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queridisimas-abuelasLa historia del Poblado de Colonización de Doña Blanca ha sido rescatada del olvido. El testimonio de sus primeras vecinas sirve para dar mejor a conocer esta zona rural de El Puerto. Estos testimonios, junto a las redacciones y dibujos de alumnos de Infantil y Primaria del Colegio Castillo de Doña Blanca, han sido la materia prima de un interesante libro de Ediciones El Boletín. Su título es “Queridísimas abuelas: mujeres pioneras del Poblado de Doña Blanca”, y Manuela Sánchez su coordinadora.

El libro explica cómo el Poblado de Doña Blanca fue colonizado por agricultores, que en la década de los 50 llegaron a estas tierras tras ser desplazados del área en el que estaban asentados por la instalación de la base militar estadounidense de Rota. Asimismo, “Queridísimas abuelas” ofrece un relato fidedigno de las duras condiciones en las que vivieron los primeros habitantes del Poblado.

Aquel poblado de colonización comenzó a gestarse en 1955 para dar casa y terrenos a las familias perjudicadas por la expropiación de terrenos para la construcción de la Base Aeronaval de Rota. En 1960 contaba con 56 colonos que vivían en habitáculos provisionales. No será hasta 1964 cuando comienzan las obras del actual pueblo; a finales de 1968 los colonos comienzan a vivir en  el nuevo poblamiento; en 1970 la población alcanza los 210 habitantes. La reubicación inicial fue pensada para la finca Manchón de Hierro, cerca del Pinar de Coig, Hijuela de Tiro y Baldíos de Santo Domingo, pero el ayuntamiento, se opuso y se decidió el actual emplazamiento, en las marismas, donde antaño llegaba el mar, siendo unos terrenos fuertemente salinos. Se barajaron varios nombres como Guadalete del Caudillo, La Piedad, siendo finalmente  el de Doña Blanca el elegido, por la cercanía con la torre medieval del siglo XV, que da nombre, también al yacimiento arqueológico.

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Una vista del poblado, al fondo Valdelagrana. /Foto: Ramón Pico Valimaña.

"El Poblado de Doña Blanca se fundó porque el Estado Español firmó unos acuerdos con EE.UU. para construir una base militar en Rota. Pero esas tierras estaban ocupadas por familias de agricultores a los que echaron. A cambio les dieron unas tierras que finalmente se acabaron llamando Poblado de Doña Blanca". De esta manera tan resumida, Andrea, alumna de cuarto de Primaria del colegio Castillo de Doña Blanca, cuenta los inicios de este poblado, construido en plena marisma del Guadalete y que administrativamente depende de la ciudad. Este relato forma parte del libro. En él, los alumnos cuentan diversos aspectos de la vida de los primeros colonos de este asentamiento. Y lo hacen en base a los testimonios de un grupo de mujeres que llegaron al Poblado siendo niñas y que ahora son abuelas. Así, mujeres como Antonia Peña o las hermanas Almagro (Soledad, María y Petra) no dudaron hace dos años en sentarse ante los pequeños para responder a sus preguntas, que se centraron en aspectos de la vida cotidiana como dónde dormían, qué comían o a qué jugaban.

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Antonia Peña y las hermanas Almagro (Soledad, María y Petra) con el libro que ha editado el colegio Castillo de Doña Blanca.

En el libro, hay un primer apartado donde aparecen los trabajos de los más pequeños. Son dibujos acompañados de pequeñas frases realizados por los alumnos del ciclo de Infantil y de los dos primeros cursos de Primaria donde se recrean escenas habituales de aquellos años en el Poblado. La vida en los barracones, la ausencia de cuartos de baño o juegos tan tradicionales como la comba son estampas que sorprendieron mucho a estos niños, según explica Manuela Sánchez, coordinadora de este libro.

Mientras, en la segunda parte se encuentran las redacciones escritas por los alumnos de tercero a sexto de Primaria del colegio. Algunos inician su composición como si de un cuento se tratara. Tal es el caso de María del Mar, de cuarto de Primaria, que empieza así en suyo: "Hace mucho tiempo, vivían tres abuelas que vivían en los barracones. Se bañaban en un barreño, calentaban el agua al sol y nada más que tenían un vestido para ponerse". Mientras, otros no dudan, incluso, en cuestionar la decisión política que provocó la construcción del poblado. Tal es el caso de Celia, de sexto de Primaria, que escribe: "Antes en el Poblado no había nada, todo era marisma. Les quitaron sus viviendas en Rota y les dieron estas tierras y, aunque aquí no había nada, no se les ocurrió denunciar la situación". Y también hay quien hace una reflexión sobre la vida de entonces y de ahora. "Esta vida fue muy dura, durísima, fue un periodo que nunca hubieran imaginado ni yo ni mis compañeros. Nosotros comemos muy bien, sin embargo ellos comían potajes, trigos, etc...". El libro concluye con un apéndice escrito por Juan Blanco Rodríguez que hace un repaso por los inicios del Poblado de Doña Blanca, una actuación promovida por el entonces existente Instituto Nacional de Colonización.

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Vista aérea del poblado de colonización. /Foto: Google.

Pero la publicación no deja de tener su vertiente didáctica y reivindicativa. Manuela Sánchez lo explica. "Los niños han podido ver que las mujeres han ido ganando poco a poco una parcelita en sus derechos". En él se retrata la vida de aquellas mujeres que a finales de la década de los 50 llegaron a unos terrenos con unas condiciones que no eran la más idóneas para una explotación agrícola por su elevada salinidad. A día de hoy, estas tierras son más fértiles que entonces pero ahora son pocos los que quieren dedicarse a una actividad tan dura como es la agricultura.

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