ESPACIOS SAGRADOS EN LA SIERRA DE SAN CRISTÓBAL
La geografía del misterio: lugares sagrados entre Jerez y El Puerto

Antes de que Doña Blanca se convirtiera en una de las ciudades fenicias mejor conservadas del Mediterráneo, la Sierra de San Cristóbal ya era un territorio intensamente habitado, ritualizado y monumentalizado. El investigador López Amador nos relata en esta nótula que, bajo el suelo de la sierra —en gran parte aún sin excavar— se conservan menhires, hipogeos, cazoletas y necrópolis que revelan un paisaje sagrado construido entre el IV y el II milenio a.C., auténticos monumentos de la Protohistoria peninsular.
| Texto: Juan José López Amador | Imágenes generadas por IA [*]
En esta entrega, vamos a presentar varios espacios monumentales del entorno del Complejo Arqueológico de Doña Blanca, en la Sierra de San Cristóbal. Toda ella en sí, la sierra, debería ser una zona de protección y estudio, su suelo contiene una buena parte de la historia no solo del área local, sus tesoros arqueológicos serian apreciados a nivel mundial. Muchos de estos espacios son totalmente desconocidos para el lector, alguno de ellos ha sido excavados y otros, el 99’%, aún están ahí, a la espera de ser investigados y puestos en valor, para el deleite de todos los ciudadanos.
Sobre todo, algunos espacios son bien conocidos, especialmente en la bibliografía, Doña Blanca, una ciudad completa con sus murallas que conservan 3 metros de altura, construidas al menos desde el siglo IX a C., o antes, una etapa fundamental en el devenir histórico, como es la llegada en torno al año 1000 a.C., de los fenicios. También, es bien conocida, pero en este caso solo en la bibliografía, ya que se encuentra tapada, de mala manera, nos referimos a la bodega del siglo III a. C. que se encuentra en lo más alto de la sierra.
En este caso, vamos a reconstruir el entorno más antiguo e inmediato a la zona que después ocupo la ciudad de Doña blanca, ya que solo trataremos la Edad del Cobre y el Bronce Medio, que como se podrá comprobar, sus restos son auténticos monumentos. Culturas muy potentes y estructuradas, capaces de construir verdaderos monumentos arquitectónicos, entre el IV y II milenio antes de Cristo, un lugar donde se debieron contar algunas epopeyas. Ya sabemos que, los restos que hoy podemos ver en Doña Blanca, del primer milenio a.C., son únicos en el Mediterráneo. Pensamos que lo mismo ocurrirá con los que se conocen y aparecerán, cuando se excaven y estudien los restos de estos periodos protohistóricos. Todos los espacios que verá el lector, son espacios y piezas reales, que existen, pero, como decimos la gran mayoría, aun sin excavar o también, como era el paisaje que existió en la sierra y que hoy día, casi ha desaparecido.

El Menhir recuperado en el espigón de La Puntilla
Recuperamos un menhir, en el espigón de La Puntilla, sabíamos que procedía de la sierra, de las canteras de la parte Este, justo frente a la Dehesa. Un petroglifo espectacular, no solo por su tamaño de más de dos metros de altura, a pesar de estar fracturado, procede del horizonte cultural de la Edad del Cobre, se puede datar entre 3000 o 4000 a.C. La decoración grabada, que aún se conserva es escasa, si se aprecian perfectamente círculos, algunos concéntricos, así como varios grabados en líneas y curvos, recordando las representaciones Atlánticas, difícil de interpretar. La parte trasera y laterales, presenta cientos de pequeñas cazoletas muy regulares. El hallazgo, permite hipotetizar de que elemento arquitectónico podría tratarse, de un gran Menhir marcando el territorio, o un ortostato, parte de una estructura como un santuario o tumba megalítica.
En la imagen, nosotros hemos optado por mostrarlo como parte de un gran crómlech, la piedra que hallamos, es la que está de frente, en el centro, el fondo de la imagen es la parte reconstruida de la sierra que ha desaparecido por la extracción de piedras. Es posible que parte de la gente que construyeron estos monumentos vivieran muy cerca, ya que, en los años 80 del siglo pasado, D. Diego Ruiz Mata y su equipo, excavaron una parte del yacimiento de La Dehesa. Se excavaron 9 fondos de cabaña y 6 silos, todos correspondientes a la Edad del Cobre, aproximadamente del IV milenio a. de C., pero hay otros yacimientos de la época en la sierra, como Buenavista o Las Beatillas. No es la única gran piedra, de características similares que hemos visto por esta zona de la sierra, hay algunas más, seguro, que todas ellas estarían formando parte de un lugar especial, sagrado para estos antiguos habitantes de la Sierra de San Cristóbal, este gran menhir se encuentra expuesto en el Museo Municipal de la Ciudad.

Hipogeo de la Edad del Cobre
En la imagen, una reconstrucción de un Hipogeo de la Edad del Cobre, así como algunos de los ajuares que dejaron a los difuntos o al difunto, cuando cerraron esta tumba. Es el primero, de estos hipogeos que descubrimos allá por el principio de los años 80 del siglo pasado, y que aún no está excavado, pero, como entramos en su interior durante su descubrimiento, e hicimos un escueto dibujo, sabemos cómo era su distribución interior. Su entrada, esta excavada en la piedra de la sierra, en la parte alta de un cerro de la gran necrópolis de Doña Blanca, debió ser un lugar muy especial y sagrado, desde la antigüedad, pues, milenios después todo el cerro donde están estas cámaras se llenó de túmulos funerarios, posiblemente del Bronce Final, que escogieron este lugar como morada definitiva.
Presenta el hipogeo, unos escalones en la entrada que bajan, dando paso a una sala central de mayor tamaño que las demás y más o menos cuadrada, desde ella se distribuyen tres puertas en sus paredes, que dan paso a distintas cámaras, dos salas laterales que parecen de forma rectangulares y una frontal, también rectangular pero en el sentido contrario a las anteriores, en esta última, hay una estructura tallada en la roca que no sabemos a qué pertenece, la mayoría de ella esta oculta por la tierra. Conocemos, una parte de las ofrendas, por los materiales que se recogieron, ceramicas pertenecientes a grandes platos bruñidos de bordes almendrados y otros elementos cerámicos de tipo Valencina, así como, alguna punta de flecha de sílex, eran grandes fragmentos de cerámica dispersos en la primera sala, que las abundantes madrigueras que los conejos habían excavado, sacaron a la superficie descontextualizando todos los materiales arqueológicos.
Por cierto, a este respecto tenemos que hacer algo. Esto no puede seguir así, estos monumentos merecen más respeto, sobre todo por parte de las distintas administraciones, --que mira que tenemos--, pero ellos no miran. Dado los materiales encontrados, nos encontramos ante una tumba de carácter monumental perteneciente a la Edad del Cobre, tallada entre los milenios IV-III, a. de C., posiblemente, por las características de esta monumental tumba, debió ser para un personaje, o personajes muy significativos de esa sociedad. Apostamos por su excavación, estudio y puesta en valor, esperando que sea más pronto que tarde.

Numerosas cazoletas talladas en la piedra
En todo lo alto de la sierra, en un lugar único, tanto por el paisaje como por el control de todo el territorio, en decenas de kilómetros, encontramos un espacio con grandes salientes de la roca natural, un paraje idílico, en él en la antigüedad, estas rocas fueron utilizadas como lugar frecuente de uso, en estos dos espacios rocosos, encontramos una gran cantidad de pequeñas cazoletas talladas, es decir, pequeños agujeros en la roca tallados posiblemente con otra piedra, con unas medidas media de, entre los 12 y 14 centímetros de diámetro y 6-9 de profundidad, no ha sido ni excavada ni estudiada aún, pero si tenemos claro que estas cazoletas son producto de golpear mucho el mismo lugar, en este caso hablamos de decenas de ellas. Se pudieron utilizar, tanto para machacar plantas y sacar su jugo, alucinógenas, medicinales, actos religiosos o personales, etc., como para moler las rocas con contenido de minerales.
En la imagen hemos situado una familia triturando plantas en algunas de estas cazoletas, representadas algo mayor que las originales, mientras otras personas admiran el paisaje o están vigilando el horizonte. Muy cerca, a solo metros, separado por tierra y matorral, se pueden apreciar los restos de unos escalones que acceden a estas superficies rocosas. Todas las manifestaciones que en este lugar se pudieron dar, tanto las sagradas como las económicas o ambas, se podrían saber al menos en parte, pero para ello tenemos que excavar y estudiar bien todo este espacio lleno de huellas dejadas por los humanos que la habitaron. Por sus características, este yacimiento podría ser, tanto de la Edad del Cobre como del Bronce. La falta de estudios aun, el hallazgo es relativamente nuevo, nunca se ha podido intervenir sobre estos lugares, lo que no permite establecer claramente una edad y actividad concreta para estos espacios y cazoletas.

Propuesta de posible uso para algunos objetos hallados en el Hipogeo
En la imagen, presentamos nuestra propuesta para algunos de los restos que aparecieron en el Hipogeo llamado del Sol y la Luna, los signos astrológicos, tallados en el dintel de la puerta de entrada que da acceso al interior de la cámara, le han dado el nombre. Se trata de una mujer de la Edad del Bronce Medio entre los siglos XVII-XVI antes de Cristo, sobre ella algunos de los distintos abalorios y herramientas que se hallaron durante la excavación de este hipogeo, por D. Diego Ruiz Mata quien lo excavó a mediados de los años 80, del siglo pasado.
La suerte, hizo que el arqueólogo hiciera el hallazgo deseado, encontrando parte del ajuar en el fondo del hipogeo, que, seguramente las escorrentías de agua y barro las taparon, haciendo que los saqueadores no las pudiesen encontrar. Se hallaron algunos restos romanos, que aseguraban su expolio, si este, no lo había sufrido siglos antes, pero quedaron algunos restos que se han podido estudiar y analizar, además, según su excavador pronto podremos disfrutar de su publicación.

Reproducción de un entierro
En esta imagen, hemos representado el fallecimiento de la mujer y su entierro junto a otros familiares o vecinos de la comunidad, pues en el interior de este hipogeo se localizaron más de una veintena de personas, así como ajuares funerarios, que depositaron en esta cámara antes de cerrarla. Como se observa, en la entrada encontramos los signos astrales justo sobre la entrada, un Sol y sobre él, la Luna, hay varias tallas, pero son apenas visibles. En la parte izquierda del monumento, hay un cubículo, también excavado en la roca de la sierra, ambas puertas tanto del lateral, como la que vemos de frente estarían tapadas con una gran losa hoy inexistente, aunque no hemos tenido la oportunidad de buscarla en su derredor, es posible que se conserven, o fue aprovechada en otra época, ya veremos, el tiempo lo dirá.
Encima de la tumba, en el exterior sobre la puerta y laterales se aprecian espacios excavados en la roca, para fuego, agua o flores, que seguro, están relacionados con las actividades religiosas durante los entierros. Dentro, se hallaron distintas ofrendas u objetos personales, que los saqueadores no pudieron localizar, todos estaban en contacto con la roca del suelo de la sala, tapadas por unas escorrentías de barro, aunque se trataban de elementos o fragmentos pequeños, algunas eran auténticas joyas, además, la información que ofrecen es espectacular. Este complejo funerario está fechado en torno al siglo XVII ante de Cristo, en plena Edad del Bronce, como ya se ha dicho.

Reconstrucción del interior del Hipogeo del Sol y la Luna
Esta imagen, es una reconstrucción del interior de este hipogeo del Sol y la Luna. Es realmente así, pero hoy presenta las paredes chorreadas de lodo, pues tiene un gran agujero en el techo, que hicieron para la colocación de un tubo, en el siglo pasado, por lo que, hemos reconstruido el techo y parte del centro de la columna que está desgastada, por lo demás es tal cual. Al entrar, al hipogeo hay que bajar un escalón, esá tallado el suelo más bajo que la entrada, en el centro una columna todo está tallado en la piedra, al fondo un pequeño nicho también tallado, seguramente para vasijas con comidas colocadas como ofrendas, dentro se puede estar en pie, prácticamente es circular.
En una visita de los especialistas Doña Primitiva Bueno junto a D. Rodrigo de Balbín, apreciaron algo que no habíamos visto aun: todo el interior hasta la mitad estaba pintado de rojo. A pesar de haber sido saqueado el hipogeo, conservaba como ya hemos dicho en su fondo, diversas piezas como; pendientes de oro, cuchillos de cobre-bronce rituales con remaches de plata, agujas de bronce, elementos de plata formando muelles muy compactos, una concha, una placa de arquero de piedra, así como, los elementos de un collar compuesto de cuentas de alabastro, calaíta, plata y oro, también restos de ceramicas y restos humanos. El ajuar, tiene algunas piezas con una morfología que recuerda un tanto a las piezas de procedencia del Egeo, como son, unas grandes cuentas de plata de forma biónica, que, una vez analizada su composición, se determinó como plata autóctona, por los hallazgos que se han hecho, y como ya se ha dicho, este hipogeo es del Bronce Medio, allá por el siglo XVII antes de Cristo.

Aproximación a una imagen ‘real’ de la Sierra de San Cristóbal en la antigüedad
Por último, en este trabajo, una imagen digamos “real”, de la parte de la Sierra de San Cristóbal que se encuentra frente a Doña Blanca, está reconstruido el gran espacio que ocupa una de las canteras a cielo abierto situada allí. Sobre una fotografía hemos incluido los árboles autóctonos, y esos dos abultamientos laterales que sobresalen en la parte alta, visibles perfectamente en las fotografías aéreas realizadas antes de la explotación de canteras en el lugar.
Queremos exponer con esta visión lo que un lugareño o visitante de la antigüedad vería, sería algo realmente hermoso y más, si conocemos la necrópolis que oculta. Tal vez, por eso algunos escritores romanos, como el geógrafo gaditano Pomponio Mela, decía: En el primero de los golfos hay un puerto, llamado Gaditano, y el bosque sagrado, que llaman del Acebuche; (Chorographia: III, 4).
Tal vez, conociendo sus mitos ancestrales, denominaran a la zona el Bosque Sagrado de los Acebuches, quienes lo vieron con sus monumentos megalíticos, tumbas principescas o reales, decenas de pequeños túmulos y otros mayores como pequeños montes, pero con decenas de enterramientos bajo el, como se ha podido comprobar en la excavación del Túmulo 1 perteneciente al Bronce Final, su excavación y estudio, ya realizados están a punto de ser publicados.
No sabemos, de cuantas tumbas se compone esta Necrópolis, en la zona ya sabemos que hay poblados e hipogeos de la Edad del Cobre, Hipogeos del Bronce Medio, poblados y tumbas del Broce Final, una ciudad y tumbas Fenicias y Púnico-Gaditana, algunos restos y tumbas de la Época Romana. Finalmente, hay que decir que en este espacio algunos investigadores sitúan el asentamiento Andalusí de Madinat Siduna, capital de la Cora de su nombre, restos arqueológicos de la época, así como enterramientos, hay en Doña Blanca.
Lo que queda claro, es que toda esta pequeña sierra es un libro para la historia más antigua de las personas que nos antecedieron en el tiempo, para que no seamos olvidados, no deberíamos olvidar o ignorar esta magnífica herencia, que, por desgracia para nosotros, una y otra vez nuestros representantes, además, los únicos que pueden hacer algo, no miran hacia el magnífico futuro, que la historia y sus restos pueden hacer por esta y otras ciudades.
Como hemos visto, no es poca la presencia humana en la sierra durante estas etapas tan antiguas, conservando muchos restos monumentales que por desgracia hoy, aun en su mayoría no los podemos disfrutar, pero no solo eso, sino que son totalmente desconocidos para investigadores e interesados y turistas. Y si, digo bien, muchos de estos monumentos que se conservan en la Sierra de San Cristóbal, deben excavarse y no solo para la ciencia: la conservación de estos monumentos debemos hacer que los disfruten todas las personas del entorno y visitantes.
[*] Las imágenes 4-6 y esta última, son reconstrucciones con IA que pertenecen a la 2ª edición del libro EL PUERTO GADITANO DE BALBO- El Puerto de Santa María, Cádiz, que estará en librerías en los primeros meses de 2026
