Una recreación editorial de época: las Cantigas de Santa María del Puerto como códice contemporáneo

| Texto: José María Morillo.
Alfonso X el Sabio compuso sus célebres Cantigas de Santa María —más de cuatrocientas en total— en honor a diversas advocaciones marianas. Sin embargo, existe un conjunto singular de veinticuatro composiciones que conforman un cancionero autónomo: las Cantigas de Santa María del Puerto, también conocido como el Cancionero del Puerto dedicadas a la Virgen de los Milagros. En ellas, el monarca rindió tributo a la imagen venerada en El Puerto de Santa María, relatando sus milagros, la devoción popular y los orígenes de su santuario.
Hasta hoy, este corpus no había conocido versión miniada. El editor sevillano Pedro Tabernero repara esa ausencia con una edición extraordinaria dentro de la colección Poetas y Ciudades (Grupo Pandora). La obra presenta los textos originales alfonsíes acompañados de sesenta miniaturas creadas por Juan Manuel Fontenla, artista especializado en ilustración medieval, cuyas pinturas reproducen con rigor la estética de los talleres del siglo XIII.
El volumen se completa con estudios introductorios del profesor Manuel González Jiménez, el especialista en los romanceros de tradición oral Luis Suárez Ávila y el director del Archivo Provincial de Sevilla Braulio Vázquez Campos, tres nombres esenciales para contextualizar la obra desde la historia, la mariología portuense y la archivística. González Jiménez subraya el papel de Alfonso X en la transformación de la antigua población musulmana de Alcanate en Santa María del Puerto, la Ciudad fundada por Alfonso X en 1281 que daría origen al actual El Puerto de Santa María.

Luis Suárez Ávila, que nos dejó hace algo más de dos años, reivindica la raíz legendaria de la devoción: «Fue hallada, se dice, en Alcanate, en un pozo que pasó a llamarse «el Pozo Santo». «El resto de las 'Cantigas de Santa María del Puerto' pueden agruparse en tres bloques: milagros que se producen con motivo de la construcción del santuario fortificado, facilitando su rápida terminación; milagros en favor de los devotos que acuden al santuario, en busca de la salud o de otro beneficio, como encontrar animales domésticos que se habían perdido; y milagros en favor de los cortesanos, desde curar al Rey de su hidropesía a hacer que reapareciese un halcón perdido del infante don Manuel, curar el caballo de un escribano o —¡milagro de los grandes!— conseguir que se aligerara un trámite burocrático en favor de un miniaturista al servicio del monarca», tal y como recoge Andrés González-Barba en ABC de Sevilla.
Fontenla, de formación autodidacta, combina la acuarela y el acrílico sobre pergamino de piel de cordero, en un proceso que ha requerido casi cinco años de dedicación. Su estilo bebe de maestros como Gustave Doré, Sergio Toppi o Antonio Hernández Palacios, y logra una asombrosa fidelidad con la estética alfonsí, sin renunciar a su sello personal. Cada cantiga está ilustrada con una docena de imágenes que narran, con minuciosa precisión, los episodios milagrosos descritos por el monarca.

Entre ellos destacan la cantiga 356, donde la Virgen provoca una riada que arrastra la madera necesaria para concluir la iglesia —«La Señora hizo venir una gran riada de agua bravía…»—; la cantiga 372, sobre la curación de una mujer rabiosa llegada desde Niebla; o la cantiga 366, en la que el propio Alfonso X aparece convaleciente en Sevilla, atendido por su hermano el infante don Manuel.
La edición, impresa con esmero artesanal, reproduce la textura del pergamino y la estructura formal de los códices alfonsíes. Como señala Braulio Vázquez, es difícil que el lector moderno, habituado al papel o a las pantallas, imagine el esfuerzo y el coste que implicaba la creación de aquellos manuscritos: pautados a mano, escritos en caligrafía gótica libraria, iluminados con pigmentos preciosos y oro bruñido sobre la dermis de terneros o corderos.

Este nuevo libro no solo rescata una pieza perdida de la espiritualidad y la literatura medieval castellana, sino que también devuelve al lector contemporáneo la experiencia visual y táctil del códice: el diálogo entre texto, música e imagen que hizo de Alfonso X uno de los grandes mecenas de la cultura europea, muy vinculado a esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad del Gran Puerto de Santa María.
