Son ya todas unas veteranas. Este 2011 han cumplido 50 años de vida. Carmela tendrá ya medio siglo y habrá que celebrarlo… con una buena merienda. A diario, sobre las nueve de la mañana Ignacio Fernández Sánchez, el maestro pastelero de la confitería La Merced de El Puerto, en la calle Ganado, muy cerquita del Mercado, sale con la primera bandeja de estos bollos rellenos de crema pastelera y cubiertos de azúcar glass.
Se hacen todos los días, según cuenta su hermano Manolo que se encarga de gerenciar el negocio que además es cafetería. Es un dulce que se encuentra en muchos sitios, con nombres muy diferentes. Se abre por la mitad, como un bocadillo y se rellena con crema pastelera, pero ahí está la clave de la belleza de Carmela, el bollo con nombre de mujer, en su interior. La crema pastelera se hace artesanalmente, nada de polvitos que se mezclan con leche y vamonos que nos vamos. Lo bueno, incluso es mancharse un poquito los labios con el azucar… es señal de que se está disfrutando de verdad.
Uno de los expositores frigoríficos con dulces típicos de El Puerto, arriba al centro, las populares 'Carmelas'.
Se escogen del mostrador porque se ocultan pudorosas detras de un cristal. Los hay incluso que se las piden de dos en dos, por parejas, una cubierta de azucar glass y otra de crema de chocolate, porque Carmela se pone las dos cosas.
Su historia comienza en 1961 cuando su padre, José Fernández Rodríguez, un hostelero de origen gallego muy conocido en El Puerto y que fundó el Bar Jamón, se hizo cargo de esta confitería que tenía un familiar, llamada anteriormente ‘Los Sanluqueños’.
Pepe Fernández Rodríguez, en 'Casa Joselito'.
El padre de Manolo nació hace 85 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Luego vendrían el Bar Jamón y el Restaurante y otros negocios de hostelería, como esta confitería.
Ya entonces --estábamos en 1961-- se elaboraba este dulce aunque con otro nombre de mujer “Manola”, José lo cambio por un nombre mucho más portuense y marinero, Carmela y hasta hoy se ha quedado. La Carmela se vende a 0,85 céntimos y la confitería está abierta todos los días tanto para desayunos como para meriendas.
Manolo, con una bandeja de las populares 'Carmelas'.
APARTADO CIENTÍFICO.
Meriondología (ciencia que estudia la merienda y todos aquellos fenómenos de comé que se desarrollan después de la siesta. Las carmelas también pueden estudiarse dentro de la desayunística. (Textos: Pepe Monforte).