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Leí ‘Más al sur de la quimera’ (Ediciones Mayi) en El Puerto de Santa María, recreándome en las mismas calles que tantas veces ha pisado y vivido Javier Ruibal, el poeta cantor sobre el que ha escrito otro poeta gaditano, Luis García Gil, que con esta obra suma y sigue afianzándose en el género biográfico en el que ya cuenta con antecedentes sobre Serrat, Truffaut, Brel o Atahualpa Yupanqui.

‘Más al sur de la quimera’ es una radiografía literario musical más que un relato salpicado de detalles nimios y circunstanciales a los que nos mal acostumbran muchos biógrafos cuando la popularidad del personaje supera a la obra, que no es el caso aunque a ras del suelo y de su bahía quizá pudiera, entre otras razones porque el músico –el juglar gusta esta etiqueta antes que la de cantautor– prefiere la felicidad de componer, de cantar, y de perderse y confundirse entre sus gentes y sus barrios incluso a costa de un menor reconocimiento más allá de las fronteras de su tierra. Seguramente porque ya se sabe ‘un clásico’ y que sus piezas tienen “el equilibrio perfecto entre lo culto y lo popular” (p. 279), y eso sin dejar de ser el “maestro de pequeñas audiencias” (p. 17), que ha preferido cambiar las monedas por estrellas, como anuncia uno de los versos del soneto con el que García Gil nos abre una obra que es sin duda el reflejo de un referente para entender el necesario abrazo de “los sones de oriente con los de occidente” (p. 26), una fusión fraguada desde el respeto por la tradición pero con la voluntad permanente de renovar, tal como se evidencia en su recorrido musical hasta desembocar en un innegable andalucismo íntimo y sonoro, que nada tiene que ver con estrechas concepciones nacionalistas ni folclóricas, entre otras razones porque en su música pervive y se manifiesta el sueño universalista de un creador que mira desde sus playas al mundo en un viaje continuo e infinito, de ida y vuelta, con el que “ha burlado el fracaso y reconocido la piel engañosa del éxito” pero volviendo siempre al origen, al  lugar de la partida, a la calle de las primeras pisadas, a la cultura del barrio, a los misteriosos ecos del flamenco” (p. 44).

El autor del libro, Luis Garcia Gil junto al cantautor portuense Ruibal.

Ruibal cree firmemente en la utopía y en el sueño de la comunicación poética, que la sabe música en su corazón y en su alma, desde antes incluso de los tiempos aquellos en los que allá por los setenta transitaba entre Jerez y El Puerto en compañía del guitarrista Gerardo Núñez a lomos de su vieja Mobylette, una pequeña motocicleta sin embrague.

La voz de Ruibal ha sido sin duda la de un contador de historias envestido en cronista sinfónico del arrabal, de la periferia andaluza, de los sucedidos que han jalonado la historia de una tierra que desafortunadamente en los últimos tiempos no fue ajena al conflicto social y al paro, mucho antes incluso de que la crisis financiera tomara posesión permanente de nuestras vidas. Pero el poeta también sabe que “sin el amor somos seres incompletos” (p. 83) y que muchas veces buenas dosis del mismo –desde el encantamiento o el sueño– ayudan a sobrevivir y a entender y a comprendernos.

Quedémonos pues con la voz de su amigo Miguel Ríos que define de manera precisa y sobrada el espacio y el universo del músico portuense: “Hablaría del poeta que convierte las letras de sus canciones en húmedas invitaciones a ‘las perlas de las Medinas’. Del Cirano del sur al que contratarías para que te prestara sus palabras de amor para enamorar a una mujer que nunca le presentarías. Pero también es la voz del cronista de los dulces perdedores...” (p.276), del hombre de izquierda que sigue al frente reivindicando a través de sus letras –el texto que comentamos incluye una selecta muestra– un mundo mejor, diferente y solidario en el que todos tengamos cabida. (Texto: Manuel Bernal Romero).

'Más al sur de la quimera' no es una biografía al uso, ni unas memorias ni un cancionero. Es el análisis de la evolución del cantante Javier Ruibal que se inició en su tierra en los años 70, se enriqueció en Madrid en los 80 y que sigue la línea ascendente del reconocimiento internacional. Una obra coral donde el escritor Luis García Gil rastrea las huellas líricas del músico portuense a través de conversaciones con compañeros y admiradores de la talla de Miguel Ríos, Juan Echanove, Fernando González Lucini, Magda Bonet, Fernando Lobo, Martirio, David de María y David Broza y de Juan Luis Cano (Gomaespuma), autor del prólogo. Además de los escritores Juan José Téllez y Felipe Benítez Reyes. Un libro que hace un recorrido por las letras y las inquietudes del artista y aúna el rigor de una completa investigación, comentarios sobre su discografía y relatos de vivencias compartidas con artistas consagrados que sienten cariño y respeto por la música de Ruibal.

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