El escritor y periodista Javier Martínez Reverte, que firmaba sus obras con su segundo apellido, fallecía el pasado sábado 31 de octubre en Madrid a los 76 años. En su novela ‘El Tiempo de los héroes’ (2013), dibujaba la vida del portuense Juan Guilloto León, el único miliciano que alcanzó el generalato. La escribió como una epopeya, como una novela épica, como las clásicas: consideraba a Guilloto un héroe. Y construye, en el primer capítulo, una sabrosa conversación entre Rafael Alberti y Modesto, con constantes referencias a El Puerto de Santa María. | En la imagen, Javier Reverte, en su visita a El Puerto, delante de la Plaza de Toros con el libro sobre el General Modesto.
Reverte lo hizo, y nos metía en las trincheras enfangadas, nos ponía al alcance de las ametralladoras nacionales del cerro de Garabitas, nos ponía la bayoneta en el costado, hacía que nos martirizaran los piojos, nos recordaba lo que fue aquella Madrid, capital del dolor, no se olvidaba de aquellos brigadistas que recorrieron medio mundo para luchar por una causa que creían justa, y nos metía hasta la cintura en el lodo de todas aquellas terribles escabechinas y escaseces de lo que es de verdad un campo de batalla, a palo seco, sin banderas y sin himnos, la muerte, sí, a palo seco.
«Hay hombres que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles», escribió Bertolt Brecht. E imprescindible fue para el ejército republicano Juan Guilloto León, un tipo cuajado y forjado en acero, nacido en El Puerto de Santa María el 24 de septiembre de 1906.
Juan Guilloto, un apellido italiano bastante habitual en la bahía de Cádiz, tan italiano (y tan comunista) como el de Alberti, del que Guilloto fue camarada y buen amigo. Pero a Guilloto la Historia, y sobre todo sus soldados y correligionarios, le dieron otro nombre, Juan Modesto, o ya al final de la guerra un sencillo y discreto General Modesto, graduación que nunca alcanzaría otro soldado republicano nacido y curtido en las milicias populares.
Militar audaz
Valiente, decidido, militar audaz y sagaz estratega (él planeó la ofensiva republicana –y luego retirada– de la Batalla del Ebro), al que Azaña consideraba «el único oficial miliciano que sabe leer un mapa», viril, ligón y mujeriego, al que nunca se le negó cantar bien por bulerías, uno de los fundadores del Quinto Regimiento, siempre enfrentado con Líster, y varias veces a punto de liarse a tiros con El Campesino, Modesto (mitificado entre los suyos tras sus esfuerzos en la defensa de Madrid, en los combates del Guadarrama, en el Jarama, en Brunete, en Belchite) más amigo del combate que de la política (y de los obreros de mono con raya) es el protagonista principalísimo de “El tiempo de los héroes” (2013. Plaza y Janés), la vuelta a la novela de Javier Reverte , que por fin se decidía a abordar una cuestión, la Guerra Civil, que siempre había querido tratar pero que hasta conocer a Modesto nunca pudo escribir en la clave en la que quería, como confirmaba el escritor: «Quería hacerlo como una epopeya, como una novela épica, como las clásicas».
| Modesto, entonces teniente coronel, durante la batalla de Brunete, en julio de 1937
Portuense, como Alberti
Con Javier Reverte y con Modesto viajamos a El Puerto de Santa María, tierra natal del general, un hombre que, según el escritor «hoy está casi olvidado, porque después de la guerra, prácticamente desapareció, porque nunca le interesó la política. No era como Líster, un tipo muy cruel, ni como El Campesino, un auténtico delincuente. Modesto era un hombre de acción, que se pasó toda la contienda en primera línea en el frente».
Recorremos este bellísimo pueblo gaditano y los lugares donde Modesto se hizo hombre: su humilde casa natal, la farmacia Viqueira y las bodegas Osborne, lugares donde trabajara, y también el colegio jesuita de San Luis Gonzaga, donde Modesto estudió y conoció a Alberti, aunque el poeta era cuatro años mayor.
| El escritor Reverte y el general Modesto.
Aquí creció el miliciano general, entre estas bellas calles de casas encaladas se hizo sindicalista, y luego en uno de los primeros miembros del Partido Comunista de España de la zona. Los jefes del partido pronto vieron sus dotes de mando y le mandaron a Moscú para que se formara en la Academia Frunze del Ejército Rojo. De vuelta a España, organiza las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, el grupo paramilitar comunista, y él fue uno de los primeros en llegar con su gente al sublevado Cuartel de la Montaña, donde según cuenta la novela de Reverte intentó frenar la carnicería y los asesinatos de sus ocupantes.
En el último avión
De allí a fundar el Quinto Regimiento y luego al frente durante tres años para participar en todas las acciones decisivas de la guerra hasta lograr el generalato apenas un mes antes de finalizar la guerra. Escapó de España en el último avión («siempre le gustaba ser el último», decía Reverte) que despegó de Elda camino del exilio.
Tras muchas penalidades, llegó finalmente a la Unión Soviética y otra vez a la academia Frunze. Conservó su rango (al igual que sus camaradas) pero Stalin inexplicablemente nunca quiso que los oficiales comunistas españoles participaran directamente en la guerra (solo fueron asesores) y también increíblemente la mayoría de estos españoles escaparon a las demoniacas purgas estalinianas.
Modesto pasaría sus últimos días en Praga, en cuya Primavera de 1968 participó activamente. Alejado de la política aunque siempre participativo cuando el Partido lo necesitaba y requería sus votos o su opinión. Se cuenta que en la capital checa entretenía muchas de sus horas escuchando los Andaluces de Jaén cantados por Paco Ibáñez. Caía la nieve sobre Praga, y allí, aquellos andaluces, bajo cero, como Modesto, pero unidos al agua pura y a los planetas unidos. | Texto: Manuel de la Fuente.
Finalizada la guerra, Modesto siguió militando en el PCE pero resultaría derrotado en las luchas internas entre las distintas facciones del Partido Comunista de España para hacerse con el control del mismo, retirándose después a Praga (capital de Checoslovaquia). Allí se encontraba cuando le sorprendieron los sucesos de la llamada Primavera de Praga de 1968, una ola de cambios democráticos y liberales del rígido sistema comunista en Checoslovaquia.
Los soviéticos temían que estos cambios supusieran un debilitamiento del sistema comunista en la Europa Oriental, el conocido como Pacto de Varsovia, por lo que tropas de los países comunistas invadieron el país para frenar el proceso y asegurarse de la permanencia checoslovaca en el Bloque oriental.
Al igual que muchos checoslovacos, Modesto se opuso a la entrada de los tanques soviéticos en Praga. Al año siguiente escribió sus memorias "Soy del Quinto Regimiento", publicadas en París, aunque ese año también coincidió su muerte.
Hay muchas inexactitudes. P.ej: no fue el único general de milicias. Lister tb lo fue. Jamás se alejó de la política. Fue miembro del CC del PCE hasta su muerte y responsable del grupo del Partido en Praga durante los últimos años de su vida.