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2.547. Las Cunitas del Parque.

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Quienes vivimos aquella época de las Cunitas, que así se llamaban por su forma de cuna y donde nos balanceábamos a un lado y a otro siguiendo una especie de movimiento pendular hasta alcanzar alturas increíbles, dando a veces la vuelta de 360º, nos acordaremos de que era el lugar de encuentro de la chavalería cuando acudíamos al Parque Calderón o quedábamos para acercarnos al Puente de San Alejandro, donde los más expertos y atrevidos se tiraban al río dándose el baño. /En la imagen, as desaparecidas Cunitas del Parque, junto los también desaparecidos Club Taurino, o los Caballitos de la familia Mancheño.

Las Cunitas, antepasadas de la noria y otros aparatos de atracciones más modernos, contaban con un sencillo dispositivo para poder parar ya que a medida que íbamos dejando de balancearnos, tenían una tabla que rozando varias veces sobre la quilla de la Cunita quedaba frenada. En las Cunitas también apostábamos para ver quién daba más vuelta, demostrando con ello enorme valentía, mientras las niñas miraban asombradas hacía nosotros. Sin embargo, las tornas cambiaban cuando ellas se montaban ya que algunas veces, nuestra admiración estaba más relacionada con el vuelo de las faldas que llevaban.

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Al frente de las Cunitas se encontraba un pariente de mi familia, Pedro Zaragozín Martínez, conocido por Perico el de las Cunitas, de profesión marinero, que causaba una grata impresión en el publico, viéndole esquivar las Cunitas y evitando también que los más pequeños se subieran a no ser que fueran acompañados por algún adulto. Su hijo Perico, no continuó con la tradición familiar, dedicándose a otros menesteres. A pesar de los años sin las cunitas muchos portuenses las echamos en falta, perdiéndose con su desaparición parte de la identidad del Parque Calderón. /Texto: Antonio Carbonell.

1 comentario en “2.547. Las Cunitas del Parque.

  1. Jose Felipe

    Inolvidable los ratos que hemos echado de niño en las "cunitas" del Parque, recuerdo que cuando intentabamos dar la vuelta completa, se iba de pié, el encargado ( creo que era "el vizco la esparda"), producia un rozamiento de la cunita con otra madera que hacia de freno. Por cierto, cuando nos montábamos con una niña, siempre intentábamos otro " rozamiento" de tipo personal mucho mas interesante, lo cual en aquellos tiempos era una forma muy singular de contacto físico disimulado, igual que ahora ........

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