana, uno de los enclaves del desarrollo del nuevo mundo indoamericano.

| Pescador en el malecón.

| Músicos en el malecón.

Esta semana resulta de gran acontecimiento en Cuba, en el cumplimiento de los 500 años de la fundación de su capital, con la visita de Jefes de Estado, incluyendo nuestros reyes, Felipe y Letizia. La Habana se ha engalanado de gran señora de América Latina, y no es para menos, ya que es una de las más distinguidas ciudades americanas, con un pasado primigenio como Villa de San Cristóbal de La Habana, una de las primeras siete villas fundadas por la Corona española en la isla, pero también de historia e historias que tienen como protagonistas a los ingleses, el criollismo y el africanismo, a José Martí, a las dictaduras de Machado y Batista, así como a la propia revolución política encabezada por Fidel Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto Ché Guevara, que concluye con su entrada en la capital el 1 de enero de 1959, y que con posterioridad y esfuerzo de contención interna, se sovietizó para mantenerse hoy día a duras penas.

| Vista de la ciudad con la bahía.

| Niños jugando al béisbol en una plaza.

En el texto nominado La ciudad de las columnas, el escritor Alejo Carpentier define así a la capital cubana; “La Habana, ese estilo sin estilo, que a la larga, por proceso de simbiosis, de amalgama, se erige en un barroquismo peculiar que hace las veces de estilo. De lo abigarrado, de lo entremezclado, de lo encajado entre realidades distintas, han ido surgiendo las constantes de un empaque general que distingue a La Habana de otras ciudades del continente”. Todos los estilos arquitectónicos (Neoclasicismo, Art Nouveau, Déco, Ecléctico, Barroco…) se dan cita al mismo tiempo entre las calles de; Plaza de la Revolución, La Habana Vieja, Centro Habana, Diez de Octubre, Cerro, Arroyo Naranjo, El Vedado, Miramar, Marianao… 

| Sociedad secreta Abakuá.

| Representaciones de religión Yoruba.

Visité Cuba en dos ocasiones en el año 2001, para realizar una serie de reportajes relacionados con las religiones africanas y la cultura Yoruba; Regla de Osha, sociedad secreta Abakuá, los Ñáñigos y la Peregrinación de San Lázaro. Así como las industrias agrarias del tabaco y del azúcar, guiado por los respetados ensayos del antropólogo habanero Fernando Ortiz, que efectuó importantes aportes de las fuentes de la cultura cubana, desde todos sus ángulos, bajo un concepto que acuñó como transculturización en uno de sus libros más destacados, Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar, publicado en 1940. Estos proyectos fotográficos estaban además fuertemente influenciados por mis lecturas de otros autores como Alejo Carpentier y Lezama Lima, que en definitiva se convierten en tres firmas imprescindibles para entender el cubanismo de manera categórica, desde el ensayo etnográfico, la ficción y la poesía. 

| El tiempo en La Habana es distinto.

| Retrato de una habanera.

Ya han pasado algunos años y me encontré a una ciudad que hasta su decadencia era hermosa, pero La Habana poco a poco se ha ido recuperando desde un punto de vista urbanístico y arquitectónico, gracias a las aportaciones económicas de países, ciudades y organismos como la UNESCO, y el esfuerzo titánico de personalidades como el historiador Eusebio Leal Spengler, al que tuve el gusto de conocer y retratar, y que ha coordinado con rigor y documentación durante décadas, la restauración capitalina desde la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH). 

| Actuación nocturna en el famoso Tropicana.

| Peluquero en una calle de La Habana.

La Habana es mucho más que ver un espectáculo en la sala de fiestas Tropicana, que saborear un helado en Coppelia, que tomarse un mojito en La Bodeguita del Medio ó un daiquirí en el Floridita junto a Hemingway. La Habana es mucho más que ver el Atlántico desde el Malecón, que escuchar y bailar salsa fumando Cohiba, que comer en un Paladar (restaurante casero) un plato de Moros y Cristianos (arroz con frijoles). La Habana es mucho más que ver el mulataje étnico en sus calles, que oler a guayaba, o leer el cuento Me alquilo para soñar de García Márquez, bajo ese cielo en el que casi puedes tocar las nubes. Porque sencillamente La Habana es eterna. | Texto y fotos: José A. Tejero Lanzarote

| Escultura del Ché.

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