El Puerto despierta entre campanas y claveles blancos

| Texto y fotos: Medina Benítez
El Puerto de Santa María amaneció ayer domingo, con un latir especial, un murmullo de devoción que se extendía desde el colegio de las Hermanas Carmelitas. La Niña María, la tierna imagen que guarda en su mirada la inocencia y la fe de generaciones, regresó a las calles portuenses en una procesión que no se vivía desde 1960, hace 65 años. El sol primaveral, cómplice de la jornada, iluminó un cortejo cargado de emoción, historia y renovación, en el que la memoria y la juventud se dieron la mano para honrar a la Madre de Dios en su advocación más pura.
A las puertas del colegio, epicentro de esta devoción carmelita, el ambiente era una mezcla de expectación y recogimiento. Las campanas repicaban anunciando la salida, mientras los jóvenes costaleros, nerviosos pero decididos, ajustaban sus costales bajo el paso delicadamente adornado. La imagen de la Niña María, lucía un manto blanco bordado con hilos de oro, coronado por una diadema que destellaba con cada rayo de luz. Los claveles blancos y las rosas rosadas, cuidadosamente dispuestos, parecían susurrar oraciones al compás del leve vaivén del paso.
Tres ex alumnas marcaron el paso de toda una generación

El momento cumbre llegó cuando tres ex alumnas del colegio: Angelita Pedregal, Milagros Cárave y Hortensia Renedo, testigos de aquella última procesión de 1960, se acercaron al llamador. Sus manos, marcadas por el tiempo, pero firmes en la fe, dieron la primera orden a los costaleros. El sonido seco del martillo resonó como un eco del pasado, un puente entre las niñas de entonces y los jóvenes de hoy. “--¡Al cielo con Ella!” exclamó una de ellas, con la voz quebrada por la emoción.
Los costaleros, con el corazón en cada músculo, elevaron el paso en un movimiento suave, casi etéreo, mientras la muchedumbre estallaba en un aplauso cálido y prolongado. No había ojos secos en la plaza; la Niña María, tras más de seis décadas, volvía a caminar entre su pueblo.
Itinerario por el casco antiguo
El itinerario, cuidadosamente trazado, recorrió las calles del casco histórico de El Puerto, engalanadas con colgaduras y altares improvisados por los vecinos. Desde la calle Luna hasta la plaza de España, pasando por la ribera del río Guadalete, el cortejo avanzó al son de las marchas procesionales interpretadas por la Agrupación Musical Virgen de la Oliva. Piezas como Mater Mea o Virgen del Carmen Coronada envolvieron la procesión en un halo de solemnidad, mientras los hermanos de la cofradía, con sus túnicas blancas y escapularios carmelitas, portaban cirios que parecían guiar el camino.
De abuelas a nietos: la fe que cruzó generaciones en El Puerto

Las ex alumnas, muchas de ellas ya abuelas, caminaban junto a sus nietos, narrándoles historias de aquellos años 60, cuando la Virgen Niña era un referente de su infancia. Los costaleros, en su mayoría jóvenes formados en el propio colegio, llevaron el peso del paso con una entrega que trascendía lo físico.
Los momentos de mayor intensidad se vivieron en los encuentros con otras imágenes veneradas de la Ciudad. En la plaza de España, los niños de la catequesis ofrecieron una petalada que cubrió el paso de un manto efímero de flores, arrancando vivas entre los presentes. Cada paso, cada chicotá, era testimonio de la devoción que la Virgen Niña despierta en los portuenses.
Del aula a la calle: 218 alumnos para una devoción
Han participado 218 alumnos, de 3 a 18 años, y han intervenido, con representaciones, las hermandades del Carmen, Prendimiento, Borriquita, El Olivo (la imagen donde va la imagen de la Niña María es en el paso del Niño Jesús de Praga de esta cofradía, que ha colaborado estrechamente), Misericordia, Nazareno, Humildad y Soledad. También ha estado la representación del Apostolado de la Oración. La música ha corrido a cargo de la banda Agrupación Musical Santa María de la Esperanza que ensaya en el propio colegio carmelitano.
Claveles, memoria y cantigas en la escalinata de la Basílica
El Coro del Colegio de las Carmelitas ha cantado en la misa y en las escalinatas de la Basílica de la Patrona, interpretando las Cantigas Alfonsíes, siendo dirigido por María de los Ángeles Bernal. Los capataces y contraguías del paso han sido: Jaime García, Carlos Gómez de Requena, Martín Villanueva, Alberto Garrucho. Había mucha gente en la calle. El coordinador del evento ha sido el profesor de las Carmelitas, Fran Sánchez.