Juan Antonio Barcia Ramírez, Antoñito “el Gato” se lo puede usted encontrar por las calles de El Puerto haciendo todo tipo de sonidos animales, industriales y hasta parodias. Especialmente el maullido que le apoda. Viudo de Victoria Moreno Rey, sin hijos, vive con su perrita “Linda” en la calle López Chorro de la Barriada de la Playa. A Antoñito, que dice siempre la verdad, se le entiendo todo. Nació el 27 de octubre de 1940 en la calle Javier de Burgos número 15. Tiene pues 68 años y está felizmente jubilado del mundo de la mar, habiendo sobrevivido a tres naufragios. De chico estudió en los colegios de D. José Gago en la escuela de la calle Larga y en el del Polvorista -donde hizo la primera comunión con su hermano Manolo-, y con Don Teófilo. Antonio se acuerda de los castigos corporales de la época, de los que no era muy partidario y pronto abandonó los estudios. Empezó a trabajar como aprendiz en las Salinas, regando las montañas de sal; ganaba dos reales diarios. Por las noches estudiaba con Don Ginés, con nótula propia en Gente del Puerto- en la Escuelita de la SAFA.
Juan Antonio Barcia Ramírez, Antoñito “el Gato” (“the Cat”) can be found around the streets of El Puerto making all kinds of animal and industrial noises and even parodies. He’s especially famous for the meow he gets his nickname from. The widower of Victoria Moreno Rey, he has no children, and lives with his pet dog “Linda” in calle López Chorro in the area near the beach. Antoñito, who always tells the truth, talks very clearly. He was born on the 27th of October 1940 in number 15, calle Javier de Burgos. He’s therefore 60 years old and is happily retired from the world of the sea, having survived three shipwrecks. As a boy he went to the D. José Gago schools at calle Larga and Plaza del Polvorista, where he did his first communion with his brother Manolo, and he also studied with Mr. Teófilo. Antonio remembers the corporal punishment at that time, which he wasn’t very fond of and he soon left school. He started working as an apprentice in the salt marshes, watering the salt mountains; he earned two reales per day. At night he studied with Mr. Ginés, who has his own article in Gente del Puerto, in the Sagrada Familia School.
Su aventura marinera empieza cuando cumple 18 años y se embarca por primera vez en el “Pepito Pérez”, también estuvo en el “Manolito Jesús”, en “La Rocina” y en el “Ramón y Esperanza” el barco en el que mas tiempo estuvo enrolado, propiedad de Ramón Tur Tur, hasta que lo compra un armador de Sanlúcar apodado “el Lobo”, Manuel Rosa Gallardo. Aquel barco era un arrastrero que hacía turnos de 40 días, tardando 4 en llegar a su caladero y otros tantos en volver a tierra -en medio 32 días faenando sin parar- durmiendo en camarotes infernales. Hasta la muerte de Franco costeaban por Marruecos y luego ya, con las prohibiciones, poniendo rumbo a su destino al menos a 200 millas de la costa. Mas allá de las Canarias, Villacisneros, ... Antoñito afirma que «yo nunca tuvo follón con los moros». (La Lonja en 1970. Foto Colección Antonio Leveque).
La pesca de arrastre esquilmaba bastante los fondos marinos y es algo que se está estudiando en la comunidad europea, a iniciativa ecologista, pues esta técnica es nociva para el ecosistema. El barco, una vez llega a su caladero empieza la faena de calar y chorrar: el barco calaba, es decir depositaba los aparejos en el mar y navegaba tanto al sur como para norte, este u oeste, dependiendo de los cardumen, -banco de peces-, cuatro, seis, ocho horas, doce horas... Cuando el Patrón de Pesca consideraba que lo que habían recogido en el copo era suficiente, arrastrando todo lo que encontraban, iniciaban la faena de chorar y subían al barco los utensilios o aparejos: entre ellos el copo que forma parte de la redes; lo último que suben son las puertas de arrastre que siempre quedaban en la popa de barco. Luego se clasifica el pescado en cubierta, se mete en cajas y para las cámaras frigoríficas. Y vuelta a empezar y así todo el turno. Un agotador trabajo para los curtidos hombres de la mar. 'El Gato' pescaba marrajos con cañas y anzuelos, una especie de ocio en sus actividades en alta mar. Es conocido esta actividad como palangre de fondo. Eso estuvo haciendo durante su vida de marinero “el Gato”. Superviviente de tres naufragios: “La Isla Paloma”, otro de Alicante y un tercero del que no se acuerda: «estas cosas son mejor olvidarlas», afirma entre maullidos y un extraño sonido que se asemeja con fidelidad a un serrucho de carpintero. (Foto superior: La Lonja en 1970. Colección Antonio Leveque).
En la Bahía ha pescado chasca, tapaculos, arañas, temblaeras, chuchas, cazón. En el Moro la gamba, la pota, besugos, breca, lulas. Al sur de Canarias, salmonetes, pulpo... De noche pescaban marrajo. En Canarias se embarcó con Pescanova en el “Montse Jáquive” y anduvo faenando al sur de las islas. Recuerda un dicho de su madre: «Yo se cuando mi hijo sale, pero no cuando vuelve» (Foto: Maqueta de Barco Arrastrero).
Su afición por las imitaciones y las parodias le viene de chico: hace de todo: un gato, una gata en celo, un cochino, el caballo, un serrucho, un trueno, voces de extranjeros, mueve las orejas, suplanta voces, hace la parodia de una mujer pariendo... Si “el Gato” hubiera nacido en estos tiempos, a lo mejor se hubiera especializado y sería una figura del Beatboxing, la habilidad de imitar sonidos con la boca, principalmente caja de ritmos, también considerado como el quiento elemento del hip-hop (los otros cuatros son Rap, Break Dance, Graffiti y Turntablism). Curioso personaje este Gato... con sombrero y botas.