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4.525. La viñeta de @elDescosido. Un muerto que no sangra

A principios de este septiembre pasado, saltaban a las noticias la finalización de las obras de la rotonda de Puerto Norte. Una obra en El Puerto de Santa María y acabada en plazo, como para que no saltará a los medios. Una maravilla que, en palabras de nuestro alcalde “no le ha costado ni un céntimo de euro a los portuenses”, gracias a la colaboración público privada. La rotonda se vendía como una “estampa marinera” que daba la bienvenida a nuestra Ciudad.

Me van a disculpar, pero yo es que la estampa marinera la tengo mirando la lonja del Río Guadalete y en la playa de La Puntilla; no en ninguna rotonda de cemento, por muy bonita que esta sea. De todas formas sobre papel hay que ser románticos e idealistas, porque a ver quién vende si no es así el asunto de Puerto Norte. Aún así, no seré yo quien dude de la buena fe y el detalle de Grupo Q de crear tan maravillosa estampa marinera dando la bienvenida a los foráneos allende la rotonda de los toros; sin cobrarnos un euro a los contribuyentes. Vaya detallazo.

Lo que no tengo tan claro es si el grupo lo ha hecho por amor desinteresado a esta nuestra tierra o como agradecimiento a un pueblo que mira para otro lado cuando le van a quitar parte de su patrimonio natural.

Y es que, si ellos nos ponen una rotonda, nosotros --con el beneplácito de nuestros políticos pasados y presentes-- les hemos “dado” uno de los mejores bosques de la bahía de Cádiz --140.000 metros cuadrados, para ser exactos-- donde habitan unas 200 especies entre flora y fauna. Por si fuera poco, también llevan en el paquete, con esos terrenos, un tramo --260 metros aproximadamente-- de nuestro acueducto subterráneo de La Piedad del siglo XVII, del que, con suerte, sacarán cuatro piedras y la expondrán junto a la urbanización para que nos sintamos orgullosos de nuestra historia al pasear por la zona.

Yo no sé, pero creo que en la transacción --coincidirán conmigo, espero-- los portuenses salimos perdiendo. Al menos en lo que a patrimonio se refiere. No nos ha costado un euro la rotonda, pero como no espabilemos nos va a costar historia, naturaleza e identidad. Entiendan la simbología, por favor. De hecho, nos está costando, porque los tramites siguen adelante.

Frente a esta sin razón, hay una plataforma de ciudadanos, creada por Juan Carlos Neva, llamada “Salvemos Rancho Linares”.

Este biólogo ha creado un grupo en Facebook en el que se explica el atropello que supone esto para el patrimonio natural e histórico portuense. Es un movimiento para frenar el proyecto especulativo e informar sobre qué es Rancho Linares y por qué todos los portuenses deberíamos de salir en tromba a decir no al ladrillo en esa zona. Además, ha promovido una recogida de firmas en Change.org para presentarlas al alcalde y a la concejala responsable en la actualidad del asunto.

Necesitan, como mínimo, mil firmas: ¿Qué son mil firmas para una ciudad de 90.000 habitantes? Es mucho y supone muy poco. En esas mil firmas – como mínimo- va mucha de nuestra dignidad e historia o de nuestra vergüenza e indiferencia, dependiendo del resultado de la iniciativa.

La propuesta está activa en el siguiente enlace: http://chng.it/rS26WZbK7n

El gran problema de todo esto es que, además, este desvalijo es totalmente legal. Un ejemplo de que no siempre la legalidad es sinónimo de moralidad, ética y conciencia.

Por ello es tan necesario que se recojan las firmas y que se escuche la voz de los que no queremos más recursos naturales perdidos para el recreo económico de una minoría. Que no habrá sangre, pero que el homicidio estará hecho y, además, los espectadores --escopeta en mano-- nos daremos, al mismo tiempo, un tiro en el pie. Nos van a talar los árboles para que unos pocos puedan ver el bosque y otros, menos, puedan ver el dinero correr.

Deberíamos plantearnos si a los portuenses, como pueblo, nos compensan las manzanas envenenadas de quién nos quiere por interés o, por el contrario, exigir la correcta y eficiente gestión y adecuación de espacios como el Rancho Linares y los Pozos de la piedad. Se habla de patrimonio y de lo mucho que tenemos los portuenses, pero no se habla de movilizarnos para defenderlo.

Los crímenes se llevan a cabo por acción y por omisión, así que no seamos cómplices de nuestra vergüenza. La labor encomiable de Juan Carlos Neva y el movimiento “Salvemos Rancho Linares” al frente de la defensa de este paraje no servirá de nada sin el respaldo de la ciudadanía. Ya en 2009 Juan Clavero enarboló la misma bandera. Os recomiendo visitar la nótula de Gente de El Puerto sobre el tema (4.508) para ampliar información y que os asoméis a los grupos y publicaciones sobre el asunto en Facebook.

Para finaliza os diré que, bajo mi punto de vista, el colmo de este despropósito medioambiental es vendernos la urbanización como la reinvención para nuestra Ciudad.

Por supuesto, --disculpen, pero me hierve la sangre-- ni que decir tiene que la reinvención de El Puerto es otra cosa. El Puerto y todo lo portuense da para mucho, muchísimo más. Ignorantes nosotros si pensamos que no es así.

Qué poquito hay que saber, querer, entender y valorar a esta bendita Ciudad para que nos cuenten que Puerto Norte va a reinventarla y pretender que nos lo creamos. Yo creo que es un eslogan poco acertado, la verdad.

Igual de desacertada es otra de las citas encontradas en la web del promotor, aquella que asevera: una urbanización “enclavada en un pulmón verde”. No queridos, enclavada no: clavada, clavada en uno de nuestros pulmones verdes.

Por eso a ustedes no les duele, porque el pulmón es nuestro. El Puerto de Santa María, nuestra Ciudad y su patrimonio natural da para mucho más ¿y nosotros, sus habitantes?

No perdamos la perspectiva, vaya a ser que luego, una vez todo urbanizado y en una terracita de unos pocos metros cuadrados, nos vanagloriemos de que tenemos un huertito urbano y dos geranios bien colgados… | Texto y viñeta: Alberto Castrelo González 

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