Días pasados mi amigo y compañero en la SAFA, Miguel Ángel Berciano Sanz, me recordaba los célebres escaladores que no tenían ninguna dificultad en escalar los ladrillos de la Plaza de Toros y entrar por cualquier de sus ventanales a presenciar gratis las corridas. Estas escenas las vivimos en nuestra infancia cada vez que había corrida de toros. Entre los que trepaban con gran habilidad recuerdo a Manuel Sánchez Guardiola, ‘Chato’ Guardiola, sin duda, el mejor. No le iban a la zaga Antonio Gallardo Sánchez, ‘Caragato’ o Juan Antonio Barcia 'el Gato', ambos marineros de profesión. /Foto: Monclova.
Tanto el ‘Chato’ como ‘Caragato’, debido a su rapidez, esquivaban todos los obstáculos, incluidos acomodadores y personal de vigilancia de la plaza y esperaban a otros compañeros, tendiéndole una mano y facilitándoles la subida al primer piso. Antonio Gallardo Sánchez ‘Caragato’ sufrió una caída a finales de los años ochenta del siglo pasado escalando la Plaza, lo que le provocó una grave lesión permaneciendo en silla de ruedas, hasta su fallecimiento, dos años después. Juan Antonio Barcia Ramirez, alias 'El Gato' (ver nótula 191 en Gente del Puerto) que fue otro de los es escaladores. Algún gatazo que dió. Falleció hace unos años de muerte natural, nada que ver con caída desde el primer piso de la Plaza Real que hubo algunas, pero tenía siete vida...
El hecho de que siempre utilizaban el mismo sitio para su escalada, parte izquierda de la corraleta, era para evitar a los guardias y a la policía armada, zona que no divisaban desde taquillas o puerta principal.
Fotografía de Las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, SAFA. En un primer plano vista de los dos patios antiguos de recreo. Al fondo se puede ver la corraleta y los ventanales de la Plaza de Toros, en los años sesenta del siglo pasado, por donde escalaban los ‘atletas’ de nuestra infancia. Colección de Antiguos Alumnos de SAFA.
Otra forma de colarse en la plaza era por la corraleta, después tiraban cabos de barco, los amarraban a uno de los pilares de los ventanales y subían descalzos con los zapatos amarrados al cuello, era el caso de ‘Pichiti’.
La chavalería que allí nos dábamos cita, aplaudíamos el asombroso espectáculo, hasta el extremo de pasar desapercibida la entrada de los toreos a la plaza. Me comenta mi amigo Miguel Ángel Berciano que cuando pasa hoy por la plaza y ve la altura y la dificultad de subir al primer piso, piensa que aquellos escaladores de nuestra infancia eran unos grandes atletas. /Texto: Antonio Carbonell.
Recuerdo, a los Figueroas, al Gato, a mi gran amigo El Churrete, y otros que no sé sus nombres por la edad que tenía en aquellos tiempos. De todas formas, muchas gracias Antonio por mencionarme en tu artículo, no me creó merecedor de este detalle.
Mi tío solía hacerlo en la corrida varias veces se salia para beber se llamaba el Cocoroco y fue tonelero
......que recuerdos¡¡¡¡....el gato, casi siempre, una vez arriba, volvía abajo, se tomaba media "chica" y, arriba otra vez; enhorabuena a Berciano (y al bueno de Antonio Carbonell) por algo que siempre llevaremos en nuestra memoria, ahh, que bonito ver al fondo, el entrañable "colegito".