Entre las últimas casas de la calle Larga y el monasterio de la Victoria, mediado el siglo XVIII, existían huertas y olivares, excepción hecha de la casa de campo labrada por Tomás Ryan, la casa número 7 actual de calle Larga. Estas huertas, situadas alrededor del convento franciscano, entre las que serpenteaba el camino Real antes de cruzar el río Guadalete, se denominaban “Primera”, “Segunda”, “Tercera”, “Cuarta” y “Quinta”. Correspondían a los diversos apartados o parcelas en que los frailes Mínimos dividieron sus amplias posesiones monacales para su arrendamiento, primero, y su posterior venta, después.
| Plano de El Puerto de 1730. La letra M (+) es el Convento del Espíritu Santo. La Letra Ñ (+) es el Monasterio de la Victoria. Las letras (p) y (q) son registros de agua. (Poster Plano editado por la Delegación Municipal de Turismo. Año 2001.
Comenzaban a numerarse a partir de las parcelas situadas a la izquierda del convento, donde está la estación de Renfe, el antiguo matadero y un tramo de la antigua carretera N-IV, ubicándose en esa amplia zona las denominadas “Primera” y “Segunda”. La “Tercera”, bastante más pequeña que las dos anteriores, ocupaba el resto libre de la manzana que delimitan las calles Albareda, Pozos Dulces, Avda. de la Estación y Espíritu Santo, esta última en la que se ubica el convento y la iglesia de esta orden religiosa. Se distinguía de las otras dos porque tenía una casa-habitación en el mismo lugar donde está actualmente una tienda de objetos y muebles orientales.
La “Cuarta” era la huerta más extensa en esa fecha, aunque poco después se fraccionaría entre varios propietarios. Su extensión, aproximadamente, ocupaba todo el perímetro de la manzana formada por las calles Larga, Avenida de la Estación, Albareda y Espíritu Santo, excepto la casa de campo citada de Ryan y una franja, aledaña a la calle Espíritu Santo, edificada de grandes casonas que alojaban a numerosos vecinos, denominadas “Casas de las Ánimas”. Señalaban o constituían el límite, o el comienzo, según se mire, del casco urbano en aquella zona.
| Copia de un supuesto plano de El Puerto de 1787. Si bien en dicho plano, en su conjunto, aparecen inexactitudes para la fecha, mostramos aquí la zona del Paseo de la Victoria ya con arbolado, paseos y fuente, todo ello junto al Monasterio de la Victoria, antes de que la carretera Nacional IV amputara parte de su recorrido. | Copia propiedad de F.G.G.
Y la “Quinta”, de un tamaño intermedio, respecto a las otras cuatro, formaba una parcela de forma triangular entre el actual instituto de Enseñanza Media y el pórtico de la iglesia monacal, lindando con la huerta propia de la comunidad religiosa, situada en el costado del convento que en la actualidad es parte de la Barriada Alcalde Melgarejo Osborne.
| Ermita de los Caminantes. Óleo sobre tabla. 50×70 cms. Anónimo. Donado por Valerio Marín a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia.
En este mismo entorno pero sin ninguna relación --excepto la geográfica-- con las propiedades monacales, había otro huerto, “situado a linde de las últimas casas de las calles de Cielo y Rosa, por cuya parte, en continuación de la calle, sigue una hijuela corta que remata en el callejón que llaman de los jazmines…” Así es como se describe este lugar en cuyo entorno pensamos estuviese el espacio elegido en la última década del siglo citado para aclimatar las plantas “vivas” y originarias de Perú, Chile, Colombia, México… que, en diversas expediciones traían los “brujos yerbateros” como les llamaban los nativos a los científicos encargados por Su Majestad el Rey Carlos III de recoger muestras botánicas para su estudio y cultivo en Real Jardín Botánico de Madrid.
Tenemos la certeza de la existencia de un denominado “jardín botánico” en el entorno del Monasterio de la Victoria, inclinándonos por la zona que hemos referido, que Carlos Ferrándiz Araujo, autor del libro “Real Jardín Botánico de Cartagena” lo califica, como así creemos que fue, de un vivero donde se recepcionaban y aclimataban inicialmente todas las plantas ultramarinas que posteriormente se enviaban al jardín botánico madrileño. De él se ocupaban dos corresponsales del Jardín Botánico de Madrid en Cádiz llamados Pedro Gutiérrez Rodríguez y Pedro Gutiérrez Troncoso, bajo la supervisión de Casimiro Gómez, botánico, médico, farmacéutico y también poeta.
| Hito en memoria de Casimiro Gómez, en su pueblo natal, Añover de Tajo (Toledo).
Las noticias más antiguas que hemos podido localizar de la existencia de este vivero-jardín botánico en El Puerto las encontré en un libelo titulado “Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa” de hace 230 años, pues tiene fecha del 31 de agosto de 1789.
De su página 13, reproduzco el texto inserto: “Los Señores Don Hipólito Ruiz, Don José Pavón y Don Isidoro Gálvez han llegado de Perú, adonde pasaron en 1777 con Mr. Dombey y han traído inmensas colecciones de todos los ramos de historia natural… tienen un gran número de plantas, y la descripción de dos mil, la mayor parte desconocidas. Además han hecho un jardín botánico en las inmediaciones de Cádiz, en El Puerto de Santa María, para las plantas que piden un clima caliente, y que no vegetarían en Madrid“
| Agave y Euphorbia
Se refiere a la expedición botánica al Virreinato de Perú que duró diez años (1778-1788) recogiendo muestras en Perú y Ecuador, incluidos los Andes y la Amazonia dirigida por los botánicos citados, discípulos de Casimiro Gómez Ortega, a los que acompañaban los dibujantes Gálvez y José Brunete. Trajeron, aparte numerosas plantas vivas, 3.000 vegetales desecados y cerca de 2.500 dibujos a tamaño natural e iluminados que fueron depositados en el Jardín Botánico y en el Gabinete de Historia Natural de Madrid.
| Semillas de Pullipuntu, Phytelaphaasmacrocarpa, colectada en Perú, 1785. Real Expedición Botánica al Virreinato de Perú. Herbario del Real Jardín Botánico, CSIC MA-Carpo, nº 100134.
Otras expediciones, aparte la citada, por la que se creó en 1790 el vivero-jardín botánico, también se acogerían plantas de la Real Expedición Botánica del Virreinato de Nueva Granada (Colombia) de Mutis y Caldas, que finalizó en 1808 y posiblemente la de Malaspina, de 1794, todas ellas con la finalización y traslado de las plantas recolectadas, una vez aclimatadas, al Jardín Botánico de Madrid.
| Fuente del Jardín Botánico Hotel Duques de Medinaceli. | Foto: Inventarios Botánicos.
Casi simultáneamente a la creación del vivero-jardín portuense Gómez Ortega, con el consentimiento y autorización real comunicaba al marqués de Valdecarzana, Judas Tadeo Fernández de Miranda, su Sumiller de Corps que “el herbario de las plantas nuevas y raras conocidas por los botánicos de Nueva España en las inmediaciones de México pasaran al Real Jardín Botánico para que se custodiara y cuidara con conocimiento botánico, no se apolillara y se conservara hasta la vuelta de los miembros de la expedición a España”
| Chorisia. Silk floss tree. Chorisia speciosa. Procedencia: Sudamérica | Hotel Duques de Medinaceli. | Foto: Inventarios Botánicos.
| Azufaifo Jujube. Ziziphus jujuba. Prodecendia Sudeste Asiático.| Hotel Duques de Medinaceli. | Foto: Inventarios Botánicos.
Manuscritos, dibujos y parte de los ejemplares de herbario recolectados por Sessé y Morciño se enviaron en varias remesas a España mientras la expedición continuaba sus trabajos en México. Recibidos en diversos lugares, “Gómez Ortega se encargó por aquella época del establecimiento de un Jardín de aclimatación en El Puerto de Santa María para depositar las plantas vivas procedentes de América, a fin de prevenir su desaparición si no llegaban en época o condiciones apropiadas para soportar el traslado hasta Madrid, principal destino que fue el Real Jardín Botánico, donde se fueron recibiendo semillas que les enviaba Sessé y sus colaboradores.
| Jardín Botánico de noche. | Hotel Duques de Medinaceli.
Julián Heredia, botánico portuense
Voy a cerras esta colaboración con un dato, o noticia, que no creo pueda tener cabida en otras futuras y sí en esta, en la que encaja perfectamente con esta temática. Se trata de reivindicar la figura de un portuense de aquella época, un boticario llamado Julián Heredia, notable por sus estudios botánicos y conocedor muy aventajado de las Algas españolas.
Según Miguel Colmeiro, en su obra “La botánica y los botánicos de la península Hispano-Lusitana”, fue de los primeros que trató de ilustrar por escrito sobre este tema, incluso con anterioridad a Simón de Rojas Clemente, considerado el mejor y más completo estudioso sobre las algas, con el que entablaría una buena amistad . Es posible que en los archivos del Real Jardín Botánico aún se conserve un catálogo que confeccionó el farmacéutico portuense, al que tituló: “Plantas cogidas en las inmediaciones del Puerto de Santa María, en principios del siglo actual”. Y se refería al siglo XIX. | Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. | A.C. Puertoguía.
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Bibliografía:
- VILARIÑO, MALLO, Laura. “Expedición botánica al Virreinato de Perú
- CALLEJA, María del Carmen. “La farmacia en la ilustración”
- VILLEGAS VERGARA, Ignacio, y otros autores. “El dibujo en Chile (1797-1991): Variaciones Epistemológicas, aplicaciones…
- SESSÉ, Martín y otros. “Exploración botánica de las islas de Barlovento: Cuba y Puerto Rico
- GUTIÉRREZ RUIZ, Antonio. “La quinta de Terry”
Alrededor de la casa palacio del Hotel Duques de Medinaceli verdea un jardín botánico heredero de esa época con media hectárea de nogales, araucarias, cactus, palmeras y parterres escalonados en dos niveles. Un pulmón verde que invita a vagar entre sus fuentes, estatuas, bancos y escaleras, dejando huella en sus cuidadísimos caminos de albero o aliviándose en los calurosos días de verano a la sombra de sus exóticas especies importadas de América.
Hay que felicitar al investigador D. Antonio Gutiérrez Ruiz por este trabajo. Creo que es la primera vez que se publica, con datos, la existencia de un Jardín Botánico para Aclimatación de plantas procedentes de Ultramar, establecido en el Puerto de Santa María, antes incluso que los de Sanlúcar, de Barrameda, Sevilla y Málaga, que son posteriores. Y como son dos cosas distintas, pero con un origen común, agradecer a los propietarios anteriores del actual Hotel Duques de Medinaceli, (a los que cita Fátima Ruiz Lassaletta) su trabajo por crear el jardín que ha llegado a nuestros días y que hoy, con tanto mimo cuidan los gestores de dicho alojamiento de cinco estrellas, todo un recuerdo del pasado esplendor de esta Muy Noble y Muy Leal ciudad.
Pues claro q muchos mayores lo sabemos...de Patrocinio Bucet madre de Santiago Terry Bucet fue bajo el nombre de El Huerto de los jazmines; y de su hijo Fernando Terry Gil de Leon. Luego paso a Ruiz (Gulluri) y luego a Fernando, Teresa y Carolina Terry Carrera - mi bisabuela y madrina- por fin lo recuperan y ponen en su mayor esplendor Fernando A.de Terry e Isabel Merello e hijos hasta 1980 aproximadamente...??
Interesante artículo.
Veré si el catálogo que se cita al final lo tienen localizado en los fondos del RJB.
Un saludo