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1.963. PELAYO QUINTERO ATAURI. Arqueólogo.

La tragedia de Don Pelayo.

En mi casa, de toda la vida, ha habido una fotografía de la visita Alfonso XIII a las cuevas-cantera de El Puerto, acompañado de un personaje que siempre me llamó la atención. Era Don Pelayo Quintero Atauri.

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Joaquín Calero Cuenca (2º por la Izquierda), Eduardo Ruiz Golluri, alcalde de la Ciudad, (5º por la Izquierda), el arqueólogo Pelayo Quintero Atauri (con barbas 6º por la Izquierda), Luis Perez Pastor editor de la Revista Portuense (1º por la izquierda abajo), Federico A. Sanchez Pece, secretario del Ayuntamiento (tirado en el suelo con bastón). El de la mano en el pecho junto a Ruiz Golluri puede ser Piodela (corresponsal de la Revista Portuense) A finales de la década de los años 20 del siglo XX. /Identificación de V.G.L.

Pelayo-QuinteroEn mi casa pude leer su Compendio de la Historia de Cádiz y un Catálogo de documentos históricos gaditanos, además de tal o cual artículo sobre arqueología, turismo e historia. Para  mí que Don Pelayo era gaditano. Pero me he enterado que era de Uclés. En estos días se le está festejando en su pueblo natal. Don Pelayo estudió Derecho en Madrid, Dibujo en la Escuela de Bellas Artes y la carrera de Archivero Anticuario Bibliotecario, que después se llamaría Licenciatura en Historia. Mi ignorancia ha sido no saber que Don Pelayo, cuando llega a Cádiz, en 1904,  tenía ya una larga y nutrida trayectoria como arqueólogo e historiador. En Cádiz, es Delegado de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades. Académico de la Real de Bellas Artes, Vocal de la Comisión de Monumentos, Cónsul de Colombia, etc., etc.

En 1880, de forma fortuita, se halló en Cádiz, en Punta de Vaca, el  impresionante sarcófago antropoide, masculino, que indicaba a las claras la presencia fenicia en esta zona. Don Pelayo siempre soñó con encontrar el sarcófago femenino. Porque mantenía que obras de esta importancia eran encargadas por el matrimonio para su muerte. Don Pelayo murió en 1947.

sarcofagofemenino_cadiz

«Quintero Atauri tuvo, en fin, un sueño, pero nunca supo que dormía sobre ese sueño.. Jamás se nos ocurre mirar la tierra que pisamos cada día de nuestra existencia, aunque la mayoría de las veces esa tierra pisoteada es el único tesoro accesible: un lugar insignificante en el universo» /Felipe Benítez Reyes.

En 1980, el 26 de septiembre, en unas obras de excavación para construir unos cimientos, se halló el sarcófago femenino. Pero no en cualquier lugar, sino precisamente donde estuvo la casa de Don Pelayo, en la calle Ruiz de Alda, debajo de donde tenía la cama, donde dormía y soñaba con su Dulcinea gaditana. Esa fue su tragedia. En 1988, en el patio del Palazo Grassi, en la Plaza de San Samuel de Venecia, ante la Dama de Cádiz, allí expuesta, en la exposición I Fenici, oí esta historia trágica de boca de Sabatino Moscati. ¿Qué habría hecho Don Pelayo para merecer esto? No parece sino que alguna flamenca de Cádiz, Rosa La Papera misma,  lo hubiera engafado cantándole aquello de “No te deseo más castigo/ que estés durmiendo con otra/ y estés soñando conmigo”.  /Texto. Luis Suárez Ávila.

 

2 comentarios en “1.963. PELAYO QUINTERO ATAURI. Arqueólogo.

  1. Eduardo Arboleda Ballén

    La traición de Judas - Pelayo Quintero Atauri, sus secretos ocultos: “La Dama de Cádiz” y “La ciudad subterránea de Prado del Rey”
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    Hallándome en la Stockholm Biblioteck, durante el tiempo que era estudiante en esta capital escandinava (Estocolmo- Suecia), fue cuando me topé por primera vez con “Tres versiones de Judas”, el libro de Jorge Luis Borges. La segunda sucedió ahora ya hace unos cuantos años, estando en el Palacio del Márquez de Beniel (Vélez Málaga), curioseando el legado de la filósofa malagueña María Zambrano, dentro de un falso libro encontré un estuche y, en el interior de este unas preciosas cartas de Tarot italianas, las mismas que el celo desproporcionado de la Fundación cultural que lleva el nombre de la ilustre pensadora no da difusión alguna y mas bien se decanta por ocultarlas, desconociendo la Fundación que al Tarot la filósofa se ha acercado por múltiples y diferentes motivos, por ejemplo la simbología y el ritmo que hay en el mismo, sin necesariamente entrar en cuestiones “adivinatorias” que puedan herir los prejuicios soterrados o mojigatos en ojos “impolutos” de algunos investigadores “puristas” y carcamales.

    En aquel momento, acompañando las cartas había una nota de puño y letra, en la cual se podía leer muy bien el título y autor de una obra que recordé un poco después, era la misma anteriormente nombrada aquí de Borges, publicada en el año 1944.

    La tercera vez (siempre hay una tercera), aconteció tan solo hace unos meses ojeando los papeles particulares de Pelayo Quintero Atauri estando en Tarifa, lugar al que había acudido con el propósito de ver, de primera mano, la documentación secreta del arqueólogo dejada en Marruecos durante su estancia en este maravilloso y atractivo país, papeles de los que tan solo tenía yo un tenue y vago conocimiento.
    ?
    Los legajos, apuntes, mapas, planos y dibujos, fueron enseñados tanto a mí como a otras tres o cuatro personas que en el chalet nos encontrábamos por un hombre marroquí culto y elegante con el propósito de su venta. Nos los exhibía bajo la condición de no ser fotografiados, y no poder tomarse ninguna clase de apuntes de los mismos. El precio de salida del trato económico de los papeles de Pelayo Quintero Atauri estaba muy lejos, años luz de mis posibilidades reales económicas, por lo que me dediqué a devorar visualmente todo aquello que tenía delante de mí intentando fijar en la memoria lo mas codiciado, no siendo otro que la “Dama de Cádiz” (sarcófago femenino) y la “Ciudadela subterránea de Prado del Rey” (Cádiz), aunque naturalmente no pude pasar por alto apuntes que bien llamaron mi atención.

    Parece ser, según las notas de Pelayo Quintero Atauri, este tuvo que alejarse precipitadamente de Cádiz por obligación forzada en el año de 1939 a la edad de setenta y dos años, a la ciudad de Tetuán en Marruecos, repartiendo un poco antes parte de su extensa biblioteca en sitios claves culturales de Cádiz, encomendando esta labor a su amanuense. Algunas de las obras de Pelayo Quintero Atauri fueron redireccionadas al Casino Gaditano e igualmente a otros santuarios sociales-culturales de aquel entonces, aunque por ser de carácter prohibidas y censuradas por el régimen político dictatorial, su clasificación de entrada y difusión se prefirió mantenerla oculta entre los fondos de la biblioteca para evitar dolores de cabeza en un mundo de misa, mantilla, rosario y fusilamientos. Muchos de los libros se perdieron por el camino o después de su llegada a destino. Por esta biblioteca, la del Casino Gaditano, debió de andar la obra de Borges, primera edición, beneficio que gozó Pelayo Quintero Atauri por su buena relación con las gentes del otro lado del charco, llegando a ser cónsul o vicecónsul de Colombia en Cádiz.
    ?
    ?No nos extraña que el Casino Gaditano fuera escogido por Pelayo Quintero Atauri, recordemos para el que no lo sabe, este se construyó en el siglo XVIII como residencia del marqués del Pedroso, en cuyo oratorio se veneraba el famoso lienzo de las Dos Trinidades de Murillo, actualmente conservado en la Galería Nacional de Londres. A principios del siglo XIX era residencia de la familia Istúriz, famosa en la vida política de la España decimonónica. A su amparo se reunían los miembros de una de las tantas logias masónica que de siempre han existido y existen en Cádiz.

    En las tertulias, a las que asistía Alcalá Galiano, se fraguó el levantamiento liberal de 1820. Perpetuamente el Casino Gaditano ha sido un sitio neurálgico conspiranoico.
    ?
    En la actualidad algunos de sus masones mas relevantes y socialmente ocultos, siguen la línea del Nuevo Sol, Gobierno Único, Poder Único, Dinero Único, Ejercito Único, con reuniones bienales relacionadas con la Cripta de la Catedral, Grupos de Poder Internacional que visitan Cádiz durante una fecha determinada, en buques de gran lujo con gran discreción y protección, mas buen plato y mantel en una escogida bodega jerezana.

    Los apuntes, anotaciones y dibujos de Pelayo Quintero Atauri tienen muchas luces y sombras.
    ?
    Entre la documentación para la venta, pude ver aquel dónde el arqueólogo hacía alusión al sarcófago femenino que no por casualidad estaba debajo de su casa y, que fue posteriormente sacado a la luz en Septiembre de 1980 en extrañas circunstancias que han dado y siguen dando pie a muchas perspicacias dentro de los gaditanos por lo sucedido con el sarcófago y su interior, durante los dos días que transcurrieron desde su “supuesto” hallazgo y la presentación del mismo con gran bombo y platillos.
    ?
    Las claves de interpretación de este enigma que me corroe y persigue están en las “Tres versiones de Judas” de Jorge Luis Borges. Estamos cerca y a la vez lejos de hallar las respuestas. Mientras tanto pensamos y repensamos que al igual que el Iscariote, el Judas de la Biblia que tuvo que optar por aparecer ante los demás como el símbolo de la traición a sabiendas que era un instrumento consciente para que se realizara el designio Divino de la Crucifixión, Pelayo Quintero Atauri se inclinó por asumir su triste papel:

    Pelayo Quintero Atauri
    de los madriles llegó
    a escarbar en las entrañas,
    de la Gades de Melkart.

    Yo sé que la tengo cerca,
    casi la oigo susurrar,
    más solo hago hallar piedras
    por donde vengo a buscar.

    Y con la Dama de Cádiz,
    con su funerario ajuar,
    esperaba que hallaría
    un filtro de eternidad.

    Yo sé que la tengo cerca,
    casi la oigo susurrar,
    y el fuego de esta certeza
    no me deja de quemar.

    Murió Pelayo Quintero
    y al su casa derribar
    en los cimientos hallaron
    lo que tanto fue a buscar.

    La vida es cruel paradoja
    quien nunca pudo encontrar
    teniéndola tan cerquita
    su propia felicidad.

    Pelayo Quintero Atauri tenía en su poder dibujos del sarcófago y contenido, donde perfectamente aprecié un rico ajuar funerario apropiado al personaje sepultado acompañado de tablillas posiblemente de plomo y cerámica.

    Apasionante fue para mí, tener en mis manos lo que serían dibujos de una ciudadela subterránea en Prado del Rey (Cádiz) que a igual del sarcófago de la “Dama de Cádiz”, Pelayo Quintero Atauri prefirió, por sus razones, no darla a la luz pública renunciando a honores y prestigios que le llevarían en andas a su gloria y reconocimiento internacional.

  2. ENRIQUE GOZALBES CRAVIOTO

    Uno de los principales intelectuales españoles de las primeras décadas del siglo XX fue Pelayo Quintero Atauri (Uclés, Cuenca, 1867- Tetuán, Marruecos, 1946). Su trayectoria intelectual marca las luces y las sombras de la España de la época, que luchaba entre los intentos de modernidad, y los atavismos y el atraso secular. Su propia entidad como universitario marca ya el inicio del cambio respecto a los eruditos aficionados, que dominaban el panorama hasta su época, si bien la formación universitaria en Letras y Humanidades era particularmente deficiente, al fracasar los intentos del gobierno de la Primera República por reformar la enseñanza universitaria, y establecer Facultades de Filosofía y Letras. En ausencia de las mismas, Pelayo Quintero se licenció como "Archivero, Anticuario y Bibliotecario" en la Escuela Diplomática, pues la Facultad de Letras (ya con estudios de Arqueología y de Historia del Arte) tan sólo se creó a comienzos del siglo XX.

    Quintero desarrolló inicialmente una labor importante con sus excavaciones en la ciudad romana de Segóbriga, con subvención privada, con una beca de estudio y de investigación en relación con el IV Centenario del Descubrimiento de América (1892), sobre todo con sus estudios sobre el Monasterio de la Orden de Santiago de Uclés, su pueblo natal del que fue cronista, así como en el estudio de los mosaicos romanos de Itálica. Pero su gran momento, sin duda, se produjo a partir de 1904 cuando llegó destinado a Cádiz como catedrático de "Elementos de Historia del Arte" en la Escuela de Artes y Oficios, Industrias y Bellas Artes. Cádiz pasó desde ese momento a tener una identificación directa con la figura de Pelayo Quintero, y en la misma, producto de su incesante actividad acumuló gran cantidad de cargos y distinciones.

    A partir de ese momento, y hasta su jubilación en 1937, desarrollaría la arqueología gaditana, hasta el punto de que Cádiz se ubicó en primera línea de la arqueología española de la época, destacando sobre todo las excavaciones en la necrópolis prerromana y de la primera época romana. Su práctica y su contacto con otros arqueólogos extranjeros, así como las lecturas, le permitieron evolucionar en los sistemas de trabajo, incorporando la estratigrafía más avanzada de la época, el dibujo, la fotografía y otros elementos después considerados indispensables.

    Pero su aportación no sólo se centró en la arqueología: su larga dirección del Museo de Cádiz condujo a magníficos estudios sobre sus obras de Arte, lo que se unió a otros aspectos diversos. Por ejemplo, en la línea de modernidad, su Historia de Cádiz, con la que intentaba difundir el conocimiento sobre la ciudad, con lecturas de carácter divulgativo, y también su fomento del deporte, y sobre todo del turismo, del que fue responsable provincial ("Delegado Regio"). También fue a partir de 1915 y hasta el final de la guerra civil presidente de la Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz.

    Cuando ya había alcanzado la jubilación, en el año 1939, en circunstancias poco claras, fue remitido al Protectorado español en Marruecos, donde organizó y fue el primer director del Museo Arqueológico de Tetuán. Allí pudo entonces aplicar, sobre todo en las excavaciones de Tamuda (Tetuán), los amplísimos conocimientos de arqueología que había adquirido con la práctica en Cádiz, y fue autor de múltiples publicaciones. Su intensa actividad se vio frenada en 1945 con la enfermedad. Un año más tarde fallecía Pelayo Quintero, cuyos restos descansan en una tumba del cementerio español de Tetuán. Un personaje excepcional cuya memoria debe recuperarse.

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