Leopoldo Osborne Cólogan estaba sentado un día en casa viendo las noticias con su mujer, le pareció que estábamos muy pasivos ante las noticias que llegaban de la invasión y éxodo de Ucrania “y me levanté sin decir nada, me fui al ordenador, tracé varias rutas posibles y calculé los kilómetros”. Salieron de El Puerto de Santa María en dirección a la frontera de Polonia con Ucrania el 21 de marzo regresando el lunes 4 de abril, habiendo recorrido en su vehículo particular 9.740 kilómetros. | En la imagen Leopoldo (D) y su amigo Enrique (I), saliendo de Cracovia (Polonia), de regreso a España con una familia que llevaron a Huesca.
Leopoldo se planteó hacer lo siguiente: precisar con que vehículo se iba a desplazar, comprar bienes humanitarios que se precisan en esta situación y volver con familia de refugiados. A partir de estas premisas “hice un presupuesto y al día siguiente escribí un WhatsApp a la familia y amigos diciendo cuales eran mis pretensiones. Sin exagerar un euro, a las 24 horas tenía para hacer tres viajes. Me llamarón de todos lados gente que ni conocía y a las 36 horas había recibido más de 60 bizum, por lo que me quedó bloqueado y solo pude recibir transferencias. Al mismo tiempo abrí una cuenta en la Farmacia Vistahermosa para conseguir el material médico, que era lo que yo veía que podía cargar mejor mi coche sin peso y que podría aprovechar más espacio. Cuando fui a recoger todo el material, el ingreso de la gente casi igualaba el coste del material que fue cubierto por la propia farmacia de Nicolás García Máiquez”.
| De izquierda a derecha Enrique Pérez de Mendoza, hermanas Comendadoras del Espíritu Santo (Hermana María) y Leopoldo Osborne Cólogan recibiendo material en el convento, que transportaron a Polonia con destino a Ucrania.
Contactos establecidos en El Puerto y en la frontera con Ucrania
Departamento del Refugiado de los Jesuitas, a través del colegio SAFA San Luis gracias al Padre Juan Francisco Naranjo. Congregación de Hermanos del Espíritu Santo a través de la Hermana María del convento del Espíritu Santo de El Puerto de Santa María. La inestimable ayuda de la Caravana del Puerto “Los Danieles” por su increíble labor organizadora de la caravana. Ya in situ, con Maria Ángeles de la ONG Acción Norte. Llanos, de la Fundación Juntos por la Vida y múltiples contactos con voluntarios ucranianos que les dieron todos los contactos que llevaban desde El Puerto. No pedían solo para ellos, sino que ayudasen a estos voluntarios ucranianos que no podían cruzar la frontera.
| El vehículo de Leopoldo, identificado con pegatinas de la misión solidaria.
Compañeros de expedición
En un principio Leopoldo había previsto viajar solo en su vehículo particular, un Mitshubishi Montero, pero se le unió como segundo conductor su amigo Enrique Pérez Mendoza. Cuando el colegio Centro Inglés le ofreció una furgoneta de gran tamañao “busqué a Emilio Martinez que sabía que estaba dispuesto, y como buen conductor de autocaravanas, me iba a servir para conducir esta camioneta grande, le dije que se tenia que buscar otro conductor y así lo hizo, encontrando la inestimable ayuda del médico Enrique Alcaraz”.
Después tenía que elegir con quien realizar el recorrido. Tenía conocimiento de varias caravanas donde elegir, y Leopoldo se decidió, con gran acierto por la de El Puerto de Santa María, con sólo comprobar la organización y estructura que llevaba.
“Que yo sepa los conductores y conductoras eran de El Puerto, Cádiz, Rota, Madrid y Úrsula, que no recuerdo cual era su nacionalidad” Nueve vehículos integraban el convoy humanitario, en el que nuestro protagonista hacía de coche escoba.
| Los conductores y vehículos de la expedición solidaria.
Sesenta horas hasta el destino
Salieron de El Puerto el día 20 de marzo a las 6 de la mañana y llegaron a Cracovia (Polonia), destino de desembarque de materiales a las 60 horas justas: 40 conduciendo y 20 horas durmiendo.
En Cracovia descargaron dos vehículos, uno de ellos el de Leopoldo, en la casa de los Hermanos del Espíritu Santo, donde esperaba un tráiler para ser finalizado e irse a la frontera. El resto de las camionetas descargaron en la estación de bomberos de Czernichów en Cracovia. Al día día siguiente todos los vehículos recogieron refugiados en diferentes ciudades de Polonia y partieron para diferentes destinos paraa dejarlos con familias de acogida, desde el sur de Francia, Gijón, Madrid, Huelva y El Puerto de Santa María. “Mi amigo Enrique y yo permanecimos en Polonia, estableciendo la base en Cracovia hasta el día 31 que partimos con otra familia hasta Huesca donde habíamos encontrado una familia de acogida”.
| Esta imagen pertenece al Servicio Jesuita a Refugiados. Desde Cracovia colaborando con el P. Vitally Ovmolovzkhh S.J., para enviar ayuda a Leópolis y Khmelnitsky, donde las casas de los jesuitas se han convertido en refugio de desplazados.
Permanecen en la frontera con Ucrania
Una vez que las camionetas regresaron a España, Leopoldo y su amigo Enrique continuaron en Polonia y comenzaron a identificar proyectos humanitarios viables, donde aplicar los fondos obtenidos.
El primer encontronazo con la realidad de la guerra fue en la ciudad de Medyka, a escasos metros del punto fronterizo. Es un lugar lleno de tiendas de campañas con organizaciones donde se encuentran médicos, psicólogos, comedores y camionetas de transporte para llevar a los refugiados al campo de refugiados, en este caso se trataba de una gran superficie vaciada y utilizada como campo de refugiados. “El día que llegamos a Medyka había una no muy numerosa cantidad de refugiados y lo más impactante fue que entra la maraña de tiendas había un piano de cola y un pianista tocando”
José Andrés y el World Central Kitchen
“No podíamos hacer nada porque no nos dejaban hacernos cargo de nadie hasta que no estuviesen dados de alta como refugiados en el campo. Este fue el segundo encontronazo, llegar a la gran superficie habilitada como campo de refugiados, donde todas las tiendas alrededor del gran supermercado eran locales con médicos, con comida, con ropa, con cocina (José Andrés y su World Central Kitchen) y sobre todo zonas con banderas de los diferentes países que acogían refugiados y organizaban transportes. No me gustaría olvidar hacer mención especial al WCK de José de Andrés, sitio donde se acumulaban los refugiados y voluntarios, allí estaba su cocina, estaciones, plazas, calles, centros de acogida, en todos lados había montado una cocina con desayunos y comidas a todas horas del día.
Trabajos solidarios
Leopoldo y Enrique se diversificaron durante su estancia en la zona, además de en la furgoneta, contrataron a través de Juntos por la Vida un autobús con 60 personas que se repartieron entre Vic (Barcelona) y Valencia. Otros traslados eran bastante agotadores ya que las distancias de las zonas donde actuaron eran grandes. Cracovia Varsovia 300Kms. Varsovia Gdanks 340 Kms. Pusieron en contacto a gente que tenía grupos de refugiados “con nuestros contactos que ofrecían transportes, hemos transportado a una familia de Cracovia a Varsovia, en el norte de Polonia en una comunidad de 300 ucranianos hemos montado una lavandería y un refrigerador para mantener en frío alimentos perecederos, hemos comprado material para un taller de coches de Odesaa (Ucrania), hemos enviado emisoras, gafas protectoras, cinturones militares y hemos comprado una gran cantidad de alimentos, medicinas y material quirúrgico que se enviaban directamente a Ucrania a las zonas más necesitadas”.
| Leopoldo y Enrique, en el autobús con destino a Vic (Barcelona).
En Cracovia y el norte de Polonia se alojaron y fueron atendidos en sus necesidades alimenticias por los contactos religiosos aludidos anteriormente. Aparte de ello, si les cogía de viaje, sufragaban los gastos de alojamiento en hoteles que son mucho más económicos que en nuestro
Sentimiento agridulce
Leopoldo todavía está asimilando la experiencia, “Un sentimiento agridulce, hay momentos muy buenos y momentos muy desagradables, lo más increíble son los niños ajenos total a la guerra, y en los campos de refugiados si los voluntarios no llevasen identificaciones, no distinguirías a los voluntarios de los refugiados, los refugiados van vestidos igual que nosotros, han salido de su casa con lo puesto y con maletas como las que llevamos en las cabinas de los aviones, eso es lo que han guardado para el viaje, el resto lo han dejado en su casa. Y por un lado cuando transportas a una familia en algunos momentos sientes que los estás alejando de la guerra, pero en otros momentos piensas que se están desplazando a casi 5.000 kilómetros de su casa y de sus maridos e hijos mayores" | Texto: Pipi Gago.
Leopoldo, Enhorabuena !!!!!! Has conseguido tu objetivo. Eres persona valiente y con determinación, además de generoso.