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4.408. La azotea de mis primos: el gallinero del Cine Macario

| Fachada del Cine Macario, visto desde la casa de los Macario, en la calle Luna.

La Real Academia de la Lengua recoge, entre otras, la siguiente acepción de Gallinero: “Conjunto de gradas dispuestas de forma escalonada en la parte más alta de un teatro, cine o sala de espectáculos, que generalmente corresponde a las localidades más baratas”. La azotea de mis primos, los Moresco Suárez, era, más o menos, como la de cualquier casa de El Puerto de Santa María, con una única diferencia : la casa de mis queridísimos tíos, Pepe y Emilia, estaba en el número 11 de la Calle Misericordia por la cercanía al Hospital del mismo nombre. También llevó el nombre de Rufina Vergara, Vda. de Osborne. Su fachada y entrada principal daba justo enfrente a la de la fachada principal del popular y conocido Cine Macario que regentaba Don Antonio Valimaña (conocido por Macario) con la colaboración de su familia , en especial de sus hijos mayores. 

| La entrada principal del Cine Macario, por la calle Misericordia.

Todo esto, que al parecer, no nos dice absolutamente nada, no tendría importancia si no fuera porque desde esta singular azotea se veía suficientemente bien y se oía deficientemente mal las películas y espectáculos que en aquella sala de verano con tanto esmero se programaban. 

| Macario Valimaña Gross, fundador de la saga de los Macario y padre de Antonio Valimaña Lavilla.

Los ‘palcos-gallineros’ de los Moresco, Pasaje y los Zaragoza

No eran mis primos y demás parientes y afectos los únicos que veían las películas y los espectáculos de “gañote”. Sus vecinos, los Pasaje, estaban mejor situados, mejor encarados con la pantalla, y veían el cine desde su mirador cubierto y sentados en confortables butacas de caoba; los Zaragoza que vivían en la Calle Luna, enfrente de la Iglesia de las Esclavas, se asomaban directamente al patio de butacas (o de sillas plegables, según se mire) desde un ventanal. Su posición era peor para ver el cine; lo veían de sobaquillo, pero mejor situados para los espectáculos, porque al estar más cerca los oían muy bien y se empapaban de todo lo que ocurría entre bastidores y bambalinas. 

| Una imagen en la que vemos a los bomberos apagando un fuego que se produjo en las instalaciones del Cine Macario.

No nos vamos a extender mucho, porque nos iríamos por las ramas y nos separaría del tema central de estas líneas, pero es, sin embargo, indispensable comentar la singularidad del propietario y gerente de dicho cine. 

Macario

Hagamos un breve paréntesis: Macario, como todo el mundo sabe era uno de los personajes mas singulares que hayan nacido en esta Ciudad y Gran Puerto de Santa María. Su familia fue administradora de la Compañía de Electricidad y por ese motivo, cuando se iba la luz y se cortaba la proyección de las películas, el público le gritaba sin mayor malicia: «Macario enciende la luz que me mareo, eo, eo!!!». Fue propietario de varios cines en El Puerto y en Puerto Real, pero el mas conocido era el Cine Macario del centro de El Puerto, cine de verano que mucho más tarde se convirtió en sala. 

| Antonio Valimaña Lavilla y Mercedes Lechuga, con parte de la prole que gestionaron el Cine Macario.

Servidumbre de vistas

Se cerró con la crisis del cine y se reconvirtió para otros fines. A esa crisis silenciosa y persistente contribuyeron sin quererlo los vecinos colindantes de su cine que tuvieron vistas gratis al mismo, bien desde sus azoteas o de sus ventanas y balcones. Una verdadera servidumbre de vistas que manteníamos puntualmente viva todos los veranos sin necesidad de asentarla como tal en el Registro de la Propiedad. Era una servidumbre de hecho y además consolidada verano tras verano. 

|Pantalla 'Parednámica'

La azotea de mis primos

La azotea de mis primos era gallinero-gallinero total: había además un palomar donde nos encaramábamos para ver mejor los espectáculos, con lo que se duplicaba el aforo. Desde esa azotea vio cine y espectáculos, de gañote, medio Puerto. Con tan sólo llamar a la puerta y abrírse, se accedía sin dificultad a la azotea, cruzando previamente por media casa. 

Aquello se convirtió en la Legión Extranjera, porque a nadie se le preguntaba por su nombre, ni por su parentesco ni por su amistad con los dueños de la casa, ni por qué estaba allí. Mis primos son cuatro; ellos, más sus amigos, usufructuábamos, junto con los coladitos, su azotea, privilegiado mirador que yo le llamo cinemascópico aunque Macario, en cierta ocasión para anunciarse, utilizara el gancho publicitario y dijera que su cine tenía pantalla Parednámica. 

Cierto es que la visión y la audición, desde aquella distancia, no eran para tirar cohetes, unido a todo ello la deficiente calidad de algunos de los filmes de aquella época. Pero, menos daba un piedra. Estando como estábamos, mayormente tiesos, la azotea de los Moresco Suárez fue un gran alivio para las mermadas economías de los jóvenes de la época. 

| Cine Macario, fachada por calle Luna.

Calificación moral

Mi Tío Pepe manejaba un fichero de películas en el que anotaba la calificación moral de cada una de ellas, a saber : “todos los públicos”; “jóvenes”; “mayores”; “mayores con reparos” ; “peligrosas” y finalmente las “gravemente peligrosas”. Mi tío tomaba nota semanalmente del tablón de anuncios de la Prioral el calificativo moral de cada película. Sin pasar esa criba moral, no se podía subir a la azotea. Esa fue quizás la única limitación y censura previa que hubo. Aún así siempre intentábamos buscarle las vueltas y escaparnos hasta la azotea para ver películas que por su contenido pudieran herir la moralidad de los jóvenes espectadores. 

Cierre temporal

En una ocasión hubo que tomar la drástica determinación de cerrar al público temporalmente la azotea. No recuerdo qué espectáculo se presentaba en el Macario pero el elevado precio de sus entradas provocó un overbooking en la azotea de mis tíos. No cabía un alfiler. Los ánimos se fueron caldeando y el público abigarrado y clandestino comenzó a tirar pinzas de tender, los palillos, al patio del cine; la cosa fue a mayores y, a falta ya de proyectiles se echó mano de los huevos de las palomas y de sus excrementos solidificados que fueron lanzados violentamente también al patio del cine, provocando una airada protesta en el público muy sorprendido porque no sabía de dónde procedía tanta inmundicia. 

Intervención de la Autoridad

Se hizo la luz y se iniciaron las pertinentes indagaciones a fin de averiguar las causas, el origen y la identidad de sus autores para su posterior denuncia y corrección. A tanto llegó la cosa que tuvieron que intervenir los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, en su modalidad de guardia de la porra. Un Cabo —el cabo Penita— acompañado de un número ( —Pacuqui— hechos venir por Macario se personaron en casa de mis tíos quienes, sorprendidos por la presencia de los representantes de la Autoridad, no pudieron por menos que ordenar el inmediato desalojo de la azotea y su posterior clausura por escándalo público. 

| Hall del Cine Macario, por calle Luna.

Los espectáculos de las Compañías

Los espectáculos que popularmente se les llamaban ‘Compañías’ fue uno de los platos fuertes que la Empresa ofrecía con frecuencia por ser muy del agrado del público y constituir además una importante fuente de ingresos. El esquema era siempre el mismo : Se iniciaba el espectáculo con un número a cargo de un/una cantante (táchese lo que no proceda) no muy conocido/a, al que seguía el plato fuerte que en esos casos eran un Juanito Vaderrama con o sin su Dolores Abril; una Lola Flores con o sin su “Pescailla”; una Juanita Reina o similar. Y terminaba con un humorista que hacía de telonero cuando no se pedía un “bis” al artista principal, cosa que siempre ocurría a petición de un entregado y enfervorizado público. 

Ni qué decir tiene que esos días, de oficio, el servicio doméstico libraba para que pudiera participar y disfrutar de un acontecimiento artístico que en una ciudad como El Puerto tenía siempre mucho eco. Otra de las Compañías que recuerdo muy bien fue la del Duo Dinámico que tuvo un aplastante éxito por ser sus componentes, Manolo de la Calva y Ramón Arcusa (en la imagen superior), a pesar de su joven edad, unos ya muy consagrados artistas. Exitazo total muy especialmente entre las quinceañeras. 

Recuerdo una de las películas que vimos miles de veces en la azotea: “La Batalla del Maratón” y “Botón de Ancla” en color, (cuyos carteles se reproducen sobre estas líneas); otra película fue mil veces anunciada en los trailers, año tras año, pero que nunca se llegó a proyectar . Se anunciaba así: “Cancha Vasca, la película esperada”. Pues todavía estamos esperando su proyección. Otra película que se titulaba “Las Estrellas”, en blanco y negro, no fue, al parecer, del agrado del respetable, provocando la ira de los espectadores legales, los de pago, los del patio de butacas, quienes agarrando las sillas la arrojaron muy violentamente contra la ya famosa pantalla Parednámica del Macario. Muchas mas cosas se podrían contar de ese Cine de Verano, tan popular y tan querido por los portuenses. | Texto: Jesús Suárez Ávila

2 comentarios en “4.408. La azotea de mis primos: el gallinero del Cine Macario

  1. Jesús Suárez Avila

    Jesús Suárez Avila
    Alfredo Bootello Reyes , Fernando Bootello Reyes, era amigo de mi primo José Luis, Joseluis Moresco Suarez, y, por tanto, asiduo de la azotea de mis primos. Una vez Alfrdo se subió al techo del palomar, que , como se dice en la nótula, ampliaba considerablemente el aforo, y con su peso lo hundió.

  2. Jesús Suárez Avila

    Jesús Suárez Avila
    Hoy he desayunado con Fosco Valimaña Lechuga,hijo de Don Antonio Valimaña ( Macario) , Juan Carlos y Jorge Gutierrez Colosía, Fernando Bootello Reyes y Ramón Lobo y ha salido a relucir la publicación de Gente del Puerto. Fosco nos ha recordado que una de las películas que provocó más violencia fue Aida , protagonizada por Sofía Loren. El público decepcionado porque le habían colocado la ópera "Aida" aguantó hasta el descanso, pero luego, como continuaba la ópera mostró su desacuerdo arrojando violentamente las sillas contra la ya famosa pantalla "parednámica" del Macario. Fosco empezó a contar la publicidad del "trailer" de la película "Cancha Vasca", la película esperada que no sabemos si se llegó a proyectar. Esperamos la llegada de Juan Carlos Gutiérrez Colosía Gutierrez Colosia quien nos relató completamente la publicidad que literalmente transcribo : "CANCHA VASCA" " La furia del Cantábrico pone a prueba en el mar a los que en tierra son rivales del amor de una mujer" . "Cancha Vasca, la película esperada". Surgió inmediatamente el debate: la mañoría opinaba que no se había proyectado nunca y seguía siendo la película esperada. Alguno se atrevió, después de tantos años, a reclamar a Fosco, como heredero de Macario, una indemnización por publicidad fraudulenta. Se pudo saber, llamando a otro miembro de la familia Macario, Manolo, que la película llegó a proyectarse en 1960, después de varios años anunciándose en "trailer" como "la película esperada".

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