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2.889. Luis Ruffoni Rodríguez. Músico y compositor portuense.

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Llevo mucho tiempo intentando recopilar datos biográficos de Luis Ruffoni Rodríguez, músico y compositor local, que ejerciera su oficio en el segundo tercio del siglo XIX, aunque había nacido en el último lustro del anterior, sin demasiado éxito. Tratándose de un personaje de contrastado talento artístico, cuyo recuerdo se ha diluido en las brumas del olvido, a pesar de no contar con suficientes datos para ello, me atrevo a realizar un esbozo de su vida y obra para que exista al menos una referencia contemporánea de su trayectoria como músico.

Era hijo de Joseph Ruffoni, un joven italiano que llegó a El Puerto allá por el año 1780 y años después dirigía una posada en casas arrendadas a Dª Catalina Vizarrón. No tenemos seguridad de su emplazamiento pero todo parece indicar que estaba situada en la esquina de las calles Aurora y Pozuelo, el edificio conocido como “De las Rejas Verdes”. Cuando consolidó el negocio se casó, cumplidos ya los 35 años, y lo hizo con Gerónima Rodríguez, trece años más joven, con la que tuvo tres hijos: Josefa, Luis y Juan Ruffoni Rodríguez. El negocio de la posada, atendido por él con la ayuda de cuatro sirvientes compatriotas, uno de ellos, posiblemente un sobrino, llamado Carlos Ruffoni, que falleció a los tres o cuatro años de su estancia aquí, marchaba viento en popa y al mismo tiempo que prosperaba el negocio, aumentaban las relaciones sociales de la familia. Buena muestra de esta sintonía con las clases altas de la sociedad local podría ser el apadrinamiento bautismal de su primera hija, María Josefa, que fue ahijada del capitán general de la Armada, Francisco Javier de Uriarte.

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La Casa de las Rejas Verdes.

Nada conocemos sobre sus posibles estudios e inclinación musical, suponiendo que ésta fuese alentada por el padre. Su hermano pequeño, Juan Ruffoni, fue engastador de piedras preciosas, con tienda en una accesoria de la calle Palacio, y su hermana se casó con un platero. A él no lo he localizado hasta 1831, fecha en la que figura censado en la casa número 35 antiguo de calle Larga (nº 83 moderno), casado con Dolores Navarrete y con tres hijos pequeños. Localizada el acta nupcial, podemos conocer que la boda se celebró el 20 de febrero de 1819 “no resultando impedimento de las tres amonestaciones”, aunque creemos que en esa fecha la pareja tenía ya un hijo, Luis Ruffoni Navarrete, nacido en 1818. Los padres de la novia, natural y vecina de esta ciudad de El Puerto, fueron José Navarrete y Mariana Rubio.

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Una hermana de Ruffoni, María Josefa, fue ahijada del capitán general de la Armada, natural de El Puerto de Santa María, Francisco Javier de Uriarte y Borja.

Cuando enviudó, en fecha que desconozco, volvió a contraer matrimonio con María Dolores Caballero Ibáñez, también portuense y algo más joven que él, de la que se separó, por lo que parece, pues lo he localizado nuevamente en los padrones de 1869, fecha en la que había superado los setenta años de edad, viviendo solo en una casa de calle Nevería número 22, indicándose la ocupación de profesor de música y en el casillero de “estado” las siglas CMA que corresponden a “casado mujer ausente”, o tal vez “casado mal avenido”, definiciones ambas que pueden traducirse o indican claramente su condición de separado. Y por estas fecha debió morir ya que, en un testamento realizado en Cádiz por María Dolores Caballero, donde al parecer residía, con fecha 25 de enero de 1890, siendo en esa fecha invidente y declarando tener 64 años de edad, indicaba su condición de viuda y haber tenido en su matrimonio con Luis Ruffoni una hija, Julia Ruffoni Caballero, mayor de edad en esa fecha.

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Expuestos los escasos datos biográfico-familiares localizados, informaré de la faceta que origina especialmente mi interés: su profesión. Solamente he podido encontrar referencia documental sobre la autoría de cuatro obras. La primera, localizada en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona, con el título: “Calenda a María Santísima de los Milagros, patrona titular de El Puerto de Santa María, para cantar en su Natividad”, que está compuesta en 1834 y así se indica, como también su autoría: “…puesta en música por Don Luis Ruffoni”. Con tema religioso, igualmente, un “Miserere” con orquesta, estrenado en el Trisagio de Vísperas de Nuestra Señora, celebrado la tarde del 14 de agosto de 1864 y en la mañana de ese mismo día, en un acto de desagravio celebrado en la iglesia Mayor Prioral, estrenó una “Misa” completa. De estas obras he tenido conocimiento gracias a la crónica publicada en el periódico “El Pensamiento Español”, uno de cuyos párrafos reproducimos: “… a las diez y media, habiendo llegado de las casas consistoriales el Excmo. Ayuntamiento, precedido de los maceros y de una banda de música militar, diose principio a la majestuosa función en la que se cantó a toda orquesta una Misa nueva, obra del profesor de esta ciudad D. Luis Ruffoni, que ha llamado la atención de los inteligentes, por ser una pieza en donde la belleza de las armonías, la expresión de sus notables rasgos y el religioso efecto que inspira, revelan la elevada concepción de su autor.”

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Su obra cumbre, tal vez la única pieza no religiosa que compuso, es una zarzuela de la que tuve noticias por un libro enciclopédico sobre ésta modalidad musical española, editado en Francia en 2007, del que es autor Antoine Le Duc, en el que se incluye “Un arbitrio matrimonial” de Luis Ruffoni. Buscando más referencias sobre ella encontré un comentario, nada menos que de D. Hilarión Eslava, en la “Gaceta Musical de Madrid” que él dirigía, del 6 de mayo de 1855, que me dejó boquiabierto. Vean si no:

Hemos tenido el gusto de examinar detenidamente la partición de la zarzuela titulada,, música de D. Luis Ruffoni, del Puerto de Santa María; aunque teníamos formada muy ventajosa opinión de las excelentes disposiciones de este artista, jamás hubiéramos creído que en un rincón de nuestro país, donde por mucha aplicación y por grandes que sean los deseos de ciertas almas privilegiadas, no hay absolutamente medios para alcanzar ni una mediana instrucción en arte tan difícil, encontrásemos quien produjera una obra que, sin exageración, puedo asegurar a V. es de lo mejor que en su género se ha escrito hasta ahora en España. Cantos filosóficos y de verdadera inspiración, armonización correcta y agradable, sin pretensiones de modulaciones rebuscadas, instrumentación delicada, al par que llena de vida son las cualidades que más resaltan en la obra del Sr. Ruffoni. Si se considera que el autor apenas ha podido oír sino alguna que otra composición, buena o mala, de las que siquiera en el género dramático se conocen en las capitales de provincia, crece de todo punto nuestra admiración al examinar una obra tan bien acabada, y en la que el autor no ha tenido otra guía ni otro modelo que sus propias inspiraciones y sus admirables instintos.”

Convivieron sus contemporáneos con un músico genial, y casi ni se enteraron. Presentado queda. /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. PUERTOGUÍA

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