Allí estaban en el muelle los hermanos Vélez remendando las artes, José Manuel, Juani, Fermin, Gabriel, cada uno por un lado y todos bajo la mirada atenta y maestra de Manolo, el padre de todos ellos, mi tío Manolo el Vélez, bien reconocido y valorado en estas lides.
Las gallinas inglesas, pequeñas ellas, andurreaban de un sitio para otro picoteando en las redes para llevarse los pequeños restos ya seco que estaban aún incrustados. En un lateral aquellos polleros repletos de grandes y vacilones pollos de pelea de pechuga roja que como el mejor de los boxeadores mostraban sus grandes y afilados pullones, bien cuidados y protegidos por una especie de dedales y preparados para la lucha en los mejores reñieros.
Tras mi recorrido de un lado para otro charlando un poco con cada uno de ellos, venía lo mejor, colarnos en el cuarto de las redes que a modo de roetes estaban allí ya reparados y que nos tirabamos de arriba como el que se tira al agua, haciendo nuestras peleíllas y correteando por allí arriba como gatos en el tejado, eso si no perseguíamos a los gatos que por allí habitaban. El cuarto de la calle Cadenas, en la esquina de la avenida de la Bajamar era el mejón.
También hay que decirlo, nos llevábamos alguna que otra vez, más que menos, pescado que había por allí en uno de esos cubos negros de goma y que procedían de la parte correspondiente a ellos cuando llegaban sus barcos, sus armadores......
En las cuatro fotografías, de arriba a abajo, podemos ver a Juani, Manolo y Fermín, José Manuel y por último a Gabriel, de la saga de los Vélez.
El muelle no es lo que era, hoy solo hay recuerdos, y conserva en el aire muchas horas de curro y dedicación de todos ellos, lo que se suele decir casi media vida, son todos ellos como decía Alberti, Marineros en Tierra, y de eso sabía una jartá. /Texto y fotos: Manuel Cruz Vélez.
Que orgullo pertenecer a esa familia y sobre todo orgullosa de mi padre que como bien dices en el texto tuvo en su padre,mi abuelo Manolo un gran maestro cuyos valores posteriormente nos traspaso a sus hijos,una pena haber perdido esa herencia por culpa de la desaparición practicamente de ese gran trabajo artesanal.