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4.787. Los Caballeros de Colón y el Castillo de San Marcos. Una fallida conexión

En 1921 el senador vitalicio del Reino de España, Luis Palomo Ruiz hacía una propuesta pública para que la asociación norteamericana de ‘Los Caballeros de Colón’, una especie de templarios, adquiriesen el castillo de San Marcos y tuvieran una sede en El Puerto de Santa María. El investigador Antonio Gutiérrez Ruiz nos cuenta lo que pudo haber sido este vínculo hispano-norteamericano.

Los “Caballeros de Colon” es una sociedad católica estadounidense de carácter benéfico/fraternal. Fue fundada en 1882 por un joven sacerdote irlandés que dirigía la parroquia de Santa María, en New Haven (Connecticut-EE.UU) llamado Michael J. Mc Givney, Reverendo que ha sido proclamado Beato por el papa Francisco recientemente, en 2020.  En la población citada tiene su sede central esta asociación, considerada como la mayor del mundo en su estilo o de sus características pues debido a la gran expansión sufrida en los casi 140 años de existencia, tanto en Estados Unidos, México y otros países Iberoamericanos, cuentan –según ellos mismos indican- con cerca de dos millones de miembros.

Hacemos esta breve sinopsis de esta organización fraternal católica para introducirles en el tema de esta nótula, que hemos descubierto casualmente revisando revistas de hace un siglo, y no es otro que la propuesta de un Senador Vitalicio, Don Luis Palomo Ruiz, contenida en un discurso/conferencia realizado en 1921 para que esta asociación adquiriese el Castillo de San Marcos.

Reproducimos un fragmento de la extensa disertación del Sr. Palomo Ruiz sobre las Relaciones Hispanoamericanas, publicado la revista “Ilustración Española y Americana” del 8 de marzo de 1921, en el que nos sorprende con algunos datos que desconocíamos y que, de ser ciertos, mejora el admitido papel de nuestra ciudad en la Historia del Descubrimiento.

“Hay en los Estados Unidos una numerosa organización de Asociaciones especiales, como pasa, por ejemplo, con la de los «Caballeros de Colón». Se trata de una institución tan importante, que hoy cuenta con más de un millón de individuos. Es una institución hispanista; lo demuestran su nombre, sus aspiraciones y su desenvolvimiento; y tiene tres orientaciones distintas. Los Caballeros de Colón han de ser necesariamente católicos, y tiene por este concepto un aspecto religioso. En el carácter económico es una Sociedad mutua deauxilios, a la que todos los asociados han de acudir sus miembros necesariamente para todos los fines de la vida y profesionales. Y tiene otro aspecto, que es el benéfico-docente: que es de verdadera protección mutua de unos a otros, y especialmente el del desarrollo de la cultura y bellas artes. Los Caballeros de Colón han ido aisladamente, como corporación, a Francia, a entregar una espada de honor al mariscal Foch, pero todavía no han venido a España; y en mi deseo de que la visiten, teniendo en cuenta lo que significan y simbolizan, y que han de mirar a España, indudablemente, con predilección, yo me he atrevido a proponerles (perdónenme los señores senadores estas disgregaciones, que considero de algún interés en las relaciones hispanoamericanas, porque en esto se padecen grandes errores) que establezcan en España su  Residencia, lo que pudiera ser muy conveniente a sus fines y aspiraciones. Los «Caballeros de Colón» tienen a la vez algo de romanticismo, que pudiera equipararlos a los Templarios; de modo que, así como aquéllos habían decuidar del sepulcro del Señor, éstos cuidarán del sepulcro de Colón. Desde este punto de vista, pudiera calificársela como de una Asociación de carácter romántico; y yo, valiéndome de la correspondencia que desde hace tiempo vengo sosteniendo con alguno de los «Caballeros de Colón», les propuse que adquirieran el castillo de San Marcos, en Puerto de Santa María, que quizá cedería para sus fines culturales, probablemente, la Casa de Medínaceli, a que pertenece, y que es un monumento histórico, en relación con Colón, de extraordinaria importancia, puesto que cuando el duque de Medínaceli, y de Medina Sidonia a la vez, en aquellos instantes, trajo a Colón, por encargo de los Reyes Católicos, de Portugal y Galicia para que estudiase su viaje del descubrimiento, ahí estuvo y allí estudió, atendido con una subvención de los Reyes Católicos y otra de la Casa de Medinaceli y Medina-Sidonia, y preparó el proyecto de su viaje. «¿Por qué no venís—les dije—una representación de los «Caballeros de Colón» a realizar un viaje a España y establecerse en la Bahía Cádiz?”

Evidentemente, todo quedo en una fantasía utópica del Senador, especialmente porque la asociación, aparte de usar el nombre del descubridor, no parece haberse interesado demasiado por su condición de figura histórica y su dedicación, obras de caridad incluidas, están enfocadas al mundo de los negocios de seguros. | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. | A.C. Puertoguía.

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