Juan Antonio Fernández Sevilla nació el 24 de diciembre de 1929 en el número 135 de la emblemática calle Larga, aunque se crió y vivió su infancia en la cercana calle de Alquiladores.
En el taller de pintura de su padre, realizó sus primeros dibujos y, a la vista de las cualidades que despuntaba, le inscribieron en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia de nuestra Ciudad, bajo la tutela del pintor y escultor Juan José Bottaro, permaneciendo en ella hasta que se traslada a Madrid, donde fija definitivamente su residencia.
Ya residiendo en Madrid, inicia estudios en la Escuela Central de Artes y Oficios, obteniendo el curso 1945-46, último de esta etapa, el Premio Extraordinario de Dibujo Artístico de dicha institución. Su siguiente etapa formativa comienza cuando sus padres solicitan y obtienen del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto una beca que amplíe sus estudios de Bellas Artes, beca que posibilita su ingreso en la Academia de San Fernando, dirigida, en aquella época, por el que fuera su gran maestro el artista Eugenio Lafuente. Durante su estancia en la mencionada Academia, gana diversos premios: el ‘Carmen del Río’ de pintura en 1947, y el de dibujo en 1949; y el ‘Molina Higueras’ de pintura, de la Fundación Madrigal en 1950.
En este periodo de su existencia, mientras realizaba sus estudios y completaba su formación, trabajó en la restauración de los cuadros de la catedral de Sigüenza (1947), bajo la dirección de su maestro Lafuente.
En la imagen, la Catedral de Sigüenza, donde trabajó junto a su mentor, Lafuente.
A la muerte de éste continuó con la labor iniciada, estableciendo Estudio en el madrileño Paseo de Recoletos, número 7, donde prosiguió perfeccionando los conocimientos ya adquiridos, y muy especialmente en restauración. Conocimientos que acrecentó al obtener una beca de la Fundación Juan March y marchar a Italia al Instituto Centrale del Restauro di Roma (1961-1963), centro donde la técnica de restauración de cuadros había alcanzado, y mantiene, un alto nivel de perfección.
Avenida Antonio Fernández Sevilla, entre Rotonda del Magisterio y Plaza de la Noria.
Fernández Sevilla siguió de cerca estas labores trasladando a España los procedimientos más importantes y actualizados, pasando a desarrollar su labor en el Instituto Central de Restauración, recién creado por aquel entonces, realizando al mismo tiempo trabajos de restauración para la conocida Galería Linares, y para diversos particulares.
En 1970 comenzó a transmitir los muchos conocimientos adquiridos, impartiendo clases de dibujo en diferentes institutos de bachillerato madrileños, siendo nombrado el mayo de 1975 Jefe de Restauración del Museo del Prado, cargo que ejerció hasta su jubilación.
El ayuntamiento de El Puerto, su ciudad natal, en sesión plenaria acordó en 1979 rotular con su nombre la avenida que comunica la Plaza de la Noria con la Rotonda del Magisterio. Años más tarde, en 1993, realizó el cartel de la Feria de El Puerto por expreso deseo del Ayuntamiento.
Toda su trayectoria profesional de restaurador fue unida a la pintura, destacando siempre en su obra los bodegones y las naturalezas muertas a las que aplicó una técnica ampliamente adquirida. Nunca llegó a exponer sus pinturas aunque estuvo a punto de hacerlo en los años 90. Sus cuadros se hallan en diversas colecciones particulares de Alemania, Francia, Estados Unidos y Uruguay, así como en varias ciudades españolas.
Siempre se sintió portuense y vinculado a la Academia de Bellas Artes de su ciudad, manifestándose de esta manera en una entrevista que le hicieron en 1961: “—Mi orgullo es ser portuense y gaditano, y mi deseo que nuestra Academia de Bellas Artes Santa Cecilia siga dando pintores y artistas que honren a su patria chica”.
La muerte de su esposa en el año 1986 le marcó profundamente hasta el fin de sus días, luctuoso hecho que tuvo lugar el 26 de diciembre de 2000. (Texto: Vicente Reyes Fernández. Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia).
Centro comercial? En esa calle solo había un supermercado crevillet
¡Que bien que vayan saliendo parientes mios en estas páginas de Gentes del Puerto¡, su madre y la mia eran primas hermanas, por cierto que algunos sobrinos mios pintan muy bien, y una de mis hijas es restauradora y conservadora del Patrimonio Nacional, no cabe duda que lo llevan en los genes heredados, y no de mí precisamente en este caso.
Un saludo.
Un anécdota, que no creo la sepan muchos. Por los años 1992 o 1993 recibió una notificación de embargo de la Junta de Andalucía por una deuda que tenía por una multa de sanidad de una carnecería. Extrañado por dicha sación se personó en las oficinas recaudatorias y pidió explicaciones, ya que él nunca había sido carnicero ni tenido carnecería. Después de mucho indagar se aclaró que la sanción fue impuesta a un centro comercial que existía en la Calle Antonio Fernández Sevilla y el inspector de turno se equivocó y puso como propietario del negocio a nuestro paisano.
Cito palabras de Antonio Fernández Sevilla: "Mi orgullo es ser portuense..."